Viaje a Penélope
Cuando emprendas el viaje
ruega que sea largo el camino
Cavafy
En territorio extranjero
Saca a relucir tus mejores armas
Actúa como si no tuvieras miedos
Puedes empezar por los dibujos egipcios de los ojos
o por el tejido extraviado de su pelo
Detente a contemplar las altas catedrales
de sus pechos
Recréate con los olores
el olor a naranja de las manos
el pino de su cuerpo
el genjibre de su boca
el incienso de sus hendiduras
Que no haya prisa en llegar
Recorre palmo a palmo
las largas avenidas de sus piernas
No te detengas a pesar de algunas luces rojas
No temas a cíclopes, bacantes y cerberos
Si escuchas cantos
canta tú también
con la voz de Orfeo
No huyas de las tormentas
Ni esperes vientos favorables
Recuerda que eres Ulises el sufridor
Al pasar por el mercado fenicio de los pies
compra todo tipo de mercaderías
no olvides enigmas secretos y silencios
Al llegar
prueba los líquidos de los frutos recién cortados
No importa si Argos ya no ladra y apenas te conoce
Explóralo todo como por primera vez
Que no se sienta que se trata
de un viaje de regreso
Los amores de Caronte
El amor renueva mi tormento
el amor delata mi feroz batalla
el amor me hace olvidar el oficio.
Como un faro en mitad de la noche
el amor señala
en largas horas olvidadas
mi naufragio.
Cometí el error
de mirar a los ojos de un alma imposible
y me cobran caro.
Abandonado a las aguas resisto
no sé por cuánto tiempo.
Tarde vine a saberlo
el Aqueronte no es un río
es un dolor
que sube por este lado del pecho
y va desembocar
en el corazón que es el morir.
Ya no puedo más
me pesan los remos.
En la oscura noche
nadie
donde posar mi cabeza y descansar
nadie.
Los amores del minotauro ciego
a Miguel Márquez
El minotauro ciego estira su mano
y roza los labios de una niña de doce años
El minotauro ciego se estremece
Sabe que la humedad y la inocencia
conduce a los abismos
El minotauro ciego lo invade todo con su aliento
Ansía devorar el ramo de flores
que la niña lleva entre sus manos
pero siente la mirada del busto del escultor
Al minotauro ciego no le preocupa la ceguera
cualquier enemigo sería repelido con su fuerza
Sólo teme al rosado de algunos nacimientos
que su olfato le trae con demasiada certeza
El minotauro ciego quisiera mugir
pero no puede.
*Poeta, periodista y editor venezolano (Mérida, estado Mérida) Fotografía del autor tomada de: http://www.letralia.com/firmas/fraguigonzalo.h
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