Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

domingo, 30 de marzo de 2008

EN BARINAS


Edgardo Malaspina*






JUEVES, 6 DE MARZO

Viajamos a Barinas al Encuentro Nacional de la Red de Escritores de Venezuela. Salvador Lara, Ángel Puerta y yo partimos en un carro expreso. Juan Toro, un profesor jubilado, es el chofer, quien además ameniza la velada con unos videos del Conde del Guacharo y el Tarugo de la Caimana. Muy vulgar el tal Tarugo.

En 8 horas llegamos y nos alojamos en el hotel Las Ferias, ubicado, según me parece en la periferia.
Después de la cena nos reunimos en la Casa de la Cultura. Allí , entre petroglifos indígenas, el acontecer político es el plato fuerte. Algunos escritores pronuncian encendidos discursos a favor de la revolución. Un poeta recita sus versos:
Yo no leo periódicos golpistas
yo leo Vea.
Yo no veo programas de televisión golpistas
yo veo la Hojilla.
¡Tierno, tierno, muy tierno! Luego un escritor habla de defender el proceso con acciones; vamos a la plaza a gritar nuestras consignas, insta. Dice estas cosas y las sigue con una retahíla de improperios que dejarían pálido al propio Tarugo de la Caimana.

Leen un manifiesto contra Uribe, pero los apoyos son tibios. Tan tibios que uno de los participantes vociferó: ¿qué pasa camaradas, donde están esas manos alzadas?

El Dr. Pedro Pablo Linares me obsequia su libro sobre los guerrilleros desaparecidos en los años sesenta. Es un trabajo de arqueología forense serio. Como me médico me le pongo a la orden.

Las discusiones terminan con una velada poética. En la madrugada en los pasillos del hotel retumba una proclama de algún bardo pasado de tragos:
¡Viva la poesía, coño nojoda!

VIERNES, 7 DE MARZO
Estamos en el Teatro Orlando Araujo, cerca de la plaza Zamora. El Dr. Julio Silva me regala su libro “Francisco Lo Russo: un ángel de María Lienza”. Es una obra sobre el culto a la reina indígena en las montañas de Sorte. Francisco estudió con él, y ahora se gana la vida brujeando. Es un hombre muy exitoso, dice Silva. Yo le comentó que me interesa saber más sobre la creencia en María Lienza, por cuanto como médico atendí pacientes que afirmaban haber sido “operados por la reina”. Julio acaba de terminar un libro de entrevistas con José León Tapia. Me dice que el médico y escritor barinés presentía su muerte. Estaba por cumplir ochenta años y se preparaba para celebrarlos por todo lo alto. Murió después de pasar consulta. Sí, a su edad todavía pasaba consulta esa gloria de la medicina y de la literatura.

La poetisa Amanda Reverón me entrega su poemario “de Otros diluvios”. Lo reviso rápidamente y constato su buena calidad. Hago una lectura de exploración.
Me gusta la poesía gnómica, breve, pero con ilimitado horizonte de interpretaciones. El poeta hace grandes esfuerzos y concentra un caudal de ideas en pocas palabras; es un ejercicio difícil donde se pone a prueba la capacidad para resumir. Los poemas de Amanda son voluptuosos. Le digo que ese estilo sólo lo he visto en Safo, y ella se ríe. Veamos:
Naufragio I
Para naufragar
sólo me bastan tus manos.

Naufragio V
Desnuda
breve palabra
que te precede…

Naufragio VII
Un espacio
un milímetro
de tu cuerpo
que me salve
que me lleve hasta la orilla.

Nostalgia IV
Si pudieras
venir esta noche
y treparte por mi cuerpo
cabalgar más allá de mi soledad
detener el tiempo
cósmico
para encontrarte con mis nostalgias
si tu aguacero amaneciera
junto a mis letargos en plena madrugada.

Creo (fragmento)
Creo
En lo sublime del tacto.
-0-
Regresamos. Hablamos de Santa Inés, cerca de Barinas. Algunos historiadores afirman que no fue una batalla, sino una trampa. Pero en todo caso guerra es guerra y lo importante es ganar. Además no se puede negar que Zamora hizo una planificación del combate muy minuciosa con recursos de ingeniería y estrategias y tácticas dignas de un militar de genio.

Salvador recuerda a Anselmo López y su bandola; el profesor Juan dice que Barinas tiene grandes reservas de chiguire; Ángel recita estrofas de Florentino y el Diablo de Alberto Arvelo Torrealba; y yo leo Compañero de viaje de Orlado Araujo.

Contemplo la belleza del llano barinés. Pienso en Araujo y su Compañero de Viaje. Los cuentos son acuarelas locales con resonancia universal. La anécdota está en el centro de la narración para mostrarnos que la buena literatura no tiene fronteras.

Vamos ya por Cojedes. Toro nos muestra una valla curiosa : CURVA ARRECHA, SE MATA LA GENTE POR IMPRUDENTE.
En el mundo de las palabras, a veces las más fuertes tienen mejores efectos. Leo, mientras los versos de Amanda cruzan por mi cabeza.

*Médico, poeta e historiador venezolano.

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