Este viernes 12 de septiembre en el Museo Multidisciplinario "Andrés Rodríguez Ramírez"de San Sebastián de los Reyes del estado Aragua, se bautizó el poemario Rimas Otoñales de Parmenio Talavera Herrera. En un significativo acto el maestro Parmenio se reencontró con sus antiguos compañeros de estudios de primaria, aquellos tiempos donde todos tenían al poeta Miguel Ramón Utrera como maestro. Fue un momento de recuerdos y anécdotas alegres y melancólicas. Entre abrazos y lágrimas, aquel San Sebastián, la aldea de aquellos muchachos hacedores de tremenduras e inocencias, fue mostrando sus viejos, pero bien conservados colores y resonancias humanas.
El maestro Parmenio nació en este cuatricentenario pueblo aragüeño el día 22 de abril de 1928. Está entre los primeros maestros egresados de El Mácaro, obtiene posteriormente el título de licenciado en pedagogía en
A continuación les presentamos algunas fotos del acto de bautizo y posteriormente dos textos seleccionados del poemario.
Tres viejos amigos del maestro: Armando López, José Teodoro Pacheco y Emilio Vargas.
El maestro Parmenio y su musa, su esposa Esther Linares.
De izquierda a derecha Gloria Zapata, Trina Amparo Padrón, Andrés Rodríguez Gómez, el maestro Parmenio, Pedro Escobar, Tibisay Vargas Rojas y Esther Linares.
Aquí junto a la poeta Tibisay Vargas Rojas.
¿COMO SERÁ EL MAR POR DENTRO?
En las crestas espinosas
del mar que nos trae y nos lleva
mensajes lindos y bellos
también se esconde una pena.
El mar termina en la playa
sin saber dónde comienza,
ni los límites que tiene
ni la gota con que empieza.
En el furor de su ira
cuyas causas no se saben,
no se sabe si respira
ni cuántas penas le caben.
Cuando el mar está sereno
pareciera estar feliz,
su oleaje parece ameno
¿pero no será un mentís?
¿Cómo será el mar por dentro?
¿Cuál será su intimidad?
Cuando el mar está contento
¿Tendrá el mar felicidad?
EL CABO CODERA
Legendario monstruo del Caribe inmenso,
de cuerpo vegetal, rocoso y puro;
quedó a la vista tu cola de canguro
cuando quedaste allí, en el azul, inmenso.
Testigo mudo de miles de tormentas,
los osados marineros que a ti llegan
tocan tus fauces, y después se alejan,
cargados con la historia que les cuentas.
Fiel retrato de lagarto imponderable,
te erigiste en guardián de Barlovento
con tu cuerpo de roca impenetrable;
y lleno de altivez y regio orgullo
en tí se estrella el ciclón por Sotavento;