-->
Ponencia presentada en el
III ENCUENTRO DE CRONISTAS E HISTORIADORES
CALABOZO 29 Y 30 DE MARZO DE 2008
ELISUR EMILIO LARES BOLÍVAR
CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO ACHAGUAS, APURE
-->
PRESENTACION
En el mes de Agosto pasado, se cumplieron 86 años del paso del general Rafael Emilio Arévalo Cedeño por la población apureña de Arichuna cuando en 1921 efectuaba su cuarta campaña de cinco meses por los llanos venezolanos contra el gobierno dictatorial de Juan Vicente Gómez.
Este acontecimiento revolucionario importante para la historia de Apure, me ha obligado a recabar información al respecto, realizando entrevistas a arichuneros, que vieron y vivieron esos momentos de emoción y agitación mezclados con miedo y terror; y consultado, indudablemente libros escritos sobre dicho suceso.
Es importante destacar que las diferentes invasiones del general Rafael Arévalo Cedeño, como las de otros venezolanos con verdaderos sentimientos patrióticos y democráticos, fueron importantes porque --aunque no consiguieron acabar con la larga tiranía de Juan Vicente Gómez-- mantuvieron viva la llama de la libertad política y vivos los ideales democráticos de muchos venezolanos de esa época por sus constantes, aunque fallidas tentativas de derrocar al dictador.
Es bueno aclarar que en sus 7 invasiones a Venezuela --contra Gómez-- jamás fue capturado, cosa que honra a cualquier luchador.
La importancia del paso del general Arévalo Cedeño por Arichuna cuando daba comienzo a su cuarta invasión a Venezuela, la expresa él mismo al explicar en su obra “El Libro de mis Luchas”, que es allí donde obtiene su primera victoria militar en territorio venezolano. Además, con esa invasión (al apresar el pequeño destacamento del gobierno o guarnición que ahí se encontraba), se eleva la moral y la fe de su gente para seguir adelante y se despierta el optimismo, interés y entusiasmo por alcanzar nuevas victorias en dicha campaña.
¿QUIÉN FUE EL GENERAL RAFAEL EMILIO ARÉVALO CEDEÑO?
Nació en Valle de la Pascua, estado Guárico, el 02 de diciembre de 1882. Hijo del general Pedro Arévalo Oropeza, de descendencia española, y de Dionisia Cedeño de Arévalo de descendencia indígena. Desde niño le gustó el estudio. A la edad de 8 años asistió al Colegio “Juan Germán Roscio” de Altagracia de Orituco, donde se había trasladado su familia: Sus maestros en ese instituto fueron el Br. Grafe Calatrava y luego el Dr. Camejo Fargós. Este último, hijo del Br. José Ramón Camejo Sabino, notable docente de grata recordación en el oriente del Guárico.
Estudió Filosofía y se preparaba para bachillerato cuando el colegio fue eliminado. Además, estudio por su cuenta Francés e Inglés. Fundó un periódico en Altagracia, de corta duración denominado ‘’Titán’’. En esa actividad periodística fue como aprendió Radiotelegrafía. En 1909 fue Segundo Operario en la estación telegráfica de Ciudad Bolívar y en 1910 fue Jefe de la estación de Calcará de Maturín.
En esta última población conoció a la que va a ser su primera esposa: la señorita Antonia Ledesma Guzmán. A los 9 meses de casado enviudó, por lo cual abandonó el telégrafo y se dedicó a las actividades ganaderas recorriendo gran parte del llano venezolano. Posteriormente contrajo nupcias con la señorita Josefa “Pepita” Zamora Zamora.
En 1914 tuvo problemas comerciales con Juan Vicente Gómez por la compra-venta de unos caballos, lo cual trajo como consecuencia que se levantara en armas por primera vez contra el dictador en Cazorla ese mismo año. A partir de 1914 invadió 7 veces el territorio nacional durante los años 1914, 1915, 1920, 1921, 1929, 1930, 1930 y 1931. Luchó durante 21 años contra la dictadura y jamás fue capturado: un caso único y verdaderamente excepcional.
Muerto Juan Vicente Gómez retornó al país y el general Eleazar López Contreras le ofreció, y él aceptó, la Gobernación (Presidencia para la época) del estado Guarico. En 1935 dejó una obra escrita: ‘’El libro de mis luchas’’ el cual, según el historiador José Antonio de Armas Chitty es ‘’un recuento de angustias, reto y suma de miserias y grandezas’’.
Estuvo rodeado de miseria en los años finales de su vida. Enfermo mentalmente, falleció en Caracas en 1962 con 8 décadas encima.
ANTES DE PASAR POR ARICHUNA
En año de 1921 fue de mucha agitación para el general Rafael Emilio Arévalo Cedeño, pues en él desarrolló su cuarta invasión al territorio venezolano.
El treinta de enero, luego de un largo acecho logró sitiar, apresar y fusilar al sanguinario gobernador del territorio Amazonas: Tomas Funes, hombre que tenía a cuestas la responsabilidad de haber asesinado a más de 400 personas durante 8 años de su despiadado despotismo. Con este triunfo, el general Arévalo se revistió de prestigio y empezó a ser “hombre de cuidado” para el dictador Juan Vicente Gómez.
Este hecho ocurrido en San Carlos de Río Negro, Amazonas, es pues, el primer acontecimiento importante del año 1921 para “La Revolución Constitucionalista”.
En mayo del mismo año se enfrentó en una escaramuza con el propio presidente del estado Apure Dr. Hernán Febres Cordero, en los corrales del fundo “La Ceniza”. Dicho enfrentamiento no lo dirigió el general Arévalo sino el Dr. Roberto Vargas, y fue un fracaso para los revolucionarios, porque --aún cuando estaban ganando la batalla-- el Dr. Vargas permitió la retirada y no hizo preso a Febres Cordero.
Los días 22 y 23 de junio Arévalo Cedeño intervino en la célebre batalla de Guasdualito contra el jefe del cuartel de dicho pueblo general Binicio Jiménez. Al principio de la contienda, los revolucionarios la estuvieron ganando, pero por otro desacierto del Dr. Vargas, (quien ordenó una retirada indebida), volvieron a fracasar.
Luego de los dos errores estratégicos ya citados del Dr. Vargas, el general Arévalo decidió “abrirse camino él solo” y desde finales de junio, después de la Batalla de Guasdualito, el ejército revolucionario se dirigió rumbo al este, pasó el río Arauca por Elorza y acampó a 20 kilómetros al sur en el hato Santa Elena, cerca de Capanaparo. Hasta allí les llegó a los revolucionarios comunicación del presidente del estado Apure Hernán Febres Cordero ofreciéndoles garantías a todos los jefes y oficiales sí se entregaban pacíficamente (los generales Alfredo Franco y Pedro Pérez Delgado “Maisanta” y el coronel Roque Puerta se acogieron a dichas garantías).
Posteriormente dicho ejército revolucionario se enrumbó hacia el Meta llevando consigo 400 hombres entre soldados, oficiales y jefes, además de muchos enfermos.
Se debe acotar que al llegar a la frontera del Meta, se quedaron en Colombia el Dr. Carmelo París y el general Francisco Parra Pacheco (quienes más adelante traerían 300 hombres desde la frontera colombiana hasta San Fernando de Apure para enfrentarse el 20 de mayo de 1922 al lado del general Waldino Arriaga Perdomo al gobernador Hernán Febres Cordero), además de muchos oficiales y gran parte de la tropa agotada y enferma.
Fue pues, a partir de ese momento cuando el general Arévalo Cedeño emprendió su campaña fugaz, (la cuarta) internándose en el territorio nacional.
El general Arévalo se hizo acompañar por gran cantidad de oficiales y soldados, quienes inspirados por amor a la libertad y a la patria, compartieron con él muchas vicisitudes. Estos valientes combatientes fueron el general Fernando Ramírez; los coroneles José Antonio Cadevilla, Amenodoro Sandoval, Ricardo Gil, Augusto Riobueno, Elías Aponte Hernández, Antonio José Delgado Gómez, Ulpiano García, Francisco Melían Rojas, el capitán Smitter Russian y otros oficiales de menor grado.
El 7 de agosto de 1921 encontrándose en ‘’El Porvenir’’ a orillas del río Meta, y ese mismo día se enrumbó hacia el Orinoco y llegó a la confluencia Meta-Orinoco el 10 de agosto, empezando allí --como ya dije-- su cuarta campaña contra Gómez.
ARÉVALO EN ARICHUNA
El general Arévalo Cedeño con 94 hombres (y mujeres), bajó por el Meta en esquifes (canoas) y curiaras. Al llegar a su desembocadura en el Orinoco siguió por éste y entró por Arauquita a las sabana inundadas del bajo Apure, las atravesó y llegó al río Arichuna, llamado también Payara, lo remontó, alcanzó el río Arichunita y llegó al vecindario denominado “Las Brisas”.
Acá decidió separa su gente de la siguiente manera: le entregó la jefatura del grupo de esquifes al coronel Amenodoro Sandoval alias “El Tuerto” y le impartió instrucciones precisas para que siguiera remontando el Arichunita, reclutando voluntarios por la costa del mismo, y él, del sitio ya nombrado, se dirigió directamente hacia Arichuna, por la sabana.
Esta travesía la realizó con gente embarcada (navegando por las sabanas inundadas) y a caballo por las partes más secas. (Arévalo montaba un bello caballo, regalado por Don Timoteo González, cuando aquél se detuvo en la hacienda “Santa Inés” a orilla del río Arichunita). En dicha travesía sirvió de jefe de los “moscas“, (grupo de soldados que van delante del pelotón), el valiente soldado Ramón Sebastián Heredia.
Mientras tanto, el esquife que remontó el Arichunita tuvo un encontronazo con una ”Comisión del gobierno”, que iba hacia la costa del mismo río con la tarea de reclutar hombres para reforzar las filas “gobierneras”. En este breve choque el saldo negativo fue un muerto, pero el positivo fue para “”El Tuerto” Amenodoro Sandoval, pues logró apresar al Jefe de la Comisión, un señor de apellido Tamayo Yépez, quien era el Jefe de policías, lugarteniente y “mano derecha” del jefe civil Sr. Celso Arnesen, un verdadero esbirro de la dictadura gomecista.
El 15 de agosto arribó finalmente a la pintoresca población ubicada más al este del estado Apure: Arichuna.
Según lo escrito por el investigador arichunero González Gamarra (1970, 37) en su libro “Arichuna Bicentenaria, poliantea de esta hermosa región apureña” el general Arévalo Cedeño entró a Arichuna de la siguiente manera: “Las tropas penetran en la población por tres vías: por el sur, camino de “Las Palmitas”; por el sureste, vía “La Manga”, y por el (oeste) río Apure, procedente de Arichunita, utilizando una gran cantidad de esquifes. Entonces el pueblo se llenó de gente armada ante el asombro de todos sus vecinos”.
Pero dejemos al propio general Arévalo (1977) que cuente en su trabajo bibliográfico titulado “Viva Arévalo Cedeño, El libro de mis luchas” cómo ocurrió su llegada a este pueblo:
Por boca Arauquita entramos a esas sabanas inundadas del bajo Apure…. lo atravesamos para caer al río Apure y asaltar la población de Arichuna, donde pusimos en fuga la guarnición que allí se encontraba, dando comienzo felizmente a las operaciones militares de nuestra cuarta invasión armada al territorio de la patria. Ya los valientes compañeros que me secundaban con tanta bravura, despertaban al entusiasmo por nuevas victorias, y llenos de fe pasábamos al estado Guárico, navegando por sus sabanas…. ” (p. 151).
Analizando un poco la cita, se observa que el general Arévalo le concede “un granito de importancia” a su llegada a dicha población, pues como el mismo acota “los valientes compañeros que me secundaban… despertaban al entusiasmo por nuevas victorias”, y se llenan de optimismo para seguir la lucha por Venezuela”.
Es importante mencionar los nombres de algunos de los arichuneros que resultaron reclutados por Arévalo Cedeño y su pequeño ejército de revolucionarios en el momento en que marcharon hacia Arichuna, entre otros se tienen a Isidoro Camacho, (Comisario de “El Caral”), y don Antolín Arana, Nicolás Hidalgo, quien siguió con Arévalo en su campaña, fue de los pocos en hacer esto; José Evaristo Torreyes, Juan Manuel Reyes, Juan Gregorio Pérez, Isabelito Reyes, un Sr. de apellido Naranjo, Martín Diamond, Eduviges Hidalgo y Mónico Pérez.
Así mismo, es importante hacer notar que estas personas al llegar a Arichuna se les dejó en la libertad de escoger entre seguir en las filas de la revolución o quedarse en su pueblo. La mayoría optó por lo último. Y así como a estos caballeros sucedió igual con algunas damas que acompañaban a Arévalo desde Río Negro y San Fernando de Atabapo. En Arichuna, así como en otros pueblos por donde pasó, se quedaron algunas, entre quienes se pueden mencionar a Maria Blanco y Marcelina Rumbo, quienes posteriormente fueron excelentes madres de familia dedicadas al trabajo; y que nunca dejaron de recordar a “Mi general Arévalo”.
Pero volviendo a la llegada de Arévalo al pueblo. Al arribar los revolucionarios a Arichuna, todo fue confusión, miedo, carreras, agitación. Unos se escondieron. Otros salieron de sus casas a la calle dando vivas al vencedor de Río Negro, al ejecutor de Funes. Otros como los jóvenes Adolfo Fuentes, Juan Maximiano Echenique, Juan Clemente Garrido, y Martín Delfín González (quienes daban una serenata en la pulpería que poseía el primero de los nombrados) corrieron a esconderse en sus casas, la iglesia u otros sitios que les ofreciera seguridad. Se oían gritos de madres llamando a sus hijos pequeños y niños llorando llamando a sus madres. Como ya se dijo: Todo era confusión.
Arévalo Cedeño llegó directamente a la Jefatura Civil (como se le conocía para entonces) y al no encontrar al jefe civil Sr. Celso Arnesen en ella, emprendió su búsqueda hasta que finalmente fue hallado debajo del fogón de la casa de familia de don José María Saldeño, sacado del mismo y llevado ante Arévalo, por un acompañante de este, el coronel cazorleño José Antonio Cadevilla.
En vista que el susodicho jefe civil era un hombre de acciones ásperas y desapacibles, borrachón, holgazán y amigo de cometer fechorías con su lugar teniente y “mano derecha” Tamayo Yépez, el general Arévalo estuvo dispuesto a pasarlo por las armas en la propia Plaza Bolívar y a la vista de todos los presentes.
Y lo hubiera hecho si no hubiese sido por la noble actuación de su prima la poetisa doña Cruz Lina Cedeño de Matiz, quien no dejó que lo ejecutara alegando que ese era un hombre caballeroso con todos, buen amigo y otras tantas mentiras más, hasta que finalmente el general Arévalo desistió de la idea de fusilarlo.
Este momento también lo aprovecho doña Cruz Lina para presentar a su primo, ante el pueblo, como un hombre bueno, de nobles y justos ideales que buscaban solamente la paz y el bienestar del país y por ende el de todos los venezolanos.
Las pocas horas que estuvo el general Rafael Emilio Arévalo Cedeño en Arichuna las utilizó para: dejar que su tropa descansara y comiera unas “terneras” regaladas por personas pudientes de la localidad y pedir colaboración económica entre los más prósperos ganaderos y comerciantes, “en lo que ellos pudieran y tuvieran a su alcance”. En ningún momento presionó para que les dieran gruesas sumas de dinero.
Visitó algunas casas y recibió mucho apoyo moral y material de sus dueños. Como ejemplos se tienen los del maestro don Pedro Manuel Armas y don Timoteo González Leal. En la casa de este último, (quien era casado con doña Dionisia Meza Contreras, padres de Concepción, Heriberto, Toribia, María Cleofe y Dionisita) se les pegaron los “cuellos” a unas cobijas de pelo nuevas, regaladas por un comerciante caritativo. Esta labor fue realizada por doña Dionisia y sus hijas, quienes eran excelentes costureras.
Se comenta entre algunas personas que quedan de la Arichuna de aquella época, que el general Arévalo Cedeño le regaló a la patrona de ese pueblo --Santa Bárbara-- una hermosa corona de oro con perlas incrustadas, (a manera de promesa cumplida. Recuérdense que Santa Bárbara es la patrona de los guerreros). Esta corona posteriormente desapareció y más nunca se supo se ella.
Arévalo Cedeño y su tropa salieron de Arichuna cerca de la media noche hacia Mangas Coberas.
Hay que hacer notar que se fueron como llegaron: súbitamente. Se estima que atravesaron el río Apure a la altura de la boca del caño Raicero en terrenos clementeros, un poco más abajo (o al este) del pueblo, pues el verano siguiente fue localizada en el lecho de dicha boca una trompeta de guerra (un poco dañada por la boquilla) por Julián López, quien trabajaba de becerrero en el fundo pecuario de don Clemente Garrido.
Luego que Arévalo Cedeño pasó por Arichuna, sus habitantes quedaron recelosos y temerosos de que volviera “reclutando gente” para alistarlos en sus filas. Muchos fueron los casos de personas que “veían” a cada momento “gente de la revolución”, sin ser cierto.
HACIA GUÁRICO Y OTROS ESTADOS
Según el capitán Garbi Sánchez (1977) en su libro “Alzamientos, cárceles y experiencias, (Historia Contemporánea)” este valiente ejército de revolucionarios, de Arichuna --atravesando el río Apure-- pasó a Mangas Coberas, cerca de Cazorla, estado Guárico. Luego recorrió la parte oriental del mismo, enfrentándose a las tropas “gobierneras” y llevando a todas las poblaciones y caseríos su palabra de fe, optimismo y esperanza.
De Guárico se trasladó hacia Anzoátegui, Miranda, Aragua, Guárico nuevamente, Cojedes, Portuguesa, Zamora (hoy Barinas), Apure de nuevo y finalmente Colombia, donde llegó el 16 de diciembre de 1921, dándose por terminada --para esa fecha-- su cuarta invasión a Venezuela.
Todo este recorrido de 8 estados se hizo en 5 meses, desde agosto hasta diciembre; embarcado (por ríos y caños), a caballo y a pie; efectuando batallas y escaramuzas; persiguiendo al enemigo algunas veces y siendo perseguido por éste en otras.
El general Arévalo fue un hombre incansable, inagotable. Con una gran voluntad para la lucha. Su lema de siempre fue: “VIVIR PARA LUCHAR POR LA LIBERTAD Y POR LA CAUSA DE LA REPÚBLICA”.
CAUSAS DEL FRACASO DE LA CUARTA INVASIÓN
Entre las causas principales del fracasó de esta cuarta invasión del general Arévalo Cedeño al territorio Venezolano, se podrían mencionar las siguientes:
1° En momentos decisivos, contaron con escasas municiones para atacar.
2° Tuvieron un enemigo numeroso y constante por todas partes. Aún cuando nunca se decidió atacar, siempre hubo una expectativa que “presionó” mucho a Arévalo y a su gente.
3° En el transcurso de la campaña el general Arévalo se enfermó gravemente, al extremo que los médicos del trayecto decían que estaba completamente tuberculoso. Esto le llegó a bajar grandemente la moral a él y a su tropa.
4° También enfermaron con gripe más de 200 soldados.
5° Se encontraron con un invierno inclemente, copioso, (hasta finales de octubre), y por ende con sabanas inundadas e intransitables.
6° Las fuerzas militares hostigantes de los estados Aragua, Guárico, Anzoátegui, Cojedes y portuguesa, lo hicieron retroceder hasta que finalmente desistió de continuar la campaña.
En realidad, Arévalo cuando ya se dirigía hacia la frontera colombiana iba gravemente enfermo. Al llegar a Arismendi (en el hoy estado Barinas) a finales de noviembre tenía una virosis gripal complicada con problemas respiratorios, al punto que el médico de ese pueblo le recomendó absoluto reposo.
BIBLIOGRAFIA Y OTRAS FUENTES DE INFORMACION
ARÉVALO CEDEÑO, EMILIO (1977) Viva Arévalo Cedeño: El libro de mis luchas. Caracas, Autobiografía de Emilio Arévalo Cedeño. Prólogo de José Antonio Armas Chitty. Publicaciones: Seleven. C.A. 404 páginas.
BOTELLO, Oldman (2005) El general Waldino Arriaga Perdomo y su familia. La toma de San Fernando de Apure en 1922. Maracay. Editorial Miranda – Villa de cura.
Fundación Polar (1997) Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas. Segunda Edición. Editorial Libris.
GARBI SÁNCHEZ, José (1977) Alzamientos, cárceles y experiencias (Historia Contemporánea). Caracas. Prólogo de José Antonio Armas Chitty. Editora Venegráfica. C. A. 175 páginas.
GONZÁLEZ GAMARRA, Leopoldo (1970) Arichuna Bicentenaria. Poliantea de esta hermosa región apureña. Bogotá. Editorial Andes. Primera Edición. 315 páginas.
SÁNCHEZ OLIVO, Julio César (1981) Sangrienta batalla en San Fernando de Apure el 20 de mayo de 1922. San Fernando. 2da. Edición. Publicaciones del Cronista del estado Apure.
Entrevistas personales realizadas en 1981 a los siguientes arichuneros que presenciaron la llegada del general Arévalo Cedeño a Arichuna:
a. Florencio Aponte. 85 años
b. Nery Hidalgo de Aponte. 77 años
c. Rosa Amelia Armas (viuda) de Delgado. 76 años.
d. Hermógenes Bolívar Romero. 85 años
e. María B. Gómez. 86 años
f. Evangelista Jiménez. 70 años
ACHAGUAS, 27 DE MARZO DE 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario