(Semblanza del Ing. César Humberto Ramos, notable escritor apureño)
EN homenaje A diferentes escritores apureños,
dentro del marco de la celebración del
DÍA INTERNACIONAL DEL IDIOMA CASTELLANO.
SAN FERNANDO DE APURE, 23 ABRIL DEL 2010
Elisur Emilio Lares Bolívar
Antes de empezar mi disertación debo hacer dos aclaratorias:
Primero, la bibliografía utilizada en este trabajo está basada fundamentalmente en tres libros, cuyo autor es precisamente César Humberto Ramos: Remontando el Apure Viejo (Desde 1931 hasta 1952), (crónicas), Romance en el Caramacate (Mi Borita) (novela) y Mi llanto por llanura (ensayo).
Segundo, sus amigos de infancia y juventud, especialmente el Prof. Manuel Bermúdez, --recientemente fallecido y otro de los homenajeados en este día--, lo llamaban en otros tiempos y lo siguen llamando cariñosamente “Cesarito”, de ahí que en varias oportunidades dentro de este perfil o semblanza, también nos referiremos a él como “Cesarito”. Esperando que esto no se vea como una falta de respeto de este autor hacia su persona.
Una vez aclarado esto, iniciamos la semblanza.
César Humberto Ramos es poeta, humorista, cronista, narrador, apureño notable, Ingeniero Agrónomo y Magister en Extensión Agrícola, entre otras capacidades y cualidades.
Sanfernandino de nacimiento. Vino al mundo en la esquina de El Relámpago el 17 de enero de 1931. Hijo de don Marcos Lira y doña Auristela Ramos, de cuya unión sentimental fueron procreados siete retoños: Belén, Emma, Simona, Guillermina, Rosa, Lilia y César. Por lo cual se observa que fue el único varón y último de 7 hermanos.
Sus primeras letras las aprendió en la Escuela de las hermanas Velásquez, donde la “niña” Candelaria enseñaba con afán y entusiasmo. Más tarde estudió en la Escuela de doña Andrea Hurtado de Santamaría, ubicada en la esquina de El Chimborazo, cruce con las calles Muñoz y Boyacá. Allí vivía doña Andrea con sus hijas Blanca Hurtado de García y Rosa Lerma Hurtado; su yerno José García y su nieta Edith.
Sin embargo, a pesar de estudiar en estas dos escuelitas privadas, toda su educación primaria la realizó en la Escuela Federal “Agustín Codazzi” de San Fernando de Apure dirigida magistralmente por el recordado y talentoso maestro Pablo Domingo Botello.
Recuerda el propio César Ramos que esta Escuela Federal “Codazzi” dejó para él una estela de recuerdos imborrables, tanto por la entrega y el sacrificio invalorable de sus muy capacitados maestros, como por el fruto educativo que fue dejando a su paso, año tras año, en él y en cientos ex-alumnos que jamás defraudaron la férrea voluntad de su afamado y rígido director.
Señala además nuestro homenajeado en uno de sus libros “Mi tiempo infantil transcurría en entre ir a la escuela, hacer la plana, jugar la candelita, metras, gurrufío, volar papagayos y hacer los mandados de la casa”.
Así, su vida infantil y de adolescente transcurrida en el barrio Perro Seco, al sur de la ciudad, estuvo colmada de alegres vivencias y anécdotas al lado de su familia, de sus amigos Manuel Bermúdez y Tomás Zoppi, y sus demás compañeros de clase y aventuras dentro de los sanos juegos de la muchachada sanfernandina de su época.
Múltiples son los recuerdos de chanzas, anécdotas, juegos, jocosidades… que evocaba el profesor Manuel Bermúdez en sus amenas crónicas publicadas en revistas y periódicos caraqueños, donde Cesarito Ramos estaba directamente relacionado con ellas, o simplemente era directamente el protagonista.
Su educación secundaria la inició en la misma capital apureña en el Colegio Federal “Miranda”. Para esos momentos, recuerda el propio César Ramos “Ya en sus aulas empezaban a destacarse como brillantes estudiantes los jóvenes José Vicente Abreu, Williams y Elizabeth Salas, Tomás y Elena Zoppi, Abilio Porras, Humberto Guzmán Wihdevoxebel, Rafael Elías Pérez, entre muchos otros jóvenes sanfernandinos”.
De los salones del Colegio Federal “Miranda” egresaron numerosos estudiantes quienes posteriormente se destacaron en las diferentes ramas del saber universal.
En 1946 el Colegio Federal “Miranda” dejó de llamarse así, cerró su capítulo educativo para siempre y pasó a denominarse Liceo “Francisco Lazo Martí”, bajo la dirección del Prof. Walter Michellangeli, contando en su planta profesoral con un selecto grupo de destacadísimos profesionales de primera línea, entre quienes el propio César Ramos recuerda a Elisa Díaz, Manuel Grüber, María Mayol Rodríguez, Alfredo Monthoux, Pedro Elías Hernández, Edgar Domínguez, Humberto Barrios y María Josefa Salerno, entre otros.
De esa época de oro del Liceo “Lazo Martí”, nuestro homenajeado mantiene agradables recuerdos de sus condiscípulos Carlitos Boggio, Mario Laprea, Arturito Álvarez, Olga Abreu, Josefina Naranjo, Carmen Aliria Chacón, Arnoldo Arana, entre otros; Sin embargo, la educación secundaria la culminó en el prestigioso Liceo ”Pedro Gual” de la ciudad de Valencia, donde egresó como Bachiller de la República.
Es importante destacar que al egresar del sexto grado de la Escuela Federal “Codazzi”, un nuevo sin fin de inquietudes bullía en su mente y su corazón. Para ese momento ya leía periódicos y, al trabajar en la Imprenta del Estado como componedor, necesariamente tenía que leer artículos de opinión de mucha o mediana profundidad sobre aspectos políticos, económicos, sociales y culturales tanto a nivel regional como nacional; con lo cual, fue conociendo mejor su región, su país, sus recursos, potencialidades, necesidades y sus limitaciones.
Todo ello obligó a su familia y a él mismo --cuando estudiaba en el Liceo “Lazo Martí”-- a pensar seriamente en la posibilidad de continuar sus estudios de bachillerato en otra región del país donde en realidad hubiese oportunidad para ello. Es por eso que a principios de la década de los años cincuenta --del siglo pasado-- tuvo que dejar su familia, sus amigos y su querido San Fernando para ir a estudiar en el Liceo ”Pedro Gual” de la capital carabobeña y posteriormente iniciar la carrera de Agronomía en el núcleo de la UCV de la capital aragüeña. Así, al igual que muchos otros coterráneos de la misma o de distintas generaciones, tuvo salir de su ciudad natal para incursionar en los diferentes campos del saber.
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Pasado el tiempo, y enseriando su vida sentimental contrajo matrimonio con la joven Teresita Córdova, de cuyo feliz hogar nacieron: María Teresa, María Auristela, María Eugenia y María Carolina.
Estas cinco últimas damas vinieron a completar el número doce, pues ya había siete que lo precedieron: su madre y seis hermanas. Al respecto, es curioso como este notable escritor sanfernandino presenta la dedicatoria familiar de uno de sus libros: “A mi madre, A mi esposa, A mis hijas, A mis hermanas”. Toda una vida familiar rodeado de mujeres.
A continuación se inserta un ejemplo sencillo, pero muy significativo que lo que simboliza y representa para César Ramos el amor fraterno de él para con sus hermanas y viceversa. Este ejemplo no es otro que la dedicatoria escrita de su puño y letra que le obsequió a su hermana Emma al momento de reglarle su obra “Remontando el Apure Viejo”. Acá la dedicatoria:
”Para mi querida hermana Emma:
Las ideas contenidas en cada uno de los capítulos aquí narrados, estuvieron estimulados por el cariño de todas ustedes.
Acá revivo un pasado con la ayuda de ustedes, aunque gran parte fue basado en mis experiencias juveniles, pues ustedes participaron en mis recuerdos con el sentimiento más profundo alojado en mi corazón de hermano: El Amor.
Con todo mi cariño,
César Humberto Ramos. 26 – 2 – 1988”.
Hermoso, sentimental. Sin más comentarios.
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En cuanto a su profesión, y ya como Ingeniero Agrónomo, durante más de 20 años desempeñó diferentes cargos dentro del Ministerio de Agricultura y Cría, pues fue desde Agente de Extensión hasta Director de Región del M.A.C.
Así mismo, laboró como Director General del INCE-Agrario, Asesor del Conicit y Gerente de la Fundación para la Capacitación e Investigación Aplicada a la Reforma Agraria (CIARA).
Dentro de su campo laboral ha publicado diferentes trabajos en distintas revistas y periódicos del país relacionados con su profesión.
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Pero el asunto que nos compete ahora, es su desenvolvimiento como escritor, como cronista, como notable apureño destacado en el mundo de las letras.
En este sentido, su génesis lo localizamos cuando --siendo estudiante del Colegio Federal “Miranda”, luego de la Revolución de Octubre de 1945-- fundó al lado de Mario Laprea y Benicio Rodríguez, un periodiquito denominado “Relámpago”, que vendían a medio, es decir 0,25 de bolívar.
¿Y por qué se llamaría así? ¿Recuerdan el nombre de la esquina donde nació nuestro personaje? ¿No sería que ese nombre lo llevaba él en lo más profundo de su alma y de su corazón y lo impuso por encima de los posibles nombres presentados por sus dos compañeros periodistas? Es posible.
Muchos años después, publicó para su familia y amigos más íntimos un manojo de versos en un poemario humorístico titulado “El Turpial del Buen Humor”, el cual tuvo mucho éxito y buenos comentarios entre sus conocidos y amigos.
Posteriormente, en 1988, con motivo de celebrarse el Bicentenario de su ciudad natal, apareció a la luz pública su primer libro “Remontando el Apure Viejo (Desde 1931 hasta 1952)”, un conjunto de crónicas, añoranzas y remembranzas sobre hechos históricos y situaciones ocurridas en San Fernando entre los años 1931 y 1952.
En la presentación de dicho trabajo el autor comenta ente otras cosas lo siguiente:
Remontando el Apure Viejo, ha sido producto de una vieja aspiración, retenida en mí mente por muchos años, de narrar y describir muchos episodios interesantes del acontecer apureño, entre los años de 1931 y 1952, años extremos de mi nacimiento, hasta el año cuando prácticamente los estudios universitarios me fueron alejando paulatina y físicamente de San Fernando. (…) Hoy, un tanto alejado de mi ciudad natal, remonto el Apure viejo, pero no en lancha, ni en bongo, ni siquiera en canoa; sino cabalgando el potro del recuerdo con las riendas de mi pluma, para saborear en la meta de mi rumbo, el triunfo del pensamiento sobre la distancia y el tiempo. (Hermoso, digo yo).
Posteriormente, pero en la misma presentación, el autor acota lo siguiente:
Considerando la variabilidad de temas que se abordan en cada uno de sus capítulos, esta obra ’Remontando el Apure Viejo‘ se desenvuelve entre una prosa de sencillez literaria, complementada con una prosa humorística indispensable, de manera que cada uno de los personajes y la circunstancias donde se vieron involucrados, estén representados en su fiel escenario.
Respecto a la variabilidad de los temas evocados en “Remontando el Apure Viejo (Desde 1931 hasta 1952)”, se pueden traer a colación los siguientes:
Remembranzas infantiles y familiares, estudios, juegos, la Plaza Libertad, la Laguna de Perro Seco, sitios turísticos y pintorescos de San Fernando, la Plaza Bolívar, retretas, la antigua Iglesia Parroquial, la Semana Santa, la quema de Judas, las misas de aguinaldo, las mujeres más bellas de San Fernando desde 1931 hasta 1952, el deporte en la capital apureña, el stadium “Jobalito”, humor y personajes sanfernandinos, algunos sobrenombres, y finaliza esta obra con un Glosario de palabras utilizadas en San Fernando entre los años 1931 y 1952.
En cuanto al San Fernando que César Ramos le correspondió vivir en su época infantil, el Prof. Manuel Bermúdez acotó lo siguiente:
César Humberto Ramos pertenece a la última generación de apureños que, siendo niño, se nutrió de la cultura que llegaba por el río. Apure era entonces un camino fluvial que, a través del comercio, abastecía a todos los pueblos ribereños. Y al mismo tiempo era el brazo que sacaba los productos de la tierra para otros lugares del mundo.
Hasta el malecón del palacio comercial de los hermanos Barbarito llegaban barcos de chapaleta y motonaves para descargar mercancías. Y San Fernando, la capital del estado, parecía una postal de un país lejano, vista desde Puerto Miranda, en la otra ribera.
Cuando venía la época de lluvias, el caudal de las aguas se salía de sus cauces y la llanura baja de Apure se convertía en un mar tranquilo, poblado de garzas, garzones y corocoras.
El agua de la inundación llegaba hasta las calles del sur de la ciudad, donde atracaban bongos y canoas cargadas de leche, jojotos, yuca, topochos y otros productos de los fundos vecinos, donde la vida trascurría plácida y tranquila, porque sus moradores, ya estaban acostumbrados a las largas sequías del verano y las grandes inundaciones de la época de lluvias”.
Palabras más palabras menos, ese fue el San Fernando que vivió para aquel entonces niño Cesarito Ramos.
Su segunda obra literaria la publicó en 1992, su título: “Romance en Caramacate (Mi Borita)”. Se trata de una novela “fresca, ingenua y sentimental”, cuya trama se desarrolla por el año de 1946, en un fundo situado a la margen izquierda del caño Caramacate, a siete kilómetros aproximadamente al sureste de San Fernando de Apure. Es una narrativa de aspecto costumbrista, relacionada con el llano apureño.
Al respecto, su compañero de infancia y amigo, ya varias veces citado Prof. Manuel Bermúdez señaló lo siguiente:
Cesarito Ramos salía de vacaciones de la Escuela Federal “Codazzi”, que dirigía el maestro Pablo Domingo Botello y se iba para un fundo cercano a pasar la temporada de los meses de agosto y septiembre. Los viajes constantes, el contacto con la tierra y con la geste de aquellas comarcas se fueron sedimentando en esa región del alma y del cuerpo donde los recuerdos afloran de pronto en un sueño, y uno no sabe si dejarlos pasar como una película, donde uno hace el papel de protagonista, o si encarcelarlos en las rejas tipográficas de un libro.
César tuvo sus reservas, porque de ingeniero agrónomo, que cultiva la tierra a ingeniero que cultiva las letras, hay cierta diferencia. Sin embargo, el poder del recuerdo y el empuje del río produjeron el desborde de las palabras en un texto que viene en forma de novela, que él llama novela fresca, ingenua y sentimental, porque Romance en el Caramacate, tiene todos esos ingredientes psicológicos que alguna vez sirvieron para dar comienzo a una poesía romántica.
Manuel Bermúdez continúa en su prólogo con la siguiente afirmación:
Romance en el Caramacate tiene el curso narrativo de un río del llano. Su historia corre sin dificultad por el curso de lo cotidiano. Cuando lo ingenuo y lo sentimental se sale de su cauce, el relato no se inunda para ahogar los personajes, no, sino más bien para buscarles un drenaje al sentimiento o a la emoción; porque el territorio donde ellos se mueven, el fundo “La Igualdad”, es, más que un lugar geográfico, un espacio literario, en el cual la realidad se mezcla con la ficción.
El tejido verbal que cubre la historia es de una sencillez que raya en lo coloquial. Se pudiera decir que la historia es una larga conversación. El diálogo, en forma expresiva, impone su dominio sobre las descripciones y narraciones. Por otra parte, Romance en el Caramacate tiene su forma especial de contar los hechos, que podría compararse con el relato telenovelesco de corte rural.
En cuanto a la tercera fuente considerada para apoyar bibliográficamente esta semblanza es el interesante trabajo titulado “Mi llanto por la llanura. Ensayo histórico, literario y técnico, sobre la llanura apureña durante las primeras cuatro décadas del siglo XX (1900-1940)” el cual desde ahora en adelante lo llamaremos “Mi llanto por la llanura“.
En esta obra, nuestro homenajeado, plasma todo su amor y pasión por el terruño que lo vio nacer. Como afirma el presentador del libro:
César Humberto Ramos lleva al lector a un viaje por el imaginario llanero. Esta investigación es una aproximación bastante certera a ese mundo llanero, mezcla de bucolismo salvaje y de naturaleza fastuosa. Seguramente este libro es una bitácora para todos aquellos que quieran acercarse al llano: definitivamente un espacio donde el hombre y la naturaleza conviven en armonía. Un lugar donde el ser humano se hace lluvia vibrante y vuelo esplendoroso del ave que surca el espacio de la inmensidad, un lugar donde se develan los misterios de la naturaleza.
Pero dejemos que sea el mismo César Humberto Ramos, con sus palabras repletas de nostalgia plasmadas de la introducción de este libro, que nos refiera a grandes rasgos la esencia de su contenido, nos explique el por qué del título de dicha obra y por qué lo escribió:
Es el peregrinar de los recuerdos que se derraman en mis sentimientos por todo cuanto viví en mi llanura, no muy recientemente, cuando vacunaban cachilapos y orejanos en el hato El Cedral, allá por el año 1951. También es la evocación de todo cuanto me fue dado a conocer por los peones cedraleños, sobre las penurias y alegrías que se vivían en ese espacio del llano apureño (…) que ahora se ensambla en mis remembranzas como un LLANTO de la llanura infinita que se perdió en el horizonte, confundido en el ocaso con los últimos rayos de un sol vespertino (…)
TRISTEZA de la tonada viajera que, con el quejido de sus lánguidos versos, ha sido fiel y consecuente compañera de su partida. Y es que parte de esa estampa llanera se ha MARCHADO dejando una estela de incertidumbre en el corazón de los copleros (…)
NOSTALGIA por la desaparición de costumbres, creencias y valores que estuvieron arraigados en la inocente mentalidad de ancianos, mujeres, peones y campesinos que supieron vivir con estoicismo todas las vicisitudes de su condición social (…)
AUSENCIA de Cantaclaros y Florentinos que tomaron el sabor del verso directamente del inmenso jardín de su paisaje llanero, que lo vivieron espontáneamente para poderse compenetrar con él (…)
Gran parte de tu espontaneidad y de tu naturalidad se ha PERDIDO, mi querida llanura, porque el avance de la civilización ha TRASTOCADO tu lozana presencia para maquillar tu cuerpo con un nuevo perfil de arena y granzón (…)
(…) mi querida y vieja llanura, hoy quiero reivindicar tu nombre y la magnitud de tu presencia ante las nuevas generaciones (…) le voy a explicar a todos (…) mediante remembranzas sencillas, cómo estaba tu corazón repleto de paisajes; de tus bellas lagunas de aguas cristalinas rodeadas por la blancura de tus garzas y tus lirios sabaneros; (…) De tus hatos y modestos conucos enclavados en lo más profundo de tu ser (…) De tus sencillos y humildes llaneros que extremaron sus angustias en lomos de briosos caballos enlazando el ganado cerril (…) De las bellas Mariselas y Marialayas dispersas en cada rincón de tu horizonte, esperando el canto para escaparse con él.
Todo esto has sido tú, mi querida y vieja llanura, y por eso hoy suelto con angustia el LLANTO de mí recuerdo.
En la introducción de su último libro, este apureño ejemplar nos demuestra una vez más su entrañable amor y pasión por su tierra natal, su gente, su cultura, costumbres, geografía y su historia.
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Ya para finalizar este perfil, esta semblanza, AFIRMAMOS que por todo lo comentado hasta ahora y fundamentado básicamente en estos tres libros que han llegado hasta nosotros (dos de crónicas y uno novelado), César Ramos, uno de nuestros homenajeados en el día de hoy, a pesar de ser un estudioso de las ciencias del agro, forma parte de ese pequeño grupo de grandes escritores y narradores apureños… Que pertenece a esa escasa elite de intelectuales y auténticos valores notables que han dado lo mejor de sí aportando su cuota de cultura y de letras a éste su terruño natal.
A todos ustedes, muchísimas Gracias.
Elisur Emilio Lares Bolívar.
San Fernando de Apure, 10 de abril del año 2010.-
FUNTES CONSULTADAS
RAMOS, César Humberto (1988) Remontando el Apure Viejo (Desde 1931 hasta 1952). Maracay. En el bicentenario de la Fundación de San Fernando. Editorial El Aragüeño.
RAMOS, César Humberto (1991) Romance en el Caramacate (Mi Borita). Maracay. Talleres de Industria Gráfica Integral C.A.
RAMOS, César Humberto (2009) Mi llanto por la llanura. Ensayo histórico, literario y técnico, sobre la llanura apureña durante las primeras cuatro décadas del siglo XX (1900-1940). Caracas. Colección historias. Editorial El Perro y la Rana.
Primero, la bibliografía utilizada en este trabajo está basada fundamentalmente en tres libros, cuyo autor es precisamente César Humberto Ramos: Remontando el Apure Viejo (Desde 1931 hasta 1952), (crónicas), Romance en el Caramacate (Mi Borita) (novela) y Mi llanto por llanura (ensayo).
Segundo, sus amigos de infancia y juventud, especialmente el Prof. Manuel Bermúdez, --recientemente fallecido y otro de los homenajeados en este día--, lo llamaban en otros tiempos y lo siguen llamando cariñosamente “Cesarito”, de ahí que en varias oportunidades dentro de este perfil o semblanza, también nos referiremos a él como “Cesarito”. Esperando que esto no se vea como una falta de respeto de este autor hacia su persona.
Una vez aclarado esto, iniciamos la semblanza.
César Humberto Ramos es poeta, humorista, cronista, narrador, apureño notable, Ingeniero Agrónomo y Magister en Extensión Agrícola, entre otras capacidades y cualidades.
Sanfernandino de nacimiento. Vino al mundo en la esquina de El Relámpago el 17 de enero de 1931. Hijo de don Marcos Lira y doña Auristela Ramos, de cuya unión sentimental fueron procreados siete retoños: Belén, Emma, Simona, Guillermina, Rosa, Lilia y César. Por lo cual se observa que fue el único varón y último de 7 hermanos.
Sus primeras letras las aprendió en la Escuela de las hermanas Velásquez, donde la “niña” Candelaria enseñaba con afán y entusiasmo. Más tarde estudió en la Escuela de doña Andrea Hurtado de Santamaría, ubicada en la esquina de El Chimborazo, cruce con las calles Muñoz y Boyacá. Allí vivía doña Andrea con sus hijas Blanca Hurtado de García y Rosa Lerma Hurtado; su yerno José García y su nieta Edith.
Sin embargo, a pesar de estudiar en estas dos escuelitas privadas, toda su educación primaria la realizó en la Escuela Federal “Agustín Codazzi” de San Fernando de Apure dirigida magistralmente por el recordado y talentoso maestro Pablo Domingo Botello.
Recuerda el propio César Ramos que esta Escuela Federal “Codazzi” dejó para él una estela de recuerdos imborrables, tanto por la entrega y el sacrificio invalorable de sus muy capacitados maestros, como por el fruto educativo que fue dejando a su paso, año tras año, en él y en cientos ex-alumnos que jamás defraudaron la férrea voluntad de su afamado y rígido director.
Señala además nuestro homenajeado en uno de sus libros “Mi tiempo infantil transcurría en entre ir a la escuela, hacer la plana, jugar la candelita, metras, gurrufío, volar papagayos y hacer los mandados de la casa”.
Así, su vida infantil y de adolescente transcurrida en el barrio Perro Seco, al sur de la ciudad, estuvo colmada de alegres vivencias y anécdotas al lado de su familia, de sus amigos Manuel Bermúdez y Tomás Zoppi, y sus demás compañeros de clase y aventuras dentro de los sanos juegos de la muchachada sanfernandina de su época.
Múltiples son los recuerdos de chanzas, anécdotas, juegos, jocosidades… que evocaba el profesor Manuel Bermúdez en sus amenas crónicas publicadas en revistas y periódicos caraqueños, donde Cesarito Ramos estaba directamente relacionado con ellas, o simplemente era directamente el protagonista.
Su educación secundaria la inició en la misma capital apureña en el Colegio Federal “Miranda”. Para esos momentos, recuerda el propio César Ramos “Ya en sus aulas empezaban a destacarse como brillantes estudiantes los jóvenes José Vicente Abreu, Williams y Elizabeth Salas, Tomás y Elena Zoppi, Abilio Porras, Humberto Guzmán Wihdevoxebel, Rafael Elías Pérez, entre muchos otros jóvenes sanfernandinos”.
De los salones del Colegio Federal “Miranda” egresaron numerosos estudiantes quienes posteriormente se destacaron en las diferentes ramas del saber universal.
En 1946 el Colegio Federal “Miranda” dejó de llamarse así, cerró su capítulo educativo para siempre y pasó a denominarse Liceo “Francisco Lazo Martí”, bajo la dirección del Prof. Walter Michellangeli, contando en su planta profesoral con un selecto grupo de destacadísimos profesionales de primera línea, entre quienes el propio César Ramos recuerda a Elisa Díaz, Manuel Grüber, María Mayol Rodríguez, Alfredo Monthoux, Pedro Elías Hernández, Edgar Domínguez, Humberto Barrios y María Josefa Salerno, entre otros.
De esa época de oro del Liceo “Lazo Martí”, nuestro homenajeado mantiene agradables recuerdos de sus condiscípulos Carlitos Boggio, Mario Laprea, Arturito Álvarez, Olga Abreu, Josefina Naranjo, Carmen Aliria Chacón, Arnoldo Arana, entre otros; Sin embargo, la educación secundaria la culminó en el prestigioso Liceo ”Pedro Gual” de la ciudad de Valencia, donde egresó como Bachiller de la República.
Es importante destacar que al egresar del sexto grado de la Escuela Federal “Codazzi”, un nuevo sin fin de inquietudes bullía en su mente y su corazón. Para ese momento ya leía periódicos y, al trabajar en la Imprenta del Estado como componedor, necesariamente tenía que leer artículos de opinión de mucha o mediana profundidad sobre aspectos políticos, económicos, sociales y culturales tanto a nivel regional como nacional; con lo cual, fue conociendo mejor su región, su país, sus recursos, potencialidades, necesidades y sus limitaciones.
Todo ello obligó a su familia y a él mismo --cuando estudiaba en el Liceo “Lazo Martí”-- a pensar seriamente en la posibilidad de continuar sus estudios de bachillerato en otra región del país donde en realidad hubiese oportunidad para ello. Es por eso que a principios de la década de los años cincuenta --del siglo pasado-- tuvo que dejar su familia, sus amigos y su querido San Fernando para ir a estudiar en el Liceo ”Pedro Gual” de la capital carabobeña y posteriormente iniciar la carrera de Agronomía en el núcleo de la UCV de la capital aragüeña. Así, al igual que muchos otros coterráneos de la misma o de distintas generaciones, tuvo salir de su ciudad natal para incursionar en los diferentes campos del saber.
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Pasado el tiempo, y enseriando su vida sentimental contrajo matrimonio con la joven Teresita Córdova, de cuyo feliz hogar nacieron: María Teresa, María Auristela, María Eugenia y María Carolina.
Estas cinco últimas damas vinieron a completar el número doce, pues ya había siete que lo precedieron: su madre y seis hermanas. Al respecto, es curioso como este notable escritor sanfernandino presenta la dedicatoria familiar de uno de sus libros: “A mi madre, A mi esposa, A mis hijas, A mis hermanas”. Toda una vida familiar rodeado de mujeres.
A continuación se inserta un ejemplo sencillo, pero muy significativo que lo que simboliza y representa para César Ramos el amor fraterno de él para con sus hermanas y viceversa. Este ejemplo no es otro que la dedicatoria escrita de su puño y letra que le obsequió a su hermana Emma al momento de reglarle su obra “Remontando el Apure Viejo”. Acá la dedicatoria:
”Para mi querida hermana Emma:
Las ideas contenidas en cada uno de los capítulos aquí narrados, estuvieron estimulados por el cariño de todas ustedes.
Acá revivo un pasado con la ayuda de ustedes, aunque gran parte fue basado en mis experiencias juveniles, pues ustedes participaron en mis recuerdos con el sentimiento más profundo alojado en mi corazón de hermano: El Amor.
Con todo mi cariño,
César Humberto Ramos. 26 – 2 – 1988”.
Hermoso, sentimental. Sin más comentarios.
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En cuanto a su profesión, y ya como Ingeniero Agrónomo, durante más de 20 años desempeñó diferentes cargos dentro del Ministerio de Agricultura y Cría, pues fue desde Agente de Extensión hasta Director de Región del M.A.C.
Así mismo, laboró como Director General del INCE-Agrario, Asesor del Conicit y Gerente de la Fundación para la Capacitación e Investigación Aplicada a la Reforma Agraria (CIARA).
Dentro de su campo laboral ha publicado diferentes trabajos en distintas revistas y periódicos del país relacionados con su profesión.
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Pero el asunto que nos compete ahora, es su desenvolvimiento como escritor, como cronista, como notable apureño destacado en el mundo de las letras.
En este sentido, su génesis lo localizamos cuando --siendo estudiante del Colegio Federal “Miranda”, luego de la Revolución de Octubre de 1945-- fundó al lado de Mario Laprea y Benicio Rodríguez, un periodiquito denominado “Relámpago”, que vendían a medio, es decir 0,25 de bolívar.
¿Y por qué se llamaría así? ¿Recuerdan el nombre de la esquina donde nació nuestro personaje? ¿No sería que ese nombre lo llevaba él en lo más profundo de su alma y de su corazón y lo impuso por encima de los posibles nombres presentados por sus dos compañeros periodistas? Es posible.
Muchos años después, publicó para su familia y amigos más íntimos un manojo de versos en un poemario humorístico titulado “El Turpial del Buen Humor”, el cual tuvo mucho éxito y buenos comentarios entre sus conocidos y amigos.
Posteriormente, en 1988, con motivo de celebrarse el Bicentenario de su ciudad natal, apareció a la luz pública su primer libro “Remontando el Apure Viejo (Desde 1931 hasta 1952)”, un conjunto de crónicas, añoranzas y remembranzas sobre hechos históricos y situaciones ocurridas en San Fernando entre los años 1931 y 1952.
En la presentación de dicho trabajo el autor comenta ente otras cosas lo siguiente:
Remontando el Apure Viejo, ha sido producto de una vieja aspiración, retenida en mí mente por muchos años, de narrar y describir muchos episodios interesantes del acontecer apureño, entre los años de 1931 y 1952, años extremos de mi nacimiento, hasta el año cuando prácticamente los estudios universitarios me fueron alejando paulatina y físicamente de San Fernando. (…) Hoy, un tanto alejado de mi ciudad natal, remonto el Apure viejo, pero no en lancha, ni en bongo, ni siquiera en canoa; sino cabalgando el potro del recuerdo con las riendas de mi pluma, para saborear en la meta de mi rumbo, el triunfo del pensamiento sobre la distancia y el tiempo. (Hermoso, digo yo).
Posteriormente, pero en la misma presentación, el autor acota lo siguiente:
Considerando la variabilidad de temas que se abordan en cada uno de sus capítulos, esta obra ’Remontando el Apure Viejo‘ se desenvuelve entre una prosa de sencillez literaria, complementada con una prosa humorística indispensable, de manera que cada uno de los personajes y la circunstancias donde se vieron involucrados, estén representados en su fiel escenario.
Respecto a la variabilidad de los temas evocados en “Remontando el Apure Viejo (Desde 1931 hasta 1952)”, se pueden traer a colación los siguientes:
Remembranzas infantiles y familiares, estudios, juegos, la Plaza Libertad, la Laguna de Perro Seco, sitios turísticos y pintorescos de San Fernando, la Plaza Bolívar, retretas, la antigua Iglesia Parroquial, la Semana Santa, la quema de Judas, las misas de aguinaldo, las mujeres más bellas de San Fernando desde 1931 hasta 1952, el deporte en la capital apureña, el stadium “Jobalito”, humor y personajes sanfernandinos, algunos sobrenombres, y finaliza esta obra con un Glosario de palabras utilizadas en San Fernando entre los años 1931 y 1952.
En cuanto al San Fernando que César Ramos le correspondió vivir en su época infantil, el Prof. Manuel Bermúdez acotó lo siguiente:
César Humberto Ramos pertenece a la última generación de apureños que, siendo niño, se nutrió de la cultura que llegaba por el río. Apure era entonces un camino fluvial que, a través del comercio, abastecía a todos los pueblos ribereños. Y al mismo tiempo era el brazo que sacaba los productos de la tierra para otros lugares del mundo.
Hasta el malecón del palacio comercial de los hermanos Barbarito llegaban barcos de chapaleta y motonaves para descargar mercancías. Y San Fernando, la capital del estado, parecía una postal de un país lejano, vista desde Puerto Miranda, en la otra ribera.
Cuando venía la época de lluvias, el caudal de las aguas se salía de sus cauces y la llanura baja de Apure se convertía en un mar tranquilo, poblado de garzas, garzones y corocoras.
El agua de la inundación llegaba hasta las calles del sur de la ciudad, donde atracaban bongos y canoas cargadas de leche, jojotos, yuca, topochos y otros productos de los fundos vecinos, donde la vida trascurría plácida y tranquila, porque sus moradores, ya estaban acostumbrados a las largas sequías del verano y las grandes inundaciones de la época de lluvias”.
Palabras más palabras menos, ese fue el San Fernando que vivió para aquel entonces niño Cesarito Ramos.
Su segunda obra literaria la publicó en 1992, su título: “Romance en Caramacate (Mi Borita)”. Se trata de una novela “fresca, ingenua y sentimental”, cuya trama se desarrolla por el año de 1946, en un fundo situado a la margen izquierda del caño Caramacate, a siete kilómetros aproximadamente al sureste de San Fernando de Apure. Es una narrativa de aspecto costumbrista, relacionada con el llano apureño.
Al respecto, su compañero de infancia y amigo, ya varias veces citado Prof. Manuel Bermúdez señaló lo siguiente:
Cesarito Ramos salía de vacaciones de la Escuela Federal “Codazzi”, que dirigía el maestro Pablo Domingo Botello y se iba para un fundo cercano a pasar la temporada de los meses de agosto y septiembre. Los viajes constantes, el contacto con la tierra y con la geste de aquellas comarcas se fueron sedimentando en esa región del alma y del cuerpo donde los recuerdos afloran de pronto en un sueño, y uno no sabe si dejarlos pasar como una película, donde uno hace el papel de protagonista, o si encarcelarlos en las rejas tipográficas de un libro.
César tuvo sus reservas, porque de ingeniero agrónomo, que cultiva la tierra a ingeniero que cultiva las letras, hay cierta diferencia. Sin embargo, el poder del recuerdo y el empuje del río produjeron el desborde de las palabras en un texto que viene en forma de novela, que él llama novela fresca, ingenua y sentimental, porque Romance en el Caramacate, tiene todos esos ingredientes psicológicos que alguna vez sirvieron para dar comienzo a una poesía romántica.
Manuel Bermúdez continúa en su prólogo con la siguiente afirmación:
Romance en el Caramacate tiene el curso narrativo de un río del llano. Su historia corre sin dificultad por el curso de lo cotidiano. Cuando lo ingenuo y lo sentimental se sale de su cauce, el relato no se inunda para ahogar los personajes, no, sino más bien para buscarles un drenaje al sentimiento o a la emoción; porque el territorio donde ellos se mueven, el fundo “La Igualdad”, es, más que un lugar geográfico, un espacio literario, en el cual la realidad se mezcla con la ficción.
El tejido verbal que cubre la historia es de una sencillez que raya en lo coloquial. Se pudiera decir que la historia es una larga conversación. El diálogo, en forma expresiva, impone su dominio sobre las descripciones y narraciones. Por otra parte, Romance en el Caramacate tiene su forma especial de contar los hechos, que podría compararse con el relato telenovelesco de corte rural.
En cuanto a la tercera fuente considerada para apoyar bibliográficamente esta semblanza es el interesante trabajo titulado “Mi llanto por la llanura. Ensayo histórico, literario y técnico, sobre la llanura apureña durante las primeras cuatro décadas del siglo XX (1900-1940)” el cual desde ahora en adelante lo llamaremos “Mi llanto por la llanura“.
En esta obra, nuestro homenajeado, plasma todo su amor y pasión por el terruño que lo vio nacer. Como afirma el presentador del libro:
César Humberto Ramos lleva al lector a un viaje por el imaginario llanero. Esta investigación es una aproximación bastante certera a ese mundo llanero, mezcla de bucolismo salvaje y de naturaleza fastuosa. Seguramente este libro es una bitácora para todos aquellos que quieran acercarse al llano: definitivamente un espacio donde el hombre y la naturaleza conviven en armonía. Un lugar donde el ser humano se hace lluvia vibrante y vuelo esplendoroso del ave que surca el espacio de la inmensidad, un lugar donde se develan los misterios de la naturaleza.
Pero dejemos que sea el mismo César Humberto Ramos, con sus palabras repletas de nostalgia plasmadas de la introducción de este libro, que nos refiera a grandes rasgos la esencia de su contenido, nos explique el por qué del título de dicha obra y por qué lo escribió:
Es el peregrinar de los recuerdos que se derraman en mis sentimientos por todo cuanto viví en mi llanura, no muy recientemente, cuando vacunaban cachilapos y orejanos en el hato El Cedral, allá por el año 1951. También es la evocación de todo cuanto me fue dado a conocer por los peones cedraleños, sobre las penurias y alegrías que se vivían en ese espacio del llano apureño (…) que ahora se ensambla en mis remembranzas como un LLANTO de la llanura infinita que se perdió en el horizonte, confundido en el ocaso con los últimos rayos de un sol vespertino (…)
TRISTEZA de la tonada viajera que, con el quejido de sus lánguidos versos, ha sido fiel y consecuente compañera de su partida. Y es que parte de esa estampa llanera se ha MARCHADO dejando una estela de incertidumbre en el corazón de los copleros (…)
NOSTALGIA por la desaparición de costumbres, creencias y valores que estuvieron arraigados en la inocente mentalidad de ancianos, mujeres, peones y campesinos que supieron vivir con estoicismo todas las vicisitudes de su condición social (…)
AUSENCIA de Cantaclaros y Florentinos que tomaron el sabor del verso directamente del inmenso jardín de su paisaje llanero, que lo vivieron espontáneamente para poderse compenetrar con él (…)
Gran parte de tu espontaneidad y de tu naturalidad se ha PERDIDO, mi querida llanura, porque el avance de la civilización ha TRASTOCADO tu lozana presencia para maquillar tu cuerpo con un nuevo perfil de arena y granzón (…)
(…) mi querida y vieja llanura, hoy quiero reivindicar tu nombre y la magnitud de tu presencia ante las nuevas generaciones (…) le voy a explicar a todos (…) mediante remembranzas sencillas, cómo estaba tu corazón repleto de paisajes; de tus bellas lagunas de aguas cristalinas rodeadas por la blancura de tus garzas y tus lirios sabaneros; (…) De tus hatos y modestos conucos enclavados en lo más profundo de tu ser (…) De tus sencillos y humildes llaneros que extremaron sus angustias en lomos de briosos caballos enlazando el ganado cerril (…) De las bellas Mariselas y Marialayas dispersas en cada rincón de tu horizonte, esperando el canto para escaparse con él.
Todo esto has sido tú, mi querida y vieja llanura, y por eso hoy suelto con angustia el LLANTO de mí recuerdo.
En la introducción de su último libro, este apureño ejemplar nos demuestra una vez más su entrañable amor y pasión por su tierra natal, su gente, su cultura, costumbres, geografía y su historia.
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Ya para finalizar este perfil, esta semblanza, AFIRMAMOS que por todo lo comentado hasta ahora y fundamentado básicamente en estos tres libros que han llegado hasta nosotros (dos de crónicas y uno novelado), César Ramos, uno de nuestros homenajeados en el día de hoy, a pesar de ser un estudioso de las ciencias del agro, forma parte de ese pequeño grupo de grandes escritores y narradores apureños… Que pertenece a esa escasa elite de intelectuales y auténticos valores notables que han dado lo mejor de sí aportando su cuota de cultura y de letras a éste su terruño natal.
A todos ustedes, muchísimas Gracias.
Elisur Emilio Lares Bolívar.
San Fernando de Apure, 10 de abril del año 2010.-
FUNTES CONSULTADAS
RAMOS, César Humberto (1988) Remontando el Apure Viejo (Desde 1931 hasta 1952). Maracay. En el bicentenario de la Fundación de San Fernando. Editorial El Aragüeño.
RAMOS, César Humberto (1991) Romance en el Caramacate (Mi Borita). Maracay. Talleres de Industria Gráfica Integral C.A.
RAMOS, César Humberto (2009) Mi llanto por la llanura. Ensayo histórico, literario y técnico, sobre la llanura apureña durante las primeras cuatro décadas del siglo XX (1900-1940). Caracas. Colección historias. Editorial El Perro y la Rana.