Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

jueves, 1 de enero de 2009

LA LLANERIDAD


Eduardo Camps V*


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Debo, de entrada, confesar que no logro entender la importancia que se le da a este tema de la llaneridad. No sucede lo mismo con los andinos quienes no poseen, ni han desarrollado, un ideario en torno a la andinidad. Tampoco lo han hecho los centrales ni los orientales que poseen un folklore tanto o más rico que el llanero.

Como caraqueño me cuesta pensar que lo llanero significa lo venezolano ni que mi identidad cultural esté representada por la supuesta llaneridad. Reconozco que el joropo, el liquiliqui, el arpa, cuatro y maracas juegan un papel muy importante en la identidad nacional, pero no son los únicos. Más bien me parecen recuerdos de la dictadura de Pérez Jiménez que celebraba la Semana de la Patria con empleados públicos vestidos de liquiliqui y las damas con un atuendo que nunca se vio en el llano, acompañados de música llanera compuesta por los hermanos Torrealba y cantada por Magdalena Sánchez o Mario Suárez

Si Pérez Jiménez y sus asesores trataron de imponer esta limitada visión de lo nacional, allá ellos y quienes aún continúan viendo nuestra identidad nacional con tan pobres criterios.

Si el tema viene de la polaridad que Don Rómulo Gallegos usara como metáfora para comprender a personajes de sus novelas: la barbarie vs. la civilización, me parece que le hacen un pobre servicio a nuestra patria quienes no saben distinguir entre una metáfora literaria y una realidad histórica. Y esto por partida doble pues llanero no es sinónimo de bárbaro como urbano no lo es de civilización.

Recordemos, a fin de poner cierto orden en nuestras ideas, que Gallegos es portador de la mentalidad criolla que navega entre sus anhelos metropolitanos, en su caso los valores de la hispanidad, y su conocimiento de una Venezuela rural al borde de la extinción por obra de la globalización. Para ilustrar esta mentalidad habría que preguntarse porqué Don Rómulo no tomó como uno de sus personajes principales a un indígena o un tema indigenista situado en la época de la conquista, que hubiese sido válido para proclamar de manera indudable la dicotomía cultural que otros encuentran en sus obras.

Por el otro lado, podemos revisar los discursos presidenciales de Don Rómulo en los que el plural vosotros y otros frecuentes giros literarios encuentran inspiración en los de sus pares españoles.

Esto se comprende bien si tenemos en cuenta que Don Rómulo era, como tantos influyentes latinoamericanos, inconsciente de ser portador de los valores y principios de la civilización cristiana occidental.

Tenemos un buen ensayo sobre este tema en particular, escrito por el Dr. Germán Carrera Damas cuya lectura recomiendo y los invito a revisar el siguiente sitio de Internet en el cual el profesor Carrera traza un cuadro referencial para los historiadores venezolanos y extranjeros.

http://aladecuervo.net/logogrifo/0502/sem4/conciencia_nacional.htm

Por otra parte hay que reconocer que el llanero, nativo de las riberas del Arauca y del Capanaparo si tiene conciencia del ser llanero. El califica a cuibas y llaruros como no racionales y al indio que entiende los oficios del jinete lo llama “medio racional”. De nuevo, aún en el más apartado rincón de nuestra patria, puede constatarse que los valores criollos son prolongación de los europeos y consubstánciales de la “llaneridad”.

La pretensión de ubicar la disputa en términos de identidad nacional no es sino un señuelo que nos aleja de la obligación que tenemos para con nuestra historia nacional y la supervivencia como país, ambas amenazadas hoy por la idea de reconstruir la Gran Colombia, la satanización del General Páez y un discurso que nos hermana constantemente con culturas ajenas como la iraní o la china. Venezuela fue, a lo largo de su rica historia, un país de rebeldes que pagaron con sangre sus afanes por la libertad. No podemos darnos el lujo de que tan rica tradición se diluya en una polémica tan irrelevante como peligrosa.


*Historiador y profesor universitario venezolano (San Juan de los Morros, estado Guárico)

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