Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

miércoles, 23 de octubre de 2013

Una aproximación historiográfica a la Historia de la Educación en Guárico




 José Obswaldo Pérez

Resulta claro que, a la  luz de  los últimos tiempos, el estudio histórico de la Historia de la Educación experimenta un renacimiento y una revolución de perspectivas cognitivas, no sólo en América Latina y el Caribe sino en  nuestro  propio país. En los recientes años, se observa varios trabajos importantes que conceptualizan a la Historia de la Educación no como un simplemente sub-campo de menor importancia de la investigación histórica relacionado con la Historia Institucional Educativa. Más bien se le trata, en realidad, de un área disciplinar de naturaleza compleja, dinámica y en permanente construcción. Compone el problemático terreno de las Ciencias de la Educación e integra asimismo el conocimiento de la Historia[1].

También, recientemente, se afirma que la investigación de la Historia de la Educación es una propuesta nueva e innovadora de la historiografía de las ciencias sociales e históricas. Se dice que estaba "olvidada" por los historiadores, cuya nociones paradigmáticas confrontaban los linderos de la Historia de la Filosofía y de la Historia de las Civilizaciones. Cucuzza (1996) la llamó  la Cenicienta de  la  historiografía, por  cuanto su  campo disciplinar se trataba de una mirada histórica sobre la educación, realizada desde arriba y desde afuera, “desde el discurso pedagógico hegemónico[2] como parte del control estatal sobre la pedagogía y  la  enseñanza.

En  este contexto, el desafío historiográfico en la Historia de la Educación pasa, entre tanto, por una revisión y  una evaluación  documental  de los resultados y las limitaciones de los saberes en  el  periodo del tiempo contemporáneo, así como una formulación de categorías de análisis que transformen, y profundicen en el significado histórico del tema en cuestión.  Dicho esto, la  transcendencia  cultural e histórica del  fenómeno educativo tiene,  en  la Historia Social de América Latina y el Caribe, un  privilegio en la  historiografía americana a lo largo del siglo XX;  especialmente,  en regiones que cuentan  con especial  atención  entre  los  historiadores e investigadores sociales.

Y es, sobre esta vasta  herencia reflexiva dejada, entre los  historiadores de  América Latina y el Caribe, donde podemos hacer una revisión de la  producción  historiográfica previa que pudieran servir de referencia a este corpus y contribuir en aportes de cierta significación a la  compresión de una Historia de la Educación en Guárico, específicamente en la región geomental del municipio Ortiz, desde el enfoque de la  Historia Regional y Local. Se  trata de una síntesis documental de fuentes endógenas que, de alguna manera, se relacionen con  este estudio y que, a su vez, permitan una mayor comprensión de la temática investigada.

Pero, antes de realizar la exploración de los documentos contentivos al objeto de estudio, debo comenzar expresando que, en el plano epistemológico, se estima que esta investigación doctoral se inscriba dentro del movimiento mundial de renovación historiográfica de la Historia de la Educación. Debido a una  buena  génesis de  este  paradigma historiográfico, producto de la superación de los estudios neopositivistas, por un lado, y debido al abandono de enfoques estructurales de la Historia por otro, permite la construcción de nuevos modelos de análisis histórico de la educación, abordados desde la explicación y el conocimiento de los diversos procesos educativos; así, como la interpretación de nuestra memoria histórico-educativa, los cuales abren una página nueva en nuestros estudios doctorales.

Uzcátegui (2004) señala que, en América Latina, la Historia de la Educación “se constituyó en la disciplina portadora de los fundamentos o dimensiones políticas e ideológicas de las utopías generadas por la educación”[3]. Estos aportes pueden ser determinados por el desarrollo de investigaciones histórico-educativas que empieza con la presencia de reflexiones teóricas y metodológicas.

Este desarrollo también se evidencia en las reflexiones de carácter teórico y metodológico, por más que no sea ésta una de las tareas prioritarias de los historiadores de la educación. Las actas de los   congresos, las publicaciones periódicas y diversos libros permiten  apreciar la extensión y alcance de dichas reflexiones (GABRIEL E VIÑAO FRAGO, 1997: 9).

En  nuestro país la historiografía educativa tiene su data en 1899, en un  conjunto de obras que intentan resumir los hitos fundamentales de nuestro acontecer educativo nacional. En la etapa contemporánea de Venezuela podemos esquematizar una muestra representativa, cuyos antecedentes históricos se fundamentan en los aportes del historiador Reinaldo Rojas, expuestos en trabajos como Historia Social de la Región de Barquisimeto en el Tiempo  Histórico Colonial (1530-1810) (1995) y Temas de Historia Social de la Educación y la Pedagogía. (2001), en la Línea de Investigación en Historia Social e Institucional de la Educación en la región centroccidental de Venezuela fomentada por el Instituto Pedagógico “Luís Beltrán Prieto Figueroa” de la UPEL en Barquisimeto[4]. Asimismo,  este trabajo asume los estudios del doctor José Pascual Mora García con su tesis doctoral Comunidades discursivas de Historia de la Educación en América Latina, estudio de caso Venezuela (1998-2008) (2009), presentada en la Universitat Rovira i Virgili, en Tarragona, España.

Pero, también, estos esfuerzos investigativos tienen su resonancia en nuestra región guariqueña con los trabajos y las investigaciones del doctor Adolfo Rodríguez, expuesto en el Breve bosquejo de la Educación en Guárico (2003). Un documento facsímil que sirve de base para la generación de trabajos académicos, el cual corrió -en varias copias - de mano en mano entre un grupo reducido de investigadores vinculados al Centro de Estudio del Llano de la Universidad Rómulo Gallegos. De circulación limitada, allí se recoge un resumen de las etapas históricas de nuestra educación regional, un texto de carácter biográfico, de escritura menuda, propositivo e informativo, un discurso que, sin ser decálogo, se constituye en un material de trabajo invaluable para los investigadores, en una caja de herramientas para la investigación educativa en la región.

Además de esta producción, quisiera resaltar el libro de Adolfo Rodríguez Calabozo Siglo XIX, publicado por el Rectorado de la Universidad Rómulo Gallegos y que corresponde a un indicativo de modalidad de trabajo inscrito en la historia social y cultural del estado Guárico. Texto que se insta en las articulaciones interdisciplinarias de los objetos de estudio.  Desde  él  se aborda la historia local calaboceña, cuyos acontecimientos geomentales tienen sus  relaciones con el  Colegio Nacional de Calabozo, fundado el  13 de Junio de 1839. La vida social,  la política y la económica de  la  ciudad llanera gira, sin quererlo, al  rededor de  este centro educacional donde sobresalen  personajes de distintos saberes.

Otro aspecto importante en la documentación histórica fue el evento I Jornadas de Historia de la Educación en el estado Guárico (2006), organizada por la Universidad Rómulo Gallegos y el Centro de Estudios del Llanos de dicha institución universitaria. Un foro de participación abierto que reunió a investigadores de varias parte de Venezuela,  el cual no sólo dejo entre  los participantes documentos y ponencias de gran interés colectivo sino  la  oportunidad de un encuentro afectivo que pudo haber dado origen a las bases para una Comunidad Discursiva  regional.

Además, con la apertura de la Maestría de Historia de Venezuela en la UNERG, se realizan importantes investigaciones conducentes a la elaboración de los respectivos trabajos de grado. Muchos de ellos desarrollados en la parte oriental del estado Guárico, específicamente en la ciudad de Valle de la Pascua, donde se tiene una extensión de dicha maestría. Entre los promotores podemos destacar la influencia académica del doctor Felipe Hernández, investigador, docente universitario y cronista, quien impulsa estudios de esta naturaleza en esta parte de la entidad.

A esto se suman las contribuciones de los diversos encuentros regionales de investigadores, historiadores y cronistas que se realizan cada año en los 15 municipios de la región, espacios en dónde se pueden apreciar ponencias y trabajos de alta calificación metodológica, pero de una gran gama de temas. Resalta aquí  los estudios investigativos del  Cronista de Altagracia de Orituco, Carlos López Garcés. También,  los aportes de Oldman  Botello, Cronista de Maracay, con su  trabajo La Educación Religiosa Indígena en  el  Guárico durante la visita pastoral del Obispo Martí (1780-1783) y  los  trabajos de Irma Mendoza  referente a la Educación primaria y  formación docente durante el Guzmanato. El caso Guárico 1870-1883. A esto se suma los estudios del investigador zaraceño Manuel Soto Arbeláez, en su trabajo Escuela Normal de Ortiz (1877), donde revisa el  proceso de la escuela  primaria en  la  entidad. Sin duda, esta producción originada en estos eventos representa un espacio para el intercambio entre los intelectuales que trabajan esta temática y es una forma de divulgación y discusión dialógica.

En  el  ámbito local debo hace referencia a mis  propias investigaciones que por una década vengo  realizando en  el municipio Ortiz, unas cuando me toco ser Cronista Municipal y  otras como investigador independiente. Muchos de estos  trabajos están publicados en la  prensa local,  muy especialmente en el Diario El Nacionalista y en la páginas web del autor.

Aunque la labor de difusión, en cuanto a publicaciones, aún no da cuenta del caudal investigativo y, en materia de libros, la tarea es quijotesca. Todo depende del peculio privado del (o los) autor (es); ya que, en nuestra región, no hay editoriales que asuman  proyectos sobre los temas educativos, al considerar que no existe un público cautivo de amplitud suficiente para librar los costos de inversión. Sin embargo, mención merece el libro del historiador Felipe Hernández G, El Núcleo Valle de la Pascua de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Apuntes Históricos (2007, impreso en Valle de la Pascua en los talleres de AC Estampas Llaneras, srl), que pese a las limitaciones financieras, es una muestra del esfuerzo de nuestros investigadores locales.

Como se observará, esta referencia a estos documentos no es gratuita. Ellos indican la persistencia y el esfuerzo de algunos investigadores que aportan a la configuración, o mejor aún, al fortalecimiento del campo intelectual sobre  este  tema  en  el  estado  Guárico. Por  otra parte, atendiendo a la proliferación de posturas que piensan, conceptualizan y polemizan en torno a la educación y la pedagogía, estos trabajos asumen tal debate articulándolo dentro de espacios de discusión histórica; o si se quiere, en trabajos que buscan documentar el presente. Pero, en honor a la verdad, la falta de publicación implica un problema para  la difusión y socialización de los resultados investigativos.

Aunque una de las cosas positivas es que, en estos momentos de construcción  histórica, se puede afirmar de la existencia de un campo de confluencia sobre tópicos relacionados con la Historia de la Educación local; además, un  interés por el conocimiento histórico y provecho epistemológico y político, a la hora de pensar las condiciones en que se debate sobre la educación, la pedagogía, los maestros, los estudiantes, las instituciones educativas y, obviamente, las políticas educativas en Venezuela. No es en vano que, en el marco de la Ley de Educación (2009), el Decreto 5.929  de 2009 regulativo del proceso de escolarización en el país, coloca  a la educación  como un  derecho social, donde  el Estado se convierte en  el eje tutor,  ejecutor y promotor de la formación ciudadana en  todos  los niveles del  sistema educativo.

En concordancia con lo expuesto,  la orientación filosófica del Estado, enunciada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), debe de entenderse que el objeto de la educación en Venezuela es el hombre venezolano, su formación integral, conforme a la científica pedagogía  y andrología. La formación y conducción debe hacerse en respuesta a las manifestaciones de la personalidad del sujeto, en respuesta estricta a su individualidad y en armonía con las exigencias de la colectividad donde actúa,  con correspondencia y corresponsabilidad con la misma.

Además, se debe tener presente la identidad del sujeto, el cómo piensa, como es, como siente, como habla y cómo se comporta y también que le exige, que tareas le encomienda la sociedad, desde el punto de vista integral. Por otra parte, una educación alejada de la parte cultural y social es inconcebible. Cada individuo y grupo social están asentados en espacios geomentales donde existan costumbres, maneras y hábitos; así  como vivencias y expectativas que la comunican  con ciertas propiedades distintivas en relación con lo nacional en general y, en particular, con las regiones.

La educación debe estar al servicio de su gente, donde uno de sus fines debe disponer una inconfundible identificación de la nación y de su territorio, de su hábitat, de sus logros, sus deficiencias y sus imperfecciones, sus retos, sus anhelos y limitaciones. Esto se puede ver plasmado en la Ley de Educación (2009) en el artículo 15 numeral 3 la cual dice:

Formar ciudadanos y ciudadanas a partir de enfoques geo históricos con conciencia de nacionalidad y soberanía, aprecio por los valores patrios, valorización de los espacios geográficos y de las tradiciones, saberes populares, ancestrales, artesanales y particularidades culturales de las diversas regiones del país y desarrollar en los ciudadanos y ciudadanas la conciencia de Venezuela como país energético y especialmente hidrocarburífero, en el marco de la conformación de un nuevo modelo productivo endógeno

Venezuela se encuentra entre los países que plantean reformas en el sistema educativo con el fin de elevar la calidad y la excelencia en la educación a través de un nuevo Currículo Nacional, el cual ayude al docente a preparar al educando de forma integral para los cambios sociales, políticos y económicos que se experimentan en el país. Esta transformación  del modelo  educativo venezolano nos  lleva a  fomentar una amplia discusión colectiva. Y ponemos como ejemplo el debate  sobre  la  nueva Ley de Educación, la cual tuvo espacio de debate académico en  nuestras universidades nacionales y  privadas. 

Desde  las posiciones polémicas y políticas transcurrieron  hacia  una dialéctica crítica y  consensuada entre  los autores de la discusión  sobre  un tema de gran  interés para el país. De esta y otras discusiones concurrieron los cursantes del Doctorado en Educación de la Universidad Rómulo Gallegos, los cuales hoy disponen de un arsenal teórico y metodológico, de foros, talleres, proyectos interuniversitarios y vínculos internacionales, que hace dos décadas no existían en  nuestra principal  Casa de Estudio. Con ello quiero resaltar el papel que juegan estos espacios de discusión para una propuesta de crear comunidades discursivas en historia de la educación y la pedagogía. La necesidad de articular esfuerzos dispersos; pero, también, la importancia de jalonar procesos que, si bien, en algunos momentos nos distancian y mirándolos a mediano plazo, pueden constituir a una de nuestras fortalezas.

[1]Mallo Gambetta, María Susana (Diciembre ,2009) ¿Por qué y para qué la Historia de la Educación?. Revista Quehacer educativo, p. 83
[2]Cucuzza, Héctor Rubén (1996). “Hacia una redefinición del objeto de estudio de la Historia Social de la Educación” en H. R. Cucuzza (comp.): Historia de la Educación en debate, pp. 124-146. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores.
[4]ROJAS, REINALDO (2002).Fundamentos teórico-metodológicos de la línea de investigación: historia social e institucional  de la educación en Venezuela. Ponencia presentada en el Simposio “Historia Social e Institucional de la Educación en Venezuela: Una experiencia en investigación y postgrado” realizado en el VII Congreso Nacional de Historia Regional y Local”, San Cristóbal, 25 a 27 de septiembre de 2002.

Imagen tomada de  http://cbitjuangermanroscio.blogspot.com/2009/05/biografia-de-juan-german-roscio-y.html



sábado, 17 de agosto de 2013

La naturaleza no suelta prendas



Nesfrán González

 Jua
El mes de diciembre de 1999 marcó una de las páginas más oscuras en la historia contemporánea de Venezuela,  producto del desastre natural ocurrido especialmente en  el estado Vargas debido a un período de fuertes lluvias.  Deslaves, corrimientos de tierras e inundaciones se hicieron presentes dejando un saldo lamentable de 30000 personas desaparecidas, cientos de miles damnificadas y cuantiosas pérdidas materiales. Ya, después de trece años de aquel macabro desenlace los venezolanos siguen recordando como la naturaleza se ensañó contra aquella región del país, evocando situaciones anteriores hasta la más referenciada de todas como fue el diluvio en los tiempos bíblicos de Noé.  La poesía, en un intento por dejar un registro de lo ocurrido para la posteridad, se hace presente a través de dos grandes poetas como son Juan Calzadilla con “Noticias de un alud” (Monte Ávila 2009) y Rosana Hernández Pasquier con “El cuerpo de la transparencia” (Blacamán Editores 2012) 

Juan Calzadilla nos ofrece el testimonio de un espectador que se cuestiona los efectos del desastre, transmite una versión fílmica, reporteril y en algunos casos demencial de los hechos devastadores del alud y sus consecuencias: Avanzo entre las cuadrillas de moscas / barranco abajo hasta el terraplén / donde el albañal y la carroña se juntan. Confronta a la naturaleza, su capacidad de aparecer desbocada y sin atenuantes: Pues en materia de anuncios / la naturaleza no es, que digamos, muy puntual. Y sin reparos ni miramientos le confiere al hombre su debida culpa y responsabilidad por no estar atentos a las señales que ofrece el ambiente ante situaciones poco usuales, dichas señales eran atendidas por los ancestros que buscaban mantener una relación armónica con la naturaleza, todo esto expresado en su poema “Aguas salidas de madre”. Al final cuando la creciente se ha transformado ya en una máquina productora de muerte aparece el sol radiante, que mientras sucedió todo, estuvo oculto, el poeta le dice: No trates de sacar partido / de nuestras desgracias.
Rosana Hernández Pasquier nos lleva a los terrenos místicos y universales del agua como elemento propiciador de vida y generador de muerte: la lluvia / su presencia de animal mitológico / sobre las grietas de la tierra. En sus poemas devela la fragilidad del hombre ante su entorno, los temores ante lo incierto y lo intangible. El desastre es expresado a través del dolor que puede drenar por medio de la palabra: Escanció tanta agua el cielo / que saturó cuerpos calles y avenidas. El fenómeno obliga a la poeta a reiterar en varias ocasiones la vuelta del ser humano a su más profundo origen: el barro. Aprovecha para planear en el campo de los días de antaño y recordar cuando la lluvia era una forma de diversión en su infancia y al volver a la realidad de la tragedia, es un vehículo transportador de aullidos de dolor. A manera de cierre leemos los poemas de Voces del hacedor de lluvia, versos que busca establecer una conexión con lo sagrado, lo iniciático, lo esencial, con el canto Sakvari de la desaparecida religión védica de la India y con el Creador mismo.

“Noticias de un alud”  y “El cuerpo de la transparencia” son dos libros que ofrecen una visión propia de lo ocurrido en el estado Vargas, en el que sus respectivos autores dejan lo mejor de sí, su voz que late en consonancia con el ritmo acelerado y explosivo del agua. Se complementan en el juego de probabilidades que origina la lluvia, el vital líquido contenido que al final se libera de su represa y el barro mortífero transformado en deslave o alud y que aún se mantiene como huella imborrable en las personas que lograron sobrevivir y vieron desaparecer a familiares y seres queridos.

sábado, 3 de agosto de 2013

CACHEO: Gentilicio de origen africano en Ocumare del Tuy (Siglo XVIII)



Arturo Álvarez D´ Armas*




 Tamborero. Santa Lucía. Edo. Miranda. 23 de junio de 1985. Fotografía Arturo Álvarez D´ Armas.

Los navegantes portugueses fueron los primeros europeos en bordear la costa africana buscando una vía más corta para llegar a la India y China. Dionis Dias alcanzó el río Senegal y Cabo Verde, igualmente lo hace Nuño Tristao al fondear el río Grande en la actual República de Guinea Bissau en 1445. Por aquella época se conocía toda la región de Guinea ubicada al sur del Cabo Bojador como Genahoa, territorio de Senegal visitado por los lusitanos en el siglo XV.

Procedentes de la Guinea portuguesa son trasladados al “Nuevo Mundo”, nativos de la “etnia” Cacheo. Esta palabra se deriva de Cacheu, río y punto de embarque de negros trasladados forzadamente a lo que hoy es territorio venezolano a partir del siglo XVI. La ciudad portuaria de Cacheu es fundada en 1588. Los portugueses crean el 3 de febrero de 1675 la Compañía de Cacheo. La misma se encargaría de introducir esclavos en América durante seis años entre el 7 de junio de 1696 y el 7 de marzo de 1703.
Los primeros asientos y factorías en las costas de África occidental donde se almacenaban los esclavos para ser vendidos en América, eran controlados por los portugueses. Lo más seguro es que esos cautivos provenían de regiones lejanas a la desembocadura del río Cacheu, sitio de salida de las naos negreras. El Padre Alonso de Sandoval escribe que en el Puerto de Cacheo eran embarcados hombres, mujeres y niños de las etnias banunes, branes, biafaras, balantes,  nalúes, zapes y cocolíes entre otros. 

La trata significó  la destrucción de culturas ancestrales al sur del Sahara y la llegada masiva de más de cincuenta millones de africanos de diferentes tribus para trabajar bajo el sistema esclavista de producción.

 
 Ocumare del Tuy. Tambor primero y segundeador. Ocumare del Tuy. Años 40. Fotografía Juan Liscano

Don Nicolás de Ovando, Gobernador de la Española, obtuvo la primera concesión para introducir negros en las tierras “descubiertas” por Colón. En el año 1518 se regulariza el tráfico de esclavos. Mediante un Memorial del 18 de febrero de 1518, los Padres Gerónimos informan a las autoridades metropolitanas que se pueden traer negros bozales de Cabo Verde y Guinea. Dos años después, el 19 de mayo de 1520, el Padre Bartolomé de Las Casas solicita la entrada de esclavizados desde el propio continente. Esto es para salvaguardar a la población indígena. Su Majestad Carlos V, autoriza el envío de cuatro mil negros a las Antillas por mercaderes genoveses. Con el Almirante Colón en sus distintos viajes vinieron algunos africanos entre ellos esta Pietro Alonso. El africanista Jesús Guanche dice: “El desarrollo del comercio de esclavos estuvo impulsado por la cambiante situación en América que iniciaba la demanda de fuerza de trabajo para fomentar la economía de plantaciones y extracción de minerales.

A Gerónimo de Ortal se le otorga el primer permiso del cual se tenga noticia en la Provincia de Venezuela para llevar cien negros a la costa de Paria. Los primeros esclavos arribaron a la ciudad de Coro, alrededor de 1550 procedentes de las islas del Caribe, para trabajar en las minas de Buria, cerca de Barquisimeto; fueron los mismos que se alzaron en 1552, capitaneados por el puertorriqueño Miguel y su esposa Guiomar.

A la Sabana de Ocumare llamada hoy día Ocumare del Tuy (estado Miranda), llegaron a la fuerza hombres y mujeres de ébano para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar, añil y oficios domésticos como Pedro Cacheo, Francisco Cacheo, María Cacheo, Francisca Cacheo, Josefina Cacheo, Dionisia Cacheo, María Eugenia Cacheo y María Lucía Cacheo.
Por información del investigador José Obswaldo Pérez (2006) encontramos que en los testamentos de Don Juan de Ascanio (1704), que en su posesión de Las Cañadas (actual Municipio Ortiz del estado Guárico) tenía un esclavo llamado Juan de 40 años y de nación Cacheo, quién cumplía funciones de mandador.

En el año 1671 vivía en la Obra Pía de Chuao (estado Aragua) Cristóbal Cacheo.
Los cacheo junto a los yoruba, carabalí, luango, congo, mina, arará, mandinga y angola pasaron a formar parte de nuestra afrovenezolanidad.

 

Ocumare del Tuy. Altar en homenaje a San Juan Bautista. Ocumare del Tuy. Edo. Miranda. Pista de baile de Carmen Rosendo. Años 70. Fotografía Arturo Álvarez D'Armas.

Fuentes consultadas:
ÁLVAREZ D´ ARMAS, Arturo. “Africanismos en los Valles del Tuy”. En: El Pregonero del Tuy. Ocumare del Tuy: Nº 4, 4 de agosto de 1993.  Pp. 20-21.
ÁLVAREZ D´ ARMAS, Arturo. Apuntes de la historia de África; Desde la antigüedad hasta la trata negrera. Manuscrito.
ÁLVAREZ D´ ARMAS, Arturo. “La palabra Guinea / Guineo”. En: A Plena Voz. Caracas: Nº 33, julio de 2007. Pp. 15-16.
Archivo Arquidiocesano de Caracas. Libro Parroquial Matrícula Ocumare. 1758.
Archivo Parroquial Ocumare del Tuy. Libro Primero de Bautismos, matrimonios y Entierros, 1700-1701.
BRITO FIGUEROA, Federico. El problema tierra y esclavos en la historia de Venezuela. Caracas: Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la Biblioteca, 1996. 431 p.
GUANCHE, Jesús. Procesos etnoculturales de Cuba. Prólogo, Argeliers León. Ciudad de La Habana: Editorial Letras Cubanas, 1983. 503 p.
MANÉ, Mamadou. “Algumas observaçoes sobre a presença portuguesa na Senegambia até ao séc. XVII”. En: Revista ICALP. Vol. 18, Dezembro de 1989. Pp. 117-125.
PÉREZ, José Obswaldo. Cacheo. Información personal. San juan de los Morros: 23 de agosto de 2006.
SANDOVAL, Alonso De. De Instauranda Aethiopum Salute. Bogotá: Presidencia de la República, 1956.
*Bibliotecario,  editor, fotógrafo, poeta e investigador de las culturas afroamericanas. Este trabajo forma parte de una investigación denominada “Los gentilicios de origen africano en Ocumare del Tuy en el siglo XVIII.