Alberto Hernández
** El sitio donde está hoy la avenida Constitución fue testigo de la inauguración del Gran ferrocarril de Venezuela el 1 de febrero de 1894.
** El servicio nocturno comenzó con las primeras ferias de Maracay en enero de 1905. Se trató de una verdadera experiencia turística en la que participaron los pueblos de Aragua, los de Miranda y Caracas. Por supuesto, venía gente de Valencia, Mariara, San Joaquín y Guacara.
** El servicio nocturno comenzó con las primeras ferias de Maracay en enero de 1905. Se trató de una verdadera experiencia turística en la que participaron los pueblos de Aragua, los de Miranda y Caracas. Por supuesto, venía gente de Valencia, Mariara, San Joaquín y Guacara.
Para los desmemoriados o para quienes llegaron después de los cambios, Maracay fue sitio por donde pasaba el Gran ferrocarril de Venezuela, también llamado Ferrocarril Alemán. Hasta hace unas dos décadas aún se conservaban los rieles que estaban en la zona conocida como La Línea, espacio que es hoy parte de la Avenida Constitución. Quien cruzaba hacia barrio Lourdes o Santa Ana tenía obligatoriamente que mirar hacia abajo para no tropezar los vestigios de un tiempo cuando en Maracay se escuchaba el pito del tren que venía de la Estación de La Julia.
Un poco más adelante, metros después de la calle Mariño, por la misma avenido Constitución, estaba una estación, que hoy, por mandato de una alcaldía convirtió en comisaría policial. La ciudad, entonces, ha ido perdiendo su identidad gracias a los pésimos desempeños municipales, como es el caso de la plaza Girardot, totalmente remodelada, lo cual hizo que perdiera su valor patrimonial.
Una larga serpiente de hierro y madera
La idea de un ferrocarril para Venezuela fue del ingeniero inglés Robert Stephenson, cuyo padre, George Stephenson, fue el inventor del ferrocarril. Este hombre logró que Guzmán Blanco hiciera realidad el llamado período del ferrocarril inglés en nuestro país, suscrito por Robert Francis Fairlies, también ingeniero británico, quien realizó la construcción del tramo Caracas-La Guaira.
Para lograr tal cometido trabajaron unos dos mil hombres y se usaron más de 50 mil barras de dinamita, para volar cerros y abrir las brechas que permitirían el paso de los rieles desde Caracas hasta la costa central del país.
Finalmente, el 25 de julio de 1883 se inauguró el ferrocarril. En ese primer viaje desde Caracas abordaron artistas, políticos e intelectuales de la época, quienes aplaudieron y alabaron las maravillas de ese transporte. Décadas más tarde, en la primera mitad del siglo XX, Carlos Gardel atravesó la montaña desde la costa hasta Caracas en la misma máquina. El ferrocarril alemán descansa en paz.
El 1 de febrero de 1894, en lo que es hoy la avenida Constitución en Maracay, en el gobierno de Joaquín Crespo, aunque el proyecto era de Guzmán Blanco, quedó inaugurado el Gran Ferrocarril de Venezuela. O Ferrocarril Alemán. Se trató del más largo del país: una larga serpiente de hierro y madera cruzaba el mapa y daba la impresión de continuar su desarrollo, de no ser por la llegada de los camiones y los carritos por puesto, que lo desaparecieron poco a poco, hasta dejar una imagen de abandono en todas la estaciones.
La idea de un ferrocarril para Venezuela fue del ingeniero inglés Robert Stephenson, cuyo padre, George Stephenson, fue el inventor del ferrocarril. Este hombre logró que Guzmán Blanco hiciera realidad el llamado período del ferrocarril inglés en nuestro país, suscrito por Robert Francis Fairlies, también ingeniero británico, quien realizó la construcción del tramo Caracas-La Guaira.
Para lograr tal cometido trabajaron unos dos mil hombres y se usaron más de 50 mil barras de dinamita, para volar cerros y abrir las brechas que permitirían el paso de los rieles desde Caracas hasta la costa central del país.
Finalmente, el 25 de julio de 1883 se inauguró el ferrocarril. En ese primer viaje desde Caracas abordaron artistas, políticos e intelectuales de la época, quienes aplaudieron y alabaron las maravillas de ese transporte. Décadas más tarde, en la primera mitad del siglo XX, Carlos Gardel atravesó la montaña desde la costa hasta Caracas en la misma máquina. El ferrocarril alemán descansa en paz.
El 1 de febrero de 1894, en lo que es hoy la avenida Constitución en Maracay, en el gobierno de Joaquín Crespo, aunque el proyecto era de Guzmán Blanco, quedó inaugurado el Gran Ferrocarril de Venezuela. O Ferrocarril Alemán. Se trató del más largo del país: una larga serpiente de hierro y madera cruzaba el mapa y daba la impresión de continuar su desarrollo, de no ser por la llegada de los camiones y los carritos por puesto, que lo desaparecieron poco a poco, hasta dejar una imagen de abandono en todas la estaciones.
De los Llanos hasta Maracay y Valencia
Los que se trasladaban -de los llanos de Guárico y Apure, así como del sur y de Guayana- hacia Caracas, Valencia o Maracay tenían que pasar obligatoriamente por la Estación de Cagua. Así lo señala la crónica. El servicio era limitado, sobre todo de noche. En el mes de enero de 1905, se amplían las posibilidades del servicio nocturno en ocasión de las primeras ferias organizadas en Maracay. Entonces la gente podía ir y venir en los trenes sin temor a quedarse en la calle. Una anécdota –que forma parte de la historia menuda- da cuenta de un vendedor de periódicos que gritaba:
-“¡ Mañana, soberbia inauguración de las Ferias de Maracay. Asistirá el gran caudillo y jefe del país, General Cipriano Castro ¡”.
La compañía adquirió 32 carros para pasajeros, 131 de carga, 30 para transporte de ganado, 6 velocípedos de vía, 6 bicicletas de vía, 30 trolies y 3 grúas. Contaba con 86 túneles y 182 viaductos. El precio de los boletos, hasta Valencia, costaba 44.75 bolívares en primera clase, y 36 en segunda.
Los que se trasladaban -de los llanos de Guárico y Apure, así como del sur y de Guayana- hacia Caracas, Valencia o Maracay tenían que pasar obligatoriamente por la Estación de Cagua. Así lo señala la crónica. El servicio era limitado, sobre todo de noche. En el mes de enero de 1905, se amplían las posibilidades del servicio nocturno en ocasión de las primeras ferias organizadas en Maracay. Entonces la gente podía ir y venir en los trenes sin temor a quedarse en la calle. Una anécdota –que forma parte de la historia menuda- da cuenta de un vendedor de periódicos que gritaba:
-“¡ Mañana, soberbia inauguración de las Ferias de Maracay. Asistirá el gran caudillo y jefe del país, General Cipriano Castro ¡”.
La compañía adquirió 32 carros para pasajeros, 131 de carga, 30 para transporte de ganado, 6 velocípedos de vía, 6 bicicletas de vía, 30 trolies y 3 grúas. Contaba con 86 túneles y 182 viaductos. El precio de los boletos, hasta Valencia, costaba 44.75 bolívares en primera clase, y 36 en segunda.
Un libro para recordar el trenEn el hermoso libro del escritor maracayero Luis Codero Velásquez, La Venezuela del viejo ferrocarril, publicado por la Presidencia de la República en 1990, cuenta, en el capítulo “En La Julia era el cambio”, que “Víctor Cróquer, cronista y costumbrista nacido en Turmero, escribió una vez acerca del recorrido del pitante y fumador tren que se desliza –en aquel entonces- por el costillar de los pueblos aragüeños; enriquece su crónica la descripción de los alegres paseantes que van a bordo de un vagón para las festividades de La Candelaria, célebres en Turmero, y que tienen lugar los primeros días de febrero cada año. Van, en el convoy, diestros galleros de Las Tejerías, rivales arpistas de El Consejo y San Mateo; coleccionistas de lazos y coleadores de La Victoria y de Cagua, todos deseosos de disputarle supremacía a los del pueblo turmereño”.
Más adelante, Cordero dibuja el paisaje: “El bulevar de la estación de La Julia es como una “ceja boscosa, apretada de ramas, cuajada de frutos, donde el naranjo ofrece sus racimos en un abandono de leontinas sobre verdes casacas. Un cuentario de carros de mula hace una larga espera. El auriga trajeado de liquiliqui blanco y botonadura de realitos; pañuelo amarillo –reminiscencia de los tiempos de Linares Alcántara-, luce ventolero”.
No deja de contar el cronista maracayero acerca de los otros pueblos por donde pasaba el ferrocarril. Así, en su libro destaca los pueblos de Carabobo, regados en los dos valles, el de Carabobo y el de Aragua, “pues lo envuelve el mismo mundo vegetal, sólo que los separa la cuenca del lago de Valencia, cuyo tercio –o un poco más- le corresponde a Maracay…Así, a partir de Mariara, se iba a San Joaquín y al rosario de recodos de Guacara y Los Guayos, antes de entrar a la ruta final de San Blas…”.
Tanto en Maracay como en La Victoria había dos talleres de conservación y reparación de locomotoras y vagones, dirigidos por los propios alemanes. Había otro en Valencia, por los lados de San Blas.
Más adelante, Cordero dibuja el paisaje: “El bulevar de la estación de La Julia es como una “ceja boscosa, apretada de ramas, cuajada de frutos, donde el naranjo ofrece sus racimos en un abandono de leontinas sobre verdes casacas. Un cuentario de carros de mula hace una larga espera. El auriga trajeado de liquiliqui blanco y botonadura de realitos; pañuelo amarillo –reminiscencia de los tiempos de Linares Alcántara-, luce ventolero”.
No deja de contar el cronista maracayero acerca de los otros pueblos por donde pasaba el ferrocarril. Así, en su libro destaca los pueblos de Carabobo, regados en los dos valles, el de Carabobo y el de Aragua, “pues lo envuelve el mismo mundo vegetal, sólo que los separa la cuenca del lago de Valencia, cuyo tercio –o un poco más- le corresponde a Maracay…Así, a partir de Mariara, se iba a San Joaquín y al rosario de recodos de Guacara y Los Guayos, antes de entrar a la ruta final de San Blas…”.
Tanto en Maracay como en La Victoria había dos talleres de conservación y reparación de locomotoras y vagones, dirigidos por los propios alemanes. Había otro en Valencia, por los lados de San Blas.
Los últimos días del ferrocarril
Por Maracay pasaba un tren fantasma que competía con los camiones y carritos por puesto. Ya querían viajar en su lenta barriga. Los comerciantes y pasajeros preferían hacerlo en vehículos más ligeros y rápidos. Hasta que sólo quedaron los vagones y las estaciones, abandonadas en solares y avenidas. Los últimos recuerdos de la otrora muchachada de Maracay, sobre todo de la que vivía en Ciudad Tablitas y los barrio de enfrente, Lourdes y santa Ana, era lanzarle piedras a las ventanas de los vagones. O colocar piedras y obstáculos en los rieles. De esta manera, el respeto por la presencia de la larga sierpe de hierro dejó de ser en Venezuela. Una especie de soledad comenzó –décadas después- a añorar el ferrocarril. Venezuela quedó en el mundo como uno de los pocos países sin líneas férreas. Hoy, intenta de nuevo traer el ferrocarril.
Por Maracay pasaba un tren fantasma que competía con los camiones y carritos por puesto. Ya querían viajar en su lenta barriga. Los comerciantes y pasajeros preferían hacerlo en vehículos más ligeros y rápidos. Hasta que sólo quedaron los vagones y las estaciones, abandonadas en solares y avenidas. Los últimos recuerdos de la otrora muchachada de Maracay, sobre todo de la que vivía en Ciudad Tablitas y los barrio de enfrente, Lourdes y santa Ana, era lanzarle piedras a las ventanas de los vagones. O colocar piedras y obstáculos en los rieles. De esta manera, el respeto por la presencia de la larga sierpe de hierro dejó de ser en Venezuela. Una especie de soledad comenzó –décadas después- a añorar el ferrocarril. Venezuela quedó en el mundo como uno de los pocos países sin líneas férreas. Hoy, intenta de nuevo traer el ferrocarril.
Fotografias de mapas tomadas de http://1viejasfotosactuales.multiply.com/journal/item/498?&item_id=498&view:replies=reverse
5 comentarios:
un vago recuerdo me acompaña desde la niñez, cuando retiraban los vagones viejos, y los rieles gastados en tiempos del primer gobierno de Caldera para construir la Av. Constitución y el terminal de pasajeros de maracay...
excelente trabajo no soy de Maracay pero si de los valles del tuy por aquí pasaba el gran ferrocarril de Venezuela aun quedan los vestigios de la estación central en santa teresa del tuy es una lastima que todo ese patrimonio haya sido olvidado y borrado mucho no saben que alguna vez existió un complejo sistema de trenes de pasajeros y de carga en gran parte del territorio venezolano ademas de tranvías que en la actualidad resultaría una mejor alternativa para transporte masivo en los pueblos y ciudades claro en las versiones modernas las antiguas lastimosamente no están de haberlo pensado mejor los mandatarios anteriores se hubieran dado cuenta del enorme potencial turístico de todo aquello buen trabajo por su publicación es bueno difundir el desarrollo que hubo antes y el camino que se debió seguir nuestro país seria otro aunque nunca es tarde.
Yo vivia en Maracay en esos años de los sesenta,cuando estaban por clausurar el paso del nostalgico GRAN FERROCARRIL DE VENEZUELA. En esos tiempos una diversion de los niños de esa epoca era la de acercarnos a la via ferrea y colocar una cuantas chapitas de refrescos en el propio riel y esperar el paso del ruidoso vehiculo. Luego, retirabamos las chapas, totalmente aplastadas y filosas y con ellas fabricabamos los recordados "gurrufios" y con un orificio por el centro, pasabamos el guaral o hilo de amarrar hallacas y a pelear con el cortante instrumento. Recuerdos del pasado.
¿existe algún documento que mencione a los jefes de estación de El Consejo?. En la historia de la familia de mi esposa se dice que su bisabuelo fue jefe de la estación, pero no logramos encontrar documentación,
Gracias por cualquier guía al respecto!
SALUDO -- EN ESTOS TIEMPOS CONTEMPORÁNEOS DE MUCHA TECNOLÓGICA NOS CUESTA ENTENDER COMO SE PERDIÓ LA DEL PASADO, COMO NO SUPIMOS APRECIAR LO DEL PASADO, PARA QUE HOY NOS DIERA FRUTOS EN ESTE PRESENTE DONDE LA RENTA PETROLERA ES INSUFICIENTE Y INESTABLE ESAS RELIQUIA FUERAN UN GRAN ACTIVO PARA LA NACIÓN. SOLO NOS QUEDA REFLEXIONAR PARA QUE LAS FUTURAS GENERACIONES SE ENORGULLEZCAN, DISFRUTEN Y BENEFICIEN DE TODO LO QUE SE LA PUEDA DEJAR.
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