Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

sábado, 24 de octubre de 2009

DIARIO DE INVIERNO Moscú-2009

Edgardo Malaspina

MARTES, 13 DE ENERO


3 grados bajo cero.

Los cuervos granznaron toda la noche. Natalia y Natalí visitaron la casa de los padres de Alexei. Parece un museo, dicen. El orgullo de Victor y su esposa son sus propios retratos en los que él es el emperador y ella la reina. Bueno, “soñar no es malo, malo es no soñar. Además, no cuesta nada”. Así dice un refrán ruso. Ese tipo de pintura la acepto como caricatura, porque de otra manera es completamente ridícula.

Vamos a la oficina de correos para enviar unos libros. Entramos a la Casa del Té, un edificio impresionante por sus detalles arquitectónicos coloridos y que recuerdan a las pagodas chinas. Cerca del correo está un establecimiento que llama la atención por su nombre: BAR LOS MALOS HÁBITOS.

Caminamos por el boulevar de Griboedov, donde está la estatua del antiguo militar ruso. En el Metro llegamos hasta la Biblioteca Lénin, que tantos recuerdos me trae de mis tiempos de estudiante. Un Dostoyyeski, marmóreo y pensante, cuida la entrada del recinto de libros.

En un arbolito de navidad artificial se esconden cientos de gorriones. Uno se acerca y ellos se alborotan y vuelan para introducirse nuevamente en su morada. En Arbat una tabla memorial indica el apartamento donde vivió el poeta Pushkin luego de casarse. Entramos al restaurant Iolki Palki . Es acogedor. Tiene retablos con temas de la historia de Rusia y cabezas disecadas de osos.

En casa veo por tv un reportaje sobre un pope y sus 17 hijos. Lo sorprendente de la noticia es que aquí nadie se sorprende. En la noche nos relajamos con vodka.


MIERCOLES, 14 DE ENERO


Voy al templo de Cristo Salvador. Es el más grande de Rusia. Se construyó por más de 40 años para celebrar la victoria sobre Napoleón Bonaparte en 1812. Fue inaugurado en 1883 en presencia de algunos pocos viejos soldados sobrevivientes que enfrentaron a los franceses. En 1931 lo dinamitaron por órdenes de Stalin. Se argumentó que “no tenía valor artístico y era símbolo del militarismo”. En su lugar se hizo una piscina olímpica. En el 2000 nuevamente fue levantado el templo que tiene más de 100 metros de altura, la superficie de 80 metros simboliza la Plaza Roja, y su capacidad es para diez mil personas.

Escucho una conversación de un hombre con una de la viejitas del templo. Él, tomando una imagen, pregunta:

-¿Quién es ella?

-Es la Virgen María. ¿Usted es ateo?

-Si.

- ¡Dios mío!

-No creo ni en mi mismo.

-No creer en nada ya es una creencia. Usted en realidad es religioso.

Salgo de la misa. Afuera el frío ha arreciado, los caminos se han congelado y están muy resbaladizos. Me acerco a la estatua del zar Alexander II, quien terminó la construcción del templo. Allí se recuerda que fue un gran reformador, hizo mucho por Rusia y murió en manos de unos terroristas. Un hermano de Lenin fue uno de los asesinos del zar. En tiempos soviéticos se nos hablaba de la acción heroica que significó el ajusticiamiento del emperador.

Me llego hasta el Museo de Bellas Artes Alexander Pushkin fundado en 1898 por Iván Svetaev, el padre de la poetisa Marina Svetaeva. Tiene colecciones originales de arte de muchos países y autores, desde la antigüedad hasta nuestros días. Camino por las salas: Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma… Rembrandt, Rubens, Van Gogh, Monet, Cézanne, Picasso…

Hay una exposición especial de Turner con cuadros provenientes de Londres. Allí están los paisajes del precursor del impresionismo.


FIN DE DIARIO DE INVIERNO