Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

lunes, 23 de abril de 2007

CANTO DEL BEBEDOR AUSENTE


Alberto Hernández*




1.
A la orilla del mareo
bebo el precipicio de este trago.
Hinco con ansiedad mis vigorosos labios,
los mismos de besar y preguntarte,
los de maldecir la sed y la resaca,
los de renovar los bríos de la siguiente noche.

2.
Al alba de la borrachera
el mundo es una feliz estrategia embotellada.
Y mientras el augurio de la alegría
sacude mi universo,
me desvelo en el color de la cerveza,
en la revelación auspiciosa del whisky,
en la caribeña destreza del ron,
en la liviana madurez del miche,
en la insomne madrugada del calentaíto,
en la temible dislocación del vino,
en la cósmica y misteriosa
armonía del cocuy de penca,
en la vorágine antigua de todos los ríos de licores nativos,
mezclados con la saliva dulce de la amada.



3.
Bebo al lado del tiempo,
sólo un rato es posible para saberme vivo,
descontado del ruido más allá del odio.
Para beber es preciso ser bebido,
sorbido por la boca de quien bebe
el licor sin sentirse marcado por el miedo.
Bebo y te bebo,
y así me bebes el aguardiente del alma
con la garganta de tu deseo carnal,
embebecido.
Y sin final alguno, porque la del estribo existe,
nos recogemos en la mesa para iniciar el día
e inventar las noches y sus tragos.

4.
Y aunque sobrio en la muerte,
tengo la eternidad en buena copa.

Sabe Dios que es posible
el licor en los labios de Eva,
desnuda en el trapiche del paraíso terrenal,
mientras la tierra gira alrededor de un trago.

*Poeta, narrador y periodista venezolano

LOS PRIMEROS MÉDICOS DEL ALTO LLANO DE CARACAS

Manuel Soto Arbeláez*

Los siguientes sub capítulos forman parte del libro que tengo en preparación titulado El Guárico Oriental 4. Como dice la ponencia presentada el XI Encuentro de Cronistas e Historiadores del Estado Guárico celebrado en La Pascua los días 29,30 y 3| de marzo de 2007, son datos preliminares de médicos que aquí ejercieron a finales del siglo XIX y principios del XX, para establecer un estudio más riguroso del tema.

19. Los primeros médicos que ejercieron en Valle de la Pascua y en la región geográfica de Infante.
Documentalmente se puede afirmar que el primer médico graduado que ejerció en La Pascua fue el Dr. Manuel Ledezma -él se firmaba Ledesma-, con residencia tanto aquí, como en Chaguaramas. Éste, a partir de 1832, fue comisionado por el gobierno central para examinar a los soldados y oficiales que pretendían -basándose en la ley de 1827-, obtener los beneficios de una pensión por haber sido lisiados en combate durante la Guerra de Independencia. El caso más emblemático de los informes del Dr. Ledezma fue el correspondiente al teniente de caballerías Aniceto Torrealba, natural de Santa María de Ipire, cuando afirma que “el oficial perdió el miembro viril a consecuencia de un lanzazo recibido en la batalla de Cantaura, que le destrozó el caño de la orina”(..). El informe es de 1842, pero se conocen otros hasta 1848.
Después de 1848 no se conocen más informes de Ledezma, ni de ningún otro médico en ejercicio en Valle de la Pascua o el Oriente del Guárico. Sin embargo, sí debió haber presencia de galenos pues en una campaña emprendida en 1888 por Víctor Manuel Ovalles contra los “eternos brujos”, “curanderos y “yerbateros”; uno de ellos, llamado Cantalicio Barrios, lo reta públicamente a debatir “sobre las ventajas de las medicinas naturales sobre las químicas y drogas recetadas por ustedes los médicos, que provocan el envenenamiento del cuerpo”(..). Es, evidentemente, la primera pelea pascuense entre la homeopatía y alopatía. Una cosa es cierta, aun cuando no se haya metido en la querella, en 1888 ejercía aquí el Dr. Cristóbal Molina.
En 1892 llega al pueblo el Dr. Luigui Pasquarelli, italiano, quien además de ejercer la medicina fundó junto al ciudadano enfermero licenciado de origen cubano Antonio G. Marrúz el “Club de Amigos de la Causa Cubana”, que propagaba el derecho de la isla a liberarse de España. El club recogía ayuda que era enviada a los patriotas cubanos en su lucha contra la Colonia, contando con la colaboración de don Gerónimo Escobar Ramírez. Pasquarelli ofrecía por la prensa local “la vacunación con el fluido vacuno del Instituto Pasteur”(..). Pero a inicios de 1899 muere este médico italiano y de seguidas es sustituido por su hermano Michelle Pasquarelli, quien estuvo en La Pascua hasta 1902, mudándose para Altagracia de Orituco. En 1925 todavía practicaba su profesión en esa localidad, como lo prueban los avisos de prensa en los cuales ofrecía sus servicios. Pero ese mismo año al ir de visita a su tierra natal, muere en Italia el 26.03.1925, según nota obituaria en homenaje a su padre que escribe su hija, residente en el Orituco, Diana M. Pasquarelli en el periódico gracitano El Trabajo, # 8, del mes de mayo, dirigido por los señores Próspero Infante y J. A. Hurtado Ascanio. En el # 25 de fecha 05.02.1899 Michelle (que había castellanizado su nombre italiano a Miguel) el periódico vallepascuense Menudencias anuncia que “desde el 5/2/1899 llegó el Dr. Miguel Pasquarelli a sustituir a su finado hermano. Este galeno es aficionado al folklore y a la antropología y ha estado en el país desde hace dos años”(..). En el # 27 del mismo periódico el Sr. E. Rubín Hernández publica un remitido loando al médico por la curación de su hija Piedad: “Encontramos en él a un verdadero Sacerdote del dolor”.

Los primeros médicos en el Oriente del Guárico
En el # 25 de fecha 05.02.1899 el Dr. Michelle Pasquarelli (que había castellanizado su nombre italiano a Miguel), el periódico vallepascuense Menudencias anuncia que “Desde el 5/2/1899 llegó el Dr. Miguel Pasquarelli a sustituir a su finado hermano. Este galeno es aficionado al folklore y a la antropología y ha estado en el país desde hace dos años”(..). En el # 27 del mismo periódico el Sr. E. Rubín Hernández publica un remitido loando al médico por la curación de su hija Piedad, “Encontramos en él a un verdadero Sacerdote del dolor”, dice Rubín Hernández.
En 1901 se graduó en Valencia Jesús María Istúriz (VDLP 1877-Caracas 1946) viniéndose a ejercer a su pueblo, y en 1902 se graduó en la UCV Miguel Lorenzo Ron Pedrique (VDLP 1882-Caracas 1951), ambos conformaron con Rafael Zamora Arévalo y Cristóbal Molina el cuarteto de galenos que servían a la población infantina y poblaciones circunvecinas, a donde iban a visitar enfermos. Zamora Arévalo nació en Valle de la Pascua en 1872 (Lorenzo Rubín Zamora dixit) y murió en Caracas en 1940. En su pueblo natal ejerció de 1897 a 1918, cundo se trasladó a la capital de la República a trabajar como Sanitarista en la lucha contra la gripe española. Era hijo de Tomás Zamora y Eugenia Arévalo.
Del grupo de bachilleres -egresados del Colegio Zamora de Valle de la Pascua en 1894- de Ron Pedrique e Istúriz López fue también Eladio Díaz Vargas, quien ejercía en Tucupido y en La Pascua. Istúriz se graduó de Doctor en Ciencias Médicas en Valencia debido a que el gobierno de Cipriano Castro cerró la UCV. Hasta 1910 ejerció en ciudad natal, trasladándose a Caracas. Según el Diccionario de Historia de Venezuela, en su versión CD-ROM, de la Fundación Polar: “Istúriz fue el inventor de un instrumento vacunador antivariólico que patentó en Estados Unidos, Cuba y Venezuela y que fue también utilizado en los servicios médicos de Agricultura y Cría y Asistencia Sanitaria. Fue columnistas de trabajos de su profesión en el diario La Esfera y comisionado en 1936 por el Ministerio de Sanidad para hacer estudios sobre higiene pública en los Estados Unidos”(..).
La partida de bautismo del niño Istúriz fue firmada por el presbítero Juan Santiago Guásco el día 26.12.1878, en la cual anota que nació en Valle de la Pascua el 16.09.1878, siendo hijo legítimo de Jesús María Istúriz y de Genara López, fueron sus padrinos Manuel María Istúriz y Eliodora González (futura esposa del Dr. Víctor Manuel Ovalles, nota del autor de este artículo).
Por su parte Miguel Lorenzo Ron Pedrique estudió, al igual que Istúriz y Díaz Vargas en el “Colegio Zamora” graduándose de bachiller en Aragua de Barcelona, siendo pupilos del Br. José Ramón Camejo Sabino. En 1902 obtuvo el diploma de Doctor en Ciencias Médicas. Según el Dr. Aurelio Álvarez Juan, en su libro Don Pedro Carlos de Ron y Tovar y su Descendencia en Venezuela, Ron Pedrique “Ocupó cargo de médico en Cagua, Palo Negro, Ocumare de la Costa (Aragua), en Ospino (Portuguesa), en Samuel Lara (estado Lara) y en San Félix (Bolívar). Sanitarista en La Guaira. Médico de la Comisión de Límites Colombo-Venezolana y también en la comisión de Límites con Brasil y la Guayana Británica. Secretario de Gobierno en Anzoátegui (1928), en Guárico y Apure. Diputado al Congreso Nacional por el Guárico y a la Legislatura del mismo Estado. Senador por Apure y Portuguesa. Fundó los periódicos Alto Llano, y El Candil usando el seudónimo Armando Ruido”(..).
El Pbro. Juan Santiago Guásco inscribe su partida de bautizo el 13.12.1882, habiendo nacido el 12.04.1882, hijo legítimo de Miguel Lorenzo Ron Ron y Castro y de Carolina Pedrique, fueron sus padrinos Antonio José Pedrique (por José Antonio Ron) y Reyes Rodríguez. En la revista El Oriente del Guárico, # 2 del 15/03/1902 aparece una nota en la cual señala haber recibido una copia de la Tesis de Grado de Ron Pedrique. Éste casó, ya mayor, en Calabozo, pero en Valle de la Pascua tuvo hijos con una dama de apellido González, entre ellos don Eleazar González y un hermano suyo que se fue a Puerto Cabello fue padre del intelectual e historiador Asdrúbal González.

Los médicos del Oriente del Guárico Siglo XIX e inicios del XX
En el número correspondiente a julio de 1903 en la revista gracitana señalada en artículo anterior, escribe el médico Miguel G. Pasquarelli el artículo “América y Europa, Alianza en Ambos Mundos”, en el cual dice ser un diletante de la literatura y la política afirmando: “O América invade a Europa o viceversa, pero será un hecho irrefutable”(..), fue, evidentemente, una pobre afirmación futurista. En otro artículo señala que “las América al sur del Río Grande deberían ser recolonizadas por Europa para que desde allí se trajera la ciencia y la educación de avanzada”(..), con lo cual demostraba que no era un hombre de mentalidad progresista, sino un reaccionario. Que yo sepa nadie contestó estas barbaridades propias de aquel tiempo.
Según el periódico Tartarín, de Tucupido, en 1916 ejercía tanto allí como en Valle de la Pascua el Dr. Guillermo López Borges y de acuerdo a reseña del farmaceuta Víctor Manuel Ovalles en 1890 ejercía en La Pascua el Dr. José Gregorio Domínguez, zaraceño gran bailarín y coreógrafo. López Borges, según información del abogado Franklin Santaella Isaac, ejercía en estos pueblos llaneros desde finales de la década de los 1890s. Era hijo del también galeno Nicanor López Camacho, hombre de gran prestigio en Caracas, uno de los fundadores de la Academia de Medicina. De Domínguez no se tienen más detalles que los aportados por Ovalles; sin embargo vale la pena seguir investigando a estos dos personajes.
En esos mismos años, 1901 a 1903, ejercía en La Pascua de forma dual la medicina y la política local el Dr. Juan Ramón Soto Gómez, quien en varias ocasiones y por corto tiempo fue prefecto del distrito Infante. Casó en la ciudad con la señora Ana Sutil. En segundas nupcias casó con una señora de apellido Becerra. Fue padre de don Mario Soto, hacendado en el municipio Las Mercedes del Llano, dueño del gran hato ganadero llamado “La Sutilera”. Al Dr. Soto Gómez se le tuvo como hombre de gran cultura.
En 1907 el periódico local La Pampa informa que en plena celebración de la Semana Santa los doctores Rafael Zamora Arévalo, Miguel Lorenzo Ron Pedrique y Cristóbal Molina ayudados por el Lic. Antonio G. Marrúz “Extirparon a un paciente local un absceso hepático, utilizando como anestesia inyecciones de cocaína aplicadas localmente, dada la cantidad de pus que alcanzó cinco litros(?)”(..). Al señor Marrúz en algunos casos se le señala como licenciado y en otras como enfermero. Lorenzo Rubín Zamora señala que era puertorriqueño. En realidad era cubano y casó en Valle de la Pascua con la señorita Josefa del Corral, a quien cariñosamente llamaban “Chepa”, tuvieron los siguientes hijos: Antonio, Cristóbal, Baltasar y Rafael Marrúz del Corral. Se ausentó con su familia de Valle de la Pascua a mediados del segundo decenio del siglo XX.
El primero de septiembre de 1895 el periódico Chilindrinas informa que “El Dr. Cristóbal Molina se trasladó en bestia hasta Tucupido a atender al Pbro. Antonio Ferrer Torres, cura y vicario de Zaraza, quien se encuentra en esa en busca de mejores aires para su salud”(..). En 1907 Molina se despidió de la sociedad pascuense mudándose para Caracas.
De San Casimiro venía frecuentemente el doctor Vicente De Milita a Valle de la Pascua, a Tucupido y a Zaraza a practicar operaciones de cataratas. Así lo informa el periódico El Unare en su edición del 10 de agosto de 1905. A finales de septiembre de ese año regresó a estos mismos pueblos a tratar enfermedades de los ojos en general, según la misma fuente. El doctor De Milita era un italiano que se radicó en San Casimiro de Güiripa, estado Aragua, a finales del siglo XIX. En Italia se graduó con excelentes notas revalidando su diploma en Caracas.
Dejó hijos en Güiripa y en varias regiones del país especialmente en Apure adonde se había trasladado por invitación que le hizo el gobernante de ese estado, esbirro de Juan Vicente Gómez Chacón, general Vincencio Pérez Soto. De Milita murió de fiebres palúdicas en el Alto Apure en 1933. En un libro de Méndez Echenique aparece una foto de este italiano aclimatado a la canícula llanera, en pose que lo pinta gordo y con una barba que le llega al maruto en un ágape con gente del gobierno. El italiano era todo un camaleón. Tenía una frase siempre presente: “En el cielo Dios y en la tierra el gobierno”.
En artículo de prensa publicado por el Dr. Luís Fernando Melo Jiménez, Cronista de la Ciudad, da referencias sobre la atención profesional que se le dio al cadáver del general Domingo Monagas Marrero; hijo del general José Gregorio Monagas Burgos y de su segunda esposa Clara Marrero; quien murió de un mal intestinal cerca de La Pascua en camino a La Victoria, donde se iba a dar la batalla decisiva de la guerra conocida en la historiografía como “La Libertadora”. El trabajo de embalsamamiento lo ejecutaron los doctores Jesús María Istúriz López, Cristóbal Molina y Luís M. Godoy. Este último, nativo de Barcelona, era el médico que traía Monagas al servicio de su hueste. Su ejercicio en La Pascua fue accidental. En una extensa carta que me envió el Dr. José Antonio Ron Troconis, definiendo científicamente a la cagueta que mató al general Domingo Monagas Marrero, me explica los detalles de la enfermedad que no es del caso transcribir aquí. En todo caso debe dejarse de decir que Domingo Monagas Marrero era hermano de los generales José Tadeo y de José Gregorio Monagas. Era hijo de este último.
Dice también el Dr. Melo Jiménez que la primera intervención quirúrgica que se ejecutó en la Pascua fue en 1902 por el Dr. Istúriz, en la persona de un obrero de la construcción llamado José Antonio Hernández. Fue la intervención de una hernia inguinal estrangulada y en vez de bisturí Istúriz utilizó una navaja de afeitar. El enfermo fue anestesiado mediante la aplicación, por parte del Lic. Marrúz, de goteo intermitente de cloroformo por vía nasal. El Sr. Hernández se salvó e Istúriz siguió ejerciendo en Valle de la Pascua hasta 1910, siempre como cirujano.
En 1909 se anunciaba como médico cirujano en el periódico El Unare, el Dr. José A. Reyes quien “ofrece al público de esta población (Zaraza) sus servicios profesionales a y a los pueblos y campos circunvecinos puede ir a visitar enfermos”(..).
En 1916 ejercía en Tucupido el Dr. L. García Maldonado, residenciado allí según anuncia el periódico local Tartarín # 3, año 2, febrero de 1916. En esa ciudad compartía inquietudes literarias (tertulias) con Francisco Álvarez Romero, Lorenzo Antonio Zaraza, el Dr. Eladio Díaz Vargas y otros. Debemos aclarar que en su estancia en Tucupido Leopoldo García Maldonado todavía no había obtenido su Doctorado. Él se licenció en Medicina y Cirugía en 1a UCV en 1917. Tal vez ejercía en Tucupido como pasante.
El Dr. Francisco “Pancho” Troconis Hernández fue un devoto de su profesión en Zaraza, donde ejerció por muchos años. Gran cirujano y partero que fue motivo de elogios nada menos que por el médico capitalino el Dr. Domingo Luciani, al verlo manejar con destreza las cucharas del forceps en un parto muy difícil que en 1932 le tocaba atender al ser llamado de emergencia a la ciudad del Unare. Cuando llegó ya el Dr. Troconis tenía resuelto el problema a lo exclamó el galeno traído de Caracas a atender la emergencia: “Nunca había visto a alguien que manejara las cucharas con tal destreza”.
En 1917 ejercía en Zaraza el Dr. José francisco Torrealba de quien varios autores han escrito sobre su valor como médico, como políglota, como genealogista y como sabio reconocido.
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*Cronista de Valle de la Pascua (Venezuela), miembro del Instituto Venezolano de Genealogía