PROF/ CRONISTA JOSÉ GREGORIO CÁRDENAS. CI. 4127445
A Mis hijos y su mundo
de las formas.
El pasado 31 de Enero,
arriba nuestra madre Hilda Rosa Cárdenas a su 9no aniversario de partida a los
reinos celestiales. Mamá, es infinita tu ausencia, casi dolorosa y cruel. Te
recuerdo en los instantes más aciagos de mi vida; extrañando quizás, esa
palabra sabia y certera que devolvía el ánimo, la alegría y hasta la sonrisa a
veces.
Recuerdo que al día
siguiente de tu siembra, me fui, tempranito al cementerio, quería darte calor y
cerciorarme que no tenías frío o que sé yo. Había llovido en la madrugada. Y
entonces lloré mucho en silencio y, tuve conciencia plena que había quedado sin
ti; algo que ninguno de los dos lo esperaba así. Gracias madre, por tanta
bondad y sacrificios para sacarnos adelante; enseñarnos que si se puede soñar
despierto, que nacimos para logros sin menoscabo del semejante. Gracias por
amarnos tanto. Extraño tus comidas sencillas envueltas en sazón de amor, tus
santos y oraciones; la devoción al Dr. José Gregorio Hernández y tu virgen del
Carmen , el amor por los animales y tu flor de navidad que dejaste encendida de
pétalos rojo- fucsia.
Esta noche
aparecerá una luna azul y roja en el cielo de los dioses; hay brisa fuerte que
anuncia lluvia, esta lectura de los elementos naturales que nos hacen, los
aprendí de ti, y tú de esa tierra guarabaeña con cariño y orgullo que tanto
amaste. Que Dios todopoderoso, te tenga en el lugar donde moran las almas
benditas e imperecederas.
Cuando logro
oír la canción de Alí Primera (Madre, déjame luchar) llega hasta mi aquella
promesa que te hiciera en un momento de mi vida azarosa, de sobresaltos y
creencias (entre la literatura, la política y la historia).Me pediste que si te
quería un poco, me alejara de tanta actividad riesgosa de la política. Que
sufría, cada vez que salía de casa y me volvía un ermitaño, cual “lobo
Estepario “.No deseo saber más de torturas, ni calabozos, no te parí para eso.
Te prometí que me alejaría y no me distanciaría tanto de ti y mis hermanos.
Atrás quedaron las luchas estudiantiles, el partido de extrema estudiantil que
se venía formando en Lara, Maracaibo y Boconó Recuerdo madre, que llegué un viernes de junio
de 1982 a tu casa, nuestra casa y te habías enterado de mi encierro, de mi
desaparición forzada por cuerpos de seguridad de aquel entonces. Me abrazaste y
lloraste, me pedías que no te diera esa vida…Te sobrevino un episodio cardíaco y ya en aquel hospital, me
dolía la conciencia, sentía que no merecías que el amor que por mi sentías,
tenía que padecer tal desamparo y oscuridad donde brotaba el miedo. Tu mundo era el hogar, los hijos, la familia,
los vecinos, los recuerdos, la misa dominical y tantos otros detalles hermosos de la vida,
que hacían de tu toparquía; un ser
maravilloso y creador.
Saben
lectores, cuando MAIRDA, _ así le dije siempre a mi madre y no sé por
qué-estaba en sus últimos días, le abrazaba y me ponía a llorar mirando aquella
cabecita blanca e indefensa entre sábanas azuladas. La última vez que me habló,
fue para decirme: “no olvides la casa “Todos estábamos muy tristes, aquella
mujer, nacida un 17 de diciembre del 1937 nos dejaba, para retornar a su hogar
celestial. Cuando la estábamos sembrando, quise recitarle un poema escrito para
ella; pero, no pude y salí corriendo para sentarme en no sé dónde.
Cito un texto
de la argentina Diana Soulé Canau, en su libro SOLO POR HOY.
“Un día sentí que ya era muy grande para ser niño;
hoy siento que soy
Muy niño para ser grande. Estoy como atrapado en dos
dimensiones
Diferentes. Estoy crucificado como un adulto (…) con
dos brazos que
No sirven ni para abrazar fuerte a mi nana. (…).Tengo
un niño en el alma,
Donde guardo lo mejor de mí. (…) Ese niño es
confiable porque sabe decir
¡te quiero!” (p15).
Las palabras
serán la fortalezas, las rosas de los vientos y todas las campanas, que regarán
tus recuerdos en este inmenso valle verde, lleno de bromelias, de jancitos y
pomarrosas; este valle verde que supo de tu infancia, tu adolescencia entre
pilitas de agua y el resto de tu existencia.. Que los mares de sal, te hagan
llegar mis plegarias y BENDICIÓN.