Eduardo López Sandoval
Viviendo más acá en el tiempo, no hablando de miles de años, y hablar de modernidad es hablar de positivismo. El positivismo como paradigma ocupó todos los espacios de la sociedad, precisemos hoy algún aspecto: el referido a lo político y a lo histórico.
Como la idea de modernidad es asociada a progreso, el positivismo se asocia al orden en todas las áreas de desempeño social del hombre en sociedad. Pero,…pero en el ámbito político este orden se relaciona con los gobiernos militares, con el gobierno, con el gendarme necesario. Esta imagen sirvió para que pensadores de altos kilates, como Mario Briceño Iragory se colocaran al lado de Juan Vicente Gómez, a principios del siglo pasado, para darle sostenimiento filosófico a la presencia del Dictador.
Gendarme necesario o cesarismo, es lo mismo; este nombre se obtiene de la imagen de Julio César, como emperador, autócrata y gobernante absoluto. “Los rasgos generales de cesarismo son la concentración del poder en una figura carismática que capta todos los anhelos populares.“. Esta corriente de pensamiento no sólo justifica el gendarme necesario, más que eso lo ve como una necesidad ante el carácter disociado de nuestra raza. Ojo. este concepto eminentemente positivista que estigmatiza nuestra ascendencia, por europeo de baja clase, por negro africano, y/o por indio, principalmente por lo último, son conceptos con los que no estamos de acuerdo, ideas acerca de las cuales hablaremos en próximas entregas, y hablaremos de la opinión de los latinoamericanos que dice que prefieren en su mayoría absoluta, un gobierno militar, siempre que le solucione el problema del hambre. Ambiente de opinión latinoamericano que coloca a Venezuela en el escenario de hacer un nuevo cesarismo: El Neocesarismo de Chávez.
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