Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

miércoles, 4 de diciembre de 2024

LA PEÑA ADMIRABLE*

 Domingo Rodríguez 

El robo (1)

Era una mañana del año 1934 del siglo pasado, el presbítero FRANCISCO JAVIER PEÑA (el padre Pernía de la novela Casas Muertas), se encontraba realizando sus acostumbradas oraciones tempraneras en el recibo de la casa parroquial de Ortiz, cuando repentinamente entra al referido inmueble, el señor Arciniega, jefe civil de la vecina población de Parapara, la cual también atendía el mencionado sacerdote:

—Buenos días padre.

—Buenos días señor Arciniega.

—¿Qué lo trae tan temprano a Ortiz?

—Vengo a comunicarle una horrible noticia, se han robado La Peña Admirable.

El padre Peña se para sobresaltado del mueble donde estaba sentado, exclamando: —¡No puede ser Dios mío! — Inmediatamente salen hacia Parapara.

En el camino Arciniega explica al padre Peña los pormenores del caso. En la madrugada las manos sacrílegas de unos malhechores, extraños a la población, habían socavado las paredes de la iglesia por los lados de la sacristía. Habían roto también el Sagrario, donde se guarda la reliquia de la imagen aparecida de Nuestra Señora, profanado así la gran devoción y amor que los hijos de Parapara profesan a la excelsa virgen por más de 200 años desde su aparición. Se sospecha de unos “maromeros” que llegaron hace unos días al pueblo, los cuales se marcharon de improviso en la madrugada sin conocerse rastro de ellos. Que ya, mediante telégrafo, había pasado la novedad al prefecto del Distrito Roscio y al presidente del estado Guárico, teniente coronel Ignacio Andrade.

Al llegar a Parapara, el pueblo, sin excepción, se encontraba en la Plaza Bolívar, dentro y frente de la iglesia. Todo era dolor y consternación, lloraban niños, jóvenes, mujeres, hombres y viejos. Un conglomerado de fe, de gente buena, humilde y trabajadora, que siempre se habían ufanado de celebrar las festividades de sus tres patrones: Santa Catalina de Siena, San Rafael Arcángel y La Peña Admirable, la que consideraban un regalo de Dios para su tierra. Apenas el padre Peña se baja del carro que le llevó al pueblo, abriéndose paso entre la gente que se encontraba en el templo, que llorosa gritaba: — ¡Blasfemia, Blasfemia! —, se dirige al altar mayor, cae de rodillas y con lágrimas en los ojos, eleva una oración al altísimo.

Después se pone de pie y habla a los presentes con voz fuerte y pidiendo calma exclama: —Nuestra amadísima madre la Virgen María nos hizo el exquisito regalo de su divina presencia bajo la advocación de Nuestra Señora de la Peña Admirable, para que la veneráramos con fervorosa devoción. Para que le pidiéramos por nuestras necesidades, tribulaciones y sufrimientos, y vosotros lo han hecho a través de centurias. Tengan mucha fe, porque, así como ella y su hijo, Dios nuestro señor nos la dieron, así también nos la devolverán —.

Por muchos días y muchas noches el pueblo de Parapara se declaró en vigilia de oración permanente en la iglesia y en la plaza esperando el regreso de su Virgen, que nunca se llegó a producir, a pesar del esfuerzo que hizo mucha gente por encontrarla, en especial la Diócesis de Calabozo, el mismo padre Peña, y las autoridades Civiles y Policiales de la época.

Cómo fue la aparición de La Peña Admirable (2)

En el año 1720, a dos leguas del norte de Parapara, población del estado Guárico fundada a las orillas del río Flores, tributario de río Paya, un indio lugareño de la comarca trabajando sus labranzas en el Valle De Las Yeguas, lo que hoy se conoce como Piedras Azules, fue sorprendido por una violenta tempestad. Asustado por los repetidos rayos, se refugió en unos grandes peñascos que hacían una especie de gruta. Pasada la tempestad, cuando ya se disponía a marcharse, un fenómeno extraordinario atrajo su atención: en una floreciente  planta de lirio silvestre que crecía en una peña al margen de una quebrada vecina, divisó un vivísimo resplandor, curioso el indio se acerca a la peña y descubre en medio de los lirios, que la iluminación procedía de una pequeña piedra llana, de más o menos tres dedos de ancho por tres dedos de alto donde se podía ver grabada la imagen de una mujer con corona en la cabeza, un niño en sus brazos, y parada sobre media luna. Con gran respeto el indio agarró la piedrita y se la llevó a su choza.

Al cabo de un tiempo cundió por toda la comarca del pueblo de Parapara la noticia de la aparición de la imagen, y fue tanta la admiración que producía a todo el que la veía, que fue designada por el indio y la propia gente de la región con el nombre de “Nuestra Señora de la Peña Admirable”. Luego fue trasladada al pueblo para ser adorada.

En 1780 el Obispo Mariano Martí estuvo de visita en Parapara y en sus apuntes y manuscrito dice que la imagen es muy similar a Nuestra Señora de la Corteza de Acarigua, además, que es tan milagrosa que autorizó a un devoto para recoger por espacio de tres años limosnas para el fomento de su culto. El mismo prelado también refiere que otro devoto dotó para sus fiestas, que se celebran cada 8 de septiembre, con 240 pesos. También menciona que todos los años ese día los devotos van en romería al lugar de la aparición.

Las noticias de los numerosos milagros realizados por la virgen se fueron propagando con los años en toda la región. Es así, como a fines de siglo 18, se traslada a Parapara un empleado del gobierno colonial y prevalido de su autoridad, saliéndose de sus derechos y atribuciones, confiscó la imagen y la llevó a Caracas con la intención de pedir al cabildo secular impidiese su culto por juzgarlo inconveniente y supersticioso. El pueblo de Parapara y el cura de la época conmovidos por tan injusto hecho, comisionaron al joven Domingo Toledo, tal vez la persona de más talento y prestigio de todos sus habitantes, para que se trasladara a Caracas y alegara ante el ayuntamiento de la capital que el cabildo civil no tenía ninguna competencia en asuntos que solo le incumben directamente al gobierno eclesiástico, por lo tanto, devolvieran la imagen al pueblo que él representaba. La exposición de Toledo fue aceptada y se le devolvió la imagen. Cuando los moradores de Parapara supieron la noticia de que se le había devuelto su divino tesoro cuya ausencia lamentaban y llenaba sus almas de tristeza, se dispusieron a recibirla con gran júbilo junto al cura del pueblo. Se acordó para su resguardo y seguridad, que en una de las casas más importantes se dispusiera una capilla provisional con un altar profusamente adornado con flores y lumbres para ser adorada por todos sus fieles solemnemente, con grandes manifestaciones de fe y acendrado amor. Que en cierto modo sirviera de desagravio al desacato que se pretendió contra la sagrada imagen. Luego se dispuso que en el pueblo y sus alrededores se hiciese una gran colecta para mandar a hacer un relicario para la virgen, el cual fue construido de plata bañada en oro y en forma de custodia donde fue colocada la imagen. Ese día el pueblo, todo jubiloso, concurrió a la casa donde estaba depositada para llevarla a la iglesia con la gran cantidad de milagros ofrecidos a la virgen elaborados en metales preciosos, cuyas puertas se abrieron para recibirla en medio de las armonías de los himnos sagrados ya que para siempre sería el santuario de la Mater Admirabilis.

Se cuenta que, estando de visita pastoral en Parapara, el ilustrísimo señor arzobispo, doctor Ramón Ignacio Méndez, quiso cerciorarse si la imagen que tanto ponderaban, era por sus perfecciones digna de culto. La sacó de su relicario y sin saber cómo se le desprendió de las manos cayendo al suelo, por lo cual la piedra se partió en uno de sus extremos, sin sufrir daño la imagen. Volvió el señor arzobispo a colocarla en su custodia y mandó a depositarla en su altar para que se siguiese adorando.

Dos veces después salió del templo la sagrada imagen, en 1882 cuando el cura párroco del pueblo, Antonio María García, la llevó a Caracas para hacerla reproducir en estampas y reparar el relicario por largos años de uso. Y ese fatídico día de 1934, cuando los criminales que se la llevaron, tal vez movidos por la intención de apoderarse del relicario y los milagros, fundirlos y venderlos por algunas míseras monedas. Lo más probable es que hayan sacado la piedrita con la imagen de la virgen de dicho relicario arrojándola a algún barranco, acabando así con siglos de devoción, adoración e historia al mismo tiempo.

El 8 de septiembre de 1945 Parapara volvió a contar con una nueva imagen de la virgen pero en forma de busto, mandada a hacer con la aprobación de sus habitantes por el padre Pedro J. Grau C., cura de Ortiz y Parapara para esa época, y fervoroso devoto de María Inmaculada, la cual fue costeada por su propio peculio y otros señores, entre los cuales se encontraba el comerciante de San Juan de los Morros don Matías Cardozo, abuelo materno del hoy arzobispo de la diócesis de Mérida, Baltazar Porras Cardozo.

Recuerdo que todos los 8 de septiembre, estando niño iba con mis padres, nuestra abuela Beatriz, mis hermanos y el resto de la familia, a la misa en honor a La Peña Admirable en la iglesia de Parapara, y después junto al padre Grau y varios devotos visitábamos el sitio de la aparición.  Esto estuvo ocurriendo así hasta 1954 cuando fallece el padre Grau, con su muerte se fue perdiendo la tradición a través del tiempo. Este año el padre Frank Gómez, presbítero de Ortiz y Parapara, el pasado 8 de septiembre, conmemoró las fiestas de Nuestra Señora de la Peña Admirable con una peregrinación muy concurrida que salió a las 3 de la mañana desde el pueblo hasta el sitio de su aparición en Piedras Azules. Quiera Dios que, con esta iniciativa del padre Gómez vuelvan a renacer esas festividades, de ahora en lo adelante como ofrenda a nuestra madre María Santísima bajo la advocación de Nuestra Señora de La Peña Admirable, y para regocijo de todo el pueblo parapareño.

Notas

1) El relato de monseñor Francisco Javier Peña (+), con respecto del día del robo de “La Peña Admirable”, lo oí narrado por éste en una oportunidad en que visitó a nuestra abuela Beatriz de Rodríguez en su casa de Ortiz.

2) Los datos históricos sobre la aparición de la virgen guariqueña y parapareña, los tomé de unos apuntes suministrados por nuestro condiscípulo Silvestre Milano, nativo de Parapara.

*Artículo publicado por primera vez el 18 de septiembre del 2009 en la página “Semblanzas Orticeñas” del Cronista de Ortiz Fernando Rodríguez Mirabal en el Diario “El Nacionalista” de San Juan de los Morros, estado Guárico.

(Imagen tomada del diario “Últimas Noticias”)

domingo, 11 de febrero de 2024

VIDA COTIDIANA DE LA PLAZA BOLÍVAR Y PLAZA LOS SAMANES DE SAN JUAN DE LOS MORROS*

                                     María de Lourdes Martínez (Malula) 


SAN JUAN DE LOS MORROS

San Juan de los Morros, capital del Estado Guárico,  localidad ubicada en un valle Inter montano  perteneciente a la serranía del interior del tramo central de la cordillera de la costa que sirve de encrucijada entre los valles de Aragua y los llanos centrales, tuvo un surgimiento de manera espontánea ,en la época de conquista y colonización, como fue el caso de muchas localidades de Venezuela, razón por la cual es difícil precisar la fecha de asentamiento de sus primeros pobladores, y por ello se toma como fecha de fundación el año 1780   en la cual el obispo Mariano Martí en su visita pastoral la elevó a categoría de parroquia por petición de las familias allí establecidas.

      Casi dos siglos después, Para el año 1934 es designada capital del Estado Guárico por el entonces presidente dictador Juan Vicente Gómez quien realiza un canje de esta localidad que pertenecía al estado Aragua por los pueblos de Barbacoa y Taguay   quienes dejan de pertenecer al estado Guárico y pasan al Estado Aragua.


PLAZA BOLÍVAR DE SAN JUAN DE LOS MORROS

La Plaza Bolívar de San Juan de Los Morros, se encuentra   ubicada en la Avenida Sendrea y Cedeño, entre la Iglesia San Juan Bautista, estatua de San Juan, la Gobernación y la Alcaldía del Municipio Juan Germán Roscio. Este importante espacio público fue inaugurado, el 24 de julio de 1935, siendo obsequiada la estatua del Libertador Simón Bolívar por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, presidente de la República de Venezuela para el momento. En la construcción de la Plaza, se emplearon materiales modernos. Posee una planta rectangular delimitada por aceras que convergen en el centro mediante caminerías que la atraviesan en forma de X. De tal manera, se originan cuatro áreas verdes provistas de árboles altos y vegetación ornamental. Su piso es de granito. Al centro, sobre un alto pedestal se encuentra La estatua pedestre del Libertador Simón Bolívar, acompañada con la inscripción de su inauguración que dice:

 “ EL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA OBSEQUIA ESTE MONUMENTO A LA CIUDAD DE SAN JUAN DE LOS MORROS 24 DE JULIO DE 1935.” 

Plaza Bolívar de San Juan de los Morros

En su construcción se emplearon materiales modernos. Posee una planta rectangular delimitada por aceras que convergen en el centro mediante caminerías que la atraviesan en forma de X. De tal manera, se originan cuatro áreas verdes provistas de árboles altos y vegetación ornamental. Su piso es de granito.

MONUMENTO A SAN JUAN BAUTISTA (Sanjuanote)

La historia dice que el Dictador Juan Vicente Gómez se enamoró de esta tierra tanto que cambió su orden territorial y de aldea la convirtió en capital del Estado Guárico. La comunidad quería una imagen de San Juan y dijo Gómez que como ella estaba destinada a ser grande le iba a mandar a construir un Sanjuanote y así fue. Esta estatua de casi 20 metros se encuentra en el cerro Del Calvario justo donde comienza la Plaza Bolívar de San Juan de los Morros y la vida política de la ciudad.

A un costado de la plaza Bolívar, existen dos plazas: La plaza Antonio Miguel Martínez y la plaza Simón Rodríguez ambas patrimonio Histórico del Edo. Guárico. La PLAZA ANTONIO MIGUEL MARTINEZ, fue inaugurada el 08 de Mayo 1975, homenaje que le rindieron un grupo de exalumnos y fue decretada patrimonio histórico, estuve presente pues soy nieta de este insigne educador, (tenía 13 años para el momento) allí fue sembrado un árbol por mi hijo Hernán Rangel Martínez, como una tradición familiar. Actualmente existe una situación irregular pues, fue robado el busto y en su lugar colocaron uno que no se parece ni remotamente a mi abuelo. La otra plazala Simón Rodríguez, tiene vieja historia cotidiana, que en los años 60-70-80 Los estudiantes llevaban sus sillas plegables y madrugaban estudiando, esto antes de la era del internet, muchos recuerdan cuando estudiaban hasta el amanecer allí, con sus sillas de lona y el termo de café.


Busto original de Antonio Miguel  Martínez.


Árbol de la esquina sembrado por un bisnieto del educador.

VIDA COTIDIANA DE LA PLAZA BOLÍVAR 

Al hablar de la vida cotidiana de la plaza Bolívar, hay un sin fin de actividades, entre estas el wifi libre, esto permite estudiar, sobre todo  y compartir en las redes sociales de tarde .Podemos ver muchas ,sobre todo las de tercera edad, disfrutando de la tranquilidad del lugar, Jóvenes con carritos y patines degustando de helados, tortas y perros calientes y hamburguesas que se venden en los alrededores de la plaza. 

En una esquina de esta hay un gran árbol de coto peri, fue sembrado por mi padre Roraima Martínez y el Señor Lolo Infante. Allí se realizan actos cívicos Militares, de gran trascendencia, celebración de efemérides. En el mes de Noviembre Y Diciembre es el centro de atracción pues se destaca el Espíritu Navideño, es adornada con luces y motivos decembrinos. También se observan a los enamorados compartiendo en el lugar es un sitio maravilloso, donde damos rienda suelta a la imaginación, y disfrutamos de un ambiente hermoso que transmite paz.

Pero no todo es belleza allí, la época de Independencia, dejo una historia sangrienta, Eusebio Antoñanza un Tirano en el Guárico, en una cerca que estaba justo en la plaza, asesino a cientos de hombres inocentes como muestra de su poderío y maldad, El sacerdote de la iglesia observo todo, y se salvó porque se escondió en un lugar cercano.

La Plaza Bolívar sirve de concentración religiosa en Semana Santa, durante  la procesión de Nazareno, Domingo de Ramos y todas las otras procesiones. Es inmensamente maravillosa la historia del día a día de este lugar. Allí quedo gran parte de los recuerdos de mi infancia y aun, al pasar cerca ,no pierdo  la oportunidad de sentarme y disfrutar de la historia cotidiana de la Plaza Bolívar de San Juan de los Morros.

Entre los personajes emblemáticos de esta plaza podemos nombrar a Jesús el chichero, así lo llamábamos (JESÚS AVILAN), personaje muy querido aun en los reencuentros sanjuaneros que se realizaban allí surge siempre el recordado Jesús el chichero ,era una chica muy rica con sabor de pueblo. También recuerdo a Domingo el Policía siempre atento a la hora de la salida de las escuelas Aranda y República del Brasil.


Simón Rodríguez.

PLAZA DE LOS SAMANES

Esta anteriormente fue llamada Plaza del Magisterio. En cada pueblo, en cada ciudad, hay sitios llenos de la historia de un país que ha dado paso a la civilización. La Plaza Los Samanes, es un lugar acogedor donde convergen todas las clases sociales de la capital guariqueña.

El 17 de abril de 2015, la periodista Keimary Ruiz, realizó una entrevista exclusiva para El Tubazo Digital, al poeta y escritor Jeroh Montilla. En esa oportunidad, Montilla afirmó que la Plaza Los Samanes, es el corazón de la ciudad. “Si usted quiere saber o conocer sobre San Juan de los Morros venga a la plaza Los Samanes”, dijo. Ese día, recalcó que “el corazón de San Juan de los Morros no está en la plaza Bolívar, no está en la universidad, ni en las barriadas populares, está aquí, donde se concentra toda la ciudad”. “Esta es una plaza que cuando revisas los libros, encuentras fotografías de ellas desde el siglo 20”, reafirmó el poeta Montilla. 

Así mismo, acotó que esta plaza tiene mucho movimiento en el día, pero a partir de las 8 de la noche, queda totalmente desierta. Finalmente, recordó que “el primer terminal que tuvo San Juan de los Morros quedaba aquí mismo, en esta plaza”.  En esa ocasión al igual que ahora, dijo que “hay mucho descuido con el cuidado de la plaza, hay la intención y he visto muchas iniciativas, pero no se sostienen en el tiempo”. Además, mencionó otro problema que “es la conciencia del ciudadano. Creo yo que hay que presionar al ciudadano para que poco a poco vaya asumiendo esa cultura cívica de conservación a los lugares públicos. 

La Plaza de los Samanes,está situada en el centro de la ciudad. Según la tradición oral y los testimonios de don Pánfilo Cedeño —fundador de San Juan de los Morros— se sembraron en esta plaza dos samanes, uno por Eladio Orta en 1884 y el otro por Rafael María Alayón en 1901. Actualmente, sólo permanece uno de ellos en pie. La pavimentación de la plaza se efectuó en el período del gobierno de Isaías Medina Angarita, entre 1942 y 1945. La plaza ha tenido varias denominaciones, tales como plaza Alí Gómez (1934); 14 de febrero y plaza del Magisterio (1943). Fue para el año 1971 cuando empezó a ser llamada plaza de Los Samanes. Es un sitio de encuentro de la comunidad para todo tipo de actividades.

Un arte para interactuar con él, para experimentar, para divertir y entretener a las personas, para estimular la creatividad de los transeúntes o visitantes, con el que todos, sin distinción de alguna, nos sintamos identificados. Desde las vanguardias históricas; cubismo, expresionismo, futurismo, dadaísmo, surrealismo, introducidas desde principios del siglo XX, en las artes plásticas en general y en particular la escultura, se introdujo una gran variedad de nuevos materiales, como el hierro, acero, hormigón, aluminio, resina, vidrio, que han dado una nueva visión de la escultura expuesta en espacios públicos, lo que ha redimensionado a la arquitectura y el urbanismo de las ciudades.

Asimismo, las ideas modernas de arte, cambiaron las tradicionales maneras de entender las concepciones sobre el mismo y la convencional forma de hacer una escultura, referidas a la talla o al modelado. El arte moderno ya no trataría de imitar a la realidad tal como la percibimos visualmente, sino de transformarla de una manera original y hacerla visible en una forma física, de hacer de la forma física material un lenguaje. Lamentablemente estas obras de arte ya no existen en la plaza

Entre los personajes emblemáticos de esta plaza, podemos mencionar a Ignacia, la que siempre estaba en la plaza, esperando a las muchachas del liceo y las perseguía, después se reía, era su lugar preferido, allí pedía dinero o comida para su sustento, cargaba siempre un pardillo. Ignacia era muy cambiante en su conducta, porque a veces estaba de lo más cariñosa, pero sin ningún motivo, se transformaba y con ese garrote, la emprendía con quien la hacía disgustar. Ignacia contaba que era una mujer de notable posición social, pero que, al perder a su esposo, que parece que murió en un accidente, entonces ella sufrió un ataque de demencia, y su memoria y mente se bloquearon casi absolutamente.



Un sitio histórico de esta plaza fue “La Posada del Tejado de los Samanes”, refrescante lugar de gran tejado que recubría la Fronda de los samanes, construcción encantadora de estos viejos portones coloniales.

VIDA COTIDIANA DE LA PLAZA DE LOS SAMANES

Lugar de encuentro del pueblo Sanjuanero, en sus alrededores estaba la casa de COPEI y el Concejo Municipal (Elba de Granadillo era la presidenta por los años 70), la farmacia El Carmen, la línea de taxis San José que tenían un teléfono de pared y atendían las llamadas para las carreras que costaba 5 bolívares, recuerdo que el numero era 2171.

Diariamente estaban los limpiabotas, era un arte la manera de lustrar los zapatos, la panadería a Venezuela aun esta allí. En la plaza Los Samanes, en el año 1987, sucedió un acontecimiento, se presentó un intercambio de disparos, fue cuando se dijo que mataron al brujo, lamentablemente fui testigo del triste momento.

Actualmente, está muy concurrida, casi imposible caminar por las aceras cercanas, esta una parada de buses, parece un terminal   hay comercios por ambas aceras y los buhoneros ofreciendo la mercancía, También esta una farmacia social que tiene la particularidad de hacerse dos colas, la de la sombra es la más lenta y la del sol que avanza rápidamente, y hay menos personas, si estas apurado lleva tu baño de sol. 

Allí se ve cada cosa personajes del pueblo saludando con afecto, actividades políticas, los religiosos predicando a todo pulmón y con obras de teatro, si vas caminando no te sorprendas si ves que una mujer le da un derechazo a un hombre, así transcurre el día a dio, ya al caer la tarde se llena de borrachos y prostitución, da una imagen contraria a la del día, son Las dos caras de la plaza los Samanes.

Pero es así el corazón de San Juan, lo cotidiano se Vuelve costumbre, y ves el sentir de un pueblo, sus carencias, y la triste realidad de la noche. En los samanes están las tiendas de negocios y encuentras lo que buscas, y lo que no buscas También, en lo cotidiano cuando vamos a salir al centro se suele decir: voy a dar una vuelta a Los Samanes.   

*Ensayo escrito para la materia "Historia de lo cotidiano" de la maestría en Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

UNA MIRADA AL CEMENTERIO MUNICIPAL DE VILLA DE CURA, MUNICIPIO ZAMORA, VENEZUELA

                                                                    Beatriz Maure R.*

Entrada del Cementerio Municipal de Villa de Cura, Calle Comercio-Oeste.

Reminiscencias de Cementerio

     Schriewer y Martínez (2019) plantean perspectivas de estudios desde la Antropología Social, a partir de la biografía de una familia, la descripción de una sociedad particular, de finales del siglo XIX y principio del siglo XX, y detallando sus patrones matrimoniales, de género, sanitarios y económicos, desde información o constructos aportados del cementerio de la ciudad, en concordancia Velásquez, P. (2009) afirma que desde la visión organizacional se conforma como “...lugar en donde se crea y recrea un orden socioterritorial que da cuenta de su entorno...”

     Por consiguiente, Schriewer y Martínez (2019) caracterizan la Provincia Endogámica de la ciudad de Murcia de dominación “caciquista”, pero, influenciada históricamente por emigrantes, al transformar los patrones matrimoniales de desarrollos de redes de poder de la oligarquía local, asimismo, en el aspecto económico en “la integración del mercado” se pierde paulatinamente actuación que distinguían patrones de la mayoría de negociantes de esta ciudad, en cuanto al papel social del género la mujer es transferida a la casa y el hombre ligado al comercio, también, permite visualizar la mortalidad por escasos avances médicos, insuficiencia de higiene, elevados riegos en partos para madres e hijos y enfermedades genéticas y crónicas.

     En este orden de ideas, cabe señalar, la percepción de la sensibilidad de la muerte, que a diferencia, del nacimiento (puede no llegar a ocurrir) es un evento inexorable, real e inminente en relación Comesaña, G. (2004) comenta: “Como el hecho del nacimiento, el de la muerte es una de esas realidades que constantemente nos ciernen y nos conciernen.” por lo que en correspondencia  Montiel, J. (2003) sostiene que,

“Reflexionar sobre nuestra muerte, es reflexionar sobre nuestra vida. La muerte es una dimensión de la vida. (...) puede sobrevenir en cualquier momento. Rechazar la muerte, hasta el extremo, es negarse a vivir. Para vivir plenamente hay que tener el coraje de integrar la muerte en la vida”.

     Dentro de este orden de ideas, Cobos, E (2009) plantea que existen estudios que muestran la muerte como el rasgo más cultural del ser humano: que modela, el contenido y la calidad de la conducta diaria expresada en los ritos fúnebres, mientras que, para Cartay el estudio de la muerte, siguiendo a Barrán, es fragmentado en la Cultura Bárbara (1800- 1860) como hecho cotidiano, de presencia cercana- familiar, por la mortalidad generada de enfermedades y guerra civiles.

     Mientras que, la Cultura Civilizada (1860-1920), la muerte de ritual normado, majestuoso y adornado, en consecuencia Cobos, E (2009) revela el motivo: “...Se impone así un código distinto que privilegia la sentimentalización de la muerte en contraste con la anterior banalización de la muerte (...) La muerte era un hecho frecuente en la sociedad, pero su cultura, en vez de ocultarlo, lo exhibió..” ahora bien, desde una concepción filosófica el ser humano resulta de la coexistencia esencial de cuerpo y espíritu, por lo tanto, la disociación de estos elementos se genera en razón de la muerte.

     Lo antes expuesto es el fundamento, de la “Sacramental de Exequias”, Cabello (2017) explica, que algunos estudios fundamentados en el análisis de la última voluntad testamentaria de un grupo de personas católicas residentes de la nueva Valencia del Rey de los siglos XVII y XVIII, crea cuatro elementos significativo: la mortaja, la sepultura, novenas de misa y obras de caridad al momento de la muerte, además, expresa que:

“La tradición cristiana enseña, que el cuerpo es el templo del espíritu creado a imagen y semejanza de Dios, De allí el respeto y la veneración hacia el difunto y sus restos mortales, que se expresa en el cumplimiento y obediencia a estrictas regulaciones oficiales religiosas y morales, ante y durante el enterramiento. Es ampliamente conocido que ante el acontecimiento biológico de la muerte, el cuerpo puede ser expuesto, inhumado, sumergido o incinerado, colocado en cualquier lugar lejano o cercano, no sin antes, el cumplimiento de determinados ritos y costumbres propios del universo cultural  y religioso del difunto; esta práctica, en el mundo católico es conocido como Sacramental de Exequias.”

     En este sentido se comprende que, en las Colonias Españolas en América, en primer lugar, prevaleciera la “distinción de clases hasta la muerte” evidenciado en enterrar los cadáveres en las iglesias cuando los deudos del difunto podía pagar esta distinción, o en un patio inmediato al templo cuando el muerto pertenecía a las clases desheredadas de la fortuna, y al mismo tiempo, se practicará “obrar bien hasta la muerte” expresado en que la iglesia establecía claramente a quien se le podía o no conferir exequias fúnebres, es otras palabras, a quienes en circunstancias de la muerte se le podía o no, enterrar en el cementerio católico, ofrendar o enajenar misa a un difunto, en correspondencia, señala Cabello, (2017):

“Según los cánones de la iglesia católica que vinimos analizando, para los difuntos fallecidos trágicamente, entre otros, asesinos, suicidas, prisioneros, condenados, sentenciados y ejecutados, fallecidos en duelos; como para los herejes  y excomulgados de esta; debían habilitarse espacios alejados o contiguos al cementerio católico y destinarse para ellos fosas comunes.

El cumplimiento de estas severas normas eclesiásticas, dieron origen a los cementerios de ajusticiados, también denominados, Cementerios Profanos o Huesa Común. En Europa, aún se conserva como testimonio de un triste y doloroso pasado, particularmente, en España.(...)

“En la segunda mitad del siglo XVIII, tanto por el crecimiento demográfico, como por el problema de salubridad pública, por Real Cedula el 3 de abril de 1787, las autoridades españolas comenzaron a ordenar construcción de cementerios para enterar a los difuntos. Por la Real Cedula del 15 de mayo de 1804, se insistía en la necesidad de establecer los cementerios fuera de los poblados, (...) porque los malos olores dentro de los templos eran insoportables y muchos feligreses caían desmayados (...) el carácter infeccioso de los cuerpos enterrados y en descomposición  dentro de las iglesias y los peligros que ello representaba para la salud de la población”

     Es evidente la vigencia del Sacramental de Exequias Colonial, por lo tanto, el Cementerio Municipal, está asentado en el Suroeste de la Ciudad de Villa de Cura del Municipio Ezequiel Zamora Correa, parte sur de la zona norte del Estado Aragua, el mismo delimita por el Norte con la Calle Comercio, por el Oeste con la Avenida La Florida, por el Sur con la Sub Estación Eléctrica de Corpoelect, dentro del “Sector San José I” y el “Sector Las Tablitas” abarcando una extensión de cuatro hectáreas, es decir, cuatro mil metros cuadrados, dividido en diez cuarteles para albergar a  25.000 difuntos aproximadamente según las medidas requeridas especificadas por las normas.

Al ingresar al mismo, se tiene acceso a una Capilla a la derecha de la entrada y frente a esta la oficina de administración del cementerio, en cuanto a la presencia de tumbas con inscripciones de 1886, penúltima década del siglo XVIII, permite establecen el inicio del servicio de utilización de sus espacios para el enterramiento de restos mortales, correspondiendo con la construcción de la actual sede de la Alcaldía del mencionado Municipio, durante la gestión de gobierno de Joaquín Crespo, cinco años antes que la ciudad fuese capital del Estado Guzmán Blanco,

“El más alto rango lo adquiere Villa de Cura en el año 1881 cuando pasa a ser la capital del gran Estado Guzmán Blanco, integrado por lo que es hoy el estado Aragua, Guárico, Estado Bolívar (hoy estado Miranda) y como apéndice insular el Estado Nueva Esparta. Toda una entidad política con una población de 484.509 habitantes, la más numerosa de aquel momento histórico. Luego esta jurisdicción pasa a llamarse estado Miranda, en 1889, de esa fecha data la estatua de bronce del Precursor de la Independencia Francisco de Miranda ubicada en la plaza del mismo nombre.”


Tumba de Carlos Greca en el  Cementerio Municipal de Villa de Cura, Calle Comercio-Oeste.

    Cabe considerar, que a través de entrevista con Eduardo Maure Mujica, relata que los alrededores del actual Cementerio era zona verde, donde predominaba plantas de Tunas rojas y verdes, diversos arboles como El Cují que proporcionaban leña para vender en las casas, como por ejemplo, en la  “Pensión de Juanita las Tres Lunares”, asimismo señala, que años más tardes fue uno de los fundadores del Sector San José I, describe la zona aledaña, trasmuro al mencionado “Campo Santo”, donde actualmente están fundados los Barrios “El Ripial” y “Apolo”, fueron utilizados una parte, para el enterramiento de la población infantil víctima de la enfermedad epidémica que su madre en su relatos denomina “El Vomito Negro” debido a que, al expulsarlo indicaba la muerte inevitable.

Por lo antes expuesto, el sector era identificado por los transeúntes con el apelativo de “los Muerticos” quienes al pasar en horas de la noche podían apreciar innumerables velas encendidas por los familiares de los sepultados en las respectivas tumbas, otra parte del sector, estaba destinado como basurero por ser periferia de la ciudad no habitada, dos décadas posteriores, en año de 1950, se restringe la utilidad de depósito de desperdicios debido al progresivo establecimientos de ranchos, una década después durante la gestión presidencial de Rómulo Betancourt, se establece el “Caserío las Aguaitas” hoy “Sector las Tablitas”

     Retomando la expresión de Velásquez, P. (2009) de “Diferenciación social como configuración de la organización socio-territorial” definiendo:

“...son el producto y se configuran a partir de rituales, prácticas, normatividades administrativas y discursos, que generan y son generados por las diferentes identidades culturales, políticas, religiosas y económicas que convergen en el cementerio (...) nos referimos a lo que hacen las sociedades, los grupos y los dolientes con ellos –los muertos–, que permiten que el cementerio pueda ser leído a partir de la idea de caleidoscopio, anteriormente desarrollada”

      Evidenciado al entrar al cementerio, de inmediato se muestran imágenes de la multiplicidad de usos y prácticas que describe la cotidianidad de actividades, constituyendo la diferenciación social según intereses, nivel económico, afinidades, preferencias, devociones y emociones, que dejan indicios o vestigios en la arquitectura, estética y lugares de mayor frecuencia, entre ellas, se observan dos niños en compañía de su madre lavan una estructura de mármol, dos trabajadores sepultureros preparan una mezcla de concreto, una pareja lleva flores a una tumba y dos jóvenes conversan bajo la sombra de un Samán.     

     Asimismo, Velásquez (2009) plantea que el aspecto vital del cementerio se sustenta de las denominaciones, prácticas y discursos de múltiples usuarios, visitantes y trabajadores del mismo, a través de epitafios, ornamentaciones, estéticas, emotividades, arquitecturas, de modo que, se observa en las tumbas: un nombre, un apellido, la fecha de nacimiento y la fecha de defunción, además, los nombres se repiten entre las mismas familias, lo que permite recordar, evocar a “el Pueblo de Macondo” de “Cien años de soledad” del escritor Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, manifestándose como una constante en Latinoamérica: “que los padres le colocan los nombres a los hijos”, no obstante, al final todo se resume a una breve identificación y dos fechas, suscitándose una interrogante ¿Qué verbo conjugará ese nombre, sobre la lápida, de regreso por un instante a este mundo del lector andante?

    En función de lo planteado, entre la maleza que sumerge la mayoría de las tumbas se encuentra escasos epitafios, algunos poéticos, que dan fe del amor construido en vida  con quienes le sobreviven, como el que se deja leer sobre la lápida de Luis Enrique Fernández Morgado fecha de nacimiento  17/08/59 fecha de defunción 26/07/94 “Es un sacrilegio prohibir la ciencia Pedir a la ciencia es ofrecer actos de adoración a Dios Enseñarla es hacer caridad La ciencia es la vida de Enrique La columna de la feOh Dios! Rdo. de sus padres y hermanos”

Otro de los epitafios que se encuentra sobre otra lápida: Altagracia Gutiérrez de Delgado Murió el día 22 de marzo del año 1897 “Su esposo Serapio Delgado e Hijos le dedican este recuerdo en testimonio de amor y gratitud”

Epitafio de amistad a un General: Nació en Ortiz el día 2 de abril de 1849 Murió de 2 de febrero de 1895 “Al distinguido compañero General Francisco Núñez consagra este recuerdo a la amistad IA” 

Epitafio de agradecimiento al fallecido: “Manuel F. Tosta *1881 - 1930  Gracias por el favor concedido Al Dr Leopoldo Tosta LM”

Epitafio al fallecido: “Francisco Celis *23/12/1986 – 22/11/2003  Rdo. De su madre y hermanas Mi niño tu juventud y tu pureza Ocupan un lugar muy especial En todos nuestro  corazones”

Epitafio Presente del Ánima Desconocida: “Anima Desconocida 22-2-71 Traído por la  PTJ” Dentro de la pequeña capillla estan varias placas con epitafios una sobre otras.

NOTA: La comunidad le ha realizado peticiones de diferentes aspectos (salud, laboral, adquisición de vivienda, de libertad, entre otros). Por lo tanto, le retribuyen ofrendas de epitafios, flores, prendas de valor. Sin embargo, ha sido despojada por la delincuencia

Epitafio escrito sobre el concreto, ausente de mármol o cerámica: “Genaro Castillo 28-12-61 04-09-23 Cristo Viene”

Asimismo, el epitafio del amor en sufrimiento, de la madre de un poeta: “Omar Francisco Gutiérrez Peña  fecha de nacimiento  02/07/68 fecha de defunción 01/12/91 “Solo venimos a dormir Solo venimos a soñar Es una flor nuestro cuerpo Da flores y se seca Recuerdo de su madre Ivón” Cristo Viene”

También, con particular originalidad: A pesar de no ser un epitafio, una piedra de significativa dimensión en posición de lapida sobre una sepultura con la inscripción: Carlos Greca  Fecha de defunción 13/10/1952 y  en compañía de una foto de forma oval.

     Está en especial, incorporada al imaginario Villacurano, cuando al referirse a una persona nada grata o no agrada a alguien se expresa “eres más pesado que la piedra que mato al musiú”. En referencia al relato local (oral) sobre la muerte de Carlos Greca, de procedencia extranjera, que siendo trabajador, de la Cantera “La Calidrat” aun presente en la ciudad, en consecuencia de una explosión a cielo abierto de un barreno (hueco cilíndrico practicado en la roca para alojar explosivo) de pólvora, fue alcanzado por un gran fragmentos de la estructura de piedra, causándole la muerte.

Otra particularidad, que expresa ternura:

     Una tumba, con solo el concreto de cerrado de la misma, no obstante, con epitafios de sobre este a mano alzada de “bendiciones”, y una pequeña imagen de un niño acostado sobre una almohada durmiendo y sobre su costado un perro, puesta a la sobra de dos globos blanco con corazones rojos, al lado de un libro abierto de recuerdo de nacimiento.

    Cabe enfatizar por otra parte, el relato de un visitante, que mantiene similitud al poema de Ollie McGee, que parece extraído de la crónica poetizada en los epitafios autobiográficos de referencias cruzadas, que narra la vida colectiva de los habitantes de la ciudad imaginaria de “Spoon River” de Edgar Lee Masters.

     Es conveniente acotar, que en una sección de un cuartel se aprecia el cambio de los materiales de construcción de los monumentos, por ejemplo algunos construidos en ladrillos, posiblemente producidos por los artesanos alfareros de la ciudad, se genera la interrogante ¿Cómo era la connotación histórica del ritual de fabricar los monumentos?  Esta fuente contiene el testimonio histórico, sobre que pensaban los familiares, como vivían, revelan las circunstancias en que coexistió esa persona, su vinculación social, el contexto histórico y la connotación histórica del tiempo que vivió.

    También, algunas tumbas muestran vandalismo, en la ausencia de las respectivas identificaciones, posiblemente por lo comercial del material en que fueron elaboradas (aluminio, bronce, entre otros.), asimismo, Ramírez trabajador del cementerio refirió algunos saqueos de tumbas, para utilizar los restos en rituales esotéricos, transeúntes comentan que al visitar a su familiar difunto, tiempo después de la progresiva normalización de la pandemia de Covid19 se encontró con desagradable sorpresa de un nuevo enterramiento dentro de respectiva tumba, obteniendo del Administrador (Selador) del cementerio explicación de haber sido utilizada en la Activación de Protocolo de Seguridad por muerte Covid19.

     Del mismo modo, está presente la relación de un cuartel con el siguiente, un cambio de periodo histórico  temporal,  a través del diseño de las estructuras, algunos cuarteles en franco deterioro, otros en un proceso de relativa conservación de la arquitectura, las brisa fresca de una mañana calurosa improvisa un viaje en retrospectiva de la vida significativa del cumulo de nombres presentes y ausentes en las lapidas y monumentos fúnebres.

   A modo de conclusión, es posible decir que los cementerios son lugares que albergan, reúnen  y reconcilian, asimismo, son la representación simbólica de las interrelaciones de individuos y de comunidades en torno a la forma como son aprendidos y reestructurados por ellos, como un lugar heterotópico – topofóbico - topofílicos, es estratégico para el desarrollo socioterritorial.

     Resulta necesario reconocer la utilidad del estudio sobre los cementerios en: la descripción de una sociedad específica definiendo patrones sociales, asimismo, en la investigación de lugares que se construyen a partir de sentidos de pertenencia basados en el dolor y la tristeza, en la comprensión de las relaciones que se suceden en dicho espacio, ordenamiento, la planificación y gestión del territorio, tanto desde las lógicas y sentidos internos, como desde su relación con otros entornos urbanos.


Referencias Bibliográficas

Amunategui y Barros (1876)  El entierro de los Muerto. Revista Chilena Tomo IV. Santiago.

Cabello, H (2017) Manuel Piar... y su trance al más allá. Editorial Miranda. Villa de Cura Estado Aragua. Venezuela.

Cartay, R. (2002) “La muerte” en Fermentum. Mérida, N° 34, mayo-agosto de 2002, pp. 447-470.

Cobos, E (2009) La muerte y su dominio. El cementerio general del sur en el guzmanato 1876-1887. Colección Monografías El pueblo es la historia. Fundación Centro Nacional de Historia.- Editor. Caracas Venezuela.

Comesaña, G, (2004) La muerte desde la dimensión filosófica: una reflexión a partir del ser –para– la muerte heideggeriana. En: Agora Trujillo. Revista del Centro Regional de Investigación Humanística, Económica y Social Año 7 - Nº 13 enero-junio 2004, pp. 113-125. También en: www.saber.ula.ve/... /alexandr/db/ssaber/Edocs/ pubelectronicas/agoratrujillo/agora13/articulo_5.pdf

Montiel J. (2003) El pensamiento de la muerte en Heidegger y Pierre Theilhard de Chardin. En: Utopía y Praxis latinoamericana. UPL, Vol. 8, N° 21, Maracaibo, marzo 2003, pp. 59-72, http://www.serbi.luz.edu.ve/ scielo.php?script=sci_ arttext&pid=S1315-52162003003000005&lng=es&nrm=is

Schriewer y Martínez (2019) Contar historia a través del cementerio: El comerciante Tomas Erádes. El Método biográfico histórico  en Antropología. Revista Murciana de Atropología.

Velásquez, P. (2009) Los Cementerios… Territorios Intersticiales. Revista Hacia la Promoción de la Salud, vol. 14, núm. 2, julio-diciembre, 2009, pp. 24-38 Universidad de Caldas. Disponible en: http://www.redalyc.org/ articulo.oa?id=309126692009

Villa de Cura (2021) Obtenido de «https:// es.wikipedia.org/ w/index.php?title= Villa_de_Cura&oldid =133204832». 

*Ensayo escrito para la materia "Historia de lo cotidiano" de la maestría en Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos.

sábado, 4 de noviembre de 2023

LA ARAÑA EN SU TELARAÑA. Crónica de los Centros Comerciales en San Juan De Los Morros

                                                                                       Martín Moreno*

Centro Comercial Colonial


Centro Comercial Vía Veneto


INTRODUCCIÓN. 

       En la segunda mitad del siglo 20 (s.xx), en 1950 para ser más precisos el francés Fernand Braudel ya reflexionaba: “ … la historia es hija de su tiempo (…), si estamos en un nuevo mundo, ¿Por qué no en una nueva historia?1   Esto se lo preguntó Braudel en medio de la Europa pos guerra, aquella basta región geográfica, según él, no debía ser considerada “la columna vertebral del viejo continente” que devastada pugnaba por recuperarse después de la segunda guerra mundial, un escenario que podemos imaginar como terriblemente dramático, tanto por las innumerables perdidas humanas como por la destrucción material de ciudades, pueblos y aldeas; patrimonios todos de la humanidad entera arrasados por la cruda realidad de la guerra y de la insensatez humana que no termina.

       Pero, más allá de esta consideración inicial, lo que pretendemos significar es que este polémico historiador galo lograba poner sobre la mesa un debate oportuno ante la realidad existente pues el viejo mundo había quedado atrás lo que imponía mirar con nuevos ojos ante los cambios inminentes los fenómenos históricos.   Este nuevo tiempo, cargado de incertidumbre, invitaban a renovar conceptos, a buscar nuevos modos de analizar y comprender la historia, por lo tanto, los historiadores como científicos sociales debían imbuirse en otra “aventura del espíritu”, esto es a su vez, un exhorto “a emprender nuevas aventuras académicas e intelectuales”2.

       Esta generación que insurge a partir de la década del 50 del siglo 20 (s. xx) estuvo influenciada por la escuela de los Annales y los cuestionamientos y planteamientos al modo de historiar de Marc Bloch3.

       No obstante, fue en el año de 1959 cuando el historiador y novelista estadounidense George Rippey Stewart nos introduce en un “modo de concebir el estudio histórico” desde una perspectiva distinta a través de la microhistoria en su libro La carga de Pickett: la microhistoria del ataque final en Gettysburg, el 3 de julio de 18634.

       Pero, esta manera tan singular y tan específica de abordar la historia fue consolidándose propiamente en la década del 70 con Carlo Ginzburg5, momento en el cual irrumpen una pléyade de historiadores italianos como Giovanni Levi, Carlos Cipolla, Simona Cerutti y Piero Camporesi, así como el mejicano Luis González y González padre del Pueblo en Vilo6.

       En este sentido, imbuidos en este espíritu pretendemos aproximarnos, en este ensayo, a la construcción de la microhistoria7 con la cual “… desde lo elemental, podemos adentrarnos a su vez en el conocimiento de lo genérico, de lo universal, y obtener así una diversidad y riqueza que nos aporte el exclusivo estudio de la historia a secas”8.

DEL MERCADO TRAJANO AL PASAJE ZINGG.

       El hombre en su afán de dominarlo todo, la naturaleza y su entorno, semeja a la araña que va tejiendo su telaraña, pero que a diferencia de ésta, el hombre como es costumbre termina enmarañado, en mucho de los casos en su propia tela.   Es así que la concepción de ciudad en la modernidad lejos de satisfacer las necesidades de sus creadores, terminan enredando a sus mentores, restando libertad al sujeto humano y fragmentando su vida humana y su vinculación con la naturaleza; una especie de cárcel que le domina e impide su desarrollo y evolución sociocultural-espiritual.

       Ahora bien, el primer centro comercial de la historia fue el mercado Trajano, aquel construido durante el dominio del Emperador Trajano en el siglo 2 (s.ii), mientras que la edad moderna nos lleva hasta Damasco, Siria; donde pueden encontrarse vestigios de lo que podría considerarse el primer centro comercial de la era moderna.

       Ya en el siglo 20 (s. xx), en 1938 un arquitecto austriaco cuyo nombre era Víctor Gruen huyendo del fascismo nazi llega hasta los Estados Unidos (EE.UU.) y hace historia por su contribución a la reconfiguración de la telaraña del paisaje suburbano, en numerosas ciudades del mundo.

EL ÁGORA: LUGAR DE ALTERIDAD.

       En realidad, Víctor Gruen concebía, originalmente, estos espacios conocidos como Shooping; Mall o Centros Comerciales, como centros comunitarios, una idea contraria a lo que sería en definitiva.   Gruen, quería que estos centros sirvieran como una especie de ágora9 muy similar a las plazas que él conocía de su Viena natal, deseaba recrear ese espíritu de lugar de encuentro y de alteridad; que además integrara diversas funciones que permitieran a las personas reunirse y realizar distintas actividades.

       Este visionario austriaco (Víctor Gruen) llegó a América del Norte, sin conocer el idioma y sin dinero, se comenta que le acompañaban tan “solo 8 dólares en el bolsillo”10.   Sin embargo, 13 años después de su llegada (1951) lograría reconfigurar el paisaje suburbano construyendo más de 50 centros comerciales o Shoopings, nada más en los EE.UU.  

       Pero, resulta sorprendente la historia de Gruen porque este austriaco tenía una idea en mente tan interesante como desconocida, era a mi entender una idea revolucionaria para la época porque además de concebir la actividad comercial, el shooping debía considerar actividades escolares, deportivas, culturales y artísticas.

       Era al menos una visión particular de Gruen, que ampliaba la idea del ágora como espacio para el encuentro y la alteridad.   Pero este pionero se dice llegó a odiar a los autos debido a que consideraba que eran tan dañinos y perjudiciales como una cloaca al aire libre.   De allí que era también de la idea que los estacionamientos debían ubicarse relativamente alejados del centro comercial de manera que los usuarios pudiesen caminar hasta el ágora como lo concebía Gruen, o shooping para la cultura estadounidense, evitando así la contaminación, al menos, del lugar que debía tener hasta cierto punto una visión de santuario, de templo sagrado.

       En 1956, Gruen inauguró en Minnesota el centro comercial Southdale Center, el primero en su tipo, pues se trataba del primer shooping cerrado con control climático del mundo11 , y aún y cuando resultaría todo un éxito por lo novedoso, no lo sería para este singular personaje, porque los inversionistas tenían otros planes, es decir, el desarrollo del centro medico asistencial, la escuela y el espacio residencial no fueron considerados, y por supuesto, no fueron construidos. Todo ello, bajo la justificación de reducir los costos de la inversión y garantizar su pronto retorno para maximizar las ganancias.   Obviamente, se terminó imponiendo no la visión social de Gruen sino la tendencia capitalista que comenzaba a tomar fuerza y a ser la dominante en este mundo.

       Por su parte, hacia América del Sur, en Venezuela el General Marcos Pérez Jiménez construye e inaugura en 1953 lo que ha sido considerado el primer centro comercial en Caracas: el Edificio Pasaje Zingg, un lugar tanto para el intercambio social, cultural y mercantil, donde lo público y lo privado se entremezclan generando la sensación de tenerlo todo en un solo lugar.

LA ALDEA CAMBIA DE RANGO12

       Al finalizar la guerra de independencia, a pesar de ser una época de penurias y desplazamiento internos forzados, los aldeanos mantienen sus bienechurías muy cerca del Camino Real, esa ruta que unía a San Sebastián de los Reyes y la Villa de San Luis de Cura.   Es en este valle de clima tan agradable, al menos para ese entonces, con una vocación agrícola, es ese trajinar propio de las bestias y los lugareños los que irían configurando pasajes y senderos improvisados, pero que a la postre definirían la telaraña vial de San Juan de los Morros.

       Llegamos así a la década del 30, días de la dictadura Gomecista.   Una inusitada “predilección” ataba al General Juan Vicente Gómez a este terruño: San Juan de los Morros, quería en realidad un San Juan grandote. Entonces, designa “a San juan de los Morros como capital del Estado Guárico”13   Instalada la capital en 1934, se van tejiendo innovadoras obras que dan señales de progreso en la naciente ciudad, centro del Guárico se ve favorecida con una carretera transitable, un matadero, el Gran Hotel Termal, la sede de la Gobernación, Tribunales y Concejo Municipal, entre otras obras de gran impacto urbanístico producen una primera metamorfosis en la otrora aldea y en consecuencia en la mentalidad de los habitantes otrora aldeanos.

       Con el pasar de los años se construye la Plaza Bolívar, el Sanjuanote como símbolo del San Juan grandote anhelado por Gómez, y que termina convertido en una estatua de más de 19 metros de altura que se erige imponente sobre el Cerro El Calvario, donde Alejandro Colina y Renzo Bianchini dejan su impronta para la posteridad con semejante monumento.   Además, un conjunto de amplias avenidas se entrelazan al ornato configurando la expansión que van dando una imagen renovada a la recién iniciada capital, antes ubicada en Calabozo, a la que se le suman casas, caseríos, barrios, acueductos, sistema de aguas servidas, el hospital Guárico; el pueblo se ensancha, una nueva geografía urbana que se ve interrumpida al final del periodo Gomecista, aún y cuando temporalmente se detiene “el auge urbanístico”, la ciudad capital no pierde su ubicación geográfica privilegiada y estratégica lo que le permite mantener su estatus de capital de Estado.

       Como toda ciudad venezolana, San Juan de los Morros no escapa del impacto que tienen los factores económicos, políticos y culturales sobre su configuración y reconfiguración, por lo tanto, San Juan se consolida como centro de poder político-administrativo y prestador de servicio, lo cual incide en la transformación de la imagen pueblerina puesto que las casas de orden colonial empiezan a ser reemplazadas por edificaciones de tipo comercial, “pulperías, almacenes, boticas, bodegas y posadas acopladas a las viejas casonas” y continúa así el crecimiento demográfico y la transformación urbana, surgen entonces “panaderías, areperas, tiendas de ropa y calzado, restaurantes, hoteles, bombas de gasolina, talleres, y ferreterías, (…) farmacias, cines,...” y más allá a finales del siglo 20 y principios del siglo 21, se construyen en San Juan los primeros Centros Comerciales: El Colonial (1997), y el Via Veneto (2001); incorporando una imagen renovada del sector comercial en la capital Guariqueña. 

LA MICROHISTORIA DEL CENTRO COMERCIAL ENTRE LA MODERNIDAD Y LA POSMODERNIDAD.

            El siglo 20 está signado por la trasformación urbana, un halo de contemporaneidad se apodera de las ciudades en Venezuela, y aquella estructura heredada de la colonia, comenzó a cambiar, era inminente la modernización del país que presenta un nuevo rostro urbano que impacta en la mentalidad de sus habitantes.   Esto lo habíamos mencionado con anterioridad, sin embargo es importante resaltar la evolución arquitectónica de la ciudad de San Juan de los Morros, a partir de la segunda mitad del siglo 20, que va desde “las obras monumentales y el lujo en la arquitectura e infraestructura” durante la dictadura perezjimenista, pasando por una solución de contingencia orientados a los sectores más desasistidos de la población del periodo llamado democrático, a partir de allí la oscilación de los acontecimientos políticos y económicos intervienen e impactan directamente en lo social; en la década del 70 la bonanza petrolera impulsa el derroche y se hizo presente “la obra suntuosa” en las principales ciudades del país, no sería lo mismo en la década del 80 donde contradictoriamente la crisis económica forma parte del paisaje como resultado del endeudamiento y la devaluación económica que llevaría a la paralización de muchos de los proyectos de desarrollo en materia de obras.

            A finales del siglo 20, la situación del país inicia un proceso de relativa recuperación económica.   Sin embargo, es en este periodo durante el cual “se intensifica la construcción de importantes obras, contrastantes, caracterizadas por el lujo, la audacia constructiva y la vanguardia tecnológica, en contraposición con la elemental y austera rehabilitación del desgastado patrimonio”.14

            En San Juan de los Morros, se construyen centros comerciales como: el Colonial y el Via Veneto (Fotos referenciales 1 y 2), y al menos para mí, es parte de ese proceso deshumanizante en el cual “Sin duda el sujeto opta por anteponer, por escoger, lo artificial y controlable antes que lo orgánico, dado el temor que le genera todo aquello que escapa fácilmente a su dominio”.15  

            El ser humano tiene una ambición existencial por conquistarlo todo, por controlarlo todo y en el intento olvida los más importante, tal vez, conquistarse así mismo.   Termina entonces siendo víctima de sus temores, de sus vicios y de sus placeres inoculados por “La ideología (…) sistema de valores, creencias y representaciones que autogeneran las sociedades en cuya estructura haya relaciones de explotación (…) tal como figuran en el hombre de hoy muchas representaciones inducidas en su mente, desde la infancia por la televisión comercial; otras, se alojan en la preconsciencia (en sentido freudiano), zona psíquica compuesta por restos verbales y numéricos olvidados pero que pueden ascender a la consciencia cada vez que ésta lo requiera”.16

            En consecuencia, somos en la “urbe contemporánea” seducidos y atrapados por los espacios, sin dudas fascinantes desde lo estético, el no-lugar, representado en este punto por “los grandes centros comerciales, lugares “para la circulación acelerada de personas”17 los cuales, al igual que la televisión, nos ideologiza, pues el no-lugar, en este caso el centro comercial, lugar en principio concebido para la acción social y el relacionamiento social termina sobrepasado y dominado por el hedonismo, la frivolidad, la banalidad, lo que si es cierto es que inmersos en ellos no hay espacio para el aburrimiento, no obstante en ellos solo vives para consumir y no consumes para vivir, se sustituye lo vivo por lo artificial, se sustituye lo real por lo efímero, es un mundo que pierde su unicidad, su equilibrio y se distancia del ser.

            Ahora bien, me había propuesto intentar comprender un poco estos espacios, dos centros comerciales de esta ciudad; el centro comercial Elymar y el Via Veneto, observar críticamente algún fenómeno sensacional, tratar de escribir algún testimonio que validara el esfuerzo, sin embargo, no se si he cumplido con las expectativas. Lo cierto es que durante el recorrido, fugaz y fútil, intente por todos los medios de doblegar la desconfianza que había tejido su telaraña y a ratos sabotea la posibilidad de una tertulia.   La amabilidad, la cordialidad y el relacionamiento social afable es sustituido por la distancia y la prudencia muy típico en estos tiempos en la que los monstruos emergen a la consciencia y ponen en estado de alerta a quien intentamos abordar.   En principio, debo confesar que mi esfuerzo por conversar con la propietaria del centro comercial Elymar no resultó como esperaba, de manera que me interesé por quien desde mi percepción son capaces de saborear los hechos propios de la cotidianidad de estos lugares: los vigilantes.   Es así que converso con el Señor José Méndez Aguirre y en ese ir y venir de preguntas y respuestas abiertas logré muy poco, a decir verdad.

            Tal vez, no indagué lo suficiente para hallar algo por allí en la preconsciencia de José y conquistar algo relevante, fascinante o sensacional digno de ser contado en este esfuerzo intelectual, pero solo lograría darme cuenta que el señor vigilante tiene muy clara su función: vigilar.   Y, me confiesa que en sus seis años como vigilante ha tenido pocos incidentes y que suele reunirse con frecuencia con los estudiantes que pululan por el lugar, ya que no deben irrumpir en determinados espacios y a propósito de esto José me suelta una anécdota, al fin, me dice que cierto día durante su recorrido habitual sorprendió en el último piso del centro comercial a una pareja en un encuentro furtivo intentado desatar sus pasiones pero el vigilante cumpliendo valientemente sus funciones y con denuedo frustró el tórrido romance, desafortunadamente para los jovenzuelos.   De esta tertulia con José, cristiano y del Barrio Las Palmas, me sorprende que no conozca la historia del centro comercial donde trabaja.

            Así, en una despedida un tanto azarada, salgo en la búsqueda de algo realmente determinante, pero, en un recorrido por los pasillos me decido realizar mis propias observaciones que son signos del tiempo en el que vivimos, y sin la menor dudas, forman parte de nuestra cotidianidad.   Lo primero, es la sensación de soledad, el periodo vacacional muestra su rostro y otorga al lugar un ambiente bucólico, hay muchos locales vacíos, son pocos los que han logrado sobrevivir y aprecio que han tenido que reinventarse, lo miscelaneo se adueña de los locales, una venta de celulares y servicio técnico que ofrece a su vez reparación de cejas, cuelga un cartel “Se hacen cejas”.  

            Por otra parte, nuestra moneda en términos simbólicos ha desaparecido.   Las ofertas, que por cierto hace mucho tiempo no veía, aquel 2 x 1, se cotizan hoy día en dólares, un anuncio nos señala que han vuelto los tiempo del 2 x 1 pero con una variante, en 25 dólares.   Después de este recorrido, sigo hambriento, deseo encontrar algo perturbador o intenso, y me voy hasta uno de los primeros centros comerciales de San Juan de los Morros, el Via Veneto, voy directo al vigilante, al más anciano, no me da muchos detalles y me refiere a uno más joven Yorman Parra, tres años  de antigüedad, el otro tiene ocho, me lo dijo Yorman, como buen vigilante maneja buena información.

            Con Yorman, el vigilante trato de establecer una conversa fluida y amena, al menos lo intento, creo conocer a Yorman de algún lado, San Juan es un pueblo pequeño y como dice el refranero popular “pueblo pequeño, infierno grande”.   Desafortunadamente, con Yorman sucede igual, nada sensacional mucho menos intenso o perturbador, nada que despierte mi curiosidad. Solo detallo que en los centros comerciales se respira tranquilidad. Ahora entiendo porque muchas personas dicen “me voy de shooping” como una manera de relajarse y distraerse, pero hay al menos en estas fechas, poco movimiento.   Un detalle que me llama la atención de los centros comerciales de San Juan es que son cerrados, no hay espacios comunes donde reunirse, todo es muy básico, reducido, pocas opciones, pero tranquilos, eso sí.

            Otro detalle que me perturba es que Yorman desconoce la historia del centro comercial donde trabaja y lleva tres años de “Watchman”, tal vez no tiene porque saberlo, pero es una señal inequívoca que estamos en tiempos, y eso forma parte de lo cotidiano, o más bien en “Un mundo en constante metamorfosis, en constante renovación donde a menudo ni se advierte el pasado ni hay tiempo para reflexionar sobre el futuro...”18

            Y,a propósito de este lugar común, donde se extravía el ser, lugar contradictorio, antagónico y de contrastes, intento realizar a modo de colofón, una reflexión.   Luego de mi efímero recorrido, por el no-lugar, representado por el centro comercial como espacio del urbanismos contemporáneo y el cual no escapa al molino que pulveriza a las épocas; la posmodernidad para algunos es una época de desencanto y declinación de los ideales de la modernidad y de su idea de progreso, por cierto, ésta artífice del deterioro, hasta cierto punto, de lo humano, lo afirmo por sus consecuencias nefastas, por ejemplo, con respecto al medio ambiente. 

            El progreso, a mi modo de ver, ha sido mal entendido, se priorizó el desarrollismo y el capital mientras se desechó lo vital, lo esencial, lo social, lo verdaderamente humano, pues “… somos los individuos acaso los que hemos de ir a naturalizandonos en lugar de culturizar a la naturaleza (…). Somos nosotros, como hoy se observa patentemente dada la urgencia de los problemas que se han de solventar, quienes hemos de encontrar en la naturaleza posibilidades hasta entonces desatendidas y adaptarlas en cierto grado a nuestras propias necesidades, que no son las prefijadas por nuestros deseos exclusivamente subjetivos sino las de nuestro ser como entidades culturales, claro está, pero también y hasta primeramente como entidades naturales.   Dicho de otro modo, nuestras necesidades son en gran medida las del entorno”19

            Pero esto no deja de ser todo un desafío de caras a la posmodernidad 2por su culto predominante de las formas” y a su vez su excesivo “individualismo y la ausencia del compromiso social”, éste último, un valor ausente en los centros comerciales, por cierto, santuario de los estereotipos autogenerados por la sociedad de consumo, aspiración de la posmodernidad que además promueve la perdida de la conciencia histórica de los pueblos, que apuesta por borrar las huellas del pasado expresado en sus bienes patrimoniales, expresiones culturales; la demolición de ciertas obras, casas, entre otros, arrastran el pasado y su emocionante alegoría de vivencias, hechos y hazañas; en cambio son sustituidos por una nueva arquitectura, una imagen renovada, y por supuesto, una mentalidad a tal punto idiotizada.

            Y es que la posmodernidad es también “acostumbrarse a pensar sin moldes ni criterios”, lo cual aunado al conocimiento y la información que caracterizan a esta éra como medio de poder y control sobre las masas se va configurando un mundo que tal vez termine como el Uróboros, devorándose asimismo. 

Referencias mínimas consultadas 

Pellicer, Luis Felipe, “Vernos desde el pasado: la historia de las mentalidades en Venezuela” en José Angel Rodríguez (Compilador), Visiones del oficio. Historiadores venezolanos en el siglo XXI, Venezuela, Fondo Editorial de Humanidades y Educación, 1era. Edición: noviembre 2000, p. 162

Guillermo Aguirre Martínez, “Vertebración del Urbanismo Contemporáneo en Función del Vínculo Microcosmos – Macrocosmos”, ARS BREVIS 2018. FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS. UNIVERSIDAD DE DEUSTO, pp. 11 – 33

José Guadalajara. “El macrocosmos de la microhistoria literaria”, Storyca (s/f), pp. 73 - 86

Miguel Funez, Construcción Histórica y Urbana de San Juan de los Morros. Publicación Auspiciada por la Alcaldía del Municipio Juan Germán Roscio, Estado Guárico, 2006, pp. 89, 91, 155, 173

Fernand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. México, Fondo de Cultura Económica, 2da. Edición en Español 1976, 2ts; t.I, p. 

Citas:

[1] Fernand Braudel, s/p.

[2] Ibídem, p.171

[3] Historiador francés, fundador de la escuela de los Annales (1886 - 1944)

[4] Recoge los breves instantes, los detalles del último día de la batalla de Gettysburg

[5]  Historiador Italiano, propulsor de la Microhistoria

[6] Un libro de Luis González y González (Mejicano), refiere la Microhistoria de San José de Gracia

[7] “… el hombre insignificante y sin relevancia para una historia escrita con letras mayúsculas” Guadalajara, J. p.78

[8] José Guadalajara, p. 75

[9] Tomado de la web:

[10 Tomado de la web:

[11] Tomado de la web:

[12] Subtítulo adoptado por Miguel Funes en su libro Concreción Histórica y Urbana de ..., p.89

[13] Miguel Funes, p.89

[14] Miguel Funes, p. 173

[15] Guillermo Aguirre Martínez, p. 14

[16] Luis Felipe Pellicer, p. 162

[17] Guillermo Aguirre Martínez, p. 14

[18] Guillermo Aguirre Martínez, p. 15

[19] Guillermo Aguirre Martínez, p. 33

*Ensayo escrito para la materia "Historia de lo cotidiano" de la maestría en Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos.