Tibisay Urbina
C.I. 6.967.020
La educación es una espada que se forja con cada golpe al rojo vivo, permite al hombre redescubrirse interna y externamente al templar su alma para las dificultades de la vida. Educar en revolución, es ese calor de la espada recién forjada, el convertir los pensamientos y sentimientos en acciones, en busca de un ser libre con ideales colectivos y transformadores donde la creatividad juega un papel protagónico al dejar una huella que otros podrán seguir. No se puede educar si se desconoce lo que se quiere enseñar. La educación es la semilla que espera pacientemente echar raíces en las mentes de las personas con deseo de superación, no se puede enseñar si el individuo no quiere aprender, he aquí el dilema.
La educación en revolución juega un papel fundamental porque ha de lograr despertar y motivar las mentes dormidas para que comiencen a dar pasos en la reinvención de sus vidas y así convertirse en los nuevos árboles del futuro descubriendo sus habilidades y destrezas. Ser educador es ser revolucionario, es crear no competir, promueve transformaciones profunda en sus estudiantes. Como diría John Ruskin Educar a un joven no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía. El educador ha de ser un inspirador de realidades que alimente el cuerpo y el alma de sus estudiantes.