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jueves, 24 de julio de 2008

REFLEXIONES ÉTICAS SOBRE LA DOCENCIA UNIVERSITARIA


María de los Ángeles Badra Damore*




La ética como norma que se desprende de la moral, implica un correcto proceder en el ejercicio de un arte, trabajo, profesión u oficio. Es la vocación o dedicación que debe internalizar toda persona que se dedica a la prestación de un servicio en su conducta habitual para con el público. Es un deber ser, de principios imperativos de conductas del sano y correcto ejercicio, que en algunos casos es de carácter subjetivo; es decir son normas de carácter autónomo donde el obligado crea la norma, la internaliza en su mente, la acepta como una obligación y la exterioriza con su desempeño o quehacer diario ante aquel que requiere o necesita de sus servicios. En estos casos, cuando el que presta servicios cumple su obligación negativamente, se dice que se ha faltado a la ética y en consecuencia lo que pudiera sobrevenir no es la sanción del Estado sino aquella que nace de la opinión pública; es decir el desprestigio y el repudio del colectivo, como es el caso del comerciante, o del trabajador independiente. En el caso de los profesionales, la ética lleva consigo normas de conducta de carácter jurídico impuestas por el Estado a través de los Códigos de Ética, conjunto de reglas o mandatos que ante su incumplimiento no solo pueden conducir al repudio y desprestigio público, sino a sanciones administrativas, civiles y penales inclusive.
La institución docente universitaria no escapa de los supuestos de hecho y de derecho anteriormente descritos. Al profesor universitario por mandato de ley entre muchos requisitos y cualidades se le exige además uno de suma importancia y ese no es otro que “la Probidad”. Este es un principio ético que refleja en grosso modo la vocación de servicio del docente universitario, pues de el se desprenden otros tales como: la honestidad, integridad, rectitud, seriedad, lealtad, y sabiduría, valores morales que deben nacer con el educador, y no serle impuestos por mas ley que la de su propia conciencia.
El docente universitario debe ser digno ejemplo para sus alumnos, demostrar ante ellos conocimiento y don de justicia, porque a fin de cuentas ellos serán sus jueces y quienes crearan su prestigio, desprestigio o repudio.

*Médico y estudiante de la Especialización en Docencia Universitaria de la UNERG. (San Juan de los Morros, estado Guárico)

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