Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

jueves, 11 de septiembre de 2008

LOS EE.UU. Y CIPRIANO CASTRO

Eduardo Camps V.*



El empeño del régimen de rescribir la Historia nacional llega ahora a otro capítulo. No le bastó a Chávez el derribo de la estatua de Cristóbal Colón para devolverles a los indígenas la dignidad perdida, como tampoco le bastó ensalzar a Simón Rodrigues, quien proponía la desnudez en las aulas -el estado de inocencia original – para llevar adelante sus ideas educativas. No fue suficiente que Zamora encarnara las más prístinas virtudes revolucionarias, a pesar de la confesión de Guzmán Blanco en relación a las causas verdaderas de la Guerra Federal en el hecho de que “si ellos hubieran sido federales, nosotros hubiéramos sido centralistas”.
Ahora quiere revindicar a Cipriano Castro, tal vez por que el general era llamado “el cabito” tanto como a él lo llaman el teniente coronel.
Nadie puede negarle a Castro los reiterados triunfos militares que obtuvo sobre las tropas del Presidente Andrade, como tampoco puede negarse que, una vez en el gobierno, los ideales de la Revolución Liberal Restauradora que Castro lideraba junto a otros caudillos como Juan Vicente Gómez, Carlos Rancel, Emilio Fernández y Francisco Colmenares, olvidó sus principios y demostró una enorme incapacidad para manejar la crisis económica que sufría Venezuela a causa del desplome de los precios de los principales productos de nuestras exportaciones,
Mientras en el país crecía el descontento y aumentaba el número de conspiraciones políticas y alzamientos regionales de los caudillos, Cipriano Castro dilapidaba los escasos recursos en saraos, mujeres y alcohol. Demostraba tener poca intuición política al delegar en su amigo Juan Vicente Gómez la modernización del Ejército nacional y la derrota militar de los caudillos regionales; sin darse cuenta de que Juan Vicente incrementaba su prestigio personal entre la joven oficialidad profesional y todos los que veían en la paz la solución de uno de los mayores males de la época.
Tampoco demostraba Castro disposición a pagar a los países prestamistas la cuantiosa deuda en la que la república había incurrido a lo largo de los años.
Venezuela debía a Inglaterra, Francia, España, Alemania, Italia, Holanda, Estados Unidos y México.

Alemania e Inglaterra bloquean a Venezuela

La inestabilidad política del país, el enfrentamiento del gobierno con el caudillismo anticastrista y la disminución de los precios de las exportaciones agrícolas, obligan a Castro a suspender temporalmente el servicio de la deuda externa. Por otra parte, continúan las reclamaciones que las distintas potencias hacen como resultado de daños y perjuicios sufridos por extranjeros residentes en el país con motivo de las guerras. Estos problemas continúan siendo los mismos, pero la posición del país es distinta.
Las principales potencias exigen el pago inmediato de sus acreencias. Ante la negativa del gobierno a reconocer las reclamaciones y la suspensión de los pagos de la deuda, Alemania e Inglaterra resuelven bloquear las costas venezolanas, lo cual ocurre el 9 de diciembre de 1902. A esta iniciativa se une Italia el 12 de diciembre y, poco después, Francia, Holanda, Bélgica, Estados Unidos, España y México, presentan sus reclamaciones para que sean consideradas junto con las de los países agresores.

Los Estados Unidos y la Doctrina Monroe

Concebida el 2 de diciembre de 1823 por el Presidente James Monroe en relación a los principios que regirían la diplomacia de los Estados Unidos con el resto del mundo se rechazaba la intervención y colonización de los países americanos por cualquier potencia Europea. Esta doctrina consideraba que cualquier agresión a otro país americano sería considerada como una agresión a los Estados Unidos a la vez que se afirmaba que los Estados Unidos permanecerían neutrales a las acciones que las potencias europeas llevaran adelante en otra parte del mundo para defender sus intereses coloniales.
Después de la derrota de Napoleón Bonaparte por la Santa Alianza dos de sus miembros: :Francia y Rusia propusieron ayudar a España para recuperar sus dominios coloniales americanos. Inglaterra se oponía pues esto significaba abandonar toda la política construida en los últimos cien años, consistente en eliminar a Francia como competidora por el mercado americano y apoyar los movimientos políticos que disminuyeran el poder español en el continente americano. En consecuencia Inglaterra inició conversaciones con los Estados Unidos para reforzar la doctrina Monroe, e incluso, se discutió una declaración conjunta que no se concretó.
Originalmente la doctrina Monroe fue concebida como la declaración de una política anticolonialista pero a lo largo del tiempo fue interpretada de diversas maneras. Esta política anticolonialista apresuró el reconocimiento por el Gobierno de los Estados Unidos de la Independencia de las nuevas repúblicas creadas a expensas del imperio español en fecha tan temprana como 1822.
En 1895 Venezuela se vio favorecida por la existencia la doctrina Monroe. En efecto Venezuela venía planteando que el territorio Esequibo era parte de nuestro país y no una colonia británica. Inglaterra negaba cualquier posibilidad no digamos ya de negociar, sino de admitir la pretensión venezolana.
El presidente Grover Cleveland se basó en la doctrina Monroe cuando amenazó a Inglaterra con acciones de fuerza si se negaba a llevar a arbitraje internacional la posición venezolana. Finalmente nuestro caso fue llevado a arbitraje en el que si no ganamos, se logró el reconocimiento de nuestros derechos.
Consecuencia de la aplicación de la doctrina Monroe para nuestro caso, fue la primera enmienda de la doctrina. El Secreterio de Estado de Cleveland, Richard Onley, extendió su ámbito a las disputas fronterizas en Hispanoamérica y esto se conoce como la Interpretación Onley.

Cipriano Castro y su gabinete ministerial

El bloqueo

Entre 1901 y 1902 las negociaciones entre Venezuela y sus acreedores habían llegado a tal punto que estaban dispuestas a cobrar por la fuerza.
En 1902 una armada compuesta de buques de guerra británicos, alemanes e italianos ancla en costas venezolanas e inician las acciones bélicas cañoneando los viejos fuertes heredados de España.
El presidente de Venezuela, Cipriano Castro responde a la agresión mandando a cortar matas de cambur que pintadas de negro ocuparían en los baluartes venezolanos el puesto de la artillería. Además de este vano intento de confundir al enemigo, Cipriano Castro echó mano a su poderosa elocuencia en una proclama encabezada por este famoso texto:
“Venezolanos, la planta insolente del extranjero a hollado el suelo sagrado de la Patria” y continuaba convocando al país y sus facciones políticas a la unión.
La mediación de Estados Unidos logra que el conflicto termine con la firma de los Protocolos de Washington el 13 de febrero de 1903, mediante los cuales se acuerda la cancelación progresiva, por parte de Venezuela, de los compromisos pendientes. Durante estos meses el régimen maneja un discurso político de corte nacionalista enfrentado a las potencias extranjeras. Su eco se refleja en la Doctrina Drago, suscrita por el Canciller argentino, mediante la cual argumenta la ilegalidad del cobro violento de las deudas por parte de las potencias más importantes de la tierra en detrimento de la soberanía, estabilidad y dignidad de los Estados débiles. Posición que llevó a la segunda interpretación de doctrina Monroe mediante la cual el uso de la fuerza para el cobro de deudas quedaba excluido.
No entiendo cómo es que Chávez pretende rescribir este capítulo de la historia nacional pues para salvar a Don Cipriano debe caer en la defensa de los Estados Unidos sin cuya intervención estaríamos hablando inglés o alemán .

*Historiador y docente universitario venezolano (San Juan de los Morros, estado Guárico)

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy buenos dias,
Alguien me podria citar los nombres de los miembros del cabinete de castro e identificarlos en la fotografia?
De antemano muchas gracias,

Maria Uzcategui
estudiante