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miércoles, 4 de diciembre de 2019

ACTO EN HOMENAJE A ELISA PINEDA DE BELISARIO POR EL ATENEO DE CALABOZO-GUÁRICO

PALABRAS AGRADECIMIENTO
28-09-2019
Rosario Belisario

Protocolo e introducción
Hurgando con curiosidad, atención y admiración creciente por su prolífica y adornada pluma, encontré el nombre para honrar la memoria de Elisa Pineda de Belisario H. (así firmaba ella) Mima.
Cito. “Un destello alumbro el instinto del hombre, cuando se relacionó mediante señas, signos, objetos y emociones la palabra” Entonces habló Mima de la Comunicación, lo cual hacia muy bien dando vuelo a la imaginación y al ensueño.
La inmensidad de sus vivencias y recuerdos fueron la fuente de su verbo para comunicarnos, con prodigiosa memoria, su paso de 92 años por este tránsito terrenal. Cuanto comunicaba Mima de sus padres y la historia falconiana que trajeron consigo a La Villa de todos los Santos de Calabozo, con emoción narraba sus travesuras de niña precoz aquí en Calabozo, siendo su hermano Jacobo y el Negrito Damián los receptores de su avidez por saber, hacer, enseñar y comunicar con natural espíritu de justicia y equidad, de amor y feminidad; atributos estos que le acompañaran hasta su último día.
Mucho decía Mima de lo corta que había sido su familia y de lo temprano que habían partido.
Su padre José Ildefonso Pineda Yalzagaray, solo tuvo una hermana: Rosario Pineda Yalzagaray, la tia Charito, a quien hoy recuerdo con la emoción de mi niñez y expreso ante Uds una pregunta que no le hice a Mima y para hoy, no tendré respuesta; a saber: Tía Charito conoció a Calabozo?
María Elisa Crasto Penso de Pineda, su madre, también tuvo un solo hermano Jorge, quien nunca vino al llano y fue su abuela materna Eleonora, quien junto a los relatos de su Nana y de su Mamaita le construyeron a Elisa el hermoso entramado de arenas, cactus, cujíes, travesías y días de camino para hacerse en chaparros, mastranto, mangos y buena voluntad del pueblo de Calabozo.
Mima nos relató como un cuento, con infinita nostalgia y sabrosa dulzura, la aparición de la manzana en su vida y fue aquí, en Calabozo. El manuscrito lo encontró mi hermano Pedro, titulado El rico sabor de la manzana y escribió “Al 2do. Tercio del siglo XX, Enriqueta, una linda amiga de mi mamá que le trajo de Caracas una bella, roja y redonda manzana, igualita a las pintadas en el almanaque de las pildoritas rosadas que daban en la farmacia”
Elisa Pineda. Calaboceña de siembra y cosecha, comunicadora y relatora hizo de la palabra el vértice para desbordar su policromado intelecto, su inquieta y versátil inteligencia bañada de gracia, simpatía, firmeza y señorío. De allí que, no hay pieza escrita o relato grabado en el que refiriéndose a Calabozo, no expresara esa fulgorosa visión del recuerdo infantil y de cómo en su trayecto fue este nombre: la Villa de todos los Santos de Calabozo su génesis de elocuencia y poesía.
El don de mantener avivados sus recuerdos calaboceños le permitió no desprenderse de sus raíces plenas de horizontes, sabanas y palmeras. Cada narración, escrito o evocación fue en ella un canto al chaparro, a las espigas y mogotes y al cristofué sembrado en su corazón. Cada narración, escrito o evocación fue para honrar a Lazo Martí, a Efraín Hurtado, a Monseñor Arturo Celestino Armas, a los Landaeta, a los Visos, a los LLamozas y otros tantos apellidos y nombres instalados en sus afectos por la apasionante vida, educación y andanzas de su padre José I. Pineda, junto a la templanza, la convicción cristiana, sentido de la amistad y la fuerza de la maternidad que emanaba de su mamaíta María Elisa Crasto de Pineda.
Con el permiso de ustedes y de mis hermanos, quiero unir a la memoria de Elisa Pineda de Belisario, el recuerdo de un sin igual amigo suyo y por quien ella profesaba tierna admiración: Don Julián Romero. Camaguense, virtud vital de este llano. Don Julián conversaba sobre las gracias y haceres de esta basta tierra, generaba embeleso y ensoñación y, tal como ella en sus escritos y relatos, como por ejem. en su ponencia Casas Insignes de Calabozo ( Encuentro XXXX del año 2008) donde podemos imaginar aún, el bullicio de los niños y de Elisa Pineda cuando se dirigían a la escuelita de Doña Amparo de Alvarez en la Casa del Carmen. O también en La Tostera, casa natal de Fco. Lazo Martía donde y cito “el eco que allí se produce sigue velando la memoria fragmentada de Calabozo” para que, en la última casa que Mima habitó: La Rubiera (hoy sede del Consejo Municipal) cito “erguida, espera nuevos designios para calabozo” y agregó: “así se mantiene.”
La fantástica memoria junto a su ágil imaginación le enseñaron a no desdeñar relatos ni historias de su pueblo natal. Todo lo llegado a sus oídos se transformaba en vida, sentimientos y arraigo que trascendió a su prole como legado invaluable. Elisa Pineda de Belisario siempre amo este llano, nos legó su vibración por esta amplitud del alma llanera, de polvo, caminos, música, poesía y el inmenso bagaje cultural de Calabozo.
Señores. Con vivo sentimiento de gratitud y raíces henchidas de emoción, unas cortas palabras de remembranzas a Calabozo que, hoy, sucintamente volcamos los descendientes de Elisa Pineda de Belisario en este XIII Encuentro de Historiadores realizado en su memoria.
Honrados estamos.
Buenos días.
(Imagen tomada de El Tubazo Digital)