Arturo
Álvarez D´Armas
He sufrido vejaciones y humillaciones
días y noches sin luz y agua.
No es un castigo de Nuestro Señor.
Pero esas tinieblas nunca ocultarán
la luminosidad del porvenir.
Oh mi Sagrado Corazón de Jesús.
Nunca te olvido en la sala
de la vieja casona pastoreña.
Te pido que el día que venga la Parca
mi Ángel de la Guarda me lleve a tu lado.
Ya pasé por el infierno de esta Tierra de
Gracia.
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No sé cuántos labios han saboreado los míos.
Me queda el sueño y no la fantasía de un beso
que movió todos los músculos de la boca.
Solo fue un instante
entre la plaza Ribas y Iglesia de La Pastora
era una tarde de carnaval.
Yo vestía un pantalón azul marino
y camisa blanca arremangada.
Tú la muchacha del antifaz
con ojos brillantes y labios carnosos.
El beso detuvo mi respiración y mi pulso.
Llegaste y desapareciste hasta el día de hoy.
Aún añoro esos labios morena de Lídice.
Imagen: Esq.Gradillas a Torre, 1939.-Colec. Helmut-Neumann
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