Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

domingo, 7 de marzo de 2010

Naufragó en temporal en julio de 1914: RESUCITÓ EL VAPOR MASPARRO POR LA SEQUÍA EN EL RÍO APURE

Oldman Botello.

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(.) En el naufragio en el Apure a 50 kilómetros de Achaguas murieron 26 personas entre ellos una veintena de soldados comandados por el general turmereño Ramón Garrido hijo
El último mensaje del general Ramón Garrido hijo, al general Juan Vicente Gómez, su futuro compadre, el 15 de julio a las once de la mañana, expresa: “Salgo hoy con el coronel Olivieri para Nutrias y Periquera (Guasdualito) a entregar Guarnición de dichos puntos”.
Se trataba de llevar personal de reemplazo a los pueblos del Alto Apure donde un mes antes habían disuelto tras incesante persecución a las fuerzas del general Pedro Pérez Delgado, Maisanta y las del coronel Ojeda, En junio de 1914 Maisanta, que era oficial del Gobierno, cambió la seña y se llevó el vapor Masparro hasta Puerto Nutrias, pueblo que asaltó, pero al llegar fuerzas oficialistas, debió abandonar la lucha y repasó la frontera con Colombia.

El barco semienterrado en la arena, en la orilla del Apure que está seco, en Lagunota

Todo esto viene a cuento por la conmoción existente en Apure, especialmente en Achaguas, porque la retirada de las aguas del río Apure, la tremenda sequía que padece, hizo reaparecer por primera vez, en 95 años, los restos del vapor de chapaletas Masparro, que se hundió tras una inesperada tempestad con vientos huracanados, a las 2 de la mañana del 16 de julio de 1914 cuando llevaba tropas al Alto Apure, al mando del coronel Ramón Garrido. En el naufragio perecieron 29 personas, se rescataron sólo siete cuerpos sepultados allí en las orillas del río y se salvaron unos pocos entre ellos el expresidente de Apure general Ignacio Quintana y el coronel Benjamín Olivieri, el Catire Olivieri, tachirense, que fue de los que vino con el general Castro en 1899 y luego eterno jefe civil de La Victoria hasta la muerte del general Gómez.

El Masparro

El steam-boat “Masparro” o vapor de chapaletas fue construido por la empresa norteamericana Mathison U. S. of Columbia y fue botado al agua en 1891, año en que comenzó a prestar servicios en comercio de cabotaje, fundamentalmente entre los ríos Orinoco, Arauca, Meta y ríos menores. Desplazaba 20 toneladas y una velocidad de 10 millas. No era propiamente un barco grande, sino un steam-boat, con un cuerpo superior o toldilla. Una nave de desplazamiento ligero, apropiada para conducir fuerzas militares en breve tiempo. De hecho, llevaba 7 tripulantes encabezados por Juan Antonio Arrieta, el práctico barinés, más una treintena de soldados de reemplazo, casi todos aragüeños al mando del coronel Garrido y algunos guariqueños y orientales que permanecían reclutados en San Fernando, en el batallón Guaicaipuro al mando del coronel Benjamín Olivieri.

El autor del presente reportaje sobre el barco, sujetando uno de las barras de dirección del barco. Detrás, el dispositivo donde se emplazaban las chapaletas.

Las campaña del Alto Apure

Las órdenes terminantes del general Gómez fueron que el general Garrido saliera en el Masparro, buque de la Compañía Venezolana de Navegación que el Gobierno arrendaba para esos traslados de fuerzas y armamento. El mes anterior lo habían pasado las fuerzas de Apure combatiendo al general Pedro Pérez Delgado que se había llevado el mismo vapor Masparro hasta Nutrias, pueblo que atacó pero fue disuelta su guerrilla finalizando el mes. Había que reemplazar el personal y esa tarea se le encomendó al general José Ignacio Briceño quien cuando fue a subir al barco se echó para atrás porque habían subido a un mono y dijo: “Yo no viajo con monos, esos bichos son pavosos” y eso le salvó la vida. Designaron a Garrido y el destino lo tenía marcado.
El temporal a media noche

A las 6 de la mañana del 15 de julio de 1914 partieron de San Fernando y el coronel Olivieri dejó encargado de la Guarnición al coronel Silvestre Castellanos. Todo transcurrió sin novedad en el viaje. Hicieron noche en el sitio de Lagunota, banda sur del río Apure, al noreste de Achaguas, unos cincuenta kilómetros de dicho pueblo.
Cuando todos dormían, cerca de la media noche se desató una tempestad con vientos rachados que hicieron soltar las amarras del barco. Quienes estaban a la intemperie abordaron rápidamente para no mojarse y todos se fueron a la banda que daba al río y el desbalance aunado a la carga que llevaban y el fuerte viento, hizo que el barco se fuera de lado y quedó con la cubierta hacia abajo no dando tiempo a nadie de saltar salvo unos pocos. Fueron aplastados por el Masparro que los arrastró en su naufragio.
Algunos lograron ganar la orilla. El general Ignacio Quintana., llanero bellaco, veterano de mil batallas, desde San Fernando, el 18 de julio a las dos de la tarde narra lo ocurrido en telegrama al general Gómez “todavía bajo la dolorosa impresión de la catástrofe en que providencialmente salvé la vida: “Sería la media noche cuando repentinamente se desencadenó en aquel lugar una violenta y huracanada tempestad que impulsó con furia el barco, rompió las amarras y lo volteó completamente. La sorpresa, la rapidez de la catástrofe y la oscuridad que nos rodeaba, hicieron más terribles aquellos momentos en que sólo se oía el grito de angustia del que se hundía, el aviso del que imploraba socorro y el llamamiento al del amigo que ganó la orilla.”
Los sobrevivientes fueron el general Ignacio Quintana, el coronel Benjamín Olivieri, Tomás Márquez, El Sute; Pocaterra, Marcos Martínez, Martín Domínguez, José Valero, Francisco Lara, cabo Wenceslao Rojas, Pedro Pablo González, asistente del general Garrido y Policarpo Canelón, de Aragua de Barcelona. Los fallecidos del ejército fueron: general Ramón Garrido, coronel Juvenal Colmenares, segundo jefe del batallón Guaicaipuro, coronel Arturo Sanz o Sáenz, capitán Alfredo Dávila, tenientes Pablo Emilio Sánchez, José Ramón Hernández, Sabino Colmenares, el joven subteniente Enrique Pérez Castro, de Maracay, ayudante del general Garrido (ascendiente del dirigente político Enrique Pérez Díaz y de la periodista Nitu Pérez Osuna y sobrino político del compositor Sebastián Díaz Peña); teniente Pedro Ferrigni, sargento de segunda Ismael Monasterios, distinguido Carlos Coronel, Sabás Franco, y los soldados Rufo Acosta, Ángel Padrón, Carlos Mendoza, Soledad Roquera (o Requena) y Rufo Guarepe, oriental. Los tripulantes Felipe Gómez, José Delgado, Federico Garrido, Luís Eduardo Carpio, Rosalino Cegarra y Pedro Montaña, más un muchacho conocido sólo como José. Fueron rescatados los cuerpos del coronel Juvenal Colmenares, José Ramón Hernández, Pablo Emilio Sánchez, un soldado y dos marineros de la tripulación, que fueron sepultados bajo la sombra de los cujíes del lugar, bastante inundado por la temporada invernal.

Gral. Ramón Garrido hijo

La noticia la supo el general Gómez el día siguiente, el 17 de julio a las 2 de la tarde por telegrama reenviado por el operario Acosta, desde la oficina de Camaguán, pues una tempestad que también afecto a San Fernando, tumbó la línea telegráfica. Firmaron el informe el presidente del estado Dr. José Rafael Núñez y el secretario general Dr. A. Acosta Medina. El general Gómez envió sus condolencias al padre del general Garrido y a la inconsolable viuda doña Agustina Obregón de Garrido a cuyo cargo quedaron seis niños huérfanos de padre: Leonidas, Bertha, Luís, Héctor, Horacio y Raúl Garrido Obregón. Al morir el coronel Garrido contaba con 44 años de edad y un brillante porvenir. El general Gómez, su amigo personal, le había ofrecido un hijo para bautizarlo, según es tradición en la familia, pero no se concretó por su repentino fallecimiento. A las tres de la tarde llegó otro telegrama de telegrafista Acosta al Director de Telégrafos en Caracas, general Anzola quien lo remitió al general Gómez.
¿Fue una brujería?

Una conseja o tradición recorre Achaguas y Apurito. Se dice que cuando las fuerzas militares desembarcaron, hallaron en las cercanías una troje donde al parecer se practicaban ciertos ritos de seudoreligión o magia negra. Alguien dio orden de quemar todo aquello y la que llamaríamos la sacerdotisa supuestamente habrían lanzado un maleficio que fue el que causó el temporal precisamente desencadenado a las 12 de la noche y que hundió el barco a las 2 de la mañana aproximadamente. Eso lo cuentan allá y todo queda en el misterio.


El vapor Masparro, en el puerto de Ciudad Bolìvar a comienzos del siglo XX
El río seco exhumó el Masparro

La sequía afectó al río Apure. En Lagunota, donde se miden 365 metros de orilla a orilla, desde Apure a Barinas, el río apenas presenta actualmente unos metros de agua.
Enfrente, en la orilla barinesa está el fundo del ingeniero civil Esteban Mayol, Santa Elena de Crecencia. La sequía permitió que el barco emergiera. Allí está, aún boca abajo, lleno de arena, de sedimento, sólo queda al aire parte de la plataforma inferior, dos de las barras de dirección, los ejes que impulsaban las chapaletas, el acero donde se incrustaban estas chapaletas de madera de la cual sólo quedan fragmentos. Es curioso que parte de la quilla del barco está bajo la orilla, lo que quiere decir, que esa orilla cuando el barco naufragó estaba más retirada hacia el sur y el río fue sedimentando el área, ocultando unos tres metros del barco. Debajo están esqueletos, armas, espadas, municiones y la mercancía que pudiera conservarse en 95 años del naufragio.
Las autoridades municipales de Achaguas están interesadas en el rescate del barco aunque aún no hay un proyecto sobre lo que harán. Lo que si es cierto es la sorpresa que causó la aparición del barco después de casi un siglo. En julio serán los 96 años del hundimiento. Rescatarlo, llevarlo a la orilla, será un incentivo turístico más para Achaguas acondicionando la carretera de tierra que conduce hasta la orilla del río que es infernal. Por otra parte, deben rescatarse los restos humanos que están allí y darles cristiana sepultura.
El autor quiere manifestar su agradecimiento al concejal y ex-Presidente del Concejo de Achaguas don Pedro Nieves, al cronista de Achaguas profesor Elisur Lares y al profesor Antonio Breto Peña, vecino de Achaguas por la colaboración prestada para llegar hasta el sitio del acontecimiento.

DIARIO DE VERANO MOSCÚ-2006

Edgardo Malaspina

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LUNES, 4 DE SEPTIEMBRE
Llovió toda la noche con relámpago y trueno. Amanece y la lluvia sigue, pero apenas se siente. Tomo el paraguas y salgo con el perro para disfrutar la melancolía del paisaje.
En los contenedores de basura hurgan los cuervos, pero también algunas personas. Quiero ser contundente en la siguiente afirmación: en el socialismo jamás observé ese deprimente espectáculo. Le hago el comentario a Natalia, mi esposa. Me contesta con un chiste: durante el socialismo había escasez de todo, no sobraba nada, no teníamos desperdicios que lanzar.
En la entrada del Metro hay buhoneros, también ancianos y niños con letreros pidiendo ayuda. Los empleados del Metro tratan de expulsar a los mendigos. Todo me es ajeno porque en mi vida estudiantil no me encontré con esas situaciones. El gobierno soviético garantizaba un salario mínimo a todos para la subsistencia, lo que muchos interpretaban como una distribución universal y equitativa de la miseria.¡ Que confusión! Uno ya no sabe que es mejor: si las migajas socialistas generalizadas, con aparentes rasgos de dignidad; o la abundancia capitalista sectorizada , evidentemente inhumana.
Vamos al museo de Andrei Rubliov en el monasterio Andrónnikov, en las orillas del río Yauza. Fue construido en siglo XV, pero funciona como museo desde 1960. Aquí vivió y murió el más grande pintor ruso de la Edad Media. Aquí está su tumba. Rubliov , autor de la Trinidad del Viejo Testamento , la obra más perfecta del arte antiguo ruso, fue canonizado en 1988. Él representa el ideal nacional, la armonía, la fe y las fuerzas morales del hombre ruso. En el museo hay más de cinco mil iconos y manuscritos. El lugar es silencioso, impregnado de una atmósfera espiritual. Nos sentamos bajo los árboles. Recordamos la película sobre Rubliov que hizo Tarkovski. En la Catedral de Saviour damos una contribución simbólica para que recen por el alma de la madre de Natalia.
Ahora hace buen sol. En las afueras un señor vende monedas del tiempo de los zares. Nos dirigimos al circo viejo de Moscú. Al frente está una estatua de cuerpo entero de Yuri Nikulin junto a un automóvil de los viejos. Nukulin fue un famoso cómico y payaso ligado al circo y conocido por muchas películas humorísticas que gustaron mucho.
En la noche nos echamos unos tragos de vodka. Yo la paso con pan negro y sorbos de kvas.

CONFERENCIA INAUGURAL DE LA CÁTEDRA LIBRE DRA. IRMA MARINA MENDOZA

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San Juan de los Morros, miércoles 03 de marzo de 2010
Biblioteca Pública de San Juan de los Morros
Casa de la Cultura “Dr. Víctor Manuel Ovalles Carloman”



Felipe Hernández G.
Profesor Titular. UNESR
felipehernandez56@yahoo.es

Fotografías: Arturo Álvarez D'Armas





Honrado. Muy honrado me siento de hablarles en la mañana de hoy de la doctora Irma Mendoza. Agradezco a los intelectuales Arturo Álvarez D’Armas y Jeroh Juan Montilla por escoger mi nombre para que les presentara desde mi perspectiva, una semblanza de esta gentil y noble dama.
Inicio mi disertación diciendo, que:
Hablar de Irma Marina Mendoza pone en aprietos al más avisado. No hay, en efecto, ocurrencia más difícil que hablar de las cosas valiosas cuando por el trato cotidiano y permanente se han hecho tan familiares que las consideramos consustanciadas con nosotros. Para ponderar el valor del pan, de la sal, del agua y de la luz, es necesario alejarse un tanto y sentir su separación. Tal sucedió con Irma: llegamos a catar su calidad humana y profesoral cuando El Supremo solicitó su presencia y ella tomó la decisión de ausentarse de las ringleras docentes e históricas por las que siempre transitó.
Harto fascinante es la tarea de acercarse con ánimo escrutador y sentido crítico a la obra multiforme y fecunda de la doctora Irma Mendoza, quien fuera nuestra amiga, una gran venezolana, apasionada por la historia y la educación. Su producción despierta los más encendidos y justificados elogios enfocada desde cualquier ángulo. Si admirables fueron sus históricas participaciones como ponente en jornadas de distinto signo, también lo fue su dilatado y fecundo ejercicio magisterial, a la par de sus enjundiosos y bien documentados trabajos históricos. Idéntico parecer puede emitirse respecto a sus selectos escritos donde nos demostró sus aquilatadas competencias para el análisis riguroso y la exégesis literaria, apegada siempre a la rigurosidad que impone la ciencia de la historia.
La obra de Irma, posee un valor inconmensurable a la hora de izar el estudio del pasado del Guárico. Eso sí, ubicándola más allá del tamiz de las emociones y bajo la pupila histórica propiamente dicha. O, por decirlo de otro modo, asignándole el valor que le corresponde en el ojo de la razón. He aquí, entonces, el punto concéntrico para discernir en relación a la dimensión humana y a la obra legada por esta ilustre caraqueña y venezolana, iniciando el recorrido por la senda magisterial e histórica, fraguada por una mujer comprometida y plena de la talla de la doctora Irma Marina Mendoza.

Junto al conferencista intervención del Cronista de Camaguan Italo Jiménez Laya

Densa y sólida cultura, dominio perfecto de los recursos idiomáticos, amplia y diversificada información, profundidad conceptual y desvelada preocupación por expresarse en la más adecuada forma, son algunos de los atributos que se ponen de resalto en los escritos de esta talentosa intelectual, tan ejemplar por sus acciones como por sus obras.
Nada le fue ajeno, empero y amen, en su acción como historiadora la geografía guariqueña ocupó especial atención y significación, contribuyendo al acrecentamiento de su rostro como territorio, y su indeleble nombre en la esfera nacional. Como es sabido, la palabra historia proviene del sustantivo histor o alguien que ha visto para poder saber y saberse. En otro giro, tal como lo afirma el historiador Alexi Berríos – Berríos (2010), “la historia se afianza en lo sublunar y todo lo acontecido alrededor del hombre formará parte de la hechura temporal”. Estar ahí, como diría Heidegger: “existir, mostrarse, buscarse…” en el tiempo como convención bifurcada y terminar comprendiendo que estamos llenos de pasado. Eso sí, dándole siempre connotación verdadera a lo acontecido, sabiendo que el pasado se estudia desde el presente, situando al hecho en su contexto o correspondientes circunstancias.
En consonancia con lo expuesto, también compartimos con Alexi Berríos - Berríos, cuando sentencia, que “tarde o temprano, la balanza de la historia establece las dimensiones correspondientes al papel desempeñado por los hombres en la vida sublunar”, y es ahí donde pretendemos soportarnos, para atinar en la justa dimensión que reclama el perfil humano y la labor historiográfica de la venezolana Irma Mendoza.
Como historiadora, supo armonizar en decantada conjunción la riqueza expresiva con el acervo de datos obtenidos mediante la investigación metódica y rigurosa, sometida a los más actualizados procedimientos. Así lo atestiguan sus obras, expuestas en congresos, encuentros, jornadas, charlas, simposios y toda suerte de confrontación de saberes, valga recordar algunas de sus ponencias:
La Escuela Normal de Ortiz; El hato Alcornocal en el tiempo histórico colonial; Una Epidemia en Camaguán en el año 1846; El Cabildo de Pardos en Nirgua, siglos XVII y XVIII; Federico Brito Figueroa y la formación de historiadores profesionales en Venezuela; Conflictividad social en Tucupido, 1760-1840; Pueblos de doctrina, propiedad territorial y mayorazgo en los valles de Caracas: Nuestra Señora de la Encarnación de El Valle de la Pascua, 1620–1800 (que fue su tesis doctoral), y la Presencia de la mano de obra esclava de origen africano en el Guárico colonial, publicada en colectivo en el libro Resonancias de la Africanidad.
En esta última (2005:17), desvirtuó errátiles conceptos que se venían trasmitiendo acerca de la escasa o nula presencia de esclavos en el territorio de los llanos del Guárico durante el período colonial de nuestro país. Con fidedigna documentación, demostró una realidad muy distinta, para lo cual acotó en su obra, que la presencia de mano de obra esclava de origen africano en los hatos del Guárico Colonial llegó a representar más del 60%, lo que nos informa de su alto índice y de su importante significación económica y social, llegando a concluir, que “el espíritu de libertad reinante entre los esclavos, constituye un elemento esencial en la formación del llanero y que es imposible comprender el proceso de emancipación nacional sin hacer referencia a los negros de origen africano y sus descendientes que habitaron en la extensa geografía guariqueña…”
En consecuencia, los escritos de Irma nos muestran singularidades de la unidad histórica venezolana, transitando el nailon de los años hasta llegar a lo contemporáneo, asumiendo con transparencia el legado tácito de una historia concreta e inmodificable desde la perspectiva cientificista y societal.

Intervención del periodista e historiador José Obswaldo Pérez

Ahora bien, Irma Mendoza también captó la importancia del estudio de los lugares de Venezuela, es decir, de la historia regional y local como elementos consolidantes del ser nacional. En su caso particular, su preocupación la centró en el Guárico, a los estudiantes de la Maestría en Historia de la Universidad Rómulo Gallegos, les insistió en la elaboración de trabajos atinentes a las localidades y sus particularidades, buscando conectar los cuatro puntos cardinales del mapa territorial de la entidad, muchas veces escamoteado por elementos foráneos. Mejor todavía, un estado y un país desconocido y no sentido por sus hijos y una sociedad sumida en la inconciencia histórica.
Nos atrevemos a afirmar que conocía y compartía el sentir de don Mario Briceño Iragorry (1981:85), cuando sentencia:
Nunca alcanzará virtud creadora, ni crecerá cuanto es debido en nuestro espíritu la nación, la Patria total, capaz de abarcar en su seno los destinos de mil diversos pueblos, sino se profundiza su raigambre en la robusta individualidad de la Patria local, en el afecto inconmovible, al pueblo, al barrio, a la calleja, a la casa, en fin, donde corrieron los tiempos sin igual de nuestra infancia.
Como se puede ver, la doctora Irma Mendoza en sus investigaciones en el campo de la historia, puso de manifiesto cualidades que la colocan a la altura de un Marc Bloch (1886-1966), de un Mario Briceño Iragorry (1897-1958) o de un Federico Brito Figueroa (1922-2000), para nombrar sólo a tres eméritos historiadores fallecidos.
Sus escritos, muchos de ellos desperdigados por ahí, –que tal vez sobrepasen el centenar- constituyen paradigmas del buen decir historiográfico, por cuanto en ellos se aprecia de manera inobjetable de que manera se planteaba el carácter de ciencia que tiene la historia, con sus teorías, principios, método y métodos, normas, modelos y categorías, poniendo siempre de manifiesto todo lo que la identifica y le otorga el carácter científico-social, puesto que como lo afirmaba Marc Bloch (1986:26), “la historia como ciencia tiene como objeto fundamental al hombre”, así, muy asertivamente expone: “es el hombre el protagonista principal y la historia quiere aprehender a los hombres”, es decir, percibir y comprender a los individuos desde los diferentes contextos de la dinámica social, donde les corresponde desplegar, emprender o desarrollar acciones.
Amen de los valores específicamente históricos e historiográficos, la labor magisterial de Irma Mendoza es de obligante mención, ciñéndonos solamente al Guárico, la generosidad para formar nuevos relevos de historiadores en todos los municipios de nuestra entidad es inconmensurable, a través de la Maestría en Historia del Decanato de Postgrado de la Universidad Rómulo Gallegos fueron muchos quienes se nutrieron de las fuentes del saber de la homenajeada, quien con su elevado sentido de equidad y desprendimiento no escatimó esfuerzos para apoyar y enrumbar a todos aquellos que a ella acudieron en pos de sus consejos y enseñanzas. Elevada labor magisterial que ha fecundado con creces en las obras de muchos guariqueños que hoy encausan su quehacer investigativo por los senderos que de manera ponderada, con amor y paciencia generosa les trazó Irma.
Muchísimos son –y ya lo manifestamos antes- los escritos dejados por la doctora Irma Mendoza. Pero ella, quizás dejándose llevar por su consubstancial modestia, posiblemente no pensó en reunirlos todos y publicarlos. ¡Ojala que este valioso tesoro no se extravíe por los inclementes senderos del olvido o de la desidia! ¡Cuántas joyas representativas del buen decir académico y del correcto pensar historiográfico no podrán legarse a la posteridad! Recordamos hoy una muestra de los que hemos podido tener a nuestro alcance. Con su rescate y divulgación quedamos hoy comprometidos los auspiciadores de esta Cátedra Libre, la Universidad Rómulo Gallegos, sus exalumnos, sus amigos y todos los que profesamos a ésta singular ciudadana, educadora, paleógrafa e historiadora de vocación, profesión y oficio el más sincero afecto y la más profunda admiración. A ella también, la gratitud del pueblo guariqueño.
Como corolario no s atrevemos a decir, que con tales apreciaciones, Irma Mendoza vivirá para la historia brillando en lo alto de un canto suave que suele decir y decir, por el Guárico y por Venezuela.
Un momento del público asistente.

LA CÁTEDRA LIBRE DRA. IRMA MARINA MENDOZA

Cobijada por la impronta iniciática de los intelectuales guariqueños Arturo Álvarez D’Armas y Jeroh Juan Montilla, nace hoy miércoles, 03 de marzo de 2010, La Cátedra Libre Dra. Irma Marina Mendoza, es el derecho que les asiste como intelectuales y científicos sociales, con idoneidad suficiente para conducir una cátedra, donde difundir el pensamiento y la obra de tan insigne y preclara ciudadana.
Así, a la sombra tutelar del Sanjuanote, bajo el palio triunfal de azul sin palideces, coreado por voces de misterio que acarrea la brisa desde la montaña y el cerro Platillón y por voces de intimidad que musita en salmodia sin reposo El Castrero, donde fueron esparcidas sus cenizas. Acude puntual Irma Marina a una cita de jerarquía.
Pero es cita que escapa de la urdimbre del tiempo, desasistida de la conformación de caducidad, ajena al cansancio, y por tal trasciende por el marco de la rutina, desbordado el simple episodio y se hace quehacer vital para insertarse en la historia.
Torna una vez más, Irma Marina Mendoza a San Juan de los Morros, libre del torbellino de la vida en quietud y serenidad que no alteran cosas ni hombres; vuelve purificada de escorias y curada de flaquezas en el esplendor rutilante de sus días floridos; regresa descarnada de perecederas envolturas y sin voz en el tiempo, convertida en lección y hecha símbolo a través de una Cátedra Libre.
San Juan de los Morros y el Guárico todo han buscado para la justicia un valor propio: una hija de adopción; allega para el enaltecimiento presea sin artificio: un mujer de excepción; exhibe para la consagración definitiva gloria genuina: una maestra sin rival y una historiadora sin dobleces.
Por eso se le ablandan los artejos y le tornan a lozanía las carnes soleadas; la vieja sangre de cuatro siglos cobra ardores de mocedad y se ilumina el rostro e hincha el pecho y se le encienden de jubiló los ojos. Por eso su cielo es hoy más claro, más alegres los pájaros y más sonoro el río. Irma Marina Mendoza ha entrado en el afecto de la ciudad, se le ha quedado al Guárico en el alma. Y es éste el verdadero significado de la creación de esta Cátedra Libre; porque la cátedra hermana en la eficacia de un solo símbolo el triple contenido del pensar, del sentir y del querer guariqueño en todos sus alcances. Aquí queda para preservar contra el olvido, resistente a la mordedura de los años la faz, el alma y la obra de una vida cimera cuya altura no menguaran las nieblas que a ratos le tejen cercos de oscuridad. Tres caminos, una ruta: la grandeza.
Convergían en Irma, la mente lúcida y el hondo pensar, trabados sin desajustes los razonamientos, don de universalidad, poder de síntesis, como rasgos de su estructura mental; sentido del decoro, culto a la libertad interior, pasión de lo noble y de lo bello, repulsión instintiva a lo rastrero, lealtad a las propias convicciones, a la amistad y a la palabra dada, los lineamientos de su configuración moral, y como marco, cordialidad sin extremos, gentileza sin afectación, don de la palabra y don de gentes para un remate de auténtica grandeza.
Fue por signo y por elección, Maestra e Historiadora. Para tal la perfilaban esas sus dimensiones desbordantes de aptitud psicológica y social; y cuando por la conformación del deber ético y por requerimientos académicos, hubo de darse al apostolado de la docencia, hizo de ella su instrumento para la enseñanza de la historia que era su vocación vital. Si de todos es sabido éste su quehacer de naturaleza y de voluntad, sólo ahora la distancia descubre en ella perspectivas inéditas. Y así la palabra se le volvió semilla y la pluma arado para una siembra sin descanso, y el vivir mismo, empresa de riesgo y de fervor. Fue esta la jornada de la entrega, el camino del esplendor meridiano.
Hoy en lo que bien pudiésemos llamar el camino de triunfo, cuando se agota el tiempo, se descarna el espíritu y se muestran en desnudez el nombre y la vida. Alma, vida y nombre exhibe sin velos a Irma Mendoza a su regreso de la noche por la voluntad de dos intelectuales guariqueños de excepción: Arturo Álvarez D’Armas y Jeroh Juan Montilla.
Por esa voluntad, que es un indubitable gesto de lealtad y reconocimiento, torna Irma, para quebrar el silencio y reiniciar el diálogo, para recomenzar el magisterio de la inacabable siembra y realizar una maternidad de larga descendencia. Es la hora de la reivindicación, el camino del triunfo.
Vuelve a través de una Cátedra Universitaria, porque ésta sólo refleja la perennidad del nuevo quehacer; vuelve hecha símbolo y encarna la síntesis de un sistema de ideas que no envejecen, una forma de vida que se renueva con la poda de la adversidad, un sentido de trascendencia que de la circunstancia amasa permanencia y plenitud; regresa hecha norma para señalar caminos a la inquietud nacional, para introducir en la vida sin dolorosos retrocesos un germen de renovación, un impulso ascensional, torna hecha voz sin textura temporal para sanar la angustia y alentar el indispensable urgente reajuste de valores; torna hecha enseñanza para alzar mesnadas de redención histórica.
Y suenan los acordes, porque si alguna vez se conjugaron para el esplendor materia y espíritu fue en la existencia de Irma Marina Mendoza; si un tiempo llegaron a perfecta armonía gleba y luz fue en los días terrenales de esta mujer extraordinaria: bastaba catarle la envoltura para adivinar alma selecta; era suficiente tomarle la voz o el pulso de la mano, para llegar al filón de una contextura espiritual de excepción
Pero el signo funcional no se agotaba en los tiempos de leyenda, en la relación particular; trascendía el cerco individual, la zona de contingencia para campear en realidad y eficacia en el magisterio y la historia.
Un día llegó a San Juan de los Morros para un quehacer de jerarquía Irma Mendoza. Se adentró por las acogedoras sabanas y por los mil caminos del Guárico, hasta fundir con el paisaje su ancha y profunda humanidad; les tomó nombre y signo a las cosas y se convirtió en razón de vivir porque le llegó a la entraña del dolor y de la alegría. Por eso resolvió hacer de esta tierra razón de sus querencias y sus enseñanzas, para narrarle al tiempo a través de sus historias la hazaña de lo que ha sido; para mostrarle al día el riesgo y la posibilidad de la aventura. Irma Marina Mendoza y el Guárico, trenzados los brazos a través de esta Cátedra se asoman desde hoy a idéntico destino.
Nace la Cátedra Libre Irma Marina Mendoza, amparada en el pensamiento de Nietzsche, cuando dice que “lo que importa del árbol no es el fruto,… sino la semilla. Que es la que hace la diferencia entre los que creen y los que disfrutan… y porque todo lo que se hace por amor, se hace, más allá del bien y del mal".
Porque conscientes que “la primera semilla del alma racional es la esperanza; porque ella es la fuente de la vida”, así lo han decidido Arturo Álvarez D’Armas y Jeroh Juan Montilla, y para decírselos con palabras de la poetisa Liliana Echeverria Drummond (1974):
Con arcilla luminosa están modelando un cántaro.
Y brota una melodía en el aire de sus manos.
El tiempo rosa y plata cónstela sueños del alma.
Y tú que miras los mundos y sabes de sendas amplias, quieres dejar escondida una sonrisa en el cántaro.
Para que nunca se apague el brillo de una alianza.
Ni se olvide el corazón de encumbrar una palabra.


Otro instante del público asistente.

REFERENCIAS

BERRÍOS – BERRÍOS, Alexi. (2010): Mario Briceño Iragorry… bajo la óptica histórica. Valera - Estado Trujillo: UNESR. II Jornada Nacional de la Red de Historia Regional y Local de la UNESR. Zaraza, 25 y 26 de febrero de 2010.
BLOCH, Marc. (1986): Apología de la Historia o el Oficio del Historiador. Caracas, Barquisimeto, La Victoria: Coedición Fondo Editorial Lola de Fuenmayor / Fondo Editorial Buría. Colección Textos Clásicos.
BLOCH, Marc. (1975): Introducción a la Historia. México: Fondo de Cultura Económica.
BLOGS: Historiografías - Viento del Sur Editores - San Juan de los Morros y el Estado Guárico.
BRICEÑO IRAGORRY, Mario. (1981): Presencia e Imagen de Trujillo. Caracas: Biblioteca de Temas y Autores Trujillanos.
BRITO FIGUEROA, Federico. (1996): La Comprensión de la Historia en Marc Bloch. Barquisimeto: Fundación Buría.
ECHEVERRIA DRUMMOND, Liliana. (1974): Con Arcilla Luminosa. En: Revista Foro del Norte. http://www.hispanista.org/revista/norte/n1974/260/vers/260b.pdf
HEIDEGGER, Martín. (2005): El ser y el tiempo. México: Fondo de Cultura Económica. Traducción: José Gaos.
MENDOZA, Irma Marina. (2005): “La Presencia de la mano de obra esclava de origen africano en el Guárico Colonial”. En: Mendoza, Irma M., Ramos Guedez, José Marcial, Vannini de G. Marisa y Jesús García. (2005): Resonancias de la Africanidad. Caracas: Fondo Editorial del IPASME.
NIETZSCHE, Friedrich. (2009): Obra Completa II: (Así habló Zaratustra, Más allá del bien y del mal, La genealogía de la moral, El crepúsculo de los ídolos, El Anticristo). Madrid: Editorial Gredos.
En la ciudad de Valle de la Pascua, estado Guárico, a los veintiocho días del mes de febrero del año 2010.