Arturo Álvarez D´Armas
Los Ashanti ocupan una parte considerable del territorio que una vez conocimos como Costa de Oro. Son un importante grupo étnico de la hoy República de Ghana. Hablan la lengua twi, con unos 7 millones de personas. Antes de la colonización europea, el pueblo ashanti desarrolló un imperio de gran alcance gracias al comercio. Desde el siglo IV hasta el año 1076, en tierras de la actual Mauritania, se desarrolló el poderoso Imperio de Ghana. Su nombre fue dado por los árabes al imperio soninke de Wagadu, y que derivaba de la deformación de la palabra ghani, cuyo significado es riqueza. Ghana desde el siglo VIII adquirió fama de tierra rica en oro y se convirtió en el principal depósito de ese mineral en la región, que se extraía de los yacimientos aluviales, explotados por la población local en el marco de las estructuras familiares. El control del oro era tarea personal e intransferible del Rey, evitando así las posibilidades de inflación. La economía del imperio de Ghana tenía dos aspectos muy diferenciados: por un lado la agricultura y la ganadería de las que vivían la mayor parte de la población, y por otro, el comercio transahariano y las actividades artesanales.
Asantewa
Desde el siglo VIII hasta el siglo XII el imperio de Ghana fue una especie de meca comercial a la que la gente iba a hacer fortuna en busca sobretodo de oro que después servía para acuñar los dinares de las dinastías islámicas del África mediterránea. Por otro lado, el comercio de la sal y su monopolio por los reyes de Ghana fue la otra de las bases económicas de este imperio que controlaba su comercio con los países del sur. Después del oro y la sal, Ghana proporcionaba al comercio transahariano marfil y goma, y recibía a su vez del norte cobre, trigo y productos de lujo como perlas y vestidos.
El poder personal del Rey era total y a su muerte se le enterraba en fastuosas
edificaciones instaladas en los bosques y junto con él eran enterrados sus sirvientes, para que lo acompañaran en el más allá.
A fines del año 1076, fueron derrotados y conquistados por los almorávides, rompiéndose la unidad del imperio que a partir de entonces quedó seccionado en un norte musulmán controlado por los almorávides, y un sur soninke en donde se refugiaron los no musulmanes. Fue así como se cerró la etapa de esplendor y magnificencia de este Imperio.
Esta región fue denominada por los ingleses Costa de Oro, y de ella arrancaron los mejores mineros y orfebres para ser trasladados hacia América en calidad de esclavizados.
Antes del siglo XIII, pueblos de lengua akan emigraron hacia la actual Ghana y establecieron estados pequeños en la región montañosa, en las cercanías del Kumasi moderno.
Durante el auge del imperio de Malí, los ashanti y los akan llegaron a hacerse ricos negociando el oro encontrado en minas de su territorio. Desarrollaron una poderosa confederación y posteriormente se convirtieron en el grupo étnico más influyente dentro de la región de Costa de Marfil, que competían con el pueblo fante. Esa confederación tuvo gran importancia durante el período colonial, vendiendo oro y esclavos, los cuales eran intercambiados por armas.
Fueron uno de los pocos estados africanos capaces de ofrecer resistencia seria a los imperios europeos. Entre 1826 y 1896, Gran Bretaña luchó cuatro guerras contra los reyes ashanti, conocidas como guerras anglo-ashanti. En 1895, los ingleses derrotan a las fuerzas Ashanti y es desterrado su soberano.
En 1900 los británicos sometieron el reino y lo renombraron como la colonia Gold Coast. Una figura de la resistencia contra el colonialismo británico es la de la líder Yaa Asantewaa (1850 – 1921). Es una de las figuras reverenciadas de la historia moderna de Ghana. En 1900, el Gobernador británico de Ghana logró, tras derrotarle militarmente, desterrar a la reina a la vez que exigía de las autoridades la entrega del Taburete Dorado, objeto histórico venerado y símbolo de la soberanía e independencia asante. Temerosos de emprender una guerra contra los británicos, algunos líderes sugirieron que en vez de luchar contra ellos, debían implorar que cambiaran su política represiva y permitieran el retorno de su rey. Dice la Historia, que, indignada, Yaa Asantewa, la Reina Madre y guardiana del Taburete Dorado, se puso en pie y dijo, "¡No puedo creerlo! Si ustedes, los hombres Asante, no tiran adelante, entonces nosotras las mujeres lo haremos. Nosotras lucharemos contra los blancos hasta que la última de nosotros caiga en los campos de batalla." Yaa Asantewa dirigió a su nación en la última guerra Asante contra los británicos. El 28 de marzo de 1900, ella inició la guerra de independencia, movilizó a las tropas Asante y puso cerco durante tres meses a la misión británica del fuerte de Kumasi. Los ingleses tuvieron que llevar miles de soldados y artillería para romper el sitio. En venganza, las tropas británicas destruyeron numerosas poblaciones, matando a muchas personas y confiscando sus tierras. Capturaron a la Reina a quien desterraron a las Islas Seychelle, en la costa del este de África. Murió en el destierro, veinte años más tarde.
Costa de Oro. 1896.
Un artefacto cultural de los ashanti con importancia histórica es la sagrada Banca de Oro, la cual sólo podía ser tocada por su rey, el asantehene.
El ser supremo es Nyame, dios del cielo, el cual posee su clero particular y numerosos altares. Nyame nunca es representado por esculturas. Tuvo un hijo con Asase Ya, la diosa de la fertilidad, llamado Anansi. Asase Ya tuvo asimismo otros dos hijos, Bea y Tano. Aso es la esposa de Anansi, ambos personajes de leyendas en África occidental. Anansi pasa al continente americano como una araña, sus cuentos todavía se oyen en Jamaica, Panamá, Costa Rica y alguna islas del Caribe donde trajeron esclavizados desde la hoy república de Ghana.
Entre los Ashanti (Laude, Jean, 1988) el arte es, según parece, esencialmente real: destinado al rey y a su familia, concretando valores relativos a la realeza o concerniendo a la supervivencia celeste de los soberanos que en el más allá velan sobre el destino de su pueblo.
Algunas de sus principales manifestaciones artísticas son: esculturas de madera conocidas con el nombre de akua ba; la alfarería, las pesas para medir el polvo de oro; los kuduo pequeños vasos elaborados de cobre o bronce; oro martillado y repujado; tejidos de algodón o seda.
Para finalizar se presentan algunos textos de la literatura tradicional Ashanti. La traducción es de la investigadora Estela Dos Santos.
Invocaciones de los Ashanti
1
Espíritu del Cedro
el que toca el tambor del Creador anuncia
que él mismo lo ha hecho para levantarse
como el canto del gallo al amanecer.
A ti nos dirijimos y nos entenderás.
2
Espíritu del Elefante
el tambor del Creador anuncia
que se ha arrancado el sueño
y se ha levantado al aparecer la aurora.
3
Tierra, compadeceos,
tierra, compadeceos,
tierra y polvo,
en quien se puede confiar,
me inclino ante voz.
Tierra, cuando estoy a punto de morir,
me inclino ante voz.
Tierra, cuando estoy vivo
dependo de voz.
Tierra que recibís a los muertos
el que toca el tambor del Creador dice
de dondequiera que haya salido,
él se levantó a sí mismo,
él se levantó a sí mismo.
Leyenda Ashanti
Hace mucho tiempo que un hombre y una mujer del firmamento y un hombre y una mujer subieron de la tierra.
Desde Onyame (Dios Firmamento) vino también un onimi (pitón) y puso su morada en el río Bosommuru.
Al principio esos hombres y mujeres no tuvieron hijos porque no tenían ningún deseo y el engendrar y el nacer no eran conocidos en aquel tiempo.
Un día el pitón les preguntó si no tenían hijos y habiéndoles contestado que no, dijo que haría que la mujer concibiese. Ordenó a los integrantes de la pareja que se pusieran de pie, cara a cara, luego se sumergió en el río y alzándose, roció con agua sus vientres mientras pronunciaba la palabra kus-kus y después les ordenó que volvieran a la casa y que se acostaran juntos.
La mujer concibió y dio a luz los primeros niños en el mundo, quienes tomaron a Bosommuru como su ntoro (tótem) y cada varón se encargó de pasar su ntoro a sus hijos.
Desde entonces, si un hombre o mujer ntoro del Bosommuru ve un pitón muerto espolvorea arcilla blanca sobre él y lo entierra pero ellos jamás los matan.
Fuentes consultadas:
Antología de la literatura oral. Selección de Estela Dos Santos. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1971. 61 p. (Biblioteca Básica Universal).
http://www.ikuska.com/Africa/Etnologia/mujer_historia.htm#ghana
Hoover, F. Louis. African Art. F. Louis Hoover, Editor. Normal-Bloomington: The Ewing Museum of Nations, Illinois State University Foundation /1974/. S.p.
Laude, Jean. Las artes del África negra. Barcelona: Editorial Labor, 1968. 282 p. (Nueva Colección Labor, 70).
Paulme, Denise. Las esculturas del África negra. México: Fondo de Cultura Económica, 1974. 171 p. (Breviarios, 165).