Rafael Gustavo González Pérez*
Cada vez que muere un estudiante se le desprende un pétalo a la flor. Los estudiantes han sido en todo momento de las luchas sociales un termómetro pero también carne de cañón.
Es la historia de Venezuela rica en ejemplos de lo que ha sido el sector estudiantil. Desde que ha habido estudiantes han estado metidos en la candela.
La política se ha nutrido y a la vez valido de la juventud estudiosa, cada vez que se planea algo no falta pregunta ¿y los estudiantes qué van a hacer? No falla la afirmación: “sin los estudiantes no vamos a ninguna parte”.
Para no regresar tan lejos en la historia. En las luchas contra Gómez calentaron las calles, incendiaron las protestas, levantaron las banderas de la libertad, nutrieron los debates con contenidos ideológicos, lanzaron el miedo por la borda. También calentaron los calabozos y arrastraron con dignidad pesados grillos.
En el combate a la dictadura de Pérez Jiménez, ahí estaban los estudiantes, en la clandestinidad, en barrios, agitando, panfleteando, militando y perseguidos por
En la década de los 60´s y parte de los 70´s el panorama fue muy difícil. Portar un carnet estudiantil era un pase seguro a las represalias de
El movimiento estudiantil marchó al lado de los obreros en sus luchas reivindicativas, se solidarizó con los pueblos del tercer mundo sometidos a dictaduras y hambre, contra la guerra-invasión a Viet Nam, en defensa de
Cada vez que caía un estudiante se lloraba su muerte y se seguía la lucha.
Esa combatividad de los estudiantes, su calor, su permanente vigilia, el ímpetu que le imprimen a sus compromisos, su capacidad de reponer fuerzas permanentemente, su desprendimiento; los han hecho apetecibles no sólo al estamento político sino a otras fuerzas intervinientes, sin nada en común que no sea la explotación de las debilidades humanas. Entró en la jugada lo que tiempo ha, hizo nido en las funciones de estado: la corrupción.
Si señor. Entraron el negociado, la vida placentera, los automóviles de lujo, viajes, obsequios, componendas que lograron lo que no ha podido ninguna represión policial. Dividir, debilitar, implosionar el corazón de de sus movimientos. Al punto que vemos jóvenes protestando porque le están dando más opciones a sus congéneres tradicionalmente excluidos, porque se abran más cupos en la academia, porque se democratizan oportunidades y condiciones. Duele decirlo, pero estamos en presencia de una incautación del movimiento estudiantil.
Hay un combate interno inevitable derivado de ese abandono del horizonte estudiantil. No sabemos cuánto tiempo durará.
La muerte se ha introducido por otros caminos y por dolorosa que sea, porque son vidas, son jóvenes, son futuro; hay que deslindarla.
Siempre el estudiante será esa levadura, como versa el tema que interpreta Mercedes Sosa, ese fuego y esa punta de lanza. Por ello hay sectores que hacen cálculos políticos sacrificándolos. Planearon el “octubre rojo” creyendo que sumando muerte incendiarían la pradera.
El pétalo se resiste a desprenderse cuando se descubre que no se muere por estudiante, ni por ideales, ni por luchas reivindicativas sino por asociación delictiva perversa a costa de los intereses de los condiscípulos.
Muerte que delata toda una podredumbre de la que están infectados diversos sectores de la academia, sin escapar de ello las máximas jerarquías. Y todo indica que el mal se ha extendido no a una sola, si no a todas la universidades.
Es pertinente preguntarse: ¿Qué más se muere o se está muriendo en la academia cada vez que muere un estudiante? Respóndase usted.
CON TIKETS DE ÑAPA:
ÑAPA 1.- Pregunta al aire: ¿SON REALEMNTE CRISTIANOS LOS JERARCAS DE
ÑAPA 2.- Los disociados y disociadas han incrementado las consultas a psicólogos y psiquiatras. ¿Cuánto es la comisión que le corresponde a Globovisión y El Nacional?
3.-Los más destacados genetistas del mundo vendrán a Venezuela para realizar un estudio de campo en