Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

miércoles, 22 de octubre de 2008

RELATOS DEL CIRUELAR*

Jeroh Montilla


En los espacios de la infancia es donde se trazan los futuros itinerarios, las rutas de lo que será nuestra búsqueda personal de la belleza. Si allí no tuvimos, o no cultivamos el necesario asombro, ni lo imaginario nos llevó a diario de la mano ante el arribo de esos días donde cada cosa era un universo por sí mismo, de seguro nuestra relación con lo hermoso estará lleno de extravíos y descuidos por el resto de nuestras vidas. Porque la vida entera de cualquier ser humano es la indeclinable y persistente búsqueda de lo hermoso, para unos de modo consciente y sostenido y para otros el ejercicio sublimado en tareas y obsesiones aparentemente ajenas a la sensibilidad.

El caso de Inés Vargas Tiape de Ranuárez es de alguien que mantiene una actitud muy lúcida ante los grandes ventanales de la memoria, de alguien lleno de amor que sabe reconocerse y practica el cultivo de una identidad luminosa y franca, que vive devotamente en ella desde aquellos días de su infancia, ámbitos pleno de olores, sabores, sonoridades, texturas e imágenes del real y a su vez mítico Ciruelar, barriada o recodo fantástico de ese soleado pueblo de Las Mercedes del Llano que el deshojar de la historia cubre de cambios y brumas civilizatorias imprevistas. Estos textos iniciales de Inés Relatos del Ciruelar, rescatan ese pasado y tienen la virtud de ubicarnos en un espacio y tiempo donde cada elemento cotidiano es plenamente un objeto, un gesto y una acción rebosada o sumergida en el creativo resplandor de los niños.

Felicitamos sinceramente a Inés, docente de jóvenes en San Juan de los Morros, por dar con su libro nuevos aires de frescura al hacer escritural guariqueño. Relatos del Ciruelar constituye, como ya dijimos, el primer texto publicado de esta dedicada profesora, en esta obra ella experimenta los afanes de un relato corto que entra con tino en los predios de la crónica. A continuación presentamos para el deleite del lector 3 de los 23 textos que componen el libro.


LA CASITA DE LA TIA MARIA CRISTINA

Era una casita muy pintoresca, pequeña y acogedora como salida de un cuento. Tenía al igual que la de nosotros un gran patio que ayudábamos a barrer con una escoba improvisada que confeccionaba la tía María, hermana del abuelo Raimundo, lo rociábamos con agua para aplacar el polvo y al barrerlo quedaba como para bailar un joropo.
Mi abuelo, era agricultor y tenía su conuco donde sembraba casi todo los alimentos que consumíamos, en las cerca de la casa ponía a secar las vainas de frijol, caraotas negras, quinchoncho, caraotas pintada, y luego desgranarlo junto con el maíz que pilábamos para hacer las arepas.
Nos poníamos en círculo, sentados en la arena de aquel patio y entre cuentos y chistes la faena se nos hacía corta y agradable, no faltaban los cuentos de muertos y aparecidos, que decían existían en el pueblo.
Una noche, iluminados por el brillo de las estrellas que parecían luciérnagas gigantes, sentados en el patio realizando nuestra labor, se nos antojó echar cuento de muertos. Decían que en la laguna La Piñera--cuyo nombre proviene del General Piña quien la mandó a hacer, y era funcionario del gobierno del General Juan Vicente Gómez.- y que quedaba justo frente a la casa de mi tía, salía un muerto sin cabeza, vestido con un liquilique blanco. A medida que el relato avanzaba el círculo se iba haciendo más estrecho, por el temor que sentíamos a ese supuesto aparecido. De pronto, mi tío Miguel, personaje que tiene su capítulo aparte en estos relatos, se paró y señaló hacia la laguna.
-¡ahí está el muerto sin cabeza!.-gritó y todos salimos corriendo para entrar a la casa, el primero fue mi tío Miguel, pero no se acordó y tampoco yo lo había mencionado, que la casita tenía las puertas demasiado bajitas y había que pasar agachado, a mi tío esto se le olvidó por completo y chocó contra la pared dándose el golpe de su vida que lo dejó aturdido largo rato, aunque este accidente no le quitó la manía de andar asustando.
Otro recuerdo que guardo en mi memoria de esa casita, es que había una troja donde guardaban un baúl y no nos permitían subir a ella. Cierto día salieron todos y me dejaron con mi hermana Maritza, la convencí para subir y una vez arriba para que abriera el baúl misterioso, ella lo hizo, el tiempo parecía congelado, como si no avanzara. Vi como mi hermana en cámara lenta alzaba la tapa de aquel baúl que se me antojaba lleno de morocotas, como en los cuentos de mi abuelo, por fin quedó abierto por completo, y al asomarme no vi. ningunas monedas ,solo libros, que no entendía lo que decían porque aún no sabía leer, pero Maritza tomó uno y leyó lo que parecía ser la primera página y que más tarde supe que se llamaba portada .Decía,”La Dama de las Camelias”,me imaginé una historia maravillosa y prometí leerla algún día. El baúl perteneció al señor Pancho Rivero, quien vivió junto a la laguna La Piñera y lo dejó cuando se mudó.
Más tarde descubrí que realmente el baúl sí guardaba un invalorable tesoro.
Desde entonces construí mi propio baúl y constituye mi gran fortuna.

MI AMIGO

Llegó a Las Mercedes adolescente, siempre le gustó el campo y sus faenas. Sus padres Pedro Moreno y Matilde Matos se habían mudado para San Juan. En una rabieta con su papá se fue de su casa .Se llamaba David, nunca lo llamamos por su nombre de pila le decíamos Amigo. Vivió con nosotros en El Manchao, ayudaba al abuelo en su trabajo y era nuestro baquiano y compañero de aventuras. Mi amigo era de contextura fuerte, se parecía mucho a Cabezón Delgado, jocoso, cuentero y hasta embustero.
Salíamos a cazar perdices las desplumaba con todo y cuero, era muy hábil preparando un pequeño asador improvisado donde ponía a asar el pájaro ensartado en un palito. Quebraba el rabo a los toros y nadie lo ganaba enlazando y tumbando los becerros para herrarlos.
Un día le pedimos un favor.
-Amigo queremos que nos agarres un araguatico bien bonito que está en la mata de merecure cerca del corral-
- Amiga usted no sabe que esos animalitos son malos –
¡No amigo, son lindos! Y nos prometió buscarlo pero que lo acompañáramos.
Al día siguiente fuimos, empezó a molestarlos y salieron muchos araguatos y empezaros a tirarnos excremento, salimos corriendo mientras oíamos gritar a mi amigo ¡amiga corra, que no le caiga de eso en la cabeza porque se va a quedar calva para toda la vida!
Mi amigo murió hace poco, tuvo un accidente, alzó una res para despostarla y el esfuerzo afectó su columna, quedó paralítico, creo que no soportó la idea de no poder montar su caballo y perderse en la sabana. La tristeza y la nostalgia invadieron su alma y corazón y no quiso vivir más.
Era muy bueno mi amigo.
Siempre lo recuerdo, más aún cuando leo el cuento de Rufino Blanco Fombona llamado EL Catire. Allí veo retratado a mi inolvidable Amigo.

NUESTRAS TREMENDURAS

Los días en el llano son largos, el sol ardiente produce una somnolencia que aturde, a los adultos, porque a los niños les agudizaba la energía y buscaban la forma de reducirla.
En la tarde teníamos la visita de mi primo Rodolfo, hijo de mi tío Carmelo a quien decíamos Pido Lido, venía para jugar.
Mi abuela tenía un gran gallinero con muchas ponedoras, cuando se echaban en sus nidos a empollar sus huevos poco se levantaban, descubrimos que del nido salían unos bichitos que se llamaban piojillos, eran diminutos y nuestra diversión era meter el brazo para que saliera lleno de estos insectillos que rápidamente empezábamos a triturar con las uñas, nos gustaba el ruido que hacían al quedar aplastaditos. Un día le tocó el turno a Rodolfo, no metió un brazo sino los dos, no dio tiempo de matarlos a todos porque oímos la voz de mi abuela que venía hacia el gallinero, salimos y nos fuimos al patio, allí había una mata de ají chirel, de los más picantes que mi abuela utilizaba para hacer el ajicero y comer con el sabroso paloapique que preparaba. Lo primero que se nos ocurrió fue agarrar unos cuantos y frotárselo en los brazos a Pido, se le murieron los piojillos, pero también le provocamos unas quemaduras en la piel .No sabemos que explicación dio Pido Lido a su mamá Inocencia Hurtado, pero fue la última visita al gallinero, al menos para jugar con los piojillos.
Una vez jugamos a preparar comida, mi hermana Maritza hizo una sopa con hojas de tua tua y unas frutas amarillas que daba un arbolito pequeño y que abunda en el llano llamadas manzanas del diablo, hasta allí todo era diversión, pero se nos ocurrió darle de probar un poco a un muchacho que estaba de visita en la casa y que le decían Remache - porque era muy pequeño -; menos mal que fue una probadita porque los ingredientes de la sopa eran dañinos y a Remache le provocó vómitos.
Nos reprendieron pero con la comprensión que sólo los abuelos sabían dar, seguimos jugando a preparar comida, arroz en latitas de sardina, ensalada con pepinos silvestres que tenían unas puyitas inofensivas y con tomatitos cagones que abundaban en los patios, siempre bajo la supervisión de la abuela.

*Inés de Ranuárez (2008) Relatos del Ciruelar. San Juan de los Morros: Sistema Nacional de Imprentas y Fundación Editorial El Perro y La Rana (Guárico). Colección cuento Argenis Rodríguez, 45 págs.

LAS MERCEDES DEL LLANO: AYER, HOY Y MAÑANA

Argenis Ranuárez A.*

LAS MERCEDES, antes de ayer, el mismo limpísimo cielo azul lleno de copos metamórficos que se funden, se fusionan y se desvanecen. El suelo, terroso rojiamarillo, médano en trechos para aliviar las plantas desnudas. El río a lo lejos, regalando vida de sabana a morichal y antes de ayer, el puro de alma caminando, cazando, pescando, viviendo, reinando antes de la llegada del que trajo espada y cruz.

Antes de ayer, el horizonte como única respuesta a las preguntas de las pupilas, al sur, bien y bastante al sur, el gran río y al norte, bien y bastante al norte, el suelo empinado en colinas y galeras, mudos testigos de tiempos remotos, mar que se fue, tierra llana que quedó para que en ella nazcan historia, mito y leyenda.

AYER LEJANO

Una migración desde PALACIOS, hato de los déspotas hermanos Vargas, trajeron a un hombre llamado Jorge Carpio, madre, hermana e hija llamadas MERCEDES, dieciocho familias con ellos, vacas, caballos y yeguas llegaron a LA ATASCOSA ABAJO, jagüey de cristalina agua, Carpio compró a Rafaela Álvarez de Belisario y en este corazón de sabana fundó sin mucha solemnidad un centro poblado al cual dio nombre de LAS MERCEDES, un año después.
Era julio de 1868 y los estudios sobre esa historia de este pueblo la inicia el Médico, poeta, rector y coleador Julio de Armas Mirabal. Vendrán luego trabajos del Cronista Malaspina, descendiente del Italiano de Nápoles Michelle, quien trajo el apellido a Venezuela, anclado en Santa María de Ipire desde finales del décimonono siglo, con rama zaraceña que dio un poeta llamado José y un embajador llamado Luis, venidos los otros para este pueblo para multiplicarse en nombres criollos como José en recuerdo del Giuseppe que se quedó en Italia y Luis, como el otro tío abuelo llamado Luiggi.Ese cronista que hoy recibe la confirmación oficial merecida y bien ganada con catorce años de esfuerzo sostenido. Malaspina nos pone en conocimiento de lo ocurrido desde ese 1868 hasta finales de los noventa, en tres libros que hablan breve y bueno sobre la historia del pueblo.
En ese proceso aparecen nombres venidos de cerca y de lejos: Cipriano González viene de Barbacoas, se establece como comerciante, de Altagracia vienen dos Migueles, Carvallo y Carchidio y finalizando el siglo llegaron de Chaguaramas José Antonio Márquez- de él el nombre de la casa Marquera-, y finalizando el siglo llegan tambien Vicente González, los hermanos Marrero y Rafael Ledezma Camejo, apellido que desde entonces forman parte de la historia del pueblo de Las Mercedes. Antonio Camejo y José Gregorio Celis llegan en la primera década del siglo veinte. Camejo es boticario, funda el primer establecimiento y muerto por la gripe española, se encarga su hermano el Doctor Luis Camejo, primer médico del pueblo y sus alrededores.Camejo venía de Chaguaramas y Celis de La Pascua. Celis se dedicó a su actividad de ganadería.
Julio de Armas, en su obra CAMINO REAL, publicada en México en 1959, nombra entre la gente laboriosa formada en este lugar o venida de otras partes, a Gustavo Infante, Diógenes López, Los Manuitt, Pedro Ramón González, Saturnino Dale, Héctor Arévalo, Los Bolívar, Antonio y Elicio Marchena, Francisco Carvallo, José Gregorio Celis, Pedro Rachadel, Antonio Ascanio, Mario Herrera, Antonio Carpio, Manuel Aular, Hermanos Turupial, Celestino Tovar, Los Prieto, Doctor Julio de Armas Matute, Emiliano del Corral, Nicolás Pierro, entre muchos otros.
Para nosotros, Las Mercedes es la voz recia del Toro Negro y de su novillo cebruno, médico de animales, coplero y coleador, llamado Braulio como el padre, es la voz de Ángel Ávila con su canoero escuchado hasta en la plaza, es la voz de Fredy López, el hijo de Sixta, celebrando al ferrocarril de los llanos, hoy realidad en ciernes, es el Llanero Feliz, llamado Alberto Díaz, embajador de su pueblo en toda Colombia, animado y animoso integrante del equipo de trabajo de Centro de Estudios del Llano de la UNERG, Las Mercedes es la voz que todavía parece escucharse en la distancia, de nuestro magistral hermano llamado Salvador González en serenatas al pie de las ventanas o de Chico Sivira,de la dinastía de ancestros falconianos, es Auspicio con sus canciones y su hija Rosety con su voz que enamora. Es Franklin Holder, locutor de los buenos y es Francisco su padre, sangre antillana, pasión mercedense, mercedeña y mercedaria, presente Francisco en el recuerdo, es Pedrito Carrasquel, más de cuarenta años en la Secretaría del Juzgado, veintisiete sin tomar vacaciones, es el Guyón padre de los Guyón Celis, treinta años de Juez en el pueblo de la Pascua, es Carlos Juvenal Chirinos, filólogo, escritor de finísima prosa, es “EL MEJOR JINETE”, llamado Telmo Rodríguez, coplero y coleador presente en el recuerdo, de cuya descendencia uno llamado Oswaldo dejó huella profunda y obra escrita en verso, y otro llamado Thelmo, como el viejo, obra magnífica sobre voces llaneras. Las Mercedes es Arturito Carpio, toda esplendidez campechana, compañero nuestro de escuela hace como cien años, si cada uno vale dos. Y son los hijos de Don Celestino y Doña Flora, amigos del alma, entre ellos uno compañero nuestro de gallos y de toros, llamado Manuel Felipe o Manolo, muerto con su hermano Guillermo una noche regresando del pueblo, allá en Los Negros. Y sus hermanos Mon, Lia, Flora, Ivón, Flor Celeste y Goyo, para nosotros este pueblo, ese portento de la dignidad llamado Armando Landaeta, anestesiólogo como nuestro padre, y lo son también sus hermanas, colegas nuestras del aula y del foro. Este pueblo es La Chata Ledezma, pedagoga de altos kilates, y su hermano El Mocho Celestino, compañero de conspiraciones de todos los conspiradores, promotor de obra educativa superior, trashumante mandado a matar según esa otra leyenda, el poeta de Garcitas, Ángel Eduardo Acevedo, plenipotenciario del llano ante el mundo, con discurso en verso y en copla; bandola, violín y cuatro. Es Agustín Contreras llevando y trayendo gente de aquí para San Juan y de allá para acá todos los días, toda una vida, y es su hijo César, guardado hace poco en El Edén de los Recuerdos de San Juan. Y Las Mercedes nosotros la asociamos con los inolvidables Antonio y Luis Camejo y a Carlitos, compañero nuestro de universidad, y a los hermanos Alberto y AgustínTurupial, luchadores contra la dictadura, co-fundador de periódicos aquí Alberto, preso guasinero, senador después. Casado co Idilia, integrante de la genial familia Rodríguez Rodríguez, hijos de Francisco Javier, talabartero nacido en Ipire, casado con Clara Rodríguez Rico, hermana de Guillermo y de Francisco, prefecto de este pueblo de nuestro especial afecto.
Las Mercedes es Ramón Blanco, nacido el 33, conocido como Ramón Zurita, amante de la historia local, quien cuenta con detalles la historia de La Quinta, de barro la primera, Colombia con Simón Rodríguez.
Las Mercedes, Las Mercedes del Llano es Saturnino Dale y Dale Nino Dale que ser honesto es lo único que vale, Las Mercedes son esos hermanos venidos de Santa María, Carmelo, Francisco, Rafael, Antonia y Miguel Tiape, hijos de Raimundo y de Inés, fundadores del Ciruelar, allá en Tropezón, donde pasado mañana se reunirán. De ellos viene esta mujer a quien llamo MIKOTO, dueña de mi vida, co-autora de cuanto soy. Las Mercedes es un moreno llamado Rafael, cantautor y dirigente de la Cultura y del gremio de folkloristas, Rafael Matos. Para nosotros Las Mercedes es su gente por encima de todo y de su gente, esos gemelos llamados Mireya y Hernán, hijos de Gustavo Infante y de Flora Manuitt, Mireya casada con Máximo, abogado y poeta de alta factura, gobernador y parlamentario, nacido en Orituco, renacido en La Pascua, y Hernán primer corredor de autos en una carrera de Caracas a Bogotá en 1960, en un viejo Volvo con su compadre, nuestro primo Rubén Balza. Aquí nació Víctor Pérez Rojas, Jefe Máximo de la Iglesia Católica en Apure, amante del llano y de los caballos y aquí nació otro prelado eminente, llamado Raúl Ascanio Chirinos, Teniente Coronel, Jefe de Capellanías del Ejército, Vicario de Calabozo y Párroco de San Juan, hermano de Manuel mi hermano, y de Carlos, Luisa y Jesús, los soñadores de Mata e Juaja. Para nosotros Las Mercedes es Raúl Celis con su inagotable repertorio de cuentos, chistes y anécdotas. Es Manuel Figueroa con sus versos a la tierra y a la gente, y es Felipe Rodríguez, El Poeta del Pueblo con sus libros y sus cuadros y su viudez a cuestas de su inolvidable Marcela, también mercedense, sobrina de Augusto Rodríguez, hijo de Morroco y de Pilar, anclado Augusto en la calle Zaraza de San Juan hace medio siglo, jubilado como honestísimo empleado de la Gobernación, trovador octogenario todavía con dedos y voz para rato.
Las Mercedes son el medio centenar de maestros, los 85 licenciados y profesores, los catorce militares desde el General de tres soles llamado Raúl Baduel. Figura del pasado reciente, del presente y del futuro, hasta el Maestro Orlando Vásquez, pasión mercedense con su voz y su cuatro, en cualquier lugar y a cualquier hora.
Las Mercedes es la memoria de Antonio Marchena, promotor del progreso, y es Ewing Malaspina, nuestro amigo de la adolescencia, aprendimos a cazar pájaros con pega elaborada con sabia de árboles.
Esa gente ha sido y es Las Mercedes del Llano de ayer y de hoy, esos 47 médicos, 9 veterinarios, 2 arquitectos, 1 obispo, Un vicario, 4 farmacéuticos, 4 bioanalistas, 59 abogados, contabilizados todos por Saúl Sivira, Ingeniero , Profesor y Poeta, más los que tendremos que agregar, escapados a su prodiga memoria y los que se han graduado desde esos ENCUENTROS VIRTUALES sivirianos, y a los tres policías de alta escuela aquí nacidos, los hermanos Ramírez Pinto, dignos ejemplos ante el país de la vergüenza y de la dignidad llaneras. Es Concho Moreno y su esposa Isbelia, cuya hija llamada Arisela, quien fue nuestra alumna fue guardada en la tierra ayer en San Juan.
Las Mercedes es el ayer de Julio de Armas Matute, sobrino del médico llamado Doroteo de Armas Matute, graduado en la UCV, en 1884, rector del Colegio de Primera Categoría de Ciudad Bolívar, ese Julio último que fue rector de la Central y Ministro de Educación, escribió en el CAMINO REAL citado, que para esos días de su relato, Las Mercedes era petróleo, petróleo y petróleo. Las Mercedes de Pedro Sivira son resultado del hecho histórico novelado, al estilo de otro grande del llano, José León Tapia. EL FANTASMA Y LOS RESIDENTES da cuenta del pasado reciente, un cambio de vida tras el abrupto cambio de la fuente de riqueza.
Lasv Mercedes de hoy,la vemos espiga y grano, siembra y cosecha. Es vacada para la leche y novillada para la carne, es gente buena hoy como la de ayer, es canto a la vida, himno al trabajo, poema al amor, búsqueda y encuentro de los orígenes remotos y recientes, es empeño creador que no da tregua ni pausa. Las Mercedes serán generaciones luminosas, lo advertimos: poetas laureados, escritores prolíficos, científicos de renombre, protagonistas de la Historia del siglo XXI, Artistas Internacionales, prosperidad económica y presencia mercedense en los grandes escenarios políticos, económicos, científicos y culturales.
Y es nuestro deseo para esa Mercedes, que se legisle para que no nos crezca vertical, porque en el llano no deben el hierro y el concreto tapar al sol ni detener el viento, es nuestro deseo que se cumplan los de nuestro hermano y maestro Adolfo Rodríguez con su mil veces propuesto MUSEO DEL LLANO, el ATENEO de nuestro inolvidable Manuel Ascanio y el MUSEO DEL COLEO de Julio de Armas, que buen homenaje sería en los cien años de su nacimiento, aquí en Las Mercedes que tanto amó, en la Casa de la Cultura o en otra casa que alguien done o venda para hacer realidad los sueños de esos tres grandes guariqueños. Que hospital bien dotado salve vidas y universidad las enrumbe.
Y otro deseo nuestro lo dejamos en las impolutas manos de médico- cronista Malaspina. Una biblioteca virtual sobre el llano. Una biblioteca virtual con todo cuanto sobre el llano se haya escrito y se escriba, se dibuje, se pinte, se retrate o se filme, de ese llano Total que ocupa cinco estados de Venezuela y cinco departamentos de Colombia, para que desde cualquier rincón del planeta, con un clic se tenga acceso al mágico mundo que tiene Las Mercedes como epicentro de grandes movimientos del espíritu humano, al llanero como neo- etnia tricentenaria con toda su grandeza, y a la llaneridad como forma de sentir y de ser única, irrepetible, inigualable en esa biblioteca –museo, los periódicos de ayer:” El Porvenir “, “Frente Joven”, “Adelante”, “Punteral” y allí por supuesto, periódicos y revistas de hoy, incluidos los medios alternativos impresos que hacen los estudiantes de Las Mercedes, y también las frases del día de Antonio Angelino.
Y no podemos terminar estas palabras sin mencionar entre lo especial de esta tierra, la manera de concebir los mercedenses a la familia. Esa forma de ser familiares, ese amor expresado en presencia oportuna, en la bonanza o en la carencia, en la adversidad o en el triunfo. Una familiaridad traducida en solidaridad total, absoluta, sin poses, sin segundas intenciones, sin reservas y sin aspavientos. De esa forma que solo en Las Mercedes hemos visto, los Encuentros familiares en y fuera del terruño nos proporcionan un especial placer. Creemos que solo los principios sembrados en el seno de la familia podrán llevar a una sociedad nueva, no las consignas ni los slogan pintados en calles o plazas.
Se hace necesario entonces que quite unos minutos de su valioso tiempo para referirnos a dos familias entre cuyos integrantes el amor filial es lazo indestructible. Solo a manera de ejemplo, porque aquí por fortuna es norma esa práctica.
Los GUYON provienen de un capitán del ejército francés, llamado LUCIANO GUYON VALDIVIESO, nacido en Lyón, de madre española, quien estaba en servicio en Las Antillas y vino a parar en Ciudad Bolívar, por el Orinoco y fue luego a EL YAGUAL en Apure, se casó con la calaboceña AMALIA PEREZ VISO, con quien procreó ocho vástagos : Carlos, Luis, dentista de los buenos, llamado la Paraulata de Las Mercedes, por su amigo Braulio Palma, Pierre, Anicio, Josefina, Ana, Amelia, Lidya y Cristina, venidos a este pueblo desde Apure, donde nacieron. Los años cuarenta hubo oleada de gente que vino tras el sismógrafo. Se han reproducido en los Guyón –Celis, Fernández-Guyón, Guyón-Pierro, Guyón-Herrera, Guyón-Bolívar y Guyón-Álvarez. Los Fernández Guyón vienen por vía paterna de español y alemana, padres de Santiago Fernández, falconiano enemigo del gobierno de Gómez, administrador de la Compañía Inglesa. Son los Fernández-Guyón: Lidya, Carmen Luisa, Luis José, Francia, Isabel, Rodolfo, Enrique, Rolando, Amelia, Yelitza, Anicio, José Gregorio y María Eugenia que son quince, y el mayor, llamado Pedro Carrasquel. La otra familia mercedense son los Ruiz, hijos de María Ruiz, venida de Tucupido, nacida en el catorce, padre de ellos Luis Magín Bolívar, vallepascuense nacido en en mil novecientos. Constituyen un emblema de Las Mercedes.
Los Ruiz llevan 16 encuentros familiares. Los Ruiz eran nueve: Luis Enrique, María Luisa, Jaime, Rubén, Roger, Alfredo, Iraima, Iridia y Luis. Roger se fue primero en viaje sin regreso, el 2004. Le siguió Luis Enrique, al año siguiente. Esas ausencias han redoblado la emoción de reencontrarse y las banderas que dejaron los viajeros la llevan sus hijos y sus nietos, Esos Encuentros se han realizado en distintos y distantes lugares de Venezuela, donde quiera que cada uno de ellos vive, pide y se le concede la sede.
Tienen un himno escrito por Alfredo, con arreglo de los muchachos músicos de la familia, y tienen un escudo familiar diseñado por Mariita o María Milagros Celis Ruiz, con ocasión del XVI Encuentro, realizado hace un mes en Valle Alto, Villa de Cura. Esos encuentros merecen atención, aplauso, seguimiento y repetición. Elaboran programa, hacen recepción, se instalan, distribuyen material de apoyo, tienen reflexiones, juegos, misa, paraliturgia, congresillo, premio a la excelencia académica, ternera y mucho más, Esos encuentros deben incorporarse a la Historia Contemporánea del pueblo. Esos Ruiz son gente humilde, gente de trabajo, gente de bien. Hay en ellos maestros, abogados, médicos. Frente a un volante Luis Enrique bregó duro para sacar adelante a los suyos. Son ejemplos de lucha por la digna subsistencia.
EL 2006 celebraron en La Grita, los setenta de María Luisa, llamada Mana, noble y buena como todos ellos, hermana y madre de todos ellos.
Cerremos, que largo hemos hablado. Si al momento de partir se nos permitiera como aquel anciano en la película CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE, encogiéramos para el oído, el alma llanera interpretada pos Salvador González, y para los ojos, un paisaje de llano, una sabana reverdecida, con un caballo blanco en viril retozo y en el azul del cielo, los copos fundiéndose, fusionándose, desapareciendo. Entonces, una sonrisa, la última, dirá que volvimos a la nada con los sueños cumplidos y con las promesas pagadas.
Escuchemos el himno de los Ruiz y hagámoslo nuestro en este momento estelar de nuestra vida.
A la orden.
Las Mercedes Del Llano, 24-09-08

*Periodista y cronista venezolano (San Juan de los Morros, estado Guárico)

BAUTIZADOS LIBROS DEL DR. ADOLFO RODRIGUEZ

El viernes próximo pasado (17 de octubre) fueron presentados y bautizados dos libros pertenecientes a la pluma del Dr. Adolfo Rodríguez. El evento cultural, efectuado en la sede del Cellunerg, contó con la presencia de un nutrido grupo de personas, entre quienes se encontraban el Dr. Argenis Ranuarez, el poeta Jeroh Montilla, el pintor Felipe Rodríguez, la poetisa Tibisay Vargas, el cantautor Alberto Díaz,quien fungió de Maestro de Ceremonia; la profesora Irma Mendoza, el profesor Lugo,la profesora Azucena Martínez, la presidenta de la Sociedad Bolivariana, capítulo Guárico, profesora Leonor Saenz y el profesor Manuel Botello. Las obras bautizadas fueron Mural de los Pueblos del Guárico y El Jardín de las Hesperides. El primero, de la serie de publicaciones de la Editorial Guárico, fue presentado por el Dr. Edgardo Malaspina; mientras que el segundo estuvo a cargo del Dr. Argenis Ranuarez. Mural de los pueblos del Guarico constituye un recorrido por la historia y la geografía de nuestras región. Por su parte El Jardín de las Hespérides retrata a San Juan de los Morros desde diferentes ángulos. Los presentes estuvieron de acuerdo en que ambas obras son muy poéticas y constituyen un gran aporte al estudio y difusión del pasado y el presente de nuestro terruño. El bautizo se realizó con pétalos de rosas.