Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

sábado, 11 de julio de 2009

DIARIO DE INVIERNO MOSCÚ- 2008

Edgardo Malaspina

Médico, poeta y cronista oficial de Las Mercedes del Llano, Guárico-Venezuela

http://lasmercedesdelllano.blogspot.com/


VIERNES, 2 DE ENERO



15 grados bajo cero.

Voy al templo de Pedro y Pablo en la región de Iasenevo. Data del siglo XIV cuando fue construido de madera. Iasenevo era un caserío cerca de Moscú perteneciente a un príncipe en 1331. Luego Iván El Terrible lo adquirió hasta que llegó a manos de Pedro El Grande, quien desde niño lo visitaba con su padre. La iglesia fue sustituida por la actual, de piedra, y en estilo barroco en 1753. En 1822 en este templo se casaron María Volkonskaia y Nicolai Tolstoy, padres del gran escritor Lev Tolstoy. En 1930 Stalin cerró el templo y lo convirtió en un depósito para las granjas agrícolas. Fue restaurado en 1976, y en 1989 fue regresado a la iglesia ortodoxa. El templo conserva parte de los restos de algunos preclaros hombres de la iglesia: los apóstoles San Andrés y San Lucas, San Cosme, San Damián y otros.


Me paseo por las dos salas amplias del templo. El pope, un anciano de larga barba y con sotana amarilla, sostiene un crucifijo en sus manos. Hay una cola para besarle las manos y el Cristo. Hago lo que todos hacen, tal vez, por la recomendación de hacer lo que uno ve a donde llegue.


En las afueras un pope joven, con sotana negra, pasea a su hijo en un coche. Lo acompaña su esposa. El día es claro. La nieve cruje bajo los zapatos.


A las 4 de la tarde vamos a la casa de Katia, la hija de Serguei. En bus viajamos hacia el oeste de la ciudad. El paisaje lo conforman árboles desnudos cubiertos de nieve, aunque también hay pinos con sus hojas verdes. Una media luna nos acompaña durante el recorrido. Veo un gran aviso con el rostro un revolucionario barbudo conocido por todos y un letrero: VENTA DE AUTOMOVILES COMADANTE CHÉ GUEVARA.


Llegamos a una urbanización que parece un pueblo aparte, pero es una región de Moscú. Tolia, el esposo de Katia, descorcha una botella de vino tinto y habla de la felicidad: en el socialismo la felicidad tenía límites, todos eramos iguales y las metas estaban preestablecidas; ahora, en el capitalismo, no somos iguales, las metas no están claras, por eso la gente es menos feliz y se suicida más .Termina su exposición afirmando que estamos en la Rusia de las novelas de Gogol, Dostoyeski y Tolstoy.


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