Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

miércoles, 12 de noviembre de 2008

APÓSTOL NEGRO DE LA NO VIOLENCIA

Daniel R. Scott*

La violencia en todas sus manifestaciones parece ser el pan nuestro de cada día. Pan amasado con la sangre, el dolor y la mala suerte de gente inocente. La violencia es parte integral e indivisible del ser humano. Sea cual sea la página de la historia que abramos siempre nos encontraremos con párrafos y más párrafos salpicados de violencia. En la Edad Antigua un imperio sometía a otro imperio con la fuerza de la espada. Grecia, Medo-Persia, Babilonia y Roma, cada uno en su turno y en su momento histórico tomaron por asalto a todo el mundo conocido en ese entonces. Para la Edad Media, una Europa nominalmente cristiana chocó violentamente con los hijos de Alá, en un intento absurdo de recuperar los llamados lugares santos sabe Dios con qué finalidad. Pese a lo adelantado de su cultura y de sus avances técnicos y científicos, el siglo XX fue violentamente sacudido por dos guerras mundiales, cientos de guerras locales y un puñado bastante significativo de genocidios manifiestos y declarados.
Hoy vemos como Israel irrumpe en el Líbano con tropas, tanques y misiles. Alguien dijo que desde que el hombre hizo su aparición como un complejo fenómeno biológico y psíquico sobre la faz del planeta, escasamente se han disfrutado de diez años de paz. Sin embargo y pese a la existencia de la sempiterna violencia han surgido protohombres excepcionales y raros que, tomando la antorcha luminosa del bien, la paz y la justicia, se han pronunciado enérgicamente en contra del espíritu violento de su época, sacudiendo conciencias aletargadas y dejando caminos abiertos para las futuras generaciones. Este es el caso de Martin Luther King, conocido con justicia como "el apóstol negro de la No Violencia" Pastor de la Iglesia Bautista, Martin Luther King luchó por los derechos de los negros y de todas las minorías discriminadas de los Estados Unidos. Porque, aún autodenominándose " América la Hermosa", los Estados Unidos padecieron y aun padecen los conflictos raciales más serios del planeta. Profundamente influenciado por la filosofía de la No Violencia puesta en práctica con éxito por Gandhi en la India, Luther King se unió a un grupo de militantes de los derechos civiles en la ciudad de Montgomery, Alabama, desafiando por meses las injustas leyes de segregación imperantes en el servicio de transporte público. Boicotearon el transporte público y ganaron la pelea... sin dar un golpe ni maltratar a nadie. Su hazaña tuvo una sonora repercusión nacional que lo constituyó como el líder indiscutible del movimiento antisegregacionista. A partir de ese momento organizó un sin numero de campañas de protesta pacíficas que lo llevaron a la cárcel en más de una ocasión.
Su movimiento pacifista y antirracial alcanzó la cúspide el 28 de agosto de 1963 cuando delante de 200.000 personas de todas las razas, pronunció el más famoso de sus discursos: "I Have Dream" ( Tengo un sueño ). En 1964 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz y, en 1968, la intolerancia de la supremacía blanca pondría fin a su vida con un certero disparo.
Fiel a su ideal de la No Violencia, King luchó hasta el día de su muerte sin pisotear ni vejar a nadie. Perseguido, vilipendiado y encarcelado, nunca pagó con la misma moneda. No se dejó llevar por la nefasta doctrina del " ojo por ojo y diente por diente". En los días del boicot al transporte público aconsejó a los suyos: " Si te maldicen, no contestes con otra maldición. Si te golpean, no devuelvas el golpe; muestra buena voluntad en todas las ocasiones". Quiso imitar a Jesús y a Gandhi. "Cristo me dio el espíritu y Gandhi el método" le decía a sus simpatizantes. Y fue precisamente esa su contribución: poner a la disposición de la humanidad la fuerza del espíritu en el campo de las luchas sociales. Nunca antes se había llevado tan lejos el mandamiento de "Si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra" ( Mateo 5:39 ). Es decir: alguien tenía que dar el primer paso para salir de la cadena sinfín de la violencia. ¡Tarea difícil! Pero algo se obtuvo: la firma de los Derechos civiles, entre los que se encontraban el derecho de los negros al voto y la declaración de ilegalidad de la segregación en todos los lugares públicos.
El mundo es violento y por medio de la violencia se han roto cadenas y fundado Repúblicas. Los imperios solo ceden y conceden derechos cuando el hombre que aspira al título de ciudadano se alza en armas. Muchas revoluciones son ejemplo de ello. Pero el agobiado hombre de la Postmodernidad ya está cansado de siglos y más siglos de violencia. El hombre busca encarnarse en la vida del hombre de paz.
QUE ASI SEA
25 de Julio de 2007

*Bibliotecario y escritor venezolano (San Juan de los Morros, estado Guárico)

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