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jueves, 27 de noviembre de 2025

FUNDAMENTOS Y APROXIMACIONES PARA UN ESQUEMA METODOLÓGICO EN LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

 (Ponencia presentada en la II Jornada de Investigación del Área de Postgrado: "Horizontes Epistémicos y Transformación del Conocimiento", Unerg, 25 noviembre 2025)

Dr. Humbert E. Urdaneta F. UNERG

0412-4443322 humberturdaneta@gmail.com

Resumen

Este ensayo propone un esquema metodológico para la investigación histórica orientado a comprender los procesos sociales desde su dimensión temporal. Parte del reconocimiento donde el hecho histórico es una configuración fluida de prácticas, normas y significados, cuya interpretación exige indagar las condiciones civilizatorias que lo originan y su proyección en el presente. La propuesta se inscribe en el paradigma histórico crítico con enfoque postfundacional, que rechaza verdades absolutas y plantea condiciones de posibilidad para el conocimiento histórico. Esto implica una pluralidad epistemológica abierta a marcos teóricos postmodernos, complejos y transdisciplinarios, donde la historia se asume como campo dialéctico que cuestiona los sistemas de legitimación y toma en cuenta la incertidumbre. El enfoque metodológico es cualitativo, con método hermenéutico-interpretativo, investigación exploratoria y diseño mixto que articula el submétodo documental centrado en el análisis genealógico de fuentes y el discursivo orientado a la interpretación de narrativas, testimonios y expresiones culturales. Inspirado en Foucault, el dispositivo no busca aplicar un modelo cerrado, sino habilitar un sistema de interpretación que permita problematizar las condiciones del saber histórico en sus discontinuidades, silencios y reapropiaciones. Así, la historia se convierte en un espacio de interrogación sobre cómo las sociedades construyen historia, legitiman narrativas y encuentran su lugar en el tiempo.

Palabras claves: investigación histórica, paradigma histórico crítico, complejidad, dispositivo.

Introducción.

La investigación histórica es una práctica interpretativa que busca comprender procesos sociales en el tiempo, no solo reconstruir hechos. El historiador trabaja con fragmentos que abren preguntas y permiten nuevas lecturas, entendiendo que cada acontecimiento es una configuración dinámica de significados humanos (Bloch, 1949). Esta tarea exige vincular fuentes, contextos y estructuras de poder, con una metodología flexible que combine enfoques documentales y discursivos. La historia se concibe como campo de saber atravesado por relaciones de poder y pensarla críticamente implica reconocer que el conocimiento histórico ha dejado de ser neutral.

Esta propuesta metodológica responde a la necesidad de recuperar voces marginadas, comprender contradicciones sociales y ofrecer herramientas para pensar la historia como espacio de resistencia. Su pertinencia se vincula a los contextos latinoamericanos, especialmente venezolanos y su innovación radica en articular genealogía, crítica postfundacional y apertura interpretativa.

Planteamiento del problema.

La historiografía estuvo marcada por una visión reduccionista que narraba los hechos de forma lineal y cronológica, acumulando datos sin encadenarlos críticamente. Esta práctica limitaba la comprensión de los procesos históricos como eventos interconectados en dimensiones temporoespaciales a múltiples niveles de acción, que se relacionaban mediante sistemas super complejos, con retroalimentación, e incluso, generaba producto que era desperdiciado, invisibilizado su reflejo por la narrativa oficial de las élites de poder quienes decidían que decir de la historia para mejor construir el ideario nacional. La falta de esquemas metodológicos claros dificulta formular preguntas pertinentes, seleccionar fuentes relevantes y construir interpretaciones sólidas, lo que empobrece la lectura del fenómeno histórico y reproduce enfoques fragmentarios que desactivan su capacidad crítica. Esta carencia revela una crisis epistemológica que debe abordarse reconociendo la complejidad y la apertura del campo historiográfico. La revisión crítica muestra que el pensamiento dominante, heredado de estructuras coloniales, ha impuesto narrativas de élite que deciden qué se recuerda y qué se excluye. Descolonizar el pensamiento histórico implica desmontar estos marcos y reconocer la diversidad de experiencias, tiempos y memorias que configuran los procesos humanos (Quijano, 2000).

Preguntas de investigación.

¿Cómo puede diseñarse un esquema metodológico para la investigación histórica que articule métodos, submétodos y enfoques críticos sin caer en reduccionismos disciplinarios?

¿Qué dimensiones esenciales deben ser sistematizadas en el análisis histórico para captar la complejidad de los procesos sociales y sus tramas temporales?

¿Qué transformaciones recientes han ocurrido en la concepción del método histórico y cómo afectan las condiciones epistemológicas para la producción de conocimiento en contextos contemporáneos?

Propósitos.

Diseñar un esquema metodológico para la investigación histórica que integre métodos, submétodos y enfoques críticos.

Sistematizar las dimensiones esenciales del análisis.

Examinar las transformaciones recientes en la concepción del método, junto con sus implicaciones epistemológicas para la producción de conocimiento.

Metodología.

El desarrollo metodológico en investigación histórica busca profundizar en el estudio de los procesos sociales, articulando interpretación de fuentes, reflexión crítica y revisión de evidencias. La historia, como campo de conocimiento, exige herramientas que permitan el diálogo entre estructuras de larga duración y acontecimientos singulares (Braudel, 1970). Este ensayo propone un esquema aplicable a investigaciones críticas centradas en fenómenos integrados en cronología y espacio, con fuentes documentales y estudios contextuales que problematizan la construcción del pasado. El historiador formula preguntas que orientan el recorrido interpretativo y revelan relaciones, actores y condiciones. La combinación de razonamientos deductivos e inductivos permite construir explicaciones complejas, inscribiendo los hechos en tramas sociales, políticas y culturales. Se incorporan submétodos, como el cronológico, geográfico y etnográfico para abordar la pluralidad expresiva de los procesos históricos (Aróstegui, 1995).

La metodología debe adaptarse a la diversidad de objetos de estudio, con rigor en el uso de fuentes y control de sesgos. Enfoques contemporáneos cuestionan narrativas lineales y explicaciones teleológicas, proponiendo el análisis de rupturas y relaciones de poder (Foucault, 2002). El estudio de procesos de larga duración permite identificar estructuras y tendencias mediante modelos económicos, análisis cuantitativos y estudios demográficos, reconociendo también historias menos visibles como las vinculadas a la agricultura, el comercio o la ecología. Desde una perspectiva transdisciplinaria, se problematizan paradigmas previos y se exploran zonas de incertidumbre para comprender la complejidad humana. La historia se asume como ejercicio dialéctico entre lo lineal y lo insurgente, en una lectura sobre la transcomplejidad como condición de inteligibilidad, privilegiando la complementariedad de saberes en una epistemología latinoamericana y caribeña (Villegas G., 2020).

Surgen así nuevas preguntas: ¿Cómo comprender la historia en un mundo marcado por la indeterminación? ¿Cómo articular fuentes y perspectivas diversas? ¿Qué tipo de conocimiento emerge al abrirse a la transcomplejidad? Estas interrogantes habilitan la historia como espacio en transformación. La metodología crítica desplaza relatos totalizantes y propone una lectura rizomática, reconociendo dimensiones políticas, simbólicas y territoriales, orientando la investigación hacia un conocimiento dialógico y recursivo (Morin, 1990). Este giro plantea desafíos como la constitución de corpus coherentes, la definición de niveles de observación y el tratamiento de datos, cuyas relaciones numéricas, lógicas o causales enriquecen la comprensión de los procesos estudiados.

Propuesta.

El dispositivo es una estructura propositiva de racionalidad modal para alumbrar sobre los mundos posibles, en la frontera paradigmática que organiza lo decible, distribuye lo visible, modula las teorías y regula la visión de los acontecimientos según narrativas oficiales. El dispositivo metodológico convierte al historiador en operador epistémico, alguien quien concatena preguntas, fuentes, contextos, activa la reflexión sobre tramas complejas que desafían el poder. La geografía deja de ser localización para convertirse en interpretación; la historia abre lo que puede ser, delimitando convenciones sobre la verdad. Su eficacia se manifiesta en la comprensión de la conducta individual y social, así como en la configuración de horizontes como sucesión de puntos para la comprensión.

Se propone una secuencia metodológica de catorce pasos que permite identificar las condiciones de surgimiento de los acontecimientos, reconociendo inflexiones teleológicas, modulaciones axiológicas y discontinuidades epistémicas. Así, la historia se aborda como campo de inscripción de racionalidades, archivo de luchas y espacio de producción de subjetividades.

Identificación: seleccionar el acontecimiento histórico para analizar.

Contextualización: describir sucintamente el contexto histórico y social en el que ocurrió.

Fuentes Primarias: revisar documentos, discursos o textos contemporáneos al acontecimiento.

Discursos Dominantes: identificar los discursos que predominaban en ese momento y cómo moldearon la percepción del acontecimiento.

Relaciones de Poder: examinar quiénes ejercieron el poder en el contexto del acontecimiento. Considerar tanto a los actores estatales como a grupos sociales locales.

Mecanismos de Control: investigar cómo se ejerció el control social (vigilancia, censura, etc.) y las instituciones involucradas.

Sistema de reglas y valores: examinar qué normas y valores estaban vigentes en el contexto histórico y cómo definían la normalidad.

Construcción de Identidades: analizar cómo el acontecimiento contribuyó a la construcción de identidades colectivas o individuales.

Movimientos de Resistencia: identificar las formas de resistencia que surgieron en respuesta al poder ejercido durante el acontecimiento.

Contrapoder: examinar si existieron o no, actores o grupos que desafiaron las narrativas dominantes.

Consecuencias Históricas: reflexionar sobre las repercusiones del acontecimiento en la historia posterior. ¿Cómo transformó este acontecimiento la dinámica urbana y su historia subsiguiente?

Legado Cultural: considerar cómo el acontecimiento ha sido recordado y narrado en la memoria colectiva.

Cuestionamiento de Narrativas: evaluar las diferentes narrativas que han surgido sobre el acontecimiento. ¿Quiénes las cuentan y con qué intenciones?

Perspectivas Alternativas: buscar y considerar voces o perspectivas que han sido marginadas en la narración oficial.

Reflexiones finales.

La investigación histórica, cuando se asume como práctica interpretativa comprometida con la complejidad e incertidumbre del mundo social y ecológico, trasciende su carácter retrospectivo para convertirse en una forma de interlocución con lo que permanece activo en el presente. El dispositivo metodológico propuesto, trata de habilitar recorridos que permitan cuestionar las narrativas establecidas, examinar las prácticas que estructuran lo cotidiano y abrir espacios para la inscripción de memorias desplazadas. En este horizonte, el trabajo del historiador consiste en fijar versiones del pasado para que interpelen el presente, descubriendo el ocultamiento impuesto por la dominación y transformando la historia en potencia crítica que ayuda a comprender el mundo. Aquí la historia es entendida como campo de vínculos visibles y ocultos, correlacionados aún en lo insospechado, ergo, en este proceso, el historiador deja de ser juez y se convierte en testigo, pero también en tejedor de memorias fracturadas, en artesano de interconexiones, en reconstructor de la vida que da forma a una comprensión plural y abierta del pasado.

Referencias.

Aróstegui, Julio. La investigación histórica: teoría y método. Barcelona: Crítica, 1995.

Bloch, Marc. Apología para la historia o el oficio de historiador. Traducido por M. Barros. México: Fondo de Cultura Económica, 2001. Obra original publicada en 1949.

Braudel, Fernand. La Historia y las Ciencias Sociales. Madrid: Alianza Editorial, 1970.

Foucault, Michel. La arqueología del saber. México: Siglo XXI Editores, 2002.

Morin, Edgar. Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa, 1990.

Quijano, Aníbal. “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina.” En La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, editado por Edgardo Lander, 201–246. Buenos Aires: CLACSO, 2000.

Villegas G., Carlos. “Hacia una epistemología latinoamericana y caribeña.” AULA. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales 66, no. 1 (2020). https://doi.org/10.33413/aulahcs.2020.66i1.123.

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