Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

jueves, 22 de marzo de 2007

LOS BAILES EN VALLE DE LA PASCUA Y TUCUPIDO A FINALES DEL SIGLO XIX

Manuel Soto Arbeláez*


Víctor Manuel Ovalles Carlomán tenía una faceta romántica. En una carta suya dirigida a una amiga de la juventud -que me ha cedido el señor Atahualpa Alvarado Díaz Moronta-, recuerda sus viejos tiempos de bailarín a principios de los 1890s; y aún antes, cuando vivió en Tucupido población donde se ha perpetuado su recuerdo, al ponerle al Liceo local el nombre de este ilustre ciudadano.
Lo lamentable es que la carta, escrita a maquina, no tiene fecha, pero en ella el poeta y ensayista le recuerda a su amiga la honorable señora doña Filomena Veitía, viuda de don Manuel Álvarez que “la gente del Alto Llano es aficionada al baile; que en los hombres se desborda el chiste ingenioso; pero no malévolo, y la frase, en estilo gráfico, que hace sonreír. Y en las mujeres se derrama el salero de la tierra de María Santísima y bailan con un garbo y agilidad que encantan. Recuerdo un baile que tuvimos en Tucupido, cuando residí allí, en la casa de Don Juan Miguel Guzmán. Y para finalizar mandó Constantino Zamora Rengifo a tocar , para bailar con Herminia Azero, hija de Manuel Azero, guitarrista. Constantino inventó nuevas formas coreográficas, y Herminia le adivinaba el pensamiento y lo seguía, plegándose a los caprichos del baile. Un trueno de aplauso entre la sala y las barras, que eran el ¡evohé! del triunfo”(..).
En otra ocasión un grupo de jóvenes llevó una serenata al presbítero Dr. Pedro José Miserol, párroco de Valle de la Pascua, cura bastante ilustrado, muy culto y de un sentido humano admirable, gustaba mucho de las reuniones sociales a las cuales siempre era invitado de honor. La serenata fue completamente criolla con los instrumentos marimba, furruco, arpa, cuatro y maracas. Como cierre del acto el Dr. José Gregorio Domínguez y Angélica Peraza bailaron una en honor al prelado. Domínguez, médico y gran bailador, fue acompañado por Angélica, hermana del general Celestino Peraza Berroeta. Cuando el pavo se “armaba” y se iba hacia la pava, ésta esquivaba la acometida y se situaba en la posición de defensa”(..). Allí se traslucía la malicia llanera, según Ovalles; quien agrega que “nosotros en Hispano-América en materia de bailes no tenemos que envidiar nada al extranjero. La Rumba Cubana, el Bambuco Colombiano, el Yaraví Peruano, el Tango Argentino, la Machica Brasilera y el Joropo Venezolano responden al sentimiento de una raza”(..)
En la carta el escritor farmaceuta rinde culto a la familia Veitía, sobre todo a don Vicente, jefe de ella, hombre franco y condescendiente con sus amigos. Misia Genara, su esposa, era una mujer avanzada para aquellos tiempos en las prácticas del feminismo, por lo cual resultaba incomprendida entonces. El matrimonio tenía 5 hijas, todas ellas buenas parejas de baile, encantadoras por su donaire: María, la mayor y Julia, Filomena, Lola, y Genarita, todas ellas se desenvolvían en un medio social sano en una población vallepascuense sin excesos y turbulencias. Dice Ovalles que las muchachas amigas de su juventud, entre las mejores bailadoras fueron: “María matos de oído fino para la danza; María Ponce, de formas esculturales; Elvira Ramírez, trigueña de ojos negros y chispeantes; Panchita Zamora Arévalo, con cara de Madona del Sanzio; Concha Álvarez Romero, conjunto de simpatía, alma buena; Eloisa Pedrique, menudita y graciosa; Sofía Ramírez, dinámica y de ojos vivos; María Teresa Gil, de sencillez, atrayente y pobladas cejas; Tanita Álvarez, de buen gusto en el bailar”(..). Y otras jóvenes que nombra son: Ninfa Rodríguez Célis, Isabel Oropeza, Panchita Cobeña, Enriqueta Méndez Matos, Angelina Belisario Pérez y las Gonzáles Oropeza.
Entre los músicos vallepascuenses se destacaban Ramón Moreán, secundado por Antonio y Zurita, don Miguel Méndez flautista, el maestro Emilio López en el bajo y Hermenegildo Jaramillo insigne guitarrista.
El señor Atahualpa Alvarado Díaz-Moronta me ha hecho llegar una carta mecanografiada, sin fecha, en la que el Dr. Víctor Manuel Ovalles le recuerda a una amiga de la juventud, como eran los bailes de la sociedad vallepascuense a finales del siglo XIX.
La amiga era doña Filomena Veitía, viuda de Manuel Álvarez e hija de don Vicente Veitía, quien por muchos años fue el Registrador Subalterno del distrito Infante. Hombre de gran corazón y progresista que acompañó a la juventud de Infante en los 1890s en las manifestaciones de protesta por la invasión que Inglaterra había hecho de la Guayana Venezolana. Se desprende de la precitada carta que estos buenos amigos eran pareja en los bailes de la capital infantina, como anota Ovalles “en aquellos momentos inefables en que nos lanzábamos en los salones de Valle de la Pascua en el torbellino del baile”(..).
Pero, ¿cómo eran esos “salones”? sigamos la descripción que el farmaceuta-bailarín hace de ellos: “Esos salones se arreglaban con un piso ad hoc; y se adornaban con espejos, lámparas, cortinas, flores y todo lo que la cultura y el buen gusto había hecho allí (en Valle de la Pascua) de uso corriente”(..). Víctor Manuel le pregunta a su amiga Filomena “¿Tú recuerdas cómo se ataviaban las parejas en nuestros lujosos bailes? El mismo responde: “Las damas con faldas de raso, zapatos de gamuza, altas peinetas, mantillas españolas, guantes de preville, etc. También la juventud masculina se trajeaba a la moda, y en nuestros bailes de lujo eran indispensables los guantes. En esa época los jóvenes se distinguían por la cultura del estilo con que trataban a las damas; a las mujeres se les rendía entonces un culto digno de ellas. Extrañará a algunos tales adelantos en un pueblo del llano (la Valle de la Pascua de los 1890s )”(..).
¿Cómo era la música bailable en esos años? V. M. Ovalles tiene la respuesta: “La música era más espiritual y emotiva. En Venezuela se habían nacionalizado la Polca y la Mazurca polacas. La danza, la contra-danza y los lanceros, con sus complicadas figuras, se ensayaban y bailaban con esmero y en cuanto al valse vernáculo vibra en el alma ardiente de nuestro pueblo”.
El romanticismo aflora del alma de Ovalles cuando dice a su amiga Filo: “Tu y yo estábamos en la flor de la juventud, sólo pensábamos en gozar, en divertirnos y nos tratábamos de un modo cordial. Nunca fui exclusivista en nuestros bailes vallepascuenses. Me gustaba bailar con varias muchachas, porque así complacía al mayor número de ellas, pero siempre te preferí te preferí a ti y te daba preferencia por tu alta cultura, tu modo gallardo en el bailar. Fuiste una muchacha de mucho juicio (que) nunca halagabas pasiones de los que te hacían la corte ”(..).
No vale la pena seguir narrando el ardor de la carta que parece ser “un amor en los tiempos del cólera” como la novela de García Márquez. Lo que sí vale la pena recordar es que además a la orquesta o banda local, de Aragua de Barcelona venía la orquesta de Amador Briceño a amenizar algunos bailes especiales. Que Ovalles, henchido de emoción dice: “Yo siempre recuerdo con sincero afecto a Valle de la Pascua, porque allí discurrió mi juventud, fue el teatro de mis luchas, de mis afanes y donde se formó el surco de mi vida psíquica ”(..).
Estimo que la carta fue escrita cuando los dos amigos eran ancianos porque él habla de “nuestra lejana juventud” y recuerda que ellos dos eran los únicos sobrevivientes de su generación. manuelsotoarbelaez@yahoo.com

SERGUEI ESÉNIN (1895-1925), UNO DE LOS POETAS DE LA REVOLUCIÓN RUSA



Edgardo Malaspina*

El 6 de septiembre de 2006, junto a mi esposa Natalia, visité el Museo de Esènin en Moscú. Al salir de la estación del Metro Serpujovskaia debimos caminar bastante hasta el callejón Strochenosvski, donde en una casa que data de 1891, construida en gran parte de madera,se ubica el museo. Allí vivió el poeta suicida de 1911 hasta 1918. Es un lugar diminuto para la reflexión poética con los objetos personales del bardo. Tania, la guía nos muestra las salas, los libros, los manuscritos y pequeñas cosas que pertenecieron a Esénin. Vemos una película-documental, el único en vida del poeta y escuchamos su voz recitando sus propios versos. Tanía nos recuerda que a pesar de que Esénin no compartió del todo los ideales de la revolución, admiraba a Lénin, a quien caracterizaba como un hombre chiquito y calvo. Además , al presentarse en el extranjero exigía cantar La Internacional antes de intervenir. Hice alguna anotación en el libro de recuerdos. El museo es un espacio poético, cuyos trazos, en las paredes y en los techos evocan esa poesía bucólica, campesina y sencilla de Esénin. Es impresionante como un diseño bien logrado en la distribución de las estructuras de una vivienda puede reflejar una tendencia poética. Primera vez que me percato de ese detalle agradable que hace percibir mejor el mensaje de un poeta.
La guía, al final, cantó. Con voz suave pronunció los versos de Esénin plasmados en un bello arreglo musical. Luego dijo: “Vivo para mantener este lugar sagrado. Esénin me inspira. Es el poeta del amor, del optimismo y el cariño hacia la patria”.
-o-
Serguei Esénin es uno de los poetas rusos más conocidos, y cuya producción lírica abarca el periodo desde los últimos tiempos del zarismo hasta los inicios de la revolución socialista. Fue el genuino exponente de la inteligencia campesina ,según Lunacharski.
Hijo de campesinos, nació el 21 de septiembre de 1895 en la aldea Konstantinov, provincia de Riazan. En 1909 terminó la primaria y se inscribió en la escuela religiosa de Spas-Kliepil, a 30 kilometros de Konstantinov. Más tarde estudió tres años en una escuela religiosa del magisterio. El programa de esta institución sin biblioteca era muy sencillo: asistir varias veces al día a la misa, rezar mucho y leer la biblia. En la noche, Serguei leía a Puskin, a Lermantov, y escribía sus primeros versos. Escuchaba atentamente a los poetas ambulantes y se aprendía sus composiciones. Visitaba iglesias y contemplaba los iconos. En las estaciones de trenes recitaba sus poema, y un día un pasajero conmovido por sus poemas le regaló unas monedas. Era un joven elegante, de baja estatura, con cabellos rubios y ojos muy azules.
En 1912 viajó a Moscú(casa de Krilov, hoy museo de Esénin) y vivió con su padre Alexander Esenin. Trabajó en un almacén ,y al perder este trabajo regresó a su aldea. Regresó a Moscú en 1913 y empezó a trabajar como ayudante de corrector de pruebas en la tipografía de I.D Sitin. Su padre le criticaba su inclinación hacia la poesía y porque gastaba su sueldo el libros y revistas.
En 1914 trabajó en la tipografía de Chernichev, donde no tenía tiempo para sus actividades literarias, porque laboraba 12 horas. En diciembre abandonó ese trabajo, y en enero de 1915 publicó sus primeros poemas en diferentes revistas.
En esa época era antimilitarista y participaba también en círculos políticos antizaristas y la policía empezó a perseguirlo. Escribió a un amigo: “Me siento atontado. Una tristeza brutal se gazapa en mí. Ya el verano se extingue con sus rayos dorados y yo no puedo verlo, escondido como estoy detrás de las paredes de la tipografía. Donde quiera que mires, la mirada tropieza con fríos muros y sólo vemos edificios grises sobre una calzada salpicada aun con la sangre de los sacrificados de 1905.”
En Moscú también asistió a la Universidad Popular de Shaniavski, la única libre y gratuita de la época. Allí dictaban conferencias profesores progresistas.
Como las revistas prestigiosas de Moscú lo ignoraban decidió viajar a Petrogrado.En caso de fracasar , tenía como segundo plan trabajar como simple obrero.En pocas semanas triunfó en los círculos literarios . Gorki escribió: “Yo ví a Esenin inmediatamente después de su llegada a la ciudad; de baja estatura, bien formado, pelo claro, rizado, vestido igual que el Vania de “La vida por el zar”, de ojos azules y limpísimos como Lonhgrim, así era él. Y la ciudad lo recibió maravillada, igual que el glotón las fresas de enero. Se comenzó a elogiar su poesía, excesiva e insinceramente como suelen hacerlo los envidiosos e hipócritas. Tenía 18 años entonces y al llegar a los 20 comenzó a adornar su rubios cabellos con un bombín de moda que le daba el aire de un dependiente de panadería.”
Los salones de gente importante lo invitaban y él se codeaba con simbolistas, acmeístas, anarquistas, místicos, neo-cristianos, futuristas, ego-futuristas, neo-populistas y otros.
A pesar del reconocimiento de su obra, su poema “Marta Posadnitsa” fue vetado por la censura. Alexander Blok le escribió : “Yo creo que para usted el camino será corto y que para no perderse en él hará falta ir despacio, sin inquietarse por cada paso que demos, tarde o temprano deben responder, y avanzar ahora resulta difícil tanto más si hablamos de literatura”
La crítica clasifica los poemas de Esenin por etapas cronológicas, aceptando que su calidad es mejor con el paso del tiempo. Es lógico . Escribe los iniciales hasta 1910.Los intermedios entre 1910 y 1914. Y los mejores ,que corresponden a la madurez lírica, se extienden desde 1915.
Un ejemplo de la primera etapa son unos cuartetos dedicados a la apacible vida del bosque (1910) y donde la segunda estrofa rima con la cuarta:
Llegó la tarde. El rocío
sobre la ortiga reverbera.
parado estoy en el camino,
bajo un sauce a su vera.
La inmensa luz de la luna
nuestro tejado alcanza.
el canto de un ruiseñor
se escucha en lontananza.
Todo es acogedor y tibio
como en invierno cerca de la candela
los abedules se alzan
cual gigantescas velas
Y a lo lejos, tras el río
donde el bosque se termina
el guardián hace sonar
su carraca mortecina.
(Traducción: Edgardo Malaspina)
Mi esposa, Natalia Riazánova, me advierte que la tercera estrofa recuerda a las chimeneas , elemento ineludible en el invierno ruso con su respectiva connotación romántica en las composiciones poéticas. Ensayo otra posibilidad de traducción de esa estrofa:
Todo es acogedor y tibio
como en una chimenea invernal
los abedules parecen cirios
en una dimensión monumental.
La poesía de Esenin -que se nutre de leyendas, cuentos y relatos mitológicos- refleja el amor a la tierra natal, la belleza del paisaje, la vida rural, la brevedad de las cosas y particularmente de lo bello.La convicción de que el mundo y el hombre son perecederos lo llevó a la idea de la muerte, del suicidio. Cuando tenía 15 años escribió “Canción imitada”, donde el cadáver de una niña es llevada al cementerio .
En sus versos las estrellas, las flores y los árboles son objetos animados. En sus ensayos como “La clave de María” y “Arte y vivencia” afirma que todo arte esta basado en imágenes y en la plasticidad de dichas imágenes, y eso constituye la clave del arte popular ruso, por eso su poesía se acerca a la canción popular. Muestra de esa característica es el poema “Sin lamentos”(1922), interpretado magistralmente por la cantante Nadezrda Kadizheva.
SIN LAMENTOS:
Sin quejas, ni lamentos ni llantos
como el humo a través del florido manzano
hasta mí llegó la marchitez dorada
ya no seré más joven y lozano.
Ya no lates con la fuerza de antes
mi corazón tocado por el hielo
y caminar descalzo por el bosque
ya no es una ilusión, no es un anhelo.
El deseo de aventura cada vez es menor
y el fuego de los labios ya se ha ido
¡oh mi joven y lejano frescor
mis antaños pletóricos sentidos!
Ahora son escasos mis afanes
¿he vivido mi vida o la he soñado?
Es como si en un alba primaveral
galopé sobre un caballo rosado.
Nuestro destino es frágil y finito
el cobre de las hojas lento emana
por todos los siglos sea bendito
lo que florece hoy para morir mañana.
(Traducción : Edgardo Malaspina )
Muchos autores le han dedicado sus versos a la vejez, pero precisamente lo hicieron cuando atravesaban esa periodo importantes de sus vidas. Ahora bien ¿Por qué Esénin lo hace cuando apenas tiene 27 años? Tal vez porque su vida ha sido tan intensa, que todas las etapas las ha quemado de manera concentrada. El sufrimiento lo ha hecho madurar prematuramente. Imágenes como “galopé sobre un caballo rosado”, “caminar descalzo por el bosque”, son evocaciones de la infancia. En su vida infancia y juventud son prácticamente la misma etapa. Notemos que Safo y Confucio, por ejemplo, abordan el tema de una manera distinta, en el sentido de que la perspectiva cronológica es mayor. Lógico : ellos alcanzaron su venerable vejez de manera natural, mientras que Esénin llega a ella a través de la adversidad de las circunstancias objetivas y subjetivas que le dictaron tanto la poca que le tocó vivir como su atormentado mundo espiritual.
Safo de Lesbos (628-563 a de C), la poetisa más destacad de la Antigüedad, admirada por Platón y Horacio, canta a la vejez, como resignándose ante el inevitable proceso fisiológico::
Ya mi piel está arrugada por la vejez
y mis negros cabellos se tornaron canos;
débiles son ya mis manos, débiles mis rodillas
que no quieren llevarme.
Yo no puedo danzar con las doncellas
como saltan las corzas en el soto,
pues, ¿qué puedo hacer yo?
El mortal no disfruta de la juventud perenne
Confucio(551-479 a C) asocia la vejez con la experiencia y la sabiduría::
La gran montaña se reducirá a migajas
y la sólida viga deberá romperse,´
y el hombre sabio
se marchitará cual una planta.
Antes de romantizar las costumbres del campo y cantar a la vida bucólica, Esénin en un principio recurrió al habla con giros arcaicos luego a la terminología bíblica. En el periodo de inspiración eclesiástica( perteneció al grupo de los socialistas misticos, dirigido por Ivanov Razumnik, según el cual el sufrimiento del mundo salva al hombre) comparó a Cristo con la Revolución de Octubre en el poema “Advenimiento”:
Oh Rusia inmarcesible
de la muerte vencedora
has llegado del firmamento estrellado
a tu lugar en la tierra.
Los colores que resaltan en su obra son el amarillo(usaba corbata amarilla) odorado y el azul. En otra etapa de su lírica se destacan los poemas epistolares: Carta, Respuesta a una carta, Antes de la operación, Carta a la madre, Carta de mi madre, Respuesta, Carta a una mujer y Carta al tío. Como publicista publicó En el país de los canallas y Si arde es porque ya es fuego.Los motivos progresistas están presentes en poemas como El herrero, Rusia, y Marta Posadnitsa (1914).El rechazo de la critica oficial a este poema, escrito en el espíritu del “Cantar de las huestes de Igor”, se debió a que era un llamado a desobedecer el orden establecido , recurriendo a imágenes inspiradas en el pasado heroico de Rusia, lleno de luchas entre ciudades por el poder político, y en el que Moscú jugó el papel preponderante al someter a los demás pueblos.
El alma rusa, con sus alegrías y tristezas, cantada una vez por Pushkin influyó sobre la obra de Esenin. También la lectura del Cantar de las huestes de Igor, como ya advertimos.
La revolución le inspiró una serie de poemas. Aceptó el poder soviético, pero no lo entendió totalmente.
Edgardo Malaspina al lado del busto de Esénin en la casa donde vivió el poeta entre 1911 y 1918 en Moscú.
Natalia en el Museo de Esénin
Casa de Esénin en Moscú. Fachada
Una de las salas del Museo de Esénin