Edgardo Malaspina
LUNES, 29 DE DICIEMBRE
6 grados bajo cero.
Ayer se decidió el personaje que más representa a Rusia: Alexander Nevski, príncipe ruso de la Edad Media que derrotó a los suecos y a los caballeros teutónicos. La primera victoria la alcanzó cerca del río Neva, y de allí lo de Nevski. Es un héroe casi mitológico. La iglesia ortodoxa lo canonizó. Pero lo curioso es que Stalin ocupó el tercer lugar. La periodista Elena Iampolskaia escribe un artículo sobre el asunto: Bronce para Stalin, ¿Bien o mal? Dice que la gente que votó por Stalin lo hizo porque no está de acuerdo con el orden liberal actual y quiere una Rusia fuerte, poderosa interna e internacionalmente. Afirma que esos rusos prostalinistas no se detuvieron en el lado moral cuando apoyaron al genocida , sino que prefirieron quedarse con el factor pragmático. La medalla de bronce para Stalin, con pocos votos de diferencia del primero y el segundo, dice la articulista, es una mala señal para Occidente, que puede asociar esa selección como una muestra de las ambiciones imperialistas de Rusia.
En la tarde vamos por alimentos. Caminamos a través del bosque. Regresamos en un taxi pirata. El conductor afirma que ahora hay todo tipo de mercancías en las tiendas. Hay más riqueza material, pero más pobreza espiritual y menos felicidad. Culpa a la guerra en Afganistán por la caída de la URSS. Critica a la juventud actual que piensa que lo importante son las cosas: “No leen, no van al teatro, no escuchan música clásica. Todo eso explica que en la Rusia de ahora hay más suicidios que en la socialista”, concluye.
En la noche hacemos lo más natural: bebemos vodka.
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