Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

sábado, 19 de diciembre de 2009

UNAS NAVIDADES EN LONDRES


Adolfo Rodríguez



Como la más emblemática región del mundo asociada a esta época del año, estar en Londres en vísperas de diciembre, es vivir la propia Navidad. Es el frío, la actitud de la gente, las casitas que, en sus alrededores y a su interior, desde la calle, insinúan una atmósfera de buena música, tranquilizadoras lecturas y luces que confirman más la temporada.

Hay iluminaciones como en Venezuela. Mientras los centros comerciales muestras sus candilejas alusivas a Santa Claus, los renos y los pinos. Mientras buena parte del interés está centrado en el árbol que ornamentará la Plaza de Trafalgar y la programación surtida con ofertas de conciertos en el Albert Hall, villancicos, musicales como el West Side Story que vimos en Woking, la Coral de Navidad de Stableyard que se presenta desde el 7 de diciembre en Osterley Park y, al extremo oeste de Oxford Street, la Fiesta de Navidad de Dickens en Marble Arch. Estamos en 2008 y el Hyde Park es un gigantesco parque de atracciones porque el Winter Wonderland abre su prometedora caja de fantasías para los niños, con su tren, el carrusel de caballos, la casa encantada, la alfombrilla que desciende a una altura de 60 metros, la bola de nieve, la carrera de trineos y el laberinto de espejos. Desde la gran rueda panorámica los infinitos verdes del parque, la más grande pista de hielo de Europa y la réplica del tradicional mercadillo de Navidad alemán, con casitas de maderas, restaurantes, bares y cafeterías, para degustar platos típicos, cerveza, café, chocolate y souvenires como velas, artesanías, juguetes de hojalata, árboles de vidrio, bufandas, etc.

Hacia la calle de una de las casitas un muñeco representa a Santa Claus, no siendo gordo, ni con barba y riendo a carcajada batiente, no con el conocido jo jo jo, si no como un fulano cualquiera, con tal hilaridad, que no controla la mecedora en la que está sentado y se da con la frente en el barandal situado a la altura de sus rodillas en el pequeño corredor y un cocazo con la pared al echarse hacia atrás. Los adultos sonreímos y los niños casi pasmados ante esta versión tan destemplada de su santo preferido. Los venezolanos que pasan los días de Navidad en Londres asistimos a los conciertos en el Bolívar Hall para oír música de su país y a una feria de comidas, que incluye hallacas y, como no se ha previsto cachapas, mi esposa Clara sugiere adicionar al jojoto demasiado acuoso que se expende en UK, la tusa y un poco de harina de maíz que le mejore la textura. Quienes lo prueban en las oficinas adyacentes a la Casa de Miranda en Grafton Way se relamen los labios.


Imagen tomada de http://sobreinglaterra.com/2008/12/07/navidad-en-londres-las-10-mejores-atracciones/

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