Edgardo Malaspina*
El gobernador de Margarita Don Bernardo D´Vargas Machuca construyó su sede entre 1609 y 1612 para el funcionamiento de la cárcel y el ayuntamiento en La Asunción Aquí el 4 de mayo de 1810 se firmó la incorporación de Margarita al movimiento independentista. El gobernador Don Heraclio Narváez Alfonso (1950-1954) lo declaró como lo conocemos ahora: Museo de Nueva Cádiz (en Cubagua), en honor de la primera ciudad española en América del Sur. Cubagua , visitadad por Colón por primera vez en su tercer viaje (1498)fue destruida por un maremoto en 1541. Algunos objetos salvados se exponen en el museo junto a piezas precolombinas, cañones y anclas del siglo XIX. De allí partieron en plan de conquista y colonización Jácome de Castellón, Alonso de Ojeda, Juan de Ampíes, Diego de Ordás y Diego de Lozada.
Los españoles llamaron el lugar “islote de las perlas” , y oficialmente se le denominaba Costa Provincia de las Perlas. Los indios eran sometidos y marcados con una “C”. Luego eran obligados a extraer perlas. En 1523 descubrieron en la isla aceite de petróleo, al cual se le adjudicó propiedades medicinales. Juan de Castellanos en su Elegia de Varones Ilustres de Indias (1589) hizo la observación (Elegia XIII, Canto Primero):
Tiene sus secas playas una fuente do bate la marina
de licor aprobado y excelente
en el uso común de medicina
el cual en todo tiempo de corriente
por cima de la amar se determina
espacio de tres leguas, con las manchas
que suelen ir patentes y bien anchas.
El 12 de septiembre de 1528 al poblado se le otorgó rango de ciudad: Nueva Cádiz. El 25 de diciembre de 1541 un fenómeno natural destrozó la ciudad; y en 1543 los piratas franceses incendiaron lo que quedó. El 5 de noviembre de 1979 fue declarada Monumento Artístico Nacional.
Pero el pasado de Nueva Cádiz y las islas que conforman el Estado nos lo reconstruyó Enrique Bernardo Nuñez en su novela Cubagua . No se puede entender esta región sin hacer una lectura de la novela, en la que confluyen personajes de distintas épocas y para quienes el tiempo carece de barreras. Allí están Ramón Leiziaga y sus investigaciones en la zona de perlas en Cubagua; Nila , hija del cacique Rimaría; y Fray Dionisio, misionero del siglo XVI. Ellos, junto a Diego de Ordaz , representan el pasado transformado a través de un recurso literario en gente del presente. La obra anuncia la revolución literaria latinoamericana que más tarde se impuso con el Realismo Mágico y lo Real Maravilloso. En el ella buscamos la verdad de nuestra historia, el misterio de nuestro pasado: fray Dionisio hurga en viejos papeles y Leiziaga en sus proyectos mineros.
OBRA POÉTICA
Cubagua está escrita en una prosa muy poética: “En Paraguachi, a la hora de vísperas, en la puerta del templo, se veía a un franciscano, hombre alto, cojo de edad indefinible. Era el párroco fray Dionisio de la Soledad , que seguía con la mirada la puesta del sol y las rojas flores de cedro desprendidas por el viento”
Otros ejemplos: “Pero con el sol los recuerdos desaparecen. El mundo es hermoso y sólo ella existe. Venus asciende hasta la luna. Tendido en la arena, Leiziaga se olvida del petróleo, de los tesoros sepultados en Cubagua, de su misma vida anterior, y observa el jeroglífo que los cardones van trazando. El mar acumula en la orilla su nieve efímera, sus flores, sus algas”.
“El mar es de un verde diáfano. Las playas lejanas brillan como jogarros. La luz blonda, vigor de la espátula en torno de las rocas, alza sus velos argentados, sus sinfonías de llamas sobre islas y farallones”
“Los pies se hunden en el río de nácar. Rocío de mundos”
Nueva Cádiz es descrita así: “ Las casas eran altas, macizas como fuertes. En las calles estallaba el tumulto de lonjas improvisadas”. “Nueva Cádiz fue sacudida por tormentas y terremotos, atacada por los piratas y los caribes. Cuando cesó el tráfico de esclavos los vecinos huyeron. No había ya quien llevase agua ni leña. La ciudad quedó abandonada y el mar sepultó sus escombros”.
“Brillaban las calles esmaltadas de nácar. La noche anterior cayó una lluvia límpida sobre Cubagua. El mar tiembla, se estremece con alegría infinita”
ASPECTOS MÉDICOS
Uno de los personajes de la novela es el doctor Gregorio Almozas, quien se anunciaba en un consultorio en La Asunción como “Médico, Cirujano y Partero”. Una vez , le indagaron con sorpresa acerca de un fórceps oxidado(pinza para extraer el feto) que cargaba en un estuche de madera. Él contesto que lo usaba asimismo, sin limpiarlo. Además agregó que lo acababa de emplear en un parto muy laborioso de gemelos.
Enrique Bernardo Núñez describe casos de tracoma en niños de Margarita. En alguna parte se habla de un hombre que inoculó a su esposa el bacilo de Hansen (responsable de la lepra), y a quien luego recluyen en un lazareto con “sus bellas manos mutiladas”.
Desde España solicitaban betún(petróleo) proveniente de Cubagua para uso medicinal.Cuciú (luciérnaga) , una mujer india legendaria tenía una farmacia para curar las bubas de los conquistadores con guayacán (árbol emblemático de Margarita) y aceite de drago. Vendía también betún. Curaba la ceguera y el cáncer: “Los murciélagos y serpientes del Hypayari, las flechas envenenadas, cuando no mataban, abrían la carne para una horrible agonía. Morían rabiosos,entre convulsiones. Aplicaba a sus heridas un hierro encendido y ellos se prestaban dóciles al suplicio con la esperanza de vivir...”.
El dios Amalivaca enseñó a los indios el arte de curar .En Cubagua había muchas arañas y sus picaduras provocaban “vivos dolores”. El doctor Tiberio Mendoza sufría ataques de sama.
La infección de los ojos, la conjuntivitis granulosa, mal terrible de la vista es descrita líricamente:
“Mujeres ciegas por el tracoma concentran su mirada en el mar. Tejen cestas y esteras. Tejen febrilmente. En el aire embalsamado las visiones nocturnas salen al paso y luego, como toda imagen salida de nosotros mismos, se aleja y desenvuelve su propia vida, la buscaba en la orilla donde las conchas se abren como flores y los veleros descansan de las travesías largas y temerarias”
La novela complementa lo que la historia desconoce sobre Cubagua. Ella se inserta bellamente en los pocos vestigios que el Museo Nueva Cádiz conserva sobre la Isla de las perlas