Manuel Soto Arbeláez
Este libro pretende dar una visión globalizada del mundo en el primer cuarto del siglo XXI. El autor pone especial énfasis y atención en el crecimiento exponencial de las economías de China y de la India, con su consecuente voracidad para obtener fuentes de energía y materias primas. La primera, China, con su puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU tiene poder de veto sobre cualquier proyecto de esta corporación mundial. De esta manera entorpece y entorpecerá toda decisión que se tome contra cualquier suplidor seguro para ellos como Irán, Sudán o Venezuela. Sin embargo, China se cuida mucho de no tomar acciones a corto y mediano plazo contra Taiwan (antigua Formosa), aunque a largo plazo la toma y rendición a su dominio de esta isla nación forma parte medular de la política exterior y militar de Beijín según su creencia de “destino manifiesto” en el concurso de las naciones del mundo.
En cuanto a La India el autor –Thomas L. Friedman- le da más importancia al carácter innovador de una nueva “Elite” nacional orientada hacia el mundo de la tecnología de punta, como el uso del computador personal y la fibra óptica. En general, al mundo de la computación y las comunicaciones, no siendo un país gran consumidor de energía per cápita como sucede en el mundo industrializado y como es la tendencia en China. Su principal problema es Pakistán y la posesión de Cachemira con una población de mayoría musulmana. India no es agresiva desde el punto de vista comercial, mas lo es desde el punto de vista religioso, lo cual es una limitante para su desarrollo integral.
El libro está dedicado a la globalización con exageraciones sobre el futuro papel de la China y La India, más algunos otros países que basan su economía en las exportaciones y en el consumo de materias primas como Japón y Corea del Sur; pero a su vez el autor –que aparentemente es Judío- comete un gravísimo error al desestimar al Islam y su efecto desestabilizador a nivel global. Se sabe que los países más atrasados de la tierra son dominados por esa religión a través de una clara tendencia teocrática siendo, además, crueles y fanatizados. Son poblaciones creyentes del “Yihad” o guerra santa. En esos países, asegura el autor, los jóvenes menos capaces desde el punto de vista intelectual son escogidos por la clerecía musulmana para ser los que conduzcan la oración y por ende, al ser un sistema teocrático, son los más fanatizados. El único país que se sale de ese sistema operativo es Jordania, pero es muy pequeño para hacerle contrapeso al resto del mundo árabe en particular y musulmán en general.
La llamada Civilización Occidental, está adormecida ante la arremetida islámica siendo Europa la de política inmigratoria más laxa. Muchos países europeos están como amodorrados ante la invasión pacífica de sus fronteras, dando inconscientemente facilidades para que el peligro avance sin cortapisas. La mayoría de los líderes creen que cualquier acción para protegerse puede ofender a los árabes, iraníes y a otros países exportadores de energía que ellos, los europeos, fluidamente consumen. Al mismo tiempo los credos y confesiones cristianas se pelean entre sí teniendo una política indiferente hacia Israel. Es más, en varias ocasiones han respaldado resoluciones de la ONU contra ese país y su política de protección ante los musulmanes y sus brazos armados. Sólo los Estados Unidos han respaldado abiertamente a los hebreos. Los republicanos con más decisión y los demócratas han sido más comedidos.
La política de globalización económica es correcta, pero China, que es uno de los países más favorecidos por ella, debe abrirse más y permitir la libre fluctuación del Yuan. Si eso no sucede, el resto del mundo estará subsidiando a 1.400 millones de chinos, sin importar los avances en tecnologías como el uso del computador personal (PC), el avance en el uso de la fibra óptica, la modernización de los equipos de producción industrial y el mejoramiento de la educación. No se puede competir con productos subsidiados so pena que el resto de las economías del mundo sucumba.
Creo que la India con sus 1.100 millones de habitantes constituye un freno eficaz del islamismo. La(s) religión(es) hinduistas son tan fanáticas como el islamismo, pero no son proselitistas.
El mundo será totalmente “Plano” –como sugiere el libro- solamente cuando la empresa privada, con su facilidad para la invención y la comercialización, con ciertas regulaciones de los países y de la ONU, claro está, logren la integración global fomentando la democracia que combata al fanatismo y clericalismo. Repito, creo que Thomas L. Friedman se quedó corto en su análisis de una economía globalizada. Miramar, Florida, Mayo de 2010. MSA E-Mail: manuelsotoarbelaez@yahoo.com Los libros El Guárico Oriental 1, 2 y 3 en librería La Llanera, calle Guásco frente a la plaza Bolívar, Valle de la Pascua.
imagen tomada de http://www.ewashtenaw.org/government/1washtenaw/news/world_flat.html
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