Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

sábado, 8 de agosto de 2009

DIARIO DE INVIERNO MOSCÚ-2009

Edgardo Malaspina











SÁBADO, 3 DE ENERO


15 grados bajo cero.


Hay una tormenta. El viento arrastra con fuerza porciones de nieve que se incrustan en los árboles. Los caminos desaparecieron. En la entrada de la residencia, dos viejitas conversan sentadas en un banquillo.

Les oigo decir que no se imaginan la vida sin el invierno ruso, sin la nieve. Antes de salir muevo el control de tv. Un hombre explica porque todavía se pasan películas soviéticas: la industria de cine actual

no produce lo que producía la socialista y por lo tanto no se da abasto. Un arquitecto se queja por la destrucción de monumentos históricos en los últimos 5 años para construir centros comerciales. Interesante lo que dice el diputado Zhirinovski. Él y su grupo parlamentario intentan aprobar una ley para limitar el número de escaños por partido en la Duma. No debe sobrepasar el 40 %. Luego remata: “No hay en Europa un parlamento en el cual un partido tenga más del 40 % de los diputados. Porque tienen leyes que restringen la cantidad de representantes para evita la hegemonía. Cuando hay monopolio de un partido no hay progreso”.

Natalia, Natalí y yo vamos al Park Kulturi. Jóvenes patinan y esquían. Muchos pinos conservan su verdor. En los espacios semicerrados los pintores exponen sus obras sin muchos espectadores. Caminamos hasta Arbat . Pasamos por la casa donde vivió sus últimos años Gógol. Una placa y un monumento recuerdan al escritor. En el sitio de Nikiski Borota entramos a la iglesia del Reverendísimo Fioder, un santo nacido en Constantinopla en el siglo VIII.

La iglesia fue construida en 1626. En este templo fue bautizado, se casó y solía rezar el Generalísimo Alexander Suvorov, gloria y orgullo del ejército ruso: jamás fue derrotado, a pesar de que combatió innumerables veces en Europa. En 1927 la revolución expropió el templo para derrumbarlo. Se lo asignaron a una institución científica. En 1991 fue devuelto a los ortodoxos.

Cerca está el Gran Templo de la Ascensión del Señor. Fue levantado en 1619 de madera. El Mariscal Potemkin lo empezó a reconstruir en piedra,

pero no pudo ver su obra porque murió en 1791. Pushkin se casó con Natalia Goncharova en 1831 estando el templo aun en construcción. Los supersticiosos han encontrado algunas señales negativas para el poeta, quien no tenía dinero para comprarse la vestimenta necesaria y le pidió prestado el frac a un amigo. Con ese frac enterraron a Pushkin. Durante la ceremonia nupcial

sopló un viento fuerte que le tumbo la vela al novio, quien después rozó una cruz que se fue al suelo. Más tarde, en el intercambio de anillos, uno se cayó. El bardo estaba pálido, dicen, tal vez por los sucesos premonitorios: el matrimonio no funcionó y los celos terminaron en el duelo fatal que lo llevó a la tumba. El templo se terminó en 1848 y fue cerrado en 1931 por los comunistas. No lo derrumbaron por respeto al padre de la lírica rusa, pero quemaron las imágenes y lo usaron como depósito para cajas, y hasta de garaje. El campanario lo echaron abajo y en su lugar hicieron un jardín con la estatua del escritor Alexei Tolstoy (famoso por su trilogía sobre Pedro I), quien vivía frente a la iglesia.

En la tarde llegamos a Arbat. Buscamos a un pintor para el retrato de Natalí. Encontramos a un gigantón uzbeco, quien vive con sus otros compañeros en los sótanos sucios y fríos de unos edificios abandonados. Resultó un nostálgico del socialismo (su país quedó sin la asistencia rusa), un mal hablado y un peor artista del pincel. En la noche celebramos el cumpleaños de Natalí con caviar, vodka y champaña.

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