Médanos de Indios
Aún dormitan las aguas del padre de los ríos
y destella la luna sobre el paisaje arbóreo
sus rayos pálidos.
Sobre la calma divina del caudal
nuestra curiara navega suavemente.
En éxtasis observo el mítico espectáculo
de la naturaleza agreste y silenciosa.
Sueño y veo a los dioses de la eterna noche
en tropical y voluptuosa orgía
tejiendo el pensamiento de la estirpe.
Un arrobo ancestral acomete mi espíritu.
Navegando por el Orinoco, de Cabruta hacia
los Médanos, una madrugada de
Noviembre del año 500 del comienzo
de la degradación de nuestra Gran Cultura.
Mar
La primera vez sentí como si realizara un viaje de regreso.
¿Acaso retornaba a tu morada?
Es como comprenderlo todo sin saber por que y
para qué.
Se percibe en lo inconmensurable de los trazos azules
en el secreto de cada grano de arena
en el vuelo de las garzas
en los vaivénes de tus aspas furiosas
en tus voces lejanas
en el glorificante alud de tus aguas.
Contemplarte es como estar orando en un templo
sagrado y más es como levitar sobre Tí.
La Guaira, 1993
La Musa de Oblomov.
Eres la señal de nuestros tiempos
globo inflado de la nada
de pereza
siempre rondando los árboles sombríos
de las plazas.
Te incrustas en el rostro obtuso de los pueblos
en sus calles, en sus casas y sus patios
en el polvo angular.
Te sientas por las tardes en los porches
como en una espera eterna.
Estás en el capricho radial de los dedos
en las botellas
en las tertulias
en el paseo gris de la avenida.
Flotas como una mosca al mediodía
te llevan en la lengua por las noches.
Odio a la Musa de Oblomov.
Las Mercedes, 1993
Esperanza.
Confiaron en la transmigración de los tiempos,
de las almas,
en otra vida,
pero hoy es como ayer.
Creyeron en la armonía de las esferas
en el reposo de las cálidas tardes
y estuvieron contando hasta el amanecer.
Todo fue en vano
y volverán a la mística faena.
Los de aquí conjugamos la vida
uno, dos, tres... Hasta el infinito
cíclico, de espejismos
luego iremos a Samos
pero no estamos seguros.
Son difíciles las flores del Nilo.
Las Mercedes, 1993
Termitas.
Formaron parte de mi vida
con sus líneas prominentes en la pared.
Estaban erguidas como buscando el cielo
y tenían el algo acogedor de las cosas extrañas.
El color de lo bueno, caoba
se hizo más natural
y por eso convivimos largamente.
Luego noté el vacío
el aire cavernoso.
Tuve miedo. Un miedo terrible
como cuando piensas que verdaderamente
no tienes alma.
Querían la destrucción de mi alma.
Se desvanecieron junto a la ingratitud.
Las Mercedes, 1993
*Los textos seleccionados forman parte del poemario BREVIARIO DE ANDANTES, editado por Fundaguárico en el año 1996. Es un libro inaugural, y como todo primer paso tiene sus titubeos: un debatirse entre el amago poético de querer cultivar en la tierra del soneto, o sino, el labrar el surco del poema sin los viejos cercos de la métrica y la rima. En la primera faena (Mis Barcos de Papel) se conjugan la ternura y el verso crudo, es el poeta ante las primeras impresiones de la lluvia, el amor y el paisaje. Es el ensayo, los preparativos para entender las estaciones que marcaran los afanes de la escritura poética. En la segunda faena (El silencio Otoñal de los Árboles Mustios) sentimos el tiempo de la buena siega, la semilla madura en la contemplación meditada. La palabra convertida en la noble madera del poema. El logro verdadero que ofrece el cultivo de la certidumbre imaginaria. Sobrio y libre, lejano de la seductora musa de Oblomov. Los cinco textos seleccionados pertenecen a esta segunda parte del poemario.
Jeroh Montilla.
Imágenes tomadas de: http://www.bbc.co.uk/spanish/specials/166_mariuorinoco/page19.shtml, http://www.fondospantallagratis.com/fondos-de-escritorio-wallpapers/paisajes/camino-al-oceano/1820, http://www.flickr.com/photos/31018112@N03/3092109809/