Rebeca
Vargas
Estudiante del Doctorado en Ciencias de la Educación
Universidad Rómulo Gallegos, Venezuela
Desde
el inicio de los tiempos, el ser humano ha estado inmerso en el
decidir, diariamente tenemos que tomar decisiones sobre nosotros
mismos y la forma en que vivimos conjuntamente con el contorno en el
que estamos; un ejemplo de esto radica en el proceso arduo que pasan
las mujeres al momento de vestirse, si bien sabemos, la mujer tiende
a pensar más en su aspecto físico que el hombre (aunque con el
correr de los años vemos como el hombre se integra más a esta tarea
física), particularmente parto del hecho en que cada mañana, antes
de ir al trabajo pese a que uso uniforme, me detengo un momento que
puede tardar varios minutos, para decidir que camisa me gusta más
(aclarando que todas son iguales), y ni hablar cuando llega el
momento de peinarme, pero todo se basa en las emociones del día,
como seres cambiantes de ánimo, nuestra mirada al mundo varía
también, decidiendo y decidiendo sin terminar de hacerlo ya que es
un bucle cíclico en un sistema de vida.
Sin
embargo, que implica el decidir en nuestras vidas, es posible decir
que como seres pensantes usamos el amor con nuestras emociones para
tomar decisiones, ya que como seres amorosos podemos tener confianza
en lo que decidimos, podemos tener la seguridad en que seremos amados
sin importar la circunstancia, ¿sin que nos demos cuenta que ese
amor sea desde la tolerancia o desde el respeto?, por su parte, el
amar forma parte de nuestra ontología constitutiva, que dentro de la
cultura que vivimos se modifica tanto que tiene que ver con otra
relación diferente al vernos como seres humanos. Hoy en día, vemos
al amor como eso que damos a otra persona, bien sea afecto,
dedicación en el hogar, fidelidad tal vez, pero tiene que ver con
esa entrega hacia el otro, y si recibo algo a cambio de ese esfuerzo
que se hace, se dice que soy amado. Seguramente, tal espera sea a
raíz de que queremos ser vistos, ser notados de entre tantas
personas y ser escuchados por sobre todas las cosas.
Es
conveniente decir entonces, que el amar es aceptar la presencia del
otro, es respetar al otro, lo que resulta en una tarea diaria, ya que
uno no ve lo que hay, sino que depende de lo que estamos mirando, sin
anteponer un prejuicio, es un mirar sin juicio, un mirar distinto,
sin tener expectativas del otro, eso es amar, es aceptar al otro,
respetándolo por encima de lo que significaría el tolerar, ya que
cuando toleramos mentimos sobre lo que está sucediendo, lo hacemos a
manera de salir del paso o simplemente encajar en un espacio pese a
que no estoy de acuerdo con lo que sucede allí, es un mientras tanto
para muchos, por ejemplo: muchas veces toleraba que un hombre dijera
que es ateo, que para él no existiese lo que para nosotros los
cristianos es Dios; pero el hecho de que lo toleraba enmarcaba una
mentira para mí misma, porque no era honesta sobre lo que yo pensaba
del ateísmo, solo que lo toleré mientras estaba conversando con él
para no entrar en polémica y perder la imagen ante él. Sin embargo,
aquí cae un poco en reflexión: ¿estamos tan acostumbrados a
tolerar el mundo que no vemos como perdemos presencia ante las demás
personas?
Cabe
resaltar que sería un escenario diferente, si en aquella oportunidad
fuese aceptado el punto de vista de aquel hombre, ya que sus
fundamentos tendría para llegar a tal decisión, si hubiese colocado
en práctica el hecho de que cada ser humano piensa, siente y habla
diferente a mí, lo habría respetado, y por ende daría espacio al
amar al otro sin prejuicio, suena hermoso, pero es una tarea que
requiere esfuerzo y sobretodo un nivel de interpretación, análisis,
comprensión y madurez para llevarla a cabo. Dando una mirada global
a esa experiencia, aprendí que hay que escuchar y estar dispuesto a
escuchar tanto como sea necesario para un mejor convivir, la realidad
es cambiante, la verdad es relativa, no sabemos todo y todo lo que
sabemos en apenas una pequeña partícula de un gran universo de
conocimiento, de información que día a día tomamos para crecer
como seres humanos, y con esto ser más humildes ante nuestro entorno
y contorno, quizás sea lo que nuestro planeta necesita… que seamos
más conscientes ante lo que sucede y hagamos algo al respecto,
debemos cambiar nuestro pensar, porque si no modificamos el pensar
que pensamos no estamos dando nada a la sociedad, a la vida y al
planeta, por último quisiera terminar de la forma en que empecé…
les dejo aquí la pregunta: ¿amor al tolerar o al respeto? Usted
decide como darle respuesta.
Imagen tomada de http://es.paperblog.com/de-relaciones-respeto-empatia-y-amor-1627005/