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domingo, 2 de marzo de 2008

TRAS LA HUELLA DE GALLEGOS

Ítalo Jiménez Laya*
(Ponencia presentada en San Fernando de Apure, el 19 de Octubre de de 2.007)
Rómulo gallegos fue como el penetrante timón que va señalando el rumbo de una sociedad y la necesidad de producir un viraje corrector cuando se va desviando del derrotero marcado en los postulados. Rómulo Gallegos fue una encrucijada y un horizonte; una encrucijada porque fue creando a golpes de pensamientos y latidos de conciencia, una producción literaria en unos momentos cruciales para la vida de Venezuela; un horizonte porque a través de las páginas de sus novelas intentó definir el punto cardinal hacia donde debería singlar la sociedad de su tiempo.
La obra maestra de Rómulo Gallegos “Doña Bárbara”, es una novela que consagra su figura como una encrucijada y en un horizonte en el desenvolvimiento y desarrollo de la vida venezolana durante la larga autarquía del General Juan Vicente Gómez.
En la gran encrucijada histórica por donde caminaba la Venezuela de sus tiempos. Era la encrucijada donde se desenvolvía una nación de tecnología extranjera que había conseguido hacer brotar de sus tierras unas riquezas insospechadas.
Ahora toda la nación a la cual reflejó en sus conocidas obras; a la que ennobleció y a la que dió renombre universal; a la que dió ejemplo con su figura digna y erguida, le rinde hoy tributo a su memoria.
La obra de Rómulo gallegos está aún vigente, porque el tiempo ha demostrado que los postulados galleguianos se reafirman al ahondarse la fuerte crisis moral que afecta al pueblo venezolano. Necesidad de reconocerse en este suelo, de aferrarse a la querencia, como está implícito en el mensaje de cada una de sus novelas y cuentos.
Comienza así gallegos a buscar información acerca de su novela, y decide viajar al llano el viernes del concilio de 1.927, 8 de abril, en compañía de su hermano pedro Gallegos y del joven alumno del liceo Caracas José Félix barbarito, que dos años luego le haría concebir su nuevo testamento de realidad venezolana en el texto de Doña bárbara. No fue un viaje turístico.
Amanece el sábado de gloria en la puerta del llano, en Villa de Cura. Pasa por Camaguán, donde dice encontrar a Enrique Pérez maica, uno de los ingredientes humanos con los que construye a Mujiquita; y ya el domingo en San Fernando.
Gallegos se aloja en el “Nuevo Hotel”, frente al parque Gómez (hoy parque independencia), no lejos del río. El lunes el periódico “El Informador”, que circula allí, lo dice todo: se encuentra entre nosotros el literato Rómulo gallegos, autor de la “Trepadora” y de “El Último Solar”, preciosas obras estas con las que ha enriquecido a la literatura nacional.
Al dársele una feliz estadía en esta ciudad, son nuestros fervientes votos porque la observación del medio y las bellezas sugestivas de nuestros panoramas llaneros, sugieran en dilecto espiritual idea de escribir una obra acerca de nuestras costumbres, y que traduzca la esencia poética que duerme latente en nuestra naturaleza esplendida, como ayer impresionaran y pusieran a soñar el alma exquisita del primer estilista de América, el Dr. Manuel Díaz Rodríguez.
¡La Llamada! Con todos los señuelos que su intuición le dice, y que irán luego a la novela: La llanura como una “Bella Durmiente” aguardando el beso del privilegio que la va a despertar.
El autor de la nota es, quizás, José Manuel Sánchez Osto, que está escribiendo para ese periódico artículos sobre el llano de Apure, quien con Juan Penzini Hernández y el poeta Rafael Domínguez Peña va a invitarlo a almorzar.
No obstante, la tarde de aquel domingo de ramos, en que llega, reunidos, quizás, con los mismos que le invitaban, en torno a una mesa con bebidas, “Un señor Rodríguez” le presenta sus personajes.
No tenía porque saber que yo iba en busca de datos, solo novelas, y solo por presentarme a su tierra bajo todos sus aspectos, como es de gente hospitalaria.
Creen en san Fernando que se trata del señor Juancho Rodríguez, dueño de “Ojo de Agua”.
No obstante, insistió en que es José Manuel Sánchez Osto, abogado, hombre dado a la vida llanera, que conocía hasta del idioma yaruro y que lo acompaña a “la Candelaria”.
Gallegos hace preguntas y “Sánchez osto” se adelanta a dar la explicación en sus cultas letras”. Dice Montilla; y añade gallegos que Antonio Torrealba lo interrumpía diciendo: Perdóneme, doctor, lo que el señor sabe es esto…”Dando la información que el escritor deseaba, en muchos casos distintos a la del letrado, o cuando no, más precisa”; o sea que Torrealba cuenta sus crónicas del llano al escritor, y él las ensambla en su novela en un lenguaje sencillo e inteligible para todo público.
Esto es en cuanto a llanerías, porque estimo que los datos sobre Francisca Vásquez de Carrillo (Doña bárbara), los obtuvo de la vasta cultura de Sánchez Osto, quien años luego sería objeto de un agasajo agradecido de gallegos en el restaurant “La India de caracas”; Y no le dedicó la novela, porque Rufino Blanco Fombona la quería para sí.
Perturbada tal notificación por “torvos sentimientos” dimanantes de la lanza en el muro, y todos los misterios sepultados y que esta obligado a exorcizar, y esa tarde del domingo de ramos le inventarió Rodríguez.
El martes santo está ya en La candelaria. Su centro de operaciones es el paso Arauca-, paso del Algarrobo en la obra- De esa estancia hay testimonios fotográficos: ¡gallegos con el pelodeguama bebiendo leche en totuma!, ¡Bebidas Propiciatorias!.
Otra foto, sentado en un tronco, la pierna izquierda sobre la derecha con el sombrero, tomando apuntes bajo el sol. Afirma Montilla que en pleno Arauca, hay aguas y copas reflejándose al fondo.
La otra foto, muy popular, Gallegos sobre un caimán, en la cola semiacostado. Pedro M. Sánchez, pajarote; de pie, Antonio Torrealba sobre la cabeza, tal vez el jueves santo.
Día de abstinencia de carne de animales terrestres, porque la tierra es el cuerpo del señor que esta agonizando en la cruz, y quien come las carnes que de ellas se nutren, profana y martiriza con sus dientes el propio cuerpo de Dios.
Día de no trabajar, ni en la sabana ni en el corral, porque esto arruinaría para toda la vida, día de soltar las queseras porque la leche batida en días santos no cuaja y se convierte en sangre. Día solamente de pescar galápagos, cazar caimanes y castrar colmenas.
Gallegos recoge sus apuntes para sus novelas del llano bajo un estremecimiento litúrgico.
El sábado santo y el domingo de resurrección aún están en La Candelaria, y presencia el llano en días de actividad normal: los ojeos, los piques, las queseras, quizás un rodeo preparado especialmente. Y cuando concluye esta ceremonia mayor del acto llanero de conquistar el pan de cada día. Casi una semana más permanece allí ante la tentación a flor de piel, de montar en pelo la cerrilidad, enlazarla alzándose a sí mismo.
El sábado 22 duerme en san Fernando, y está de vuelta en caracas el lunes 25.
Gallegos se dirige a la Prefectura de Camaguán, donde es atendido por su compañero de estudio Enrique Pérez Maica, quien más tarde personifica en su novela Doña Bárbara a Mujiquita, del cual el pueblo camaguanense se siente orgulloso que el maestro Rómulo gallegos dedique un personaje de su novela a un hijo de Camaguán.
Pérez Maica fue compañero de estudio de Rómulo gallegos cuando estudió primer año de derecho en la Universidad central de Venezuela, brillante estudiante. Se casó con esperanza Ríos quién también era de Camaguán y con quien tuvo varios hijos. Estaba emparentado políticamente con el poeta y escritor Ernesto Luis Rodríguez, de igual manera también estaba emparentado de sangre con el maestro Juan Vicente Torrealba Pérez y con la animadora de televisión carmen Victoria Pérez.
Los Pérez maica desde 1.830 fueron propietarios de muchos fundos pecuarios de Camaguán, entre ellos mencionamos: Los Hatos Santa bárbara y santa Rosa.
Se desempeñó como secretario de la Prefectura de Camaguán, así como también jefe de la Oficina de Correo de san Juan de los Morros, hasta la fecha de su jubilación.
Cuando gallegos se encuentra en Camaguán haciendo sus investigaciones se produjo un gran aguacero, al cual describe en la novela de la siguiente manera: “en el fondo de las muchas soledades, el trueno que anuncia la aproximación de la entrada de aguas, mientras que hacia Barinas pasan las rumazones de nubes que van a condensarse sobre la cordillera, donde comienzan las lluvias que luego descienden a la llanura”. Y próxima la media noche, al ras del horizonte el fusilazo del relámpago. Dice gallegos en el prólogo de la edición mexicana que en el camino lo acompaño “sol abrasador y lluvia copiosa, con todo el estruendoso aparato de una tormenta llanera, donde entre nublado y sabana, un solo trueno no tiene cuando acabar”.
Ya para finalizar, es conveniente destacar que la novela “Doña Bárbara”- su obra maestra- fue publicada en 1.929 y marcó la lucha de la civilización contra la barbarie.
Con esta ponencia rindo homenaje al Maestro Don Romulo Gallegos en la oportunidad de estarse cumpliendo ochenta (80) años de este viaje investigativo al llano ! Salud Señores Cronistas y Gracias por su Atención Prestada.
*Cronista venezolano de Camaguan.