Lcda. Flor Ana Bolívar
Estudiante de la Especialización Docencia Universitaria (UNERG, Venezuela)
Existe una necesidad dentro de las organizaciones actuales de crecer de una manera integral, que no se basa nada mas en la productividad de las mismas, o netamente hacia el logros de las metas sino que va más allá, enfocándose en las mentes y corazones de sus empleados los cuales son el activo más importante, a medida que las organizaciones se han dado cuenta de esta realidad, han comenzado a entender la necesidad de gerenciar el conocimiento, es decir, buscar formas de crear valor adicional mediante la captura, almacenamiento y distribución del conocimiento, la cual esta muy ligada actualmente con los avances de la tecnología de información.
Autores como Collison y Parcell, argumentan que el término Gerencia del Conocimiento es una alegoría, ya que resulta difícil gerenciar un activo que se encuentra en las mentes de los empleados, y que se comparte principalmente por medio de la conversación. Lo que si se puede hacer, es crear el ambiente para que el conocimiento sea creado, descubierto, capturado, compartido, destilado, validado, transferido, adoptado, adaptado y aplicado a la creación de valor. Para crear dicho ambiente, se necesitan las condiciones adecuadas, los medios correctos, las acciones adecuadas y el liderazgo adecuado.
En este mismo sentido pero desde otro ámbito, como, el de la educación superior, es el docente universitario que si bien posee un compromiso andragógico con sus discípulos también conserva una responsabilidad de mayor rango que se traduce en la generación de las condiciones necesarias para el desarrollo del conocimiento, por lo que debe adoptar conducta plenamente identificada con la realidad presente, y desempeñarse en escenarios cambiantes, proactivos, saber del alcance y repercusiones que la gestión del conocimiento hoy exige, no solamente en función de su desarrollo, sino para el estudiante que tiene bajo su responsabilidad.
El docente universitario debe asumir la vanguardia de la generación de cambios en las estructuras del pensamiento y de cómo se conciben las ideas, adoptando al conocimiento como uno de los poderes fundamentales de la nueva era, impulsando desde las aulas universitarias el recurso humano innovador, creador, propulsor y líder que las organizaciones necesitan.
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