Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

lunes, 29 de octubre de 2007

1989

Daniel R Scott*



A mis ex-compañeros del Pedagógico de Maracay, a la matrícula 86 I, a los que no he vuelto a ver, a los que sé profesionales de verdad.
Mientras la violencia se deja sentir con rigor en los recintos universitarios y en las calles, nosotros (dos vidas solitarias) sentados el uno frente al otro en un café, conversamos tranquilos, acercando sin saberlo cada vez más nuestros corazones... En medio de una tempestad de gente confundida y violenta, brota la palabra cariñosa del labio enamorado...En el asfalto de este 27 de Febrero, humeando sobre las calles, desorden de cristales rotos y neumáticos humeantes, pero sobre todo eso dos vidas que caminan y pasean, ajenas a la crisis que agita al país... De vuelta a la realidad: Toque de queda, destrucción y muerte. En las calles soldados armados y tanquetas en ininterrumpido patrullar, pero sobre todo ese caos un pensamiento que flota con dulzura, recordándola en medio de la violencia...
II
Eres tú, luz de la aurora
tu nombre irradia la luz
que ilumina los contornos
de mi pobre corazón
Eres tú, dulce melodía
tu nombre emite el sonido
que mi corazón desea escuchar
y mis sentimientos palpar
Eres tú
luz de la aurora
dulce melodía
III
Desde las seis de la tarde estamos recogidos dentro de la casa, en solidaridad con las gallinas. El gobierno suspendió las garantías. Toque de queda. El silencio y la noche que se nos viene encima es tan pesado que hiere y oprime al oído. A ratos se oye el lento transitar de las tanquetas de la Guardia Nacional. Mi hermano, medio ebrio e indignado, se asoma a la calle y lanza a unos guardias el tipo de silbido que se le hace a la mujer de figura voluptuosa. Yo le empujo de vuelta dentro de la casa y le digo cálmate, no abuses, mira que la vida no vale nada, "¿no ves que si esta gente quiere pueden entrar y hacer con nosotros lo que les venga en gana?", que se tranquilizara, por favor hermano. Pero yo no veo la necesidad de un toque de queda en un pueblo que no refleja nunca los cambios y conflictos que sufre el país. A lo más lejos que se llegó fue intentar prenderle fuego a un neumático de gandola, pero la policía aborto la acción.
IV
Es de noche y escucho la radio. Es lo único que se puede hacer en las noches en esta casa solitaria de Cagua. En esta emisora han colocado una tras otra, canciones románticas. Sin darme cuenta, hay un nombre que aparece y toma forma y color en la parte más dulce de mi corazón: el tuyo... ¿Sabes? Es como si en el cielo de mi existencia se disipara toda nube gris y resplandeciera repentino un hermoso lucero, un refulgente lucero bautizado con tu nombre... Suena en la radio una "Dulce Melodía" que me hace soñar con tu nombre, haciéndome creer que la felicidad puede tocar nuestros corazones, imaginar la posibilidad de que tomados de la mano podamos algún día caminar por el sendero desconocido de la esperanza y del entendimiento mutuo... ¿Por qué esta emisora me atormenta poniendo canciones lindas y haciéndome decir disparates?
V
Noticias de muerte, saqueos, destrucción. Tragedia extravagantes esta y de muy mal gusto. Estoy en "La Vega" de Caracas, medio muerto de hambre y sin encontrar ningún sitio decente donde comprar algo que llevarme a la boca. Veo una bodega pero cuando me asomo por la ventana advierto que lo único que hay dentro son las cuatro paredes desnudas, calcinadas y sin techo. Camino un poco más allá y al fin encuentro un abasto que se salvó del sacudón. ¿Cómo hizo para escapar? Pero solo tenían bocadillos de plátano que yo detesto pero igual tuve que devorar con fruición. Solo a mí se me ocurre venir a Caracas con todo lo que sucedió y de paso a "la Vega". Aquí las iglesias evangélicas le rinden culto a su Dios tras rejas, cadenas y candados, por temor al hampa. Quiebre de la fe. ¿Cuántos murieron en este lamentable suceso? El gobierno no aporta cifras. Nadie sabe nada. En una caricatura se lee: "Definitivamente: los resultados del toque de queda se sabrá dentro de nueve meses".
VI
Un día de estos nos cansaremos de la realidad tal cual la creó el hombre y se nos ocurrirá viajar mucho más allá, haciéndonos ciudadanos de la imaginación... Viajaremos con nuestro equipaje de sueños, residenciándonos en un valle florido al lado de otros expatriados y allí seremos felices... Lucharemos no para hacer del mundo un sitio mejor, pero sí para hacer de nuestras vidas una melodía de paz y amor... Nos reiremos en la misma cara de la adversidad... Caminar por los corredores del tiempo mirándonos el uno al otro, tomados de la mano y diciendo al final: "Hicimos de nosotros una cosa distinta".
VII
Alboroto de militares en el Terminal de Maracay. ¿Qué pasa? Los peatones se asustan y huyen del lugar. ¿Más saqueos? Aun están frescos los episodios del pasado mes de febrero. Nos acercamos poco a poco y con prudencia para ver a varios soldados armados de fusiles que custodian... un camión repleto de gallinas blancas...Para la venta... Vaya...
VIII
Hubo un cataclismo en mi interior y desgarré con mis uñas a la noche, echando por tierra un montón de luceros que terminaron por apagarse con lentitud... Pero más tarde alguien tomó las tiras desgarradas de la noche y con cariño las remendó; luego tomó en sus manos los luceros y con el calor de su regazo el brillo les devolvió, colocándolas de nuevo en la nada del universo infinito. Me miró después diciendo con severidad: "El mundo no es real; el mundo es lo que tu decidas que sea"
IX
Amanece, y tu figura encogida en el sofá, a mi lado, me habla de la soledad y del afecto que necesita, llenando mi corazón de tristezas que giran y chocan entre sí... Tu cuerpo en el sofá, iluminado por las primeras luces del día y trémulo por el frío de esta mañana de julio es una reflexión que en la noche anterior comenzó, cuando con ternura su mano tomó la mía y sobre mi hombros sus lágrimas derramó... Ahora amanece, y si acaso piensan que le hice el amor, están equivocados. ¿Para qué? Ella necesita el amor de aquel que en silencio sabe escuchar el dolor ajeno, y por eso solo pude acariciar sus cabellos en el frío de la mañana y darle un beso a esos labios que otro se encargó de agriar para mí.
Febrero/Julio de 1989
*Bibliotecario y escritor venezolano.

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