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miércoles, 7 de febrero de 2018

TODO EL UNIVERSO EN LA CELDA DE UN FRAILE


Eduardo J. Anzola


El 11 de enero de 1749 nace Juan Antonio Navarrete en la hacienda Tamanavare, en San José de Guama, poblado indígena bajo la jurisdicción de San Felipe El Fuerte. Siendo muy niño queda huérfano y sus familiares lo llevan hasta Caracas.
Luego de convertirse en fraile  franciscano en 1770, se traslada a las islas de Santo Domingo y Puerto Rico y se  gradúa como doctor en teología. Después reside en Caracas donde desarrolla un vastísimo quehacer intelectual y se desempeña como bibliotecario.
El 22 de junio de 1804,  fray Francisco Javier Cubillán recibe carta de fray Marcos Romero:

Señor y Amadísimo Padre: hace muchos días que nuestro Padre Navarrete me suplica se conceda la celda que está contigua a la suya para abrirle puerta por dentro y agregarla a su habitación, a causa de que la que por ahora goza, es muy reducida y no le caben los libros, cama y demás muebles necesarios para su uso, sin estar unos encima de otros. 1

La carta prosigue describiendo como ha sido acosado repetidamente por la obstinación de  este fraile a quien ya no le alcanza el espacio físico para colocar una numerosa cantidad de libros. Ese testimonio nos habla de la personalidad y afanes de este monje bibliotecario.
Navarrete es un fraile erudito con una cultura y una visión de mundo sorprendentes para el período colonial que le corresponde vivir. Como asiduo lector e investigador cita en sus manuscritos numerosas y variadas bibliografías de autores contemporáneos y de otras épocas. Su prolífica obra es diversa, compleja, y extensa. A veces profundo, a veces más bien superficial, pretende abordar todas las vertientes del conocimiento de su tiempo. Escribe diecisiete volúmenes en folios a mano y con una caligrafía compacta de muy prolijo acabado.
Solo se le conoce uno de ellos, Arca de Letras y Teatro Universal, obra de este gran erudito.  Allí explora temas religiosos, humanísticos y científicos de medicina, astronomía, química, alquimia, física, botánica, historia, geografía, literatura, mitología, teología y filosofía. También registra sucesos y crónicas.  Su estilo despliega   agudeza, sentido del  humor y dominio de la ironía.
La temática de esta obra enciclopédica, se ramifica en muchas disciplinas moldeadas con paciencia de orfebre intelectual, para desarrollar un contenido que es como una suerte de arca de saberes, donde el autor despliega su avasallante erudición. El Teatro Universal es el gran espectáculo de la creación de los humanos y de la Madre Naturaleza, observado por Dios. 2
Este franciscano, a fuerza de constantes lecturas de todo cuanto llega a sus manos,  transforma la reducida celda del monasterio en un infinito mundo de conocimientos concentrado en un “Aleph” o en una “Biblioteca de Babel”, como diría  siglo y medio después, el escritor argentino Jorge Luis Borges.
Navarrete organiza cuanto cree que debe saberse y acceder a tal conocimiento de la manera más idónea Arca de letras y Teatro Universal, sin embargo, sin ser un diccionario de lengua, es un texto de carácter enciclopédico mediante el cual el lector puede acceder en orden alfabético, a aquello que desea conocer. Navarrete  se apoya en fieles referencias de grandes autores y obras, desde las antiguas hasta las contemporáneas a su época, y se siente  fascinado por la vastedad del universo contenido  en el diccionario y la enciclopedia.
También derrocha pasión por la definición, que tomará como punto de partida para aproximarse al conocimiento de los objetos. Arca de letras y Teatro Universal, pretende representar en detalle  la realidad que ha experimentado en sus variadas dimensiones y bifurcaciones.
Su obra demuestra un afán por la anotación, la descripción y la recopilación, como queriendo compilar un registro verbal de la realidad; una suerte de enciclopedia que pretende narrar objetivamente los hechos del mundo, como una suerte de reportero universal.  
Como muestra de la obra, allí Navarrete hace una crónica en torno a la tragedia ocurrida entre el 13 y 15 de febrero de 1798 en La Guaira. Según el autor y otros testigos, es un castigo enviado por “la mano airada de Dios” ya que unos libertinos han profanado su palabra.
Un aluvión pavoroso arrasa una gran parte de la población y destruye casas y una cárcel del puerto. El autor termina el recuento:

De los muertos en la inundación del agua del río, que con piedras y tropel de sus corrientes corría por las mismas casas y calles como soldado con espada en mano matando y atropellando gente, no se sabe aún el número y se espera ir descubriendo cadáveres entre tanta ruina entre que niños, viejos, mozos, mujeres, soldados y demás se juzga alcanzar a más de doscientos. Las noticias en adelante esperamos.3

Lo que subyace en sus reflexiones de la tragedia es lo indomable, temible e implacable de la Naturaleza. Para Navarrete, siendo ella igualmente divina y bondadosa con el hombre, se inflama de fuerza para castigar a unos libertinos capaces de burlarse de Dios. Así el autor evidencia la irracionalidad humana y muestra el poder de la Madre Naturaleza. Pero no imagina este monje venezolano, que San Felipe El Fuerte sufrirá una tragedia mucho peor, con el terremoto devastador de la Semana Santa de 1812,  14 años después de aquella otra.
En el año de 1811, el monje respalda con vehemencia la causa republicana y lo manifiesta abiertamente.  Predicando en la iglesia de San Pablo, despotrica del rey español y su corte. No obstante su rol de espectador y compilador del universo, decide actuar, ya sexagenario, en el teatro de la Guerra de Independencia, como capellán militar de Francisco de Miranda. 
Como voluntad final, pide que sus escritos sean incinerados a su muerte, deseo que no se llega a cumplir totalmente. Su deceso se producirá tres años después en la provincia de Guayana. 4 
José Antonio Navarrete es una curiosidad intelectual y significa un antecedente insólito del mundo intelectual y filosófico de Venezuela. Sin duda, este monje oriundo de la jurisdicción de San Felipe El Fuerte, es un personaje bastante singular y tan extraño como su propia obra.
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1 bRUNI CELLI, blas. Estudio preliminar y Edición Crítica. Publicado en el tomo I de: Arca de Letras y Teatro Universal por  Juan Antonio  navarrete. p. 14 – 22. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1993.

2 Corredor Aveledo, Antonio.
Juan Antonio Navarrete, el lexicógrafo erudito. pp. 89-90. Publicado en: Educación y Biblioteca. N° 167 – Madrid. TILDE 2008

3 nAVARREte, Juan  Antonio. Arca de Letras y Teatro Universal  pp. 156 -157. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela. N° 60. Caracas, Academia Nacional de la Historia. 1962.

4  bRUNI CELLI, b. Ob. Cit. p. 24.


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