(Ponencia presentada en la II Jornada de Investigación del Área de Postgrado: "Horizontes Epistémicos y Transformación del Conocimiento", Unerg, 25 noviembre 2025)
Dr. Humbert
E. Urdaneta F. UNERG
0412-4443322
humberturdaneta@gmail.com
Resumen
Este ensayo propone
un esquema metodológico para la investigación histórica orientado a comprender
los procesos sociales desde su dimensión temporal. Parte del reconocimiento donde
el hecho histórico es una configuración fluida de prácticas, normas y significados,
cuya interpretación exige indagar las condiciones civilizatorias que lo
originan y su proyección en el presente. La propuesta se inscribe en el
paradigma histórico crítico con enfoque postfundacional, que rechaza verdades
absolutas y plantea condiciones de posibilidad para el conocimiento histórico.
Esto implica una pluralidad epistemológica abierta a marcos teóricos
postmodernos, complejos y transdisciplinarios, donde la historia se asume como
campo dialéctico que cuestiona los sistemas de legitimación y toma en cuenta la
incertidumbre. El enfoque metodológico es cualitativo, con método
hermenéutico-interpretativo, investigación exploratoria y diseño mixto que
articula el submétodo documental centrado en el análisis genealógico de fuentes
y el discursivo orientado a la interpretación de narrativas, testimonios y
expresiones culturales. Inspirado en Foucault, el dispositivo no busca aplicar
un modelo cerrado, sino habilitar un sistema de interpretación que permita
problematizar las condiciones del saber histórico en sus discontinuidades,
silencios y reapropiaciones. Así, la historia se convierte en un espacio de
interrogación sobre cómo las sociedades construyen historia, legitiman
narrativas y encuentran su lugar en el tiempo.
Palabras claves: investigación histórica, paradigma histórico crítico,
complejidad, dispositivo.
Introducción.
La
investigación histórica es una práctica interpretativa que busca comprender
procesos sociales en el tiempo, no solo reconstruir hechos. El historiador
trabaja con fragmentos que abren preguntas y permiten nuevas lecturas,
entendiendo que cada acontecimiento es una configuración dinámica de
significados humanos (Bloch, 1949). Esta tarea exige vincular fuentes,
contextos y estructuras de poder, con una metodología flexible que combine
enfoques documentales y discursivos. La historia se concibe como campo de saber
atravesado por relaciones de poder y pensarla críticamente implica reconocer
que el conocimiento histórico ha dejado de ser neutral.
Esta
propuesta metodológica responde a la necesidad de recuperar voces marginadas,
comprender contradicciones sociales y ofrecer herramientas para pensar la
historia como espacio de resistencia. Su pertinencia se vincula a los contextos
latinoamericanos, especialmente venezolanos y su innovación radica en articular
genealogía, crítica postfundacional y apertura interpretativa.
Planteamiento
del problema.
La
historiografía estuvo marcada por una visión reduccionista que narraba los
hechos de forma lineal y cronológica, acumulando datos sin encadenarlos
críticamente. Esta práctica limitaba la comprensión de los procesos históricos
como eventos interconectados en dimensiones temporoespaciales a múltiples
niveles de acción, que se relacionaban mediante sistemas super complejos, con
retroalimentación, e incluso, generaba producto que era desperdiciado,
invisibilizado su reflejo por la narrativa oficial de las élites de poder
quienes decidían que decir de la historia para mejor construir el ideario
nacional. La falta de esquemas metodológicos claros dificulta formular
preguntas pertinentes, seleccionar fuentes relevantes y construir
interpretaciones sólidas, lo que empobrece la lectura del fenómeno histórico y
reproduce enfoques fragmentarios que desactivan su capacidad crítica. Esta
carencia revela una crisis epistemológica que debe abordarse reconociendo la
complejidad y la apertura del campo historiográfico. La revisión crítica
muestra que el pensamiento dominante, heredado de estructuras coloniales, ha
impuesto narrativas de élite que deciden qué se recuerda y qué se excluye.
Descolonizar el pensamiento histórico implica desmontar estos marcos y
reconocer la diversidad de experiencias, tiempos y memorias que configuran los
procesos humanos (Quijano, 2000).
Preguntas de
investigación.
¿Cómo puede
diseñarse un esquema metodológico para la investigación histórica que articule
métodos, submétodos y enfoques críticos sin caer en reduccionismos disciplinarios?
¿Qué dimensiones
esenciales deben ser sistematizadas en el análisis histórico para captar la
complejidad de los procesos sociales y sus tramas temporales?
¿Qué
transformaciones recientes han ocurrido en la concepción del método histórico y
cómo afectan las condiciones epistemológicas para la producción de conocimiento
en contextos contemporáneos?
Propósitos.
Sistematizar las dimensiones esenciales
del análisis.
Examinar las transformaciones recientes
en la concepción del método, junto con sus implicaciones epistemológicas para
la producción de conocimiento.
Metodología.
El
desarrollo metodológico en investigación histórica busca profundizar en el
estudio de los procesos sociales, articulando interpretación de fuentes,
reflexión crítica y revisión de evidencias. La historia, como campo de
conocimiento, exige herramientas que permitan el diálogo entre estructuras de
larga duración y acontecimientos singulares (Braudel, 1970). Este ensayo
propone un esquema aplicable a investigaciones críticas centradas en fenómenos
integrados en cronología y espacio, con fuentes documentales y estudios
contextuales que problematizan la construcción del pasado. El historiador
formula preguntas que orientan el recorrido interpretativo y revelan
relaciones, actores y condiciones. La combinación de razonamientos deductivos e
inductivos permite construir explicaciones complejas, inscribiendo los hechos
en tramas sociales, políticas y culturales. Se incorporan submétodos, como el
cronológico, geográfico y etnográfico para abordar la pluralidad expresiva de
los procesos históricos (Aróstegui, 1995).
La
metodología debe adaptarse a la diversidad de objetos de estudio, con rigor en
el uso de fuentes y control de sesgos. Enfoques contemporáneos cuestionan
narrativas lineales y explicaciones teleológicas, proponiendo el análisis de
rupturas y relaciones de poder (Foucault, 2002). El estudio de procesos de
larga duración permite identificar estructuras y tendencias mediante modelos
económicos, análisis cuantitativos y estudios demográficos, reconociendo
también historias menos visibles como las vinculadas a la agricultura, el
comercio o la ecología. Desde una perspectiva transdisciplinaria, se
problematizan paradigmas previos y se exploran zonas de incertidumbre para
comprender la complejidad humana. La historia se asume como ejercicio
dialéctico entre lo lineal y lo insurgente, en una lectura sobre la
transcomplejidad como condición de inteligibilidad, privilegiando la
complementariedad de saberes en una epistemología latinoamericana y caribeña
(Villegas G., 2020).
Surgen
así nuevas preguntas: ¿Cómo comprender la historia en un mundo marcado por la
indeterminación? ¿Cómo articular fuentes y perspectivas diversas? ¿Qué tipo de
conocimiento emerge al abrirse a la transcomplejidad? Estas interrogantes
habilitan la historia como espacio en transformación. La metodología crítica
desplaza relatos totalizantes y propone una lectura rizomática, reconociendo
dimensiones políticas, simbólicas y territoriales, orientando la investigación
hacia un conocimiento dialógico y recursivo (Morin, 1990). Este giro plantea
desafíos como la constitución de corpus coherentes, la definición de niveles de
observación y el tratamiento de datos, cuyas relaciones numéricas, lógicas o
causales enriquecen la comprensión de los procesos estudiados.
Propuesta.
El
dispositivo es una estructura propositiva de racionalidad modal para alumbrar
sobre los mundos posibles, en la frontera paradigmática que organiza lo
decible, distribuye lo visible, modula las teorías y regula la visión de los
acontecimientos según narrativas oficiales. El dispositivo metodológico
convierte al historiador en operador epistémico, alguien quien concatena
preguntas, fuentes, contextos, activa la reflexión sobre tramas complejas que
desafían el poder. La geografía deja de ser localización para convertirse en
interpretación; la historia abre lo que puede ser, delimitando convenciones
sobre la verdad. Su eficacia se manifiesta en la comprensión de la conducta
individual y social, así como en la configuración de horizontes como sucesión
de puntos para la comprensión.
Se
propone una secuencia metodológica de catorce pasos que permite identificar las
condiciones de surgimiento de los acontecimientos, reconociendo inflexiones
teleológicas, modulaciones axiológicas y discontinuidades epistémicas. Así, la
historia se aborda como campo de inscripción de racionalidades, archivo de
luchas y espacio de producción de subjetividades.
Identificación:
seleccionar el acontecimiento histórico para analizar.
Contextualización:
describir sucintamente el contexto histórico y social en el que ocurrió.
Fuentes
Primarias: revisar documentos, discursos o textos
contemporáneos al acontecimiento.
Discursos
Dominantes: identificar los discursos que predominaban en ese
momento y cómo moldearon la percepción del acontecimiento.
Relaciones de
Poder: examinar quiénes ejercieron el poder en el contexto
del acontecimiento. Considerar tanto a los actores estatales como a grupos
sociales locales.
Mecanismos de
Control: investigar cómo se ejerció el control social
(vigilancia, censura, etc.) y las instituciones involucradas.
Sistema
de reglas y valores:
examinar qué normas y valores estaban vigentes en el contexto histórico y cómo
definían la normalidad.
Construcción de
Identidades: analizar cómo el acontecimiento contribuyó a la
construcción de identidades colectivas o individuales.
Movimientos de
Resistencia: identificar las formas de resistencia que surgieron
en respuesta al poder ejercido durante el acontecimiento.
Contrapoder:
examinar si existieron o no, actores o grupos que desafiaron las narrativas dominantes.
Consecuencias
Históricas: reflexionar sobre las repercusiones del
acontecimiento en la historia posterior. ¿Cómo
transformó este acontecimiento la dinámica urbana y su historia subsiguiente?
Legado Cultural:
considerar cómo el acontecimiento ha sido recordado y narrado en la memoria
colectiva.
Cuestionamiento
de Narrativas: evaluar las diferentes narrativas que han surgido
sobre el acontecimiento. ¿Quiénes las cuentan y con qué intenciones?
Perspectivas
Alternativas: buscar y considerar voces o perspectivas que han
sido marginadas en la narración oficial.
Reflexiones
finales.
Referencias.
Aróstegui, Julio. La
investigación histórica: teoría y método. Barcelona: Crítica, 1995.
Bloch, Marc. Apología para
la historia o el oficio de historiador. Traducido por M. Barros. México: Fondo
de Cultura Económica, 2001. Obra original publicada en 1949.
Braudel, Fernand. La
Historia y las Ciencias Sociales. Madrid: Alianza Editorial, 1970.
Foucault, Michel. La
arqueología del saber. México: Siglo XXI Editores, 2002.
Morin, Edgar. Introducción
al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa, 1990.
Quijano, Aníbal.
“Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina.” En La colonialidad
del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas,
editado por Edgardo Lander, 201–246. Buenos Aires: CLACSO, 2000.
Villegas G., Carlos.
“Hacia una epistemología latinoamericana y caribeña.” AULA. Revista de
Humanidades y Ciencias Sociales 66, no. 1 (2020).
https://doi.org/10.33413/aulahcs.2020.66i1.123.

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