(Médico, poeta y cronista de Las Mercedes del Llano, estado Guárico. http://lasmercedesdelllano.blogspot.com/)
MARTES, 30 DE DICIEMBRE
Vamos a la calle Arbat. Un viejito solitario toca el acordeón. Otro, con un parecido físico extraordinario con San Nicolás, vende sus obras artesanales. No hay buhoneros como antes. Le pido a un pintor que me haga un retrato. Debo estar sentado, pero como sopla un viento fuerte, afirma que lo hará en cinco minutos. Serguei, así se llama el pintor, dice que los buhoneros fueron expulsados por el alcalde, porque colocan el rostro del presidente en las matrioshkas. Bromea, pienso
. En realidad, creo, es una petición de los comerciantes que tienen sus tiendas en el boulevard para evitar una competencia con los que no
pagan impuestos. Capitalismo, pues. Serguei prosigue: “Ahora me siento más libre, cierto, hay menos cultura, pero eso a mí no me importa. Me importa sólo mi trabajo”
En Arbat veo pocos poetas. Antes los había por montones recitando sus versos. Entramos en un restaurant chapado a la antigua, el Rus. Tiene chimenea y sus mesas son acuarios. Sirven sólo comida típica rusa. De regreso compramos un pino para colocarlo como arbolito navideño.
Por tv conversan sobre Plejanov, quien dijo que la revolución de los bolcheviques era un error de la Historia y vaticinó su fracaso. Aparece en la pantalla un cintillo con un letrero interesante: “Son la diez de la noche.¿Están sus hijos en casa?”