Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

martes, 23 de septiembre de 2008

¿DÓNDE ESTÁ LA IMAGINACIÓN?*

La anécdota es bastante conocida, pero siempre vale la pena volver a contarla. Un día de principios de 1960, el joven Michel Foucault, de 34 años, entra en la librería y editorial Jean-Jacques Pauvert. Hasta ese momento sólo había publicado un libro (Enfermedad mental y personalidad, del que renegaría inmediatamente) y estaba terminando de escribir Historia de la locura en la época clásica, que se editaría al año siguiente.


Por Damián Tabarovsky

Perfil.com | 20.09.2008 | 23:49


La anécdota es bastante conocida, pero siempre vale la pena volver a contarla. Un día de principios de 1960, el joven Michel Foucault, de 34 años, entra en la librería y editorial Jean-Jacques Pauvert. Hasta ese momento sólo había publicado un libro (Enfermedad mental y personalidad, del que renegaría inmediatamente) y estaba terminando de escribir Historia de la locura en la época clásica, que se editaría al año siguiente. Acababa de regresar de cuatro años de estadía en Suecia, más algún tiempo en Alemania, es decir que en Francia no era demasiado conocido. Pauvert, que también tenía 34 años, era en cambio un editor prestigioso y vanguardista, que había publicado clandestinamente a Sade, y que en una pequeña librería de la Rue de Vaugirard habitualmente recibía a amigos como Bataille, Leiris o Klossowski. Entra, entonces, Foucault a la librería y se encuentra con un libro de Raymond Roussel recién editado. Ignorando por completo de quién se trataba, le pregunta al editor. Y Pauvert le responde: “¿No sabe quién es? Váyase y no vuelva a esta librería hasta que no haya escrito un libro sobre Roussel”. Así fue: en 1963 Foucault publica Raymond Roussel, su único libro dedicado por entero a un solo autor. A diferencia de otros filósofos franceses de su generación, como Derrida o Deleuze, Foucault no escribió mucho sobre literatura. Su aporte más importante no es tanto el libro sobre Roussel como ¿Qué es un autor?, un breve ensayo escrito en forma de work in progress donde, en sincronía con pensadores como Barthes, Lacan o Blanchot, critica el mito humanista del autor, la noción de yo y el ideal romántico del artista inspirado, en defensa de una literatura del lenguaje, de la idea de que es el lenguaje quien habla, o mejor dicho que somos hablados por el lenguaje. Al filósofo no le importa la literatura –género burgués– sino las formaciones discursivas, la épistémè. Sin embargo, siempre es interesante leer los textos laterales de los ensayistas centrales. En especial cuando rozan la literatura. No me refiero a Prefacio a la transgresión, su gran artículo sobre Bataille, donde en verdad poco habla de literatura y sí mucho de la relación entre representación, ley y sexualidad, sino a textos relegados, perdidos, poco frecuentados. Por ejemplo, un extraordinario artículo sobre Flaubert, llamado La biblioteca fantástica, publicado en 1967 en una revista hoy olvidada de nombre Cahiers Renaud-Barrault (pero que tuvo su importancia en los 60 y 70). Es un ensayo sobre La tentación de San Antonio, seguramente el libro de Flaubert menos leído, junto a Salambó. Pero Foucault, a quien evidentemente no le interesaba demasiado la literatura, usa como excusa a La tentación... y a Flaubert para pensar los cambios en el imaginario cultural de la modernidad. Escribe entonces frases perfectas, como ésta: “El siglo XIX descubrió un espacio de imaginación del que la edad precedente no había sin dudas sospechado la potencia. Ese nuevo lugar de los fantasmas no es más la noche, el sueño de la razón, el vacío incierto abierto frente al deseo: por el contrario, es la vigilia, la atención incansable, el celo erudito, la atención puntillosa. Una quimera puede nacer de la superficie blanca y negra de los signos impresos, del volumen cerrado y polvoriento que se abre bajo el impulso de palabras olvidadas (…) La imaginación se aloja entre el libro y la lámpara. No se lleva lo fantástico en el corazón, no se lo espera tampoco en las incongruencias de la naturaleza; se lo toma de la exactitud del saber; su riqueza está a la espera en el documento. Para soñar no hay que cerrar los ojos, hay que leer. La verdadera imagen es el conocimiento (…) Lo imaginario no se construye contra lo real para negarlo o compensarlo; se extiende a lo largo de los signos, de libro en libro, en el intersticio de las relecturas y los comentarios; nace y se forma en el entre dos de los textos. Es un fenómeno de biblioteca”.


*Tomado de: http://www.perfil.com/contenidos/2008/09/20/noticia_0044.html

Semblanzas zaraceñas: RODOLFO W. MOLEIRO

Manuel Soto Arbeláez*


Rodolfo Witremundo Moleiro nació en Zaraza el 07/06/1867. Hijo único fuera de matrimonio de María Josefa Moleiro Arveláiz (Chacín y Escala-Ximón) y de Apolinar Gil, nieto por vía materna de María de las Angustias Arveláiz Chacín y de José Pío Moleiro y Lara, según matrimonio efectuado en Aragua de Barcelona en 1834, tal como lo registra el fraile agustino Manuel Acereda Lalinde en su recolección de matrimonios conocida como Consectario de Aragua de Barcelona. A falta de uno legítimo, su padre de crianza fue su tío Federico Moleiro Arveláiz quien, además, levantó dos familias más en Zaraza, sin casarse. Rodolfo W. (como fue conocido) hizo sus estudios en su pueblo natal, muchas veces interrumpidos por su participación ocasional en las escaramuzas armadas propias de la época, lo cual no le impidió tener una buena formación humanística retórica manifestada a través de la prensa local de su pueblo. También incursionó en el periodismo siendo en 1888 Director-Redactor del quincenario El Estudiante, que alcanzó un tiraje de varios números en la imprenta Unare, y para no ser diferente a los jóvenes de su generación, de alguna forma incursionó en las guerras intestinas en las cuales; según Francisco Gustavo Chacín, cronista de Zaraza durante los años 1930s y 1940s; alcanzó el grado de General en Jefe (?), siendo coordinador del estado mayor de las fuerzas del oriente del Guárico que comandaba el general Hernández Ron. Esto le valió varias veces ser perseguido, aunque tenía el Don de la ubicuidad política pues de sus pocos escritos en la prensa se desprende que, al igual que muchas personas de su tiempo, se cambiaba de camisa política de acuerdo a como soplara el viento. Su tío abuelo Leonardo Moleiro y Lara (hijo de Joseph Moleiro y de María Manuela Lara, divorciados en 1810) y su tío Federico Moleiro Arveláiz fueron criadores y agricultores, dueños de las haciendas “Coporo” y “Loma Triste”, respectivamente. Allí se escondía Witremundo cuando era perseguido político, al amparo de sus parientes. Federico Moleiro Arveláiz -muerto en 1909, según testamento cuya copia certificada poseo-, fue el primero que industrializó el papelón de caña en Zaraza, al decir del Dr. José francisco Torrealba en su libro Algunas Familias de Zaraza, Grafolit, 1950. Casado con la señorita Petra Sánchez Ron, Rodolfo Witremundo procreó una larga familia siendo sus hijos: 1. Rodolfo Moleiro Sánchez, abogado y poeta de reconocida inspiración, casado en Altagracia de Orituco con Amada Pérez W. 2. Federico, abogado, soltero, miembro de la Corte de Casación por varios años. 3. Moisés músico y pianista, casado con Carmen Camero Zamora, de Valle de la Pascua. 4. Carmen Alicia. 5. Estela. 6 Raúl, pintor, con varios premios en su haber y 7. Josefina Moleiro Sánchez. Fuera del matrimonio el General fue padre de dos hijos a saber: Gustavo Adolfo Rojas, comerciante en Zaraza c/c María Manuela Hernández Abello y de Mariana Fuentes, c/c José Gregorio Miranda. Dice Francisco Gustavo Chacín -quien firmaba como F. G. Chacín- que al estallar la revolución conocida como “La Libertadora”, Rodolfo W. Moleiro se afilió a ella formando parte del estado mayor general de la misma en actividades de logística, suministros y procura, al lado de Manuel Antonio Matos y otros jefes. Al ser derrotados en La Victoria a finales de 1902 vino una época de persecuciones que le obligaron a esconderse y olvidarse de actividades políticas y militares; pero a la caída de Cipriano Castro comenzó poco a poco a mostrar simpatías por el nuevo régimen, hasta que su paisano el general David Gimón Pérez fue designado en 1912 por Juan Vicente Gómez como Presidente del Estado Guárico, llamando a su amigo Rodolfo Witremundo Moleiro para ocupar el cargo de Secretario General de Gobierno con sede en calabozo. Así pasó de actividades militares a las civiles, ocupando diferentes cargos incluyendo el de diputado suplente por el Guárico. Lo cierto es que el ciclo vital de Moleiro va desde sus actividades periodísticas en su temprana juventud en Zaraza, en las cuales hacía de Director-Redactor del periódico nombrado ut supra en el que escribía poesía y prosa; luego comenzó su actividad como Director de Educación Primaria en la Sección Oriental del Guárico del Gran Estado Miranda, en el cual creo varias escuelas unitarias (ver mi libro El Guárico Oriental 3, Valle de la Pascua, 2006); oficial de logística y de estado mayor del general Hernández Ron, oficial de retaguardia y logística con el mismo personaje en “La Libertadora”, perseguido político en el régimen de Cipriano Castro, burócrata con David Gimón y diputado suplente en ejercicio cuando el Gomezalato. Murió retirado en Caracas el día 5 de enero de 1942 a los 75 años de edad. (Gracias a la Ing. Vanessa Webel y a su madre Sra. Thalía Rodríguez por proporcionarme los datos dejados mecanografiados por el ilustre ciudadano zaraceño Francisco Gustavo Chacín a finales de los 1940s.) MSA, fax (0212) 0285 8957 E: Mail: manuelsotoarbelaez@yahoo.com Los libros El Guárico Oriental 1, 2 y 3 en la librería La Llanera, calle Guásco, frente a la plaza Bolívar, Valle de la Pascua.

*Cronista e historiado venezolano (Valle de la Pascua, estado Guárico)
Fotografía tomada del blog "Zaraza en la Web": http://zarazanuestra.blogspot.com/