Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

miércoles, 2 de diciembre de 2009

LA PROFESORA IRMA MENDOZA


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Ubaldo Ruiz

No es necesario haber ejecutado la profesión docente por casi un cuarto de siglo para ser portador de algunas certezas. Una de ellas pudiera ser la existencia de varias actitudes propias del docente. Estoy convencido que existen personas –no necesariamente educadores de profesión- poseedoras de actitudes cuya puesta en práctica es privativa de los discípulos de Pestalozzi, Freire y Prieto Figueroa.
Existe una “memoria de maestro”, mediante la cual tu profesor te recuerda; no necesariamente tu nombre, y en algunas ocasiones ni tu cara, pues el “almanaque” es implacable las más de las veces. El buen maestro siempre será capaz de evocar alguna circunstancia de su participación en tu formación. No importa el nivel. Puede abarcar desde el preescolar hasta el postgrado. Es probable que no exista persona que no haya conocido a uno de esos maestros memoriosos. Yo he tenido la fortuna de encontrarme con varios de ellos. Por ejemplo, la profesora Irma Mendoza.
Mi amigo Elías Michelangelli me presentó a la profesora Irma Mendoza en la época cuando ella ocupaba el cargo de Secretaria de Educación del Estado Guárico. Fue algo muy fugaz y formal. Creo que entonces no nos conocimos. Unos años más tarde fue mi profesora en el Postgrado de Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos en San Juan de los Morros. Después de sólo la primera clase con ella, me la encontré, días después, en uno de los pasillos de la “Casona” universitaria. Cuando me vio, no sólo me saludó por mi nombre como si me conociera de mucho más tiempo; no sólo me trató con la cordialidad de quien ofrece su amistad; durante la breve conversación que sostuvimos, fue capaz de recordar con precisión de detalles mi participación en esa primera clase. Y la de los demás compañeros también. En ese momento tuve la persuasión de que estaba ante una de esas personas docentes “de vocación”.
Otra de las características observables en los verdaderos maestros es la actitud de compartir sus conocimientos. No se trata de sólo transmitir algunas cosas en una clase. Muchos profesores hacen eso. Se creen eruditos que le otorgan un favor a sus alumnos, que son dueños de un monopolio del saber. En ocasiones utilizan esos conocimientos como mecanismo de dominación. Para manipular a sus estudiantes. Para negociar. Otros son apáticos que se limitan a repetir clichés. Pero existen unos docentes dotados de una disposición permanente a compartir sus conocimientos, y también las fuentes de ellos.
Quienes conocieron a la profesora Irma Mendoza pueden dar fe de su actitud natural a aportar en todo momento cuanto dato poseía y que consideraba podía contribuir con el fortalecimiento del saber de personas y colectivos. Con motivo de su lamentable desaparición física, hemos tenido la oportunidad de leer artículos de varios de sus amigos en Guárico, en los cuales han destacado la colaboración prestada por la recordada preceptora a instituciones de este estado.
Como profesora del postgrado de Historia nos aportó una lista de repositorios documentales de varias ciudades venezolanas. Como tutora de mi Trabajo de Grado me puso en contacto con varias personas que podían contribuir con la realización del mismo: con los directivos del Archivo General de la Nación, del Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Caracas, del personal de la Biblioteca Nacional, de la Academia Nacional de la Historia; no hubo libro, documento o contacto que estuviera a su alcance, que no me facilitara.
En los Encuentros de Historiadores y Cronistas realizados en nuestra ciudad de Calabozo, la profesora Irma se presentaba invariablemente con una cantidad de datos recolectados por ella en los Archivos de Caracas, relacionados casi siempre con la presencia africana en el ámbito de la antigua Villa de Todos los Santos. Igualmente lo hizo en las conferencias que nos dictó en el Ateneo de esta ciudad. Fue amiga de Calabozo y admiradora por conocedora, del dilatado proceso histórico de esta procera localidad llanera.
En la despedida de esta amiga, se ha escrito acerca de sus muchos méritos y títulos universitarios; de su incansable labor como investigadora de la ciencia de Herodoto, Von Ranke y Marc Bloch. Compartimos ese reconocimiento; sin embargo en estas modestas líneas dedicadas a ella, quisimos destacar esa otra faceta, la de la preceptora, la docente, la maestra, la profesora Irma Mendoza.
Fotografía: Imagen de la Profesora Irma Mendoza en la BPC de San Juan de los Morros (Arturo Álvarez D'Armas)

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