La Magdalena, 4 de junio de 1826
Exmo. Señor Presidente del Senado de Colombia.
Señor:
Me ha sido tan honrosa como satisfactoria la recepción del despacho de V.E. en que me participa que las elecciones para la Presidencia de la República, habían recaido en mi, y que el Congreso, animado de los sentimientos del pueblo, había repetido la expresión de la voluntad general.
Inútil sería expresar la emoción..por la bondad de Colombia...y hasta mis deseos ¿pero no me será lícito rechazar con reverente sumisión a la República, un decreto popular que viola de hecho su propia voluntad, la Ley Fundamental?
La Constitución no quiere que un ciudadano rija la nación por mas de ocho años; ya la he mandado catorce en medio de la guerra y la revolución; entre las leyes y la dictadura. Mi horrible profesión militar me ha obligado a formarme una conciencia de soldado, un brazo fuerte que no puede manejar el Bastón sino la espada. El hábito de la guerra,...me han puesto fuera del mando civil. Lo digo con rubor, más debo confesarlo.
Además...la honrosa lección que me ha dejado el héroe ciudadano, el padre de la gran República Americana no debe ser inútil para nosotros. El pueblo quiso nombrarlo nuevamente para la Suprema Magistratura; generosamente mostró el peligro...de continuar indefinidamente el poder público en manos de un ciudadano...y tan sublime lección me dice lo que debo hacer...
Yo no puedo mandar más, Exmo. Señor, la República Colombiana; mi gloria me lo prohibe y la libertad de Colombia me lo ordena. Sírvase V.E. ser el órgano para trasmitir al Congreso de la Nación mi respetuosa negativa....
De todos modos y en todos casos, Colombia debe contarme siempre en sus filas...para defender sus leyes...Mi consideración y profundo respeto.mf
Simón Bolívar
Simón Bolívar
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