Manuel Soto Arbeláez
Luís Herrera Campins dijo en una ocasión: “Los militares son leales hasta que se alzan”. El sino del oficial del ejército venezolano, teniente coronel Carlos Delgado Gómez Velutini fue la traición permanente. A manera aclaratoria debemos decir que este Comandante nunca uso los apellidos de su madre, sino que se hacía conocer con la grafía de su padre (Delgado Chalbaud), quien en su debido momento traicionó a su mentor y socio comercial, general Juan Vicente Gómez Chacón, mediante una conspiración que “El Bagre” Gómez descubrió a tiempo y lo encerró por varios años en la famosa cárcel de La Rotunda. De allí salió a París donde siguió conspirando y organizó la fracasada invasión del Falke derrotada en Cumaná, pereciendo Delgado Chalbaud “El Viejo”. El hijo logró escapar regresando pobre y fracasado a Europa.
Las traiciones y deslealtades de este último comenzaron temprano. En 1936 regresó al país graduado de ingeniero en una academia de Francia. El presidente Eleazar López Contreras, quien había sido amigo de su padre, acogió la proposición que el nuevo profesional le hizo de asimilarlo al ejército venezolano, pero López le propuso volver a Francia e inscribirse en una academia militar, todo costeado por el Estado. Cuando regresó con su diploma militar López le reconoció la misma antigüedad de sus coetáneos; entre ellos Marcos Pérez Jiménez, Edito José Ramírez, Luís Felipe Llovera Páez, Mario Vargas y otros. Vino el gobierno del general Isaías Medina Angarita que le respetó todos sus privilegios y le concedió los ascensos reglamentarios al igual que a sus pares. Dándole muestras de amistad y consideración.
Rómulo Betancourt, en su carácter de Presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno lo tuvo como su Ministro de la Defensa, antes denominado de Guerra y Marina. Delgado desde su Despacho no tuvo empachos ni miramientos con sus antiguos protectores López Contreras y Medina Angarita. Ordenó sendos piquetes de soldados hacerlos prisioneros sin consideraciones de ningún tipo a su rango tanto civil como militar. Participó en la creación de tribunales especiales para investigar y juzgar por corrupción a estos viejos oficiales gomecistas. No movió ninguna influencia para que se les juzgara en su tribunal natural.
Cuando asciende al gobierno don Rómulo Gallegos tenía su futuro previamente condenado por el traidor al mantenerlo en el mismo cargo de Ministro. El Presidente y Delgado se conocían desde 1929 después del fracaso del Falke. El novelista vivía en Barcelona, España, y acogió al aleve en su casa dada su precaria situación económica, a pesar que por parte de su madre pertenecía a una familia de banqueros caraqueños, dueños por lo demás de buena parte de las tierras entre el Valle de Caracas y Tazón. Gallegos alguna vez dijo que lo apreciaba como a un hijo y lo retuvo en el cargo de Ministro. Hasta última hora de la mañana del 24 de noviembre de 1948 le aseguraba al Presidente que nada estaba ocurriendo y que contara con su respaldo. Craso error el del novelista pues su Ministro era uno de los jefes de la conspiración.
López, Medina y Gallegos lo habían considerado su amigo. Betancourt siempre le tuvo recelo; pero cada uno en su momento fue traicionado. La historia poco a poco ha ido desentrañando la extraña personalidad de este hombre, desenmascarándolo. Algunos han afirmado, sin poder probarlo, que Marcos Pérez Jiménez, temiendo un zarpazo traicionero del entonces “Presidente de la Junta Militar de Gobierno” (1950), tras bastidores lo mandó a eliminar. La razón de lo que aquello aluden es que el único beneficiado con el asesinato de Delgado fue Pérez Jiménez quien, además, nunca lo consideró un verdadero militar, sino un advenedizo. El 13 de noviembre de 1950 en un caso nunca aclarado, el eterno aleve fue capturado por un grupo de hombres armados en estado de embriaguez en el puente de “Chapellín”, cerca del Country Club, en Caracas, y posteriormente murió en una balacera en la quinta “Maritza” en la urbanización Las Mercedes.
¿Pero que relación tuvo este personaje con el Guárico? Fue una relación genealógica. En efecto, como he señalado más arriba, fue hijo de Carlos Delgado Chalbaud (Mérida 1882-Cumaná 1929) y de Luisa- Helena Gómez Velutini (n. Caracas 1890, m. Caracas 1984), cuya rama genética proviene de Zaraza según las fuentes consultadas. Doña Luisa-Helena era hija de Elisa-Antonia Velutini Ron (n. Barcelona, Anzoátegui el primero de agosto de 1859), casó con don Eleuterio Gómez Rodríguez cuyos ascendientes son de Upata, estado Bolívar y de España por parte de los Pino Zenón.
Doña Elisa-Antonia Velutini Ron era hija de doña María Clarisa Ron y Moreno, casada en Chaguaramal de perales (Zaraza) el 28 de mayo de 1843 con el ciudadano francés, nacido en San Nicolao, Córcega, Vicente María Velutini Ylarone, comerciante, hijo de Antonio Velutini y de María Ylarone. Llegó a Venezuela en octubre de 1836, murió en Caracas en el 14 de noviembre de 1892. Ahora bien, doña María-Clarisa (Clarisa, a secas) Ron Moreno fue hija de don Concepción “Concho” Ron Berroeta, n. Chaguaramal de Perales 1782, m. 23/12/1853, enterrado en la iglesia Nuestra Señora del Carmen en Chaguaramal de Perales, casó con doña María de la Soledad Moreno, n. en 1787; m. 03/04/1849, con sepultura en la misma iglesia.
La relación familiar anterior, extraída de la obra Don Pedro Carlos de Ron y Tovar y su Descendencia en Venezuela, del Dr. Aurelio Álvarez Juan, edición propia, Caracas 2002, demuestra que los genes del asesinado teniente coronel Carlos Delgado (Chalbaud) Gómez Velutini provenían por línea materna de Chaguaramal de Perales. Aquellas personas interesadas en más detalles deben acudir a la fuente señalada, la cual, por lo demás, es rica en información sobre la historia de Zaraza y de sus gentes. Para mi este libro tiene un valor incalculable, de permanente consulta para establecer enlaces familiares en el Oriente del Guárico. E-Mail: manuelsotoarbelaez@yahoo.com
Imagen tomada de http://www.esacademic.com/dic.nsf/eswiki/225756
Nota de Administrador del blog: Los 60 años se cumplieron el 13 de noviembre del 2010. Recibimos esta nota del amigo Arbeláez el 8 de noviembre de ese año, por multiples motivos no habiamos podido publicarla, pero en historia nada pierde importancia, nunca es tarde.