Adolfo Rodríguez
Fotografías: Arturo Álvarez D'Armas
Para Jorge Plaz es mes “tronitoso y frío”, el tigre ruge en el monte y pita el toro en el medanal, braman de celos las ardorosas babas en sus nidos de hojarasca, del sur lejano un estremecimiento de huracán, variada fauna hiberna en los bancales, una grama revienta en los corrales y brusca y escoba en los paraderos.
Los taburíes abren sus coronas
Por la noche hasta el amanecer;
las ranas verdes se les oye el graznar
y los lépidos que cantan también.
Mes de agosto, horrible para el llanero
Por el trabajo que sufren los rebaños
Lo asalariado que se ponen los burros
Y el pasto es malo y les hace daño.
Aunque gozan los vegueros con “sus grandes bailes / con pescado y cachapas blandas”.
Salvador Lara (2003), reportero lírico de sus montes tucupideños, dice en tiempo de coplas:
La lluvia llena los caños
Es temporada de agosto,
ya desaguan las lagunas,
hay cosecha de jojotos.
Gallegos lo relata en Doña Bárbara:
¡Llueve, llueve, llueve!... Hace días no sucede otra cosa. Ya los llaneros que estaban fuera de sus casas han regresado a ellas, porque los caños y los ríos se desbordarán por las sabanas y pronto no habrá caminos transitables. ¡Ni necesidad de recorrerlos! Ya es tiempo de “mascada, tapara y chinchorro”, y con estas tres cosas bajo el techo de palma, el llanero se siente feliz, mientras afuera se van desgajando las nubes en un llover obstinado y copioso” (p. 296).
Hay temporales en los días de San Lorenzo (el 10) y Santa Rosa (el 30), sin que San Ramón (el 31) se quede atrás.
El píritu florece en agosto. Cuando retoña lo cortan jojoto para comerle el corazón. Una almendra que es soleada durante tres días poniéndose rojito, blanditico, se apretuja en totumas y larga el jugo.
Don Justo y Cheo Rivero recuerdan las romerías a la montaña (por Tamanaco) o por sabanales de Apure, a recoger las frutas moraditas que se echaban al ron o al aguardiente claro, aunque en tiempos más remotos macerado en pura agua y se usaba como bebida espirituosa y hasta de reconstituyente. Rivero nos dice que para parturientas.
El Garzón soldado construyendo una enorme plataforma en un árbol de fácil acceso. Se aproxima su período reproductivo.
El Gallito Azul prolifera en los llanos bajos.
Nidifica
Ibises zamuritas se desplazan a través del bosque de galería llevando ramitas para sus nidos.
Búfalos y garzas. Agropecuaria Las Lajeras. Vía Guayabal, Guárico.
Se dispersan bandas de perdices que van a aparearse.
Tiempo en que también terminan de incubar sus huevos las hembras del Pato Brasileño, especie exclusivamente sudamericana.
Los pichones del Garrapatero Hervidor abandonan sus nidos.
Los Perros de Agua entran en fase reproductiva.
Según Ramo y Ayarzagüena (1983) julio y agosto manifiestan “la máxima altura de las aguas”, se expande los hábitats de la fauna acuática llanera y aprovechan los grandes bancos apartados para sus puestas, las garzas cuentan con “abundancia sin igual de alimento…en aguas poco profundas” e inician “los garceros de crías” y las babas sus nidos, por lo general, en los bancos herbáceos de la sabana y las “matas”, en nidales de hojas y ramas mezcladas con barro, donde deposita alrededor de 30 huevos alargados, de cáscara rugosa; nidifica la viudita y arrendajos y anátidas y los galápagos están de intenso celo (Pp. 25, 75).
Es tiempo de reproducción de los arucos grandes aves del tamaño de un pavo (Ob. cit., 1983: 36)
La tigana o pájaro sol construye sobre las ramas un nido de barro forrado con hojas en donde deposita sus huevos rosados (ob. cit., 1983: 41)
Relata De Armas Chitty su llegada "aquella tarde de agosto… al caserío El Respiro, mi padre y yo.... Ipire empezaba su caudal. Breves, menudas, ligeras ondas minúsculas florecían sobre el dorso de la corriente. ... Los troncos que el agua encajó en los barrancos negros, perfilados por la chorrera, parecían ídolos abandonados...."
Un anochecer en que, desde el hato, cuyos corrales describe, comenzó don Antonio De Armas Matute, el plan para cruzar esa noche el río Ipire "en la plenitud de su poderío". Con ayuda de "un negro que cantaba coplas sin descanso, lograron fijar una canoa". Tendió la soga de una cepa a otra de bambúes. Fueron pasando, sillas, cobijas. Un caramero retuvo un caballo y el negro se sumergió, logró empujarlo hasta un médano y lo ayudó a ganar la orilla: "La hazaña crecía en la sonrisa lustrosa del negro”. Probablemente Claro Magallanes a quien dedica uno de sus cuentos de Cardumen (1990), un semidiós de allí con "un pacto secreto con el agua" y quien "cuando la lluvia haga temblar los terronales, sentirá la suprema emoción de que su vida, como la del río, es eterna”.
Sabana. Vía Puerto Páez, Apure.
FUENTES CONSULTADAS
De Armas Chitty, J. A. “La lección de los ríos”· (mimeografiado)
De Armas Chitty, J. A. Cardumen: relatos de tierra caliente Caracas: Academia Nacional de
GALLEGOS, Rómulo. Doña Bárbara. Caracas: Colección Ayacucho, 1977.
Guía Ecoturística de Miro Popic Net, revisado en http://www.miropopic.com/ecoturistica/ (enero 2009)
LARA, Salvador. Tiempo de Coplas. San Juan de los Morros: Compañía Anónima Grafiven, 2003.
PLAZ, Jorge en TORREALBA, Antonio José El Diario de un Llanero, Caracas: UCV 1987.
RAMO, Cristina y Ayarzaguena, José. Fauna Llanera: Apuntes sobre su morfología y ecología. Caracas: Cuaderno Lagoven, 1983.
INFORMANTES: Don Justo León /1985), José Rivero (2009), Noel Lugo y doña Isabel de Lugo (2009), José Antonio Medina (2009).
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