Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

domingo, 10 de abril de 2011

Mariara a la orilla de un lago

VIGILIA DESDE EL TORREÓN (I)

Alberto Hernández

** Arcos ojivales muestran la mirada solitaria del torreón, eterno vigilante del valle, mientras el recuerdo indígena se pasea lleno de orgullo por la arena del lago.
** El 27 de junio de 1959 apareció el decreto que le dio cuerpo legal al municipio.
Un juego de fotografías de “El Cojo Ilustrado” muestra el fondo nuboso de una fiesta de navidad en Mariara. El encuadre es de Schael del 15 de septiembre de 1895 y del 15 de diciembre de ese mismo año, y 15 de febrero de 1897.
Las hojas amarillas de la antigua revista recogen varios avisos donde los ojos resaltan la curiosidad: “Canto de bodas”, por Enrique Greville, en versión castellana de “Pedro Sánchez Marín, doctor en filosofía y letras”. Los sueltos editoriales cubren un espacio muy importante en esta publicación que conquistó la tradición de un periodismo que resume la vida de aquella Venezuela comarcana.
Las gráficas de Schael llevan a la Hacienda Tovar, a la llegada del Gran ferrocarril de Venezuela a Mariara, en lucimiento de trajes y pantalones cortos de anónimos protagonistas. Eduardo Schael se hace ojo misterioso de esa población a orillas del espejo de los Tacarigua.
Del nombre
Muchas han sido las ideas para acercarse al significado y procedencias del nombre Mariara. En su libro “Mariara, la que debemos conocer”, Hermes Bozza Müller desarrolla un breve estudio en el cual se hallan roces de conclusión. Muchos han sido los osados que emiten juicios interesados o tendenciosos a la hora de querer dar la respuesta acerca del nombre de esta comarca vecina de Maracay. Bozza dice que es nombre indígena. Así lo dice: “La existencia de un caique de nombre Eliseo Guaica y de su esposa María-Rha, es ubicada en el año 1738; de manera que si tomamos en cuenta que ya en 1749 existía el nombre de “Mariara” (Valles de…) es imposible que esa india haya dado origen al vocablo. En duda queda también el criterio del naturalista Arístides Rojas, quien supone que “Mariara” es el nombre de la fruta de un árbol que al ser machacada servía para hacer aceite”.
Más adelante, Hermes Bozza apunta un estudio lingüístico que aclara el verdadero origen de ese nombre: “las partículas finales de Ara-Re o Ri, son una especie de clave para reconocer casi inmediatamente las ascendencia de la palabra, y significa (en lengua o dialecto Caribe o arauaco) lugar. El significado del ai o ara, derivado del vocablo Huari es de procedencia quechua, del Perú, pero viene a significar casi lo mismo, o sea: Colonia de…o sitio de…El vocablo Mari, por su parte, se refiere a aves voladoras de la laguna, o más específicamente, a garzas. Este vocablo sí es exclusivamente arauaco.
De manera que al juntar las dos partículas y ubicarlas con su fonética correcta, obtenemos el vocablo Mariara, o sea, Colonia de Garzas”.
El lago recoge el vuelo, el plumaje y el paisaje de esas aves zancudas que cruzan, en su bello transitar aéreo, el mapa de las poblaciones a su orilla.
Hace tanto tiempo
La cultura arawaca viene del sur. Instala su influencia en todo el centro del país. Sitio obligado para aposentarse en Tacarigua, familia que tiene en el lago factor de sobrevivencia. Entonces, Tacariguas, Araguas, Meregotos, Ajaguas y Mucarias comparten el territorio que rodea a la laguna.
Los hallazgos arqueológicos dan fe del trabajo de años de estas comunidades precolombinas en esta región de los estados Aragua y Carabobo.
Así, el Lago fue avistado por vez primera por Juan de Villegas el 24 de diciembre de 1547. El ojo europeo quedó sorprendido por este inmenso “charco” en pleno corazón del valle.
Las tierras del hoy estado Carabobo son holladas por españoles el mismo año en que Juan de Villegas conoce el lago, es decir en 1547. “Ya en 1567 se conocía el nombre de Mariara, aparece en reseñas históricas de la época, más específicamente en las crónicas de Oviedo y Baños…”
Ocho días –dice Oviedo- pernoctó Diego de Losada en Mariara en su camino hacia Caracas. Una larga lista de conquistadores –hombres blancos- fueron, entonces, los primeros europeos que “habitaron” los valles de Mariara: Francisco, Rodrigo y Pedro Ponce, hijos del gobernador. Gonzalo Osorio, sobrino de Losada. Gabriel de Ávila, Francisco Maldonado, Francisco Infante, Sebastián Díaz, Diego de Paradas, Agustín de Ancona, Diego de Montes, Alonso Andrea, Francisco de Madrid, sólo para mencionar a algunos de los hombres del fundador de Caracas.
La fundación
Háblase de los pioneros, de los encomenderos del “sitio de Mariara”, como aquellos dela familia de Basilio Tovar. Sin embargo, a juicio de los historiadores y fijada la idea en el libro de Bozza, son los hermanos Domingo y Diego Tovar, propietarios de la Hacienda Mariara, los que ocupan el lugar para comenzar a darle cierta fisonomía, luego reseñada por el obispo Mariano Martí, a quien se le considera el verdadero fundador de la población, por oficio que ordena el padre doctrinero Lorenzo Lovera y Otañez, quien por mandato del prelado crea parroquia para los negros, blancos, mulatos y zambos que moran en la región, unos mil.
Pero es en 1567 cuando se logra decretar la “erección canónica de la Parroquia de Mariara”. Así nace la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y santa Teresita del Niño Jesús de Mariara, “desmembrando su territorio de la Parroquia de San Joaquín, Distrito Eclesiástico de la Vicaría Foránea de San Agustín de Guacara”.