Obituarios de un no-país — video a Alejandro Aguilar

miércoles, 8 de noviembre de 2023

UNA MIRADA AL CEMENTERIO MUNICIPAL DE VILLA DE CURA, MUNICIPIO ZAMORA, VENEZUELA

                                                                    Beatriz Maure R.*

Entrada del Cementerio Municipal de Villa de Cura, Calle Comercio-Oeste.

Reminiscencias de Cementerio

     Schriewer y Martínez (2019) plantean perspectivas de estudios desde la Antropología Social, a partir de la biografía de una familia, la descripción de una sociedad particular, de finales del siglo XIX y principio del siglo XX, y detallando sus patrones matrimoniales, de género, sanitarios y económicos, desde información o constructos aportados del cementerio de la ciudad, en concordancia Velásquez, P. (2009) afirma que desde la visión organizacional se conforma como “...lugar en donde se crea y recrea un orden socioterritorial que da cuenta de su entorno...”

     Por consiguiente, Schriewer y Martínez (2019) caracterizan la Provincia Endogámica de la ciudad de Murcia de dominación “caciquista”, pero, influenciada históricamente por emigrantes, al transformar los patrones matrimoniales de desarrollos de redes de poder de la oligarquía local, asimismo, en el aspecto económico en “la integración del mercado” se pierde paulatinamente actuación que distinguían patrones de la mayoría de negociantes de esta ciudad, en cuanto al papel social del género la mujer es transferida a la casa y el hombre ligado al comercio, también, permite visualizar la mortalidad por escasos avances médicos, insuficiencia de higiene, elevados riegos en partos para madres e hijos y enfermedades genéticas y crónicas.

     En este orden de ideas, cabe señalar, la percepción de la sensibilidad de la muerte, que a diferencia, del nacimiento (puede no llegar a ocurrir) es un evento inexorable, real e inminente en relación Comesaña, G. (2004) comenta: “Como el hecho del nacimiento, el de la muerte es una de esas realidades que constantemente nos ciernen y nos conciernen.” por lo que en correspondencia  Montiel, J. (2003) sostiene que,

“Reflexionar sobre nuestra muerte, es reflexionar sobre nuestra vida. La muerte es una dimensión de la vida. (...) puede sobrevenir en cualquier momento. Rechazar la muerte, hasta el extremo, es negarse a vivir. Para vivir plenamente hay que tener el coraje de integrar la muerte en la vida”.

     Dentro de este orden de ideas, Cobos, E (2009) plantea que existen estudios que muestran la muerte como el rasgo más cultural del ser humano: que modela, el contenido y la calidad de la conducta diaria expresada en los ritos fúnebres, mientras que, para Cartay el estudio de la muerte, siguiendo a Barrán, es fragmentado en la Cultura Bárbara (1800- 1860) como hecho cotidiano, de presencia cercana- familiar, por la mortalidad generada de enfermedades y guerra civiles.

     Mientras que, la Cultura Civilizada (1860-1920), la muerte de ritual normado, majestuoso y adornado, en consecuencia Cobos, E (2009) revela el motivo: “...Se impone así un código distinto que privilegia la sentimentalización de la muerte en contraste con la anterior banalización de la muerte (...) La muerte era un hecho frecuente en la sociedad, pero su cultura, en vez de ocultarlo, lo exhibió..” ahora bien, desde una concepción filosófica el ser humano resulta de la coexistencia esencial de cuerpo y espíritu, por lo tanto, la disociación de estos elementos se genera en razón de la muerte.

     Lo antes expuesto es el fundamento, de la “Sacramental de Exequias”, Cabello (2017) explica, que algunos estudios fundamentados en el análisis de la última voluntad testamentaria de un grupo de personas católicas residentes de la nueva Valencia del Rey de los siglos XVII y XVIII, crea cuatro elementos significativo: la mortaja, la sepultura, novenas de misa y obras de caridad al momento de la muerte, además, expresa que:

“La tradición cristiana enseña, que el cuerpo es el templo del espíritu creado a imagen y semejanza de Dios, De allí el respeto y la veneración hacia el difunto y sus restos mortales, que se expresa en el cumplimiento y obediencia a estrictas regulaciones oficiales religiosas y morales, ante y durante el enterramiento. Es ampliamente conocido que ante el acontecimiento biológico de la muerte, el cuerpo puede ser expuesto, inhumado, sumergido o incinerado, colocado en cualquier lugar lejano o cercano, no sin antes, el cumplimiento de determinados ritos y costumbres propios del universo cultural  y religioso del difunto; esta práctica, en el mundo católico es conocido como Sacramental de Exequias.”

     En este sentido se comprende que, en las Colonias Españolas en América, en primer lugar, prevaleciera la “distinción de clases hasta la muerte” evidenciado en enterrar los cadáveres en las iglesias cuando los deudos del difunto podía pagar esta distinción, o en un patio inmediato al templo cuando el muerto pertenecía a las clases desheredadas de la fortuna, y al mismo tiempo, se practicará “obrar bien hasta la muerte” expresado en que la iglesia establecía claramente a quien se le podía o no conferir exequias fúnebres, es otras palabras, a quienes en circunstancias de la muerte se le podía o no, enterrar en el cementerio católico, ofrendar o enajenar misa a un difunto, en correspondencia, señala Cabello, (2017):

“Según los cánones de la iglesia católica que vinimos analizando, para los difuntos fallecidos trágicamente, entre otros, asesinos, suicidas, prisioneros, condenados, sentenciados y ejecutados, fallecidos en duelos; como para los herejes  y excomulgados de esta; debían habilitarse espacios alejados o contiguos al cementerio católico y destinarse para ellos fosas comunes.

El cumplimiento de estas severas normas eclesiásticas, dieron origen a los cementerios de ajusticiados, también denominados, Cementerios Profanos o Huesa Común. En Europa, aún se conserva como testimonio de un triste y doloroso pasado, particularmente, en España.(...)

“En la segunda mitad del siglo XVIII, tanto por el crecimiento demográfico, como por el problema de salubridad pública, por Real Cedula el 3 de abril de 1787, las autoridades españolas comenzaron a ordenar construcción de cementerios para enterar a los difuntos. Por la Real Cedula del 15 de mayo de 1804, se insistía en la necesidad de establecer los cementerios fuera de los poblados, (...) porque los malos olores dentro de los templos eran insoportables y muchos feligreses caían desmayados (...) el carácter infeccioso de los cuerpos enterrados y en descomposición  dentro de las iglesias y los peligros que ello representaba para la salud de la población”

     Es evidente la vigencia del Sacramental de Exequias Colonial, por lo tanto, el Cementerio Municipal, está asentado en el Suroeste de la Ciudad de Villa de Cura del Municipio Ezequiel Zamora Correa, parte sur de la zona norte del Estado Aragua, el mismo delimita por el Norte con la Calle Comercio, por el Oeste con la Avenida La Florida, por el Sur con la Sub Estación Eléctrica de Corpoelect, dentro del “Sector San José I” y el “Sector Las Tablitas” abarcando una extensión de cuatro hectáreas, es decir, cuatro mil metros cuadrados, dividido en diez cuarteles para albergar a  25.000 difuntos aproximadamente según las medidas requeridas especificadas por las normas.

Al ingresar al mismo, se tiene acceso a una Capilla a la derecha de la entrada y frente a esta la oficina de administración del cementerio, en cuanto a la presencia de tumbas con inscripciones de 1886, penúltima década del siglo XVIII, permite establecen el inicio del servicio de utilización de sus espacios para el enterramiento de restos mortales, correspondiendo con la construcción de la actual sede de la Alcaldía del mencionado Municipio, durante la gestión de gobierno de Joaquín Crespo, cinco años antes que la ciudad fuese capital del Estado Guzmán Blanco,

“El más alto rango lo adquiere Villa de Cura en el año 1881 cuando pasa a ser la capital del gran Estado Guzmán Blanco, integrado por lo que es hoy el estado Aragua, Guárico, Estado Bolívar (hoy estado Miranda) y como apéndice insular el Estado Nueva Esparta. Toda una entidad política con una población de 484.509 habitantes, la más numerosa de aquel momento histórico. Luego esta jurisdicción pasa a llamarse estado Miranda, en 1889, de esa fecha data la estatua de bronce del Precursor de la Independencia Francisco de Miranda ubicada en la plaza del mismo nombre.”


Tumba de Carlos Greca en el  Cementerio Municipal de Villa de Cura, Calle Comercio-Oeste.

    Cabe considerar, que a través de entrevista con Eduardo Maure Mujica, relata que los alrededores del actual Cementerio era zona verde, donde predominaba plantas de Tunas rojas y verdes, diversos arboles como El Cují que proporcionaban leña para vender en las casas, como por ejemplo, en la  “Pensión de Juanita las Tres Lunares”, asimismo señala, que años más tardes fue uno de los fundadores del Sector San José I, describe la zona aledaña, trasmuro al mencionado “Campo Santo”, donde actualmente están fundados los Barrios “El Ripial” y “Apolo”, fueron utilizados una parte, para el enterramiento de la población infantil víctima de la enfermedad epidémica que su madre en su relatos denomina “El Vomito Negro” debido a que, al expulsarlo indicaba la muerte inevitable.

Por lo antes expuesto, el sector era identificado por los transeúntes con el apelativo de “los Muerticos” quienes al pasar en horas de la noche podían apreciar innumerables velas encendidas por los familiares de los sepultados en las respectivas tumbas, otra parte del sector, estaba destinado como basurero por ser periferia de la ciudad no habitada, dos décadas posteriores, en año de 1950, se restringe la utilidad de depósito de desperdicios debido al progresivo establecimientos de ranchos, una década después durante la gestión presidencial de Rómulo Betancourt, se establece el “Caserío las Aguaitas” hoy “Sector las Tablitas”

     Retomando la expresión de Velásquez, P. (2009) de “Diferenciación social como configuración de la organización socio-territorial” definiendo:

“...son el producto y se configuran a partir de rituales, prácticas, normatividades administrativas y discursos, que generan y son generados por las diferentes identidades culturales, políticas, religiosas y económicas que convergen en el cementerio (...) nos referimos a lo que hacen las sociedades, los grupos y los dolientes con ellos –los muertos–, que permiten que el cementerio pueda ser leído a partir de la idea de caleidoscopio, anteriormente desarrollada”

      Evidenciado al entrar al cementerio, de inmediato se muestran imágenes de la multiplicidad de usos y prácticas que describe la cotidianidad de actividades, constituyendo la diferenciación social según intereses, nivel económico, afinidades, preferencias, devociones y emociones, que dejan indicios o vestigios en la arquitectura, estética y lugares de mayor frecuencia, entre ellas, se observan dos niños en compañía de su madre lavan una estructura de mármol, dos trabajadores sepultureros preparan una mezcla de concreto, una pareja lleva flores a una tumba y dos jóvenes conversan bajo la sombra de un Samán.     

     Asimismo, Velásquez (2009) plantea que el aspecto vital del cementerio se sustenta de las denominaciones, prácticas y discursos de múltiples usuarios, visitantes y trabajadores del mismo, a través de epitafios, ornamentaciones, estéticas, emotividades, arquitecturas, de modo que, se observa en las tumbas: un nombre, un apellido, la fecha de nacimiento y la fecha de defunción, además, los nombres se repiten entre las mismas familias, lo que permite recordar, evocar a “el Pueblo de Macondo” de “Cien años de soledad” del escritor Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, manifestándose como una constante en Latinoamérica: “que los padres le colocan los nombres a los hijos”, no obstante, al final todo se resume a una breve identificación y dos fechas, suscitándose una interrogante ¿Qué verbo conjugará ese nombre, sobre la lápida, de regreso por un instante a este mundo del lector andante?

    En función de lo planteado, entre la maleza que sumerge la mayoría de las tumbas se encuentra escasos epitafios, algunos poéticos, que dan fe del amor construido en vida  con quienes le sobreviven, como el que se deja leer sobre la lápida de Luis Enrique Fernández Morgado fecha de nacimiento  17/08/59 fecha de defunción 26/07/94 “Es un sacrilegio prohibir la ciencia Pedir a la ciencia es ofrecer actos de adoración a Dios Enseñarla es hacer caridad La ciencia es la vida de Enrique La columna de la feOh Dios! Rdo. de sus padres y hermanos”

Otro de los epitafios que se encuentra sobre otra lápida: Altagracia Gutiérrez de Delgado Murió el día 22 de marzo del año 1897 “Su esposo Serapio Delgado e Hijos le dedican este recuerdo en testimonio de amor y gratitud”

Epitafio de amistad a un General: Nació en Ortiz el día 2 de abril de 1849 Murió de 2 de febrero de 1895 “Al distinguido compañero General Francisco Núñez consagra este recuerdo a la amistad IA” 

Epitafio de agradecimiento al fallecido: “Manuel F. Tosta *1881 - 1930  Gracias por el favor concedido Al Dr Leopoldo Tosta LM”

Epitafio al fallecido: “Francisco Celis *23/12/1986 – 22/11/2003  Rdo. De su madre y hermanas Mi niño tu juventud y tu pureza Ocupan un lugar muy especial En todos nuestro  corazones”

Epitafio Presente del Ánima Desconocida: “Anima Desconocida 22-2-71 Traído por la  PTJ” Dentro de la pequeña capillla estan varias placas con epitafios una sobre otras.

NOTA: La comunidad le ha realizado peticiones de diferentes aspectos (salud, laboral, adquisición de vivienda, de libertad, entre otros). Por lo tanto, le retribuyen ofrendas de epitafios, flores, prendas de valor. Sin embargo, ha sido despojada por la delincuencia

Epitafio escrito sobre el concreto, ausente de mármol o cerámica: “Genaro Castillo 28-12-61 04-09-23 Cristo Viene”

Asimismo, el epitafio del amor en sufrimiento, de la madre de un poeta: “Omar Francisco Gutiérrez Peña  fecha de nacimiento  02/07/68 fecha de defunción 01/12/91 “Solo venimos a dormir Solo venimos a soñar Es una flor nuestro cuerpo Da flores y se seca Recuerdo de su madre Ivón” Cristo Viene”

También, con particular originalidad: A pesar de no ser un epitafio, una piedra de significativa dimensión en posición de lapida sobre una sepultura con la inscripción: Carlos Greca  Fecha de defunción 13/10/1952 y  en compañía de una foto de forma oval.

     Está en especial, incorporada al imaginario Villacurano, cuando al referirse a una persona nada grata o no agrada a alguien se expresa “eres más pesado que la piedra que mato al musiú”. En referencia al relato local (oral) sobre la muerte de Carlos Greca, de procedencia extranjera, que siendo trabajador, de la Cantera “La Calidrat” aun presente en la ciudad, en consecuencia de una explosión a cielo abierto de un barreno (hueco cilíndrico practicado en la roca para alojar explosivo) de pólvora, fue alcanzado por un gran fragmentos de la estructura de piedra, causándole la muerte.

Otra particularidad, que expresa ternura:

     Una tumba, con solo el concreto de cerrado de la misma, no obstante, con epitafios de sobre este a mano alzada de “bendiciones”, y una pequeña imagen de un niño acostado sobre una almohada durmiendo y sobre su costado un perro, puesta a la sobra de dos globos blanco con corazones rojos, al lado de un libro abierto de recuerdo de nacimiento.

    Cabe enfatizar por otra parte, el relato de un visitante, que mantiene similitud al poema de Ollie McGee, que parece extraído de la crónica poetizada en los epitafios autobiográficos de referencias cruzadas, que narra la vida colectiva de los habitantes de la ciudad imaginaria de “Spoon River” de Edgar Lee Masters.

     Es conveniente acotar, que en una sección de un cuartel se aprecia el cambio de los materiales de construcción de los monumentos, por ejemplo algunos construidos en ladrillos, posiblemente producidos por los artesanos alfareros de la ciudad, se genera la interrogante ¿Cómo era la connotación histórica del ritual de fabricar los monumentos?  Esta fuente contiene el testimonio histórico, sobre que pensaban los familiares, como vivían, revelan las circunstancias en que coexistió esa persona, su vinculación social, el contexto histórico y la connotación histórica del tiempo que vivió.

    También, algunas tumbas muestran vandalismo, en la ausencia de las respectivas identificaciones, posiblemente por lo comercial del material en que fueron elaboradas (aluminio, bronce, entre otros.), asimismo, Ramírez trabajador del cementerio refirió algunos saqueos de tumbas, para utilizar los restos en rituales esotéricos, transeúntes comentan que al visitar a su familiar difunto, tiempo después de la progresiva normalización de la pandemia de Covid19 se encontró con desagradable sorpresa de un nuevo enterramiento dentro de respectiva tumba, obteniendo del Administrador (Selador) del cementerio explicación de haber sido utilizada en la Activación de Protocolo de Seguridad por muerte Covid19.

     Del mismo modo, está presente la relación de un cuartel con el siguiente, un cambio de periodo histórico  temporal,  a través del diseño de las estructuras, algunos cuarteles en franco deterioro, otros en un proceso de relativa conservación de la arquitectura, las brisa fresca de una mañana calurosa improvisa un viaje en retrospectiva de la vida significativa del cumulo de nombres presentes y ausentes en las lapidas y monumentos fúnebres.

   A modo de conclusión, es posible decir que los cementerios son lugares que albergan, reúnen  y reconcilian, asimismo, son la representación simbólica de las interrelaciones de individuos y de comunidades en torno a la forma como son aprendidos y reestructurados por ellos, como un lugar heterotópico – topofóbico - topofílicos, es estratégico para el desarrollo socioterritorial.

     Resulta necesario reconocer la utilidad del estudio sobre los cementerios en: la descripción de una sociedad específica definiendo patrones sociales, asimismo, en la investigación de lugares que se construyen a partir de sentidos de pertenencia basados en el dolor y la tristeza, en la comprensión de las relaciones que se suceden en dicho espacio, ordenamiento, la planificación y gestión del territorio, tanto desde las lógicas y sentidos internos, como desde su relación con otros entornos urbanos.


Referencias Bibliográficas

Amunategui y Barros (1876)  El entierro de los Muerto. Revista Chilena Tomo IV. Santiago.

Cabello, H (2017) Manuel Piar... y su trance al más allá. Editorial Miranda. Villa de Cura Estado Aragua. Venezuela.

Cartay, R. (2002) “La muerte” en Fermentum. Mérida, N° 34, mayo-agosto de 2002, pp. 447-470.

Cobos, E (2009) La muerte y su dominio. El cementerio general del sur en el guzmanato 1876-1887. Colección Monografías El pueblo es la historia. Fundación Centro Nacional de Historia.- Editor. Caracas Venezuela.

Comesaña, G, (2004) La muerte desde la dimensión filosófica: una reflexión a partir del ser –para– la muerte heideggeriana. En: Agora Trujillo. Revista del Centro Regional de Investigación Humanística, Económica y Social Año 7 - Nº 13 enero-junio 2004, pp. 113-125. También en: www.saber.ula.ve/... /alexandr/db/ssaber/Edocs/ pubelectronicas/agoratrujillo/agora13/articulo_5.pdf

Montiel J. (2003) El pensamiento de la muerte en Heidegger y Pierre Theilhard de Chardin. En: Utopía y Praxis latinoamericana. UPL, Vol. 8, N° 21, Maracaibo, marzo 2003, pp. 59-72, http://www.serbi.luz.edu.ve/ scielo.php?script=sci_ arttext&pid=S1315-52162003003000005&lng=es&nrm=is

Schriewer y Martínez (2019) Contar historia a través del cementerio: El comerciante Tomas Erádes. El Método biográfico histórico  en Antropología. Revista Murciana de Atropología.

Velásquez, P. (2009) Los Cementerios… Territorios Intersticiales. Revista Hacia la Promoción de la Salud, vol. 14, núm. 2, julio-diciembre, 2009, pp. 24-38 Universidad de Caldas. Disponible en: http://www.redalyc.org/ articulo.oa?id=309126692009

Villa de Cura (2021) Obtenido de «https:// es.wikipedia.org/ w/index.php?title= Villa_de_Cura&oldid =133204832». 

*Ensayo escrito para la materia "Historia de lo cotidiano" de la maestría en Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos.

sábado, 4 de noviembre de 2023

LA ARAÑA EN SU TELARAÑA. Crónica de los Centros Comerciales en San Juan De Los Morros

                                                                                       Martín Moreno*

Centro Comercial Colonial


Centro Comercial Vía Veneto


INTRODUCCIÓN. 

       En la segunda mitad del siglo 20 (s.xx), en 1950 para ser más precisos el francés Fernand Braudel ya reflexionaba: “ … la historia es hija de su tiempo (…), si estamos en un nuevo mundo, ¿Por qué no en una nueva historia?1   Esto se lo preguntó Braudel en medio de la Europa pos guerra, aquella basta región geográfica, según él, no debía ser considerada “la columna vertebral del viejo continente” que devastada pugnaba por recuperarse después de la segunda guerra mundial, un escenario que podemos imaginar como terriblemente dramático, tanto por las innumerables perdidas humanas como por la destrucción material de ciudades, pueblos y aldeas; patrimonios todos de la humanidad entera arrasados por la cruda realidad de la guerra y de la insensatez humana que no termina.

       Pero, más allá de esta consideración inicial, lo que pretendemos significar es que este polémico historiador galo lograba poner sobre la mesa un debate oportuno ante la realidad existente pues el viejo mundo había quedado atrás lo que imponía mirar con nuevos ojos ante los cambios inminentes los fenómenos históricos.   Este nuevo tiempo, cargado de incertidumbre, invitaban a renovar conceptos, a buscar nuevos modos de analizar y comprender la historia, por lo tanto, los historiadores como científicos sociales debían imbuirse en otra “aventura del espíritu”, esto es a su vez, un exhorto “a emprender nuevas aventuras académicas e intelectuales”2.

       Esta generación que insurge a partir de la década del 50 del siglo 20 (s. xx) estuvo influenciada por la escuela de los Annales y los cuestionamientos y planteamientos al modo de historiar de Marc Bloch3.

       No obstante, fue en el año de 1959 cuando el historiador y novelista estadounidense George Rippey Stewart nos introduce en un “modo de concebir el estudio histórico” desde una perspectiva distinta a través de la microhistoria en su libro La carga de Pickett: la microhistoria del ataque final en Gettysburg, el 3 de julio de 18634.

       Pero, esta manera tan singular y tan específica de abordar la historia fue consolidándose propiamente en la década del 70 con Carlo Ginzburg5, momento en el cual irrumpen una pléyade de historiadores italianos como Giovanni Levi, Carlos Cipolla, Simona Cerutti y Piero Camporesi, así como el mejicano Luis González y González padre del Pueblo en Vilo6.

       En este sentido, imbuidos en este espíritu pretendemos aproximarnos, en este ensayo, a la construcción de la microhistoria7 con la cual “… desde lo elemental, podemos adentrarnos a su vez en el conocimiento de lo genérico, de lo universal, y obtener así una diversidad y riqueza que nos aporte el exclusivo estudio de la historia a secas”8.

DEL MERCADO TRAJANO AL PASAJE ZINGG.

       El hombre en su afán de dominarlo todo, la naturaleza y su entorno, semeja a la araña que va tejiendo su telaraña, pero que a diferencia de ésta, el hombre como es costumbre termina enmarañado, en mucho de los casos en su propia tela.   Es así que la concepción de ciudad en la modernidad lejos de satisfacer las necesidades de sus creadores, terminan enredando a sus mentores, restando libertad al sujeto humano y fragmentando su vida humana y su vinculación con la naturaleza; una especie de cárcel que le domina e impide su desarrollo y evolución sociocultural-espiritual.

       Ahora bien, el primer centro comercial de la historia fue el mercado Trajano, aquel construido durante el dominio del Emperador Trajano en el siglo 2 (s.ii), mientras que la edad moderna nos lleva hasta Damasco, Siria; donde pueden encontrarse vestigios de lo que podría considerarse el primer centro comercial de la era moderna.

       Ya en el siglo 20 (s. xx), en 1938 un arquitecto austriaco cuyo nombre era Víctor Gruen huyendo del fascismo nazi llega hasta los Estados Unidos (EE.UU.) y hace historia por su contribución a la reconfiguración de la telaraña del paisaje suburbano, en numerosas ciudades del mundo.

EL ÁGORA: LUGAR DE ALTERIDAD.

       En realidad, Víctor Gruen concebía, originalmente, estos espacios conocidos como Shooping; Mall o Centros Comerciales, como centros comunitarios, una idea contraria a lo que sería en definitiva.   Gruen, quería que estos centros sirvieran como una especie de ágora9 muy similar a las plazas que él conocía de su Viena natal, deseaba recrear ese espíritu de lugar de encuentro y de alteridad; que además integrara diversas funciones que permitieran a las personas reunirse y realizar distintas actividades.

       Este visionario austriaco (Víctor Gruen) llegó a América del Norte, sin conocer el idioma y sin dinero, se comenta que le acompañaban tan “solo 8 dólares en el bolsillo”10.   Sin embargo, 13 años después de su llegada (1951) lograría reconfigurar el paisaje suburbano construyendo más de 50 centros comerciales o Shoopings, nada más en los EE.UU.  

       Pero, resulta sorprendente la historia de Gruen porque este austriaco tenía una idea en mente tan interesante como desconocida, era a mi entender una idea revolucionaria para la época porque además de concebir la actividad comercial, el shooping debía considerar actividades escolares, deportivas, culturales y artísticas.

       Era al menos una visión particular de Gruen, que ampliaba la idea del ágora como espacio para el encuentro y la alteridad.   Pero este pionero se dice llegó a odiar a los autos debido a que consideraba que eran tan dañinos y perjudiciales como una cloaca al aire libre.   De allí que era también de la idea que los estacionamientos debían ubicarse relativamente alejados del centro comercial de manera que los usuarios pudiesen caminar hasta el ágora como lo concebía Gruen, o shooping para la cultura estadounidense, evitando así la contaminación, al menos, del lugar que debía tener hasta cierto punto una visión de santuario, de templo sagrado.

       En 1956, Gruen inauguró en Minnesota el centro comercial Southdale Center, el primero en su tipo, pues se trataba del primer shooping cerrado con control climático del mundo11 , y aún y cuando resultaría todo un éxito por lo novedoso, no lo sería para este singular personaje, porque los inversionistas tenían otros planes, es decir, el desarrollo del centro medico asistencial, la escuela y el espacio residencial no fueron considerados, y por supuesto, no fueron construidos. Todo ello, bajo la justificación de reducir los costos de la inversión y garantizar su pronto retorno para maximizar las ganancias.   Obviamente, se terminó imponiendo no la visión social de Gruen sino la tendencia capitalista que comenzaba a tomar fuerza y a ser la dominante en este mundo.

       Por su parte, hacia América del Sur, en Venezuela el General Marcos Pérez Jiménez construye e inaugura en 1953 lo que ha sido considerado el primer centro comercial en Caracas: el Edificio Pasaje Zingg, un lugar tanto para el intercambio social, cultural y mercantil, donde lo público y lo privado se entremezclan generando la sensación de tenerlo todo en un solo lugar.

LA ALDEA CAMBIA DE RANGO12

       Al finalizar la guerra de independencia, a pesar de ser una época de penurias y desplazamiento internos forzados, los aldeanos mantienen sus bienechurías muy cerca del Camino Real, esa ruta que unía a San Sebastián de los Reyes y la Villa de San Luis de Cura.   Es en este valle de clima tan agradable, al menos para ese entonces, con una vocación agrícola, es ese trajinar propio de las bestias y los lugareños los que irían configurando pasajes y senderos improvisados, pero que a la postre definirían la telaraña vial de San Juan de los Morros.

       Llegamos así a la década del 30, días de la dictadura Gomecista.   Una inusitada “predilección” ataba al General Juan Vicente Gómez a este terruño: San Juan de los Morros, quería en realidad un San Juan grandote. Entonces, designa “a San juan de los Morros como capital del Estado Guárico”13   Instalada la capital en 1934, se van tejiendo innovadoras obras que dan señales de progreso en la naciente ciudad, centro del Guárico se ve favorecida con una carretera transitable, un matadero, el Gran Hotel Termal, la sede de la Gobernación, Tribunales y Concejo Municipal, entre otras obras de gran impacto urbanístico producen una primera metamorfosis en la otrora aldea y en consecuencia en la mentalidad de los habitantes otrora aldeanos.

       Con el pasar de los años se construye la Plaza Bolívar, el Sanjuanote como símbolo del San Juan grandote anhelado por Gómez, y que termina convertido en una estatua de más de 19 metros de altura que se erige imponente sobre el Cerro El Calvario, donde Alejandro Colina y Renzo Bianchini dejan su impronta para la posteridad con semejante monumento.   Además, un conjunto de amplias avenidas se entrelazan al ornato configurando la expansión que van dando una imagen renovada a la recién iniciada capital, antes ubicada en Calabozo, a la que se le suman casas, caseríos, barrios, acueductos, sistema de aguas servidas, el hospital Guárico; el pueblo se ensancha, una nueva geografía urbana que se ve interrumpida al final del periodo Gomecista, aún y cuando temporalmente se detiene “el auge urbanístico”, la ciudad capital no pierde su ubicación geográfica privilegiada y estratégica lo que le permite mantener su estatus de capital de Estado.

       Como toda ciudad venezolana, San Juan de los Morros no escapa del impacto que tienen los factores económicos, políticos y culturales sobre su configuración y reconfiguración, por lo tanto, San Juan se consolida como centro de poder político-administrativo y prestador de servicio, lo cual incide en la transformación de la imagen pueblerina puesto que las casas de orden colonial empiezan a ser reemplazadas por edificaciones de tipo comercial, “pulperías, almacenes, boticas, bodegas y posadas acopladas a las viejas casonas” y continúa así el crecimiento demográfico y la transformación urbana, surgen entonces “panaderías, areperas, tiendas de ropa y calzado, restaurantes, hoteles, bombas de gasolina, talleres, y ferreterías, (…) farmacias, cines,...” y más allá a finales del siglo 20 y principios del siglo 21, se construyen en San Juan los primeros Centros Comerciales: El Colonial (1997), y el Via Veneto (2001); incorporando una imagen renovada del sector comercial en la capital Guariqueña. 

LA MICROHISTORIA DEL CENTRO COMERCIAL ENTRE LA MODERNIDAD Y LA POSMODERNIDAD.

            El siglo 20 está signado por la trasformación urbana, un halo de contemporaneidad se apodera de las ciudades en Venezuela, y aquella estructura heredada de la colonia, comenzó a cambiar, era inminente la modernización del país que presenta un nuevo rostro urbano que impacta en la mentalidad de sus habitantes.   Esto lo habíamos mencionado con anterioridad, sin embargo es importante resaltar la evolución arquitectónica de la ciudad de San Juan de los Morros, a partir de la segunda mitad del siglo 20, que va desde “las obras monumentales y el lujo en la arquitectura e infraestructura” durante la dictadura perezjimenista, pasando por una solución de contingencia orientados a los sectores más desasistidos de la población del periodo llamado democrático, a partir de allí la oscilación de los acontecimientos políticos y económicos intervienen e impactan directamente en lo social; en la década del 70 la bonanza petrolera impulsa el derroche y se hizo presente “la obra suntuosa” en las principales ciudades del país, no sería lo mismo en la década del 80 donde contradictoriamente la crisis económica forma parte del paisaje como resultado del endeudamiento y la devaluación económica que llevaría a la paralización de muchos de los proyectos de desarrollo en materia de obras.

            A finales del siglo 20, la situación del país inicia un proceso de relativa recuperación económica.   Sin embargo, es en este periodo durante el cual “se intensifica la construcción de importantes obras, contrastantes, caracterizadas por el lujo, la audacia constructiva y la vanguardia tecnológica, en contraposición con la elemental y austera rehabilitación del desgastado patrimonio”.14

            En San Juan de los Morros, se construyen centros comerciales como: el Colonial y el Via Veneto (Fotos referenciales 1 y 2), y al menos para mí, es parte de ese proceso deshumanizante en el cual “Sin duda el sujeto opta por anteponer, por escoger, lo artificial y controlable antes que lo orgánico, dado el temor que le genera todo aquello que escapa fácilmente a su dominio”.15  

            El ser humano tiene una ambición existencial por conquistarlo todo, por controlarlo todo y en el intento olvida los más importante, tal vez, conquistarse así mismo.   Termina entonces siendo víctima de sus temores, de sus vicios y de sus placeres inoculados por “La ideología (…) sistema de valores, creencias y representaciones que autogeneran las sociedades en cuya estructura haya relaciones de explotación (…) tal como figuran en el hombre de hoy muchas representaciones inducidas en su mente, desde la infancia por la televisión comercial; otras, se alojan en la preconsciencia (en sentido freudiano), zona psíquica compuesta por restos verbales y numéricos olvidados pero que pueden ascender a la consciencia cada vez que ésta lo requiera”.16

            En consecuencia, somos en la “urbe contemporánea” seducidos y atrapados por los espacios, sin dudas fascinantes desde lo estético, el no-lugar, representado en este punto por “los grandes centros comerciales, lugares “para la circulación acelerada de personas”17 los cuales, al igual que la televisión, nos ideologiza, pues el no-lugar, en este caso el centro comercial, lugar en principio concebido para la acción social y el relacionamiento social termina sobrepasado y dominado por el hedonismo, la frivolidad, la banalidad, lo que si es cierto es que inmersos en ellos no hay espacio para el aburrimiento, no obstante en ellos solo vives para consumir y no consumes para vivir, se sustituye lo vivo por lo artificial, se sustituye lo real por lo efímero, es un mundo que pierde su unicidad, su equilibrio y se distancia del ser.

            Ahora bien, me había propuesto intentar comprender un poco estos espacios, dos centros comerciales de esta ciudad; el centro comercial Elymar y el Via Veneto, observar críticamente algún fenómeno sensacional, tratar de escribir algún testimonio que validara el esfuerzo, sin embargo, no se si he cumplido con las expectativas. Lo cierto es que durante el recorrido, fugaz y fútil, intente por todos los medios de doblegar la desconfianza que había tejido su telaraña y a ratos sabotea la posibilidad de una tertulia.   La amabilidad, la cordialidad y el relacionamiento social afable es sustituido por la distancia y la prudencia muy típico en estos tiempos en la que los monstruos emergen a la consciencia y ponen en estado de alerta a quien intentamos abordar.   En principio, debo confesar que mi esfuerzo por conversar con la propietaria del centro comercial Elymar no resultó como esperaba, de manera que me interesé por quien desde mi percepción son capaces de saborear los hechos propios de la cotidianidad de estos lugares: los vigilantes.   Es así que converso con el Señor José Méndez Aguirre y en ese ir y venir de preguntas y respuestas abiertas logré muy poco, a decir verdad.

            Tal vez, no indagué lo suficiente para hallar algo por allí en la preconsciencia de José y conquistar algo relevante, fascinante o sensacional digno de ser contado en este esfuerzo intelectual, pero solo lograría darme cuenta que el señor vigilante tiene muy clara su función: vigilar.   Y, me confiesa que en sus seis años como vigilante ha tenido pocos incidentes y que suele reunirse con frecuencia con los estudiantes que pululan por el lugar, ya que no deben irrumpir en determinados espacios y a propósito de esto José me suelta una anécdota, al fin, me dice que cierto día durante su recorrido habitual sorprendió en el último piso del centro comercial a una pareja en un encuentro furtivo intentado desatar sus pasiones pero el vigilante cumpliendo valientemente sus funciones y con denuedo frustró el tórrido romance, desafortunadamente para los jovenzuelos.   De esta tertulia con José, cristiano y del Barrio Las Palmas, me sorprende que no conozca la historia del centro comercial donde trabaja.

            Así, en una despedida un tanto azarada, salgo en la búsqueda de algo realmente determinante, pero, en un recorrido por los pasillos me decido realizar mis propias observaciones que son signos del tiempo en el que vivimos, y sin la menor dudas, forman parte de nuestra cotidianidad.   Lo primero, es la sensación de soledad, el periodo vacacional muestra su rostro y otorga al lugar un ambiente bucólico, hay muchos locales vacíos, son pocos los que han logrado sobrevivir y aprecio que han tenido que reinventarse, lo miscelaneo se adueña de los locales, una venta de celulares y servicio técnico que ofrece a su vez reparación de cejas, cuelga un cartel “Se hacen cejas”.  

            Por otra parte, nuestra moneda en términos simbólicos ha desaparecido.   Las ofertas, que por cierto hace mucho tiempo no veía, aquel 2 x 1, se cotizan hoy día en dólares, un anuncio nos señala que han vuelto los tiempo del 2 x 1 pero con una variante, en 25 dólares.   Después de este recorrido, sigo hambriento, deseo encontrar algo perturbador o intenso, y me voy hasta uno de los primeros centros comerciales de San Juan de los Morros, el Via Veneto, voy directo al vigilante, al más anciano, no me da muchos detalles y me refiere a uno más joven Yorman Parra, tres años  de antigüedad, el otro tiene ocho, me lo dijo Yorman, como buen vigilante maneja buena información.

            Con Yorman, el vigilante trato de establecer una conversa fluida y amena, al menos lo intento, creo conocer a Yorman de algún lado, San Juan es un pueblo pequeño y como dice el refranero popular “pueblo pequeño, infierno grande”.   Desafortunadamente, con Yorman sucede igual, nada sensacional mucho menos intenso o perturbador, nada que despierte mi curiosidad. Solo detallo que en los centros comerciales se respira tranquilidad. Ahora entiendo porque muchas personas dicen “me voy de shooping” como una manera de relajarse y distraerse, pero hay al menos en estas fechas, poco movimiento.   Un detalle que me llama la atención de los centros comerciales de San Juan es que son cerrados, no hay espacios comunes donde reunirse, todo es muy básico, reducido, pocas opciones, pero tranquilos, eso sí.

            Otro detalle que me perturba es que Yorman desconoce la historia del centro comercial donde trabaja y lleva tres años de “Watchman”, tal vez no tiene porque saberlo, pero es una señal inequívoca que estamos en tiempos, y eso forma parte de lo cotidiano, o más bien en “Un mundo en constante metamorfosis, en constante renovación donde a menudo ni se advierte el pasado ni hay tiempo para reflexionar sobre el futuro...”18

            Y,a propósito de este lugar común, donde se extravía el ser, lugar contradictorio, antagónico y de contrastes, intento realizar a modo de colofón, una reflexión.   Luego de mi efímero recorrido, por el no-lugar, representado por el centro comercial como espacio del urbanismos contemporáneo y el cual no escapa al molino que pulveriza a las épocas; la posmodernidad para algunos es una época de desencanto y declinación de los ideales de la modernidad y de su idea de progreso, por cierto, ésta artífice del deterioro, hasta cierto punto, de lo humano, lo afirmo por sus consecuencias nefastas, por ejemplo, con respecto al medio ambiente. 

            El progreso, a mi modo de ver, ha sido mal entendido, se priorizó el desarrollismo y el capital mientras se desechó lo vital, lo esencial, lo social, lo verdaderamente humano, pues “… somos los individuos acaso los que hemos de ir a naturalizandonos en lugar de culturizar a la naturaleza (…). Somos nosotros, como hoy se observa patentemente dada la urgencia de los problemas que se han de solventar, quienes hemos de encontrar en la naturaleza posibilidades hasta entonces desatendidas y adaptarlas en cierto grado a nuestras propias necesidades, que no son las prefijadas por nuestros deseos exclusivamente subjetivos sino las de nuestro ser como entidades culturales, claro está, pero también y hasta primeramente como entidades naturales.   Dicho de otro modo, nuestras necesidades son en gran medida las del entorno”19

            Pero esto no deja de ser todo un desafío de caras a la posmodernidad 2por su culto predominante de las formas” y a su vez su excesivo “individualismo y la ausencia del compromiso social”, éste último, un valor ausente en los centros comerciales, por cierto, santuario de los estereotipos autogenerados por la sociedad de consumo, aspiración de la posmodernidad que además promueve la perdida de la conciencia histórica de los pueblos, que apuesta por borrar las huellas del pasado expresado en sus bienes patrimoniales, expresiones culturales; la demolición de ciertas obras, casas, entre otros, arrastran el pasado y su emocionante alegoría de vivencias, hechos y hazañas; en cambio son sustituidos por una nueva arquitectura, una imagen renovada, y por supuesto, una mentalidad a tal punto idiotizada.

            Y es que la posmodernidad es también “acostumbrarse a pensar sin moldes ni criterios”, lo cual aunado al conocimiento y la información que caracterizan a esta éra como medio de poder y control sobre las masas se va configurando un mundo que tal vez termine como el Uróboros, devorándose asimismo. 

Referencias mínimas consultadas 

Pellicer, Luis Felipe, “Vernos desde el pasado: la historia de las mentalidades en Venezuela” en José Angel Rodríguez (Compilador), Visiones del oficio. Historiadores venezolanos en el siglo XXI, Venezuela, Fondo Editorial de Humanidades y Educación, 1era. Edición: noviembre 2000, p. 162

Guillermo Aguirre Martínez, “Vertebración del Urbanismo Contemporáneo en Función del Vínculo Microcosmos – Macrocosmos”, ARS BREVIS 2018. FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS. UNIVERSIDAD DE DEUSTO, pp. 11 – 33

José Guadalajara. “El macrocosmos de la microhistoria literaria”, Storyca (s/f), pp. 73 - 86

Miguel Funez, Construcción Histórica y Urbana de San Juan de los Morros. Publicación Auspiciada por la Alcaldía del Municipio Juan Germán Roscio, Estado Guárico, 2006, pp. 89, 91, 155, 173

Fernand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. México, Fondo de Cultura Económica, 2da. Edición en Español 1976, 2ts; t.I, p. 

Citas:

[1] Fernand Braudel, s/p.

[2] Ibídem, p.171

[3] Historiador francés, fundador de la escuela de los Annales (1886 - 1944)

[4] Recoge los breves instantes, los detalles del último día de la batalla de Gettysburg

[5]  Historiador Italiano, propulsor de la Microhistoria

[6] Un libro de Luis González y González (Mejicano), refiere la Microhistoria de San José de Gracia

[7] “… el hombre insignificante y sin relevancia para una historia escrita con letras mayúsculas” Guadalajara, J. p.78

[8] José Guadalajara, p. 75

[9] Tomado de la web:

[10 Tomado de la web:

[11] Tomado de la web:

[12] Subtítulo adoptado por Miguel Funes en su libro Concreción Histórica y Urbana de ..., p.89

[13] Miguel Funes, p.89

[14] Miguel Funes, p. 173

[15] Guillermo Aguirre Martínez, p. 14

[16] Luis Felipe Pellicer, p. 162

[17] Guillermo Aguirre Martínez, p. 14

[18] Guillermo Aguirre Martínez, p. 15

[19] Guillermo Aguirre Martínez, p. 33

*Ensayo escrito para la materia "Historia de lo cotidiano" de la maestría en Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos.

viernes, 13 de octubre de 2023

LA BIBLIOTECA DE SAN JUAN DE LOS MORROS: SU HISTORIA DE LA OSCURIDAD A LA CLARIDAD

Adolfo Molina Brizuela* 

Pretendo en estas líneas plasmar algunas ideas que guardan relación con el conocimiento y de cómo se adquiere el mismo a través del transitar de hombre por las veredas de la sociedad. En tal sentido, para comprender el asunto, es preciso y conveniente, en primer orden, escudriñar lo que se entiende o debe entenderse por conocimiento; éste no es más que, aquel juicio proveniente de la razón, ya que tiene su base en el Ser; y, por supuesto se apoya en procesos cognitivos, tales como: percepción, memoria experiencias positivas y negativas, razonamiento lógico, binomio enseñanza-aprendizaje, testimonios, que involucra lo vulgar y lo científico.

            A lo largo de la historia, el hombre en su constante búsqueda del conocimiento se ha visto incitado a beber de las aguas de la sabiduría académica, por ello ha tenido la necesidad de organizar tal conocimiento para validar su aceptación en el seno de la comunidad científica. De allí que, en esa organización que se planteó en algún momento de su existencia, le dio origen a lo que hoy conocemos como biblioteca.

            En función de lo anterior, es pertinente traer a colación que, la biblioteca más antigua del mundo es la de Al-Qarawiyyin, situada en Fez, Marruecos, siendo fundada por Fátima El-Fihriya; quien era hija de un rico comerciante y posterior a la muerte de éste, decidió pues invertir la herencia que le dejó, en la creación de una biblioteca y una madrasa, una escuela que terminó por convertirse en una Universidad. Sin embargo, otros sostienen que, ya en el año 330 A.C, existía la primera Biblioteca Pública en la ciudad de Atenas; considerada para esa época capital del conocimiento. No obstante, tales reseñas no se agotan en lo plasmado en este papel de trabajo, siendo posible que existan otros referentes sobre el origen de las bibliotecas, ya que, en Egipto, Grecia, Roma, Edad Media, Medio Oriente, Edad Moderna y la Edad Contemporánea, también era y es abordado el tema.

            Ahora bien, por qué se le acuñó tal nombre, la respuesta es que, etimológicamente la palabra biblioteca, proviene del griego biblión = libro y thekes = caja, significando la unión entre tales palabras; el lugar donde se guardan los libros. Así la historia de las bibliotecas discurre paralela tanto a la historia de la escritura como a la historia del libro. Según la ALA (American Library Asociation) la biblioteca, constituye una colección de material de información organizada para que pueda acceder a ella un grupo de usuarios. Tiene personal encargado de los servicios y programas relacionados con las necesidades de información de los lectores. Sin embargo, con la constante evolución de la sociedad y la manera de como almacenar la información actualmente, tal definición debe ser revisada, ya que en principio las bibliotecas solo resguardaban manuscritos y libros impresos, pero hoy en día con el auge del internet se habla de bibliotecas digitales o bibliotecas virtuales, debido al alto contenido de material bibliográfico digitalizado y de fácil acceso al usuario.

            Desde mi óptica, lo relevante es que, una biblioteca y un libro serán siempre esenciales para fortalecer el conocimiento del ser humano; y creo no estar equivocado con tal afirmación, por cuanto hasta el escritor argentino Jorge Luis Borges, se ha expresado en ese sentido, al manifestar en una oportunidad, cito “Siempre imaginé que el Paraíso será algún tipo de Biblioteca”, cierro la cita, obviamente que en sintonía con Borges, la atracción que crean unos estantes repletos de libros viejos y nuevos, la incógnita por descubrir lo que hay en sus páginas, el aroma a cuero y material sintético de sus cubiertas, la percepción visual de sus páginas amarillentas que recogen un espacio y tiempo histórico que involucran al hombre, conllevan a que, el placer de la lectura puede durar una eternidad.

            Por su parte, la UNESCO, ha establecido una tipología bibliotecaria, que incluye bibliotecas, a saber: a) Universitarias; b) No especializadas de carácter científico y eruditos; c) Especializadas, responden a necesidades profesionales concretas; y, d) Públicas. También existen otras fórmulas de bibliotecas infantiles, tales como: el bibliobús que atiende a niños, jóvenes y adultos en los barrios de las distintas ciudades y las bebetecas, que son servicios de atención especial para infantes de 0-6 años.

Puntualiza, dicho organismo internacional que, las bibliotecas nacionales, representan la cabecera del sistema de los Estados. Así, suelen estar financiadas por fondos públicos y cumplen una doble finalidad: proporcionar material bibliográfico de investigación para cualquier disciplina, y conservar y difundir el patrimonio cultural (referente a la información registrada a lo largo del tiempo) de cada país. En general cada Estado tiene una biblioteca que es considerada nacional y cuyos objetivos son los antes reseñado. Cabe destacar el caso de algunas de ellas, tales como: la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, Biblioteca Británica, Biblioteca Nacional de España, Biblioteca Nacional de Francia, Biblioteca Nacional de Argentina, Biblioteca Nacional de México, Biblioteca Nacional de Chile, Biblioteca Nacional de Colombia y la Biblioteca Nacional de Venezuela.

En el caso venezolano, la historia registra que, el primer paso para la creación de la Biblioteca Nacional surgió en el año de 1810, cuando nuestro país aún era Capitanía General de Venezuela y en tal sentido dependía de España. Los precursores e incitadores de tan brillante idea fueron el guariqueño Juan Germán Roscio Nieves y Mariano Moreno, siendo ratificada y reproducida tal idea en fecha 04 de junio de 1814, por el padre de la Patria Simón Bolívar; quien giró instrucciones claras y precisas para la creación de la Biblioteca Pública de Caracas.

A pesar de lo precedente, no fue sino hasta el 13 de julio de 1833, durante el primer gobierno del General José Antonio Páez, a través del Ministro del Interior y Justicia Antonio Guzmán, que se redactó el decreto, mediante el cual se crea la Biblioteca Pública Nacional; cuyo decreto establecía además que, todas las bibliotecas de Venezuela formarían parte de la recién creada Biblioteca Nacional, haciendo plena referencia a las librerías y archivos de los extinguidos conventos, colecciones de la universidades y colegios actuales y futuros, los libros que habían sido coleccionados por Arévalo en 1814, y los que a partir de allí fuesen adquiridos.

La misión inicial fundamental de la Biblioteca Nacional era constituirse como centro de consulta e información para el buen desempeño de los funcionarios del gobierno, y brindar acceso a todos los ciudadanos para contribuir y mejorar su educación, lo que evidentemente se traduce en producción intelectual y actualización del conocimiento, siendo la premisa en todo caso, vencer la tenebrosidad del saber para que aflore la luminosidad académica. En correspondencia a lo expresado, enfatizaba Juan Germán Roscio en 1814, cito: “Todos los ciudadanos, sin distinción de clases, tendrán derecho a concurrir a leer a la Biblioteca…” fin de la cita. Indudablemente que, su intención era mantener a los ciudadanos suficientemente ilustrados para dar la lucha en el terreno ideológico de la época, debido a que una biblioteca, es un espacio donde se preserva y se mantiene un registro cultural del pasado y del presente, siendo su función facilitar el acceso de los usuarios a los conocimientos, crear y mantener una colección coherente y ordenada e incentivar la creación de nuevos registros culturales.

Cabe destacar que, actualmente en Venezuela, el Sistema Nacional de Bibliotecas está conformado por más de 727 bibliotecas públicas, distribuidas en 24 Redes estadales, cuatro (4) Institutos Autónomos y la Biblioteca Nacional, siendo las bibliotecas más importantes: 1) La del Banco Central de Venezuela; 2) Palos Grandes; 3) Nacional de Venezuela; 4) Pedro Grases y la 5) Bolsa de Valores de Caracas. De importancia, debe mencionarse adicionalmente que, la biblioteca privada más grande de Latinoamérica se encuentra en Venezuela, me refiero a la Colección Arcaya, con unos 147.000 volúmenes de un valor incalculable.

En el mismo orden de ideas, pero dando un giro geográfico hacia el estado Guárico, encontramos que allí está ubicada, en la ciudad de San Juan de los Morros, La Biblioteca Pública Central “Rómulo Gallegos”, sobre la cual, de seguidas, emprenderé un breve recorrido histórico. La misma, se dice que fue creada aproximadamente en el año 1930. En sus inicios recibió el nombre de Biblioteca Luis Razetti, comenzó a funcionar en una casa de la calle real, hoy día Avenida Bolívar, justo donde está actualmente la sede del Banco de Venezuela. Posteriormente, fue trasladada a la sede de la Federación Venezolana de Maestros, en la misma calle real. Para el año de 1954, fue mudada a la sede de la Unidad Escolar Estadal 2 de diciembre – (hoy Escuela José Félix Ribas)- ubicado en la Avenida Miranda. Dicha biblioteca, fue trasladada en la década de los años 60 nuevamente, al parque Juan Germán Roscio, ubicado en la calle Mariño, funcionando allí hasta el año 1974, por cuanto fue reubicada en la recién estrenada sede de la Casa de la Cultura “Víctor Manuel Ovalles”.

En el año 1980, se crea la Red de Bibliotecas Públicas y tal biblioteca es bautizada entonces el nombre de Biblioteca Pública Central “Rómulo Gallegos”, funcionando allí, hasta el año 2011, cuando es mudada hacia un deteriorado e inconcluso edificio donde funciona actualmente, específicamente en la Avenida Bolívar cruce con la calle Mariño. Lo antes descrito, encuentra asiento de veracidad, en reseñas plasmadas en el Diario “El Nacionalista”, por la profesora Elisa Pineda de Belisario, y también en palabras del señor Félix Orasma; a quien recientemente entrevisté, trabajador de dicha biblioteca como planificador adjunto a la Coordinación de Bibliotecas del estado Guárico, durante 22 años, hasta su jubilación, y todavía continúa prestando apoyo ad-honorem y desinteresadamente. Cuenta el entrevistado, con mucha pasión y vehemencia que, cuando inició sus labores en la mencionada biblioteca no había un registro de las bibliotecas de la red; por lo que, él comenzó a escribir un resumen histórico de ellas, iniciando por supuesto con la Biblioteca Pública Central “Rómulo Gallegos”.

Igualmente la creación de las Redes Estadales de Bibliotecas Públicas, un icono del saber en el estado Guárico, esgrime como soporte jurídico, el Decreto N° 31, suscrito por el Gobernador del momento Facundo Camero Velásquez y refrendado por secretario general de Gobierno Dr. León Párraga Laya, en fecha 19 de octubre de 1979.

Desde sus inicios, la mencionada biblioteca tuvo múltiples inconvenientes y detractores, entre ellos pequeños comerciantes que se oponían a su funcionamiento en los espacios actuales de ubicación, alegando que la reubicación de éstos, en sitios distantes de merpeco les causaría perjuicios y que prácticamente para ellos era un desalojo. Tal conflicto fue judicializado, hasta el punto de existir una (1) demanda -(amparo constitucional)- para impedir el estudio de suelos, donde se iba a construir la sede actual y posteriormente impedir la construcción de la biblioteca, pero fue declarado sin lugar.

Debe resaltarse que, gracias a la loable labor perseverante de la Licenciada Maritza Turupial, Coordinadora de la Red de Bibliotecas Públicas del estado Guárico, desde 1991, año en que se reactiva la idea de la mencionada sede, pero no es hasta 1993, cuando se plantea el tema ante el Gobernador Malavé Risso, el Alcalde Argenis Ranuarez, Virginia Betancourt, en su condición de Directora de la Biblioteca Nacional, y también a la gran labor de la  Sociedad de Amigos de la Biblioteca Pública, según me cuenta Maria de Lourdes Martínez -(conocida cariñosamente como Malula)-, integrada por  ella misma,  Elisa Pineda de Belisario, Antonio Arcia, Leonor Rivera de Sáez, Lucio Díaz Ortiz, Adolfo Rodríguez, Dr. José Ramón Torrealba; hijo del sabio guariqueño Torrealba, Aída de Tabares, Luis Ortega, entre otros; e incluso con la colaboración del Rotary Club y la Cámara de Comercio; representada por Ángelo Donnarumma y Giovanni de Angelis, se pudieron sentar las bases para hacer realidad la construcción de la Biblioteca Pública Central “Rómulo Gallegos”. También, participaron activamente en el proyecto para la nueva sede de esta biblioteca junto a Maritza Turupial, los demás miembros del equipo de Coordinación de la Red de Bibliotecas Públicas del estado Guárico, Wollmer Uzcátegui, León Rubio, Pablo Hernández, Elsida Tillero y Jesús López

La creación de la mencionada biblioteca continuó su indetenible avance, con la suscripción del contrato de comodato para su construcción, en fecha 19 de mayo de 1995, estando presente en dicho acto realizado en la sede de la Casa de la Cultura de San Juan de los Morros, el Alcalde Argenis Ranuarez Angarita; Lcda. Virginia Betancourt, en su condición de Presidenta del Instituto Autónomo de Bibliotecas Públicas; Lcda. Maritza Turupial, en su condición Coordinadora de la Red de Bibliotecas; Los Concejales Andrés Ortiz, Oscar Márquez y Enrique Rangel; el Síndico Dr. Jesús Salazar; el Dr. José Añez, Registrador Público y demás personalidades vinculadas a la educación y la cultura del Municipio, tal como está registrado en el periódico “El Nacionalista”, correspondiente a la fecha arriba indicada.

Los recursos financieros para iniciar la construcción de la citada biblioteca fueron aportados por la Gobernación del estado Guárico, Asamblea Legislativa, Ministerio de Desarrollo Urbano (Mindur) y la Alcaldía del Municipio Autónomo Juan Germán Roscio Nieves, según información extraída del diario regional “El Nacionalista”, de fechas: 22 de noviembre de 1995 y 13 de octubre de 1996, que reposa en los archivos de la hemeroteca de dicha Biblioteca Pública.

Es significativo subrayar, que mucho antes de las fechas indicadas, de manera previa, específicamente entre 1980 – 1990, se realizaron gestiones sumamente importantes para obtener un terreno o local, impulsando la creación de la Biblioteca Pública Central “Rómulo Gallegos”, las cuales tuvieron a cargo de las Coordinadoras Raíza Márquez y Esther Requena, que no podían ser invisibilizadas en el presente escrito, según lo reseña el periódico “El Nacionalista”, de fecha: 16 de octubre de 1996, el cual descansa en los archivos de la hemeroteca de la citada biblioteca.

Para el año de 1996, la Lcda. Virginia Betancourt concertó una reunión con las nuevas autoridades Gobernador Rafael Emilio Silveira y el Alcalde Julio Torrealba, a los fines de ratificar el proyecto de creación de la mencionada biblioteca; comprometiéndose éstos a cumplir con el mismo y a mantener el ofrecimiento financiero hecho por las gestiones anteriores. Posteriormente la directora regional de Mindur, comunica a la Red de Bibliotecas que, disponen de los recursos para iniciar la obra este año y que se han tomado previsiones para el presupuesto del año 1997. No obstante, a pesar de ello hubo un conato, por parte de la Alcaldía de Roscio, de querer cambiar la sede de la biblioteca, a un terreno adyacente al Complejo Cultural que iba a desarrollar la Gobernación del estado Guárico, en la sede del viejo Hotel Baños Termales, pero sólo fueron especulaciones sin ningún éxito, ya que se inició la construcción de la sede actual en fecha 1998.

Recientemente en entrevista practicada a María Martínez -(Malula)-, ella me comenta que, comenzó a trabajar en dicha biblioteca por un tiempo de 13 años, contados desde el 01 de abril de 1986 hasta el año 1999, como auxiliar de biblioteca en la sala infantil con Milagros Sotillo, bajo la coordinación de Raíza Márquez. Me ilustra de que, allí, hacían un Plan Vacacional llamado “Una Aventura por la Paz”, era una época muy linda, compartida con excelentes compañeros de trabajo, tales como: Elsida Tillero; quien era bibliotecóloga, jefe de procesos técnicos y se trasladaba todos los días desde Villa de Cura hasta la ciudad de San Juan de los Morros, Nelly de González, Maigualida Arévalo, Nohelí Calles; quien amaba los libros, los cuidaba y los defendía con ímpetu de guerrera, Luis Ortega, Roseliano Morillo, y desaparecido Pablo Hernández, Maria Romero, Rosa de Orasma, Yurubí Vicuña, América Farias, Olimpia Martínez, Alcides Arias, Luis Carlos Rodríguez, Luis Escala, la aseadora Vestalia Zapata, Maria Teresa Herrera, Wollmer Uzcátegui, el titiritero Gustavo Oval; Enrique Gitten, quien integraba el grupo de teatro “Búsqueda” y Jeroh Montilla; de quien explica en especial que, era y es un incansable lector, él estaba en la parte de literatura, y todo cuanto libro pasaba por su scanner visual, al final de jornada laboral, en horas extras, me hacía un relato breve con gran precisión, por cuanto su capacidad memorística es sorprendente, siempre andaba en la búsqueda permanente del saber, con objetivo claro de superación. También concurrían casi a diario, a la biblioteca, María Ramos, Irma Medina y Felipe Santiago Zerpa.

Sigue narrando Malula que, el horario inicial de la biblioteca era de 8:00 am hasta la 1:00 pm y de 1:00 pm hasta las 6:00 pm, de lunes a viernes, siendo los sábados opcionales hasta la 1:00 pm, y que siempre tempranito, específicamente en este día, llegaba Wollmer Uzcátegui. Explica adicionalmente, que los martes en la mañana comenzaron a reunirse la Asociación de Amigos de la Biblioteca, arriba nombrados, titanes, fieles luchadores y catalizadores de la creación de la mencionada Biblioteca Pública Central. Me cuenta además que, la clasificación de los libros se realizaba por el sistema Dewey, que va desde la nomenclatura 000 hasta el 900, de la siguiente manera: desde el 000 al 100 diccionarios y enciclopedias, desde el 100 hasta 200 filosofía, 200 en adelante religión, 300 en adelante ciencias sociales, a partir del 400 lenguaje, a partir del 500 ciencias puras, del 600 en adelante ciencias aplicadas, del 700 en adelante teatro, de 800 hasta 900 literatura e historia; numeración ésta donde se mantenía anclado Jeroh Montilla, no salía de allí, leyendo de todo y finalmente 920 bibliografías. Agregó que, la sala infantil, se citaba o catalogaba por colores según su contenido.

Cabe acentuar que, la Sociedad de Amigos de la Biblioteca Pública Central, entre ellos Lucio Díaz Ortiz y Maritza Turupial, en fecha 22 de noviembre de 2002, hicieron en una denuncia pública, donde destacaron que la empresa Darianca; ejecutora de la obra, con la complicidad de MINFRA nacional y regional, jugaban con la buena fe de los sanjuaneros, se burlaban de ellos, por lo que en ese instante amenazaron con la toma simbólica de la sede en construcción.

En sus inicios la biblioteca referida, disponía de 122 puestos de lector, una colección de 11.210 títulos y 18.918 volúmenes y ofrecía servicio de Infocentro, atendía un promedio de 5.947 usuarios mensualmente. Actualmente, según entrevista practicada al Ingeniero Pablo Velásquez; en su condición de Coordinador (E) de la Red de Bibliotecas Públicas del estado Guárico y Custodio de los Fondos Administrativos; éste me revela que, el horario de funcionamiento actual, es de 8:00 am hasta las 5:00 pm, de lunes a viernes, atienden entre 80 a 100 usuarios diarios, lo cual ha disminuido por los problemas colaterales de la Pandemia e inconvenientes en el techo del edificio, debido a las constantes filtraciones, atienden 13 municipios del estado Guárico, por cuanto en El Socorro y San José Guaribe, no hay bibliotecas, poseen aproximadamente 200 mil libros, cuya cifra es imprecisa, debido a que en la actualidad están haciendo inventario. La biblioteca está distribuida por una planta baja y tres (3) pisos, tiene cinco salas, a saber: sala general Nohemí Calles; sala infantil Milagros Sotillo; sala estadal Argenis Ranuarez; sala de literatura Luz Carpio de Figueroa; sala de procesos técnicos Prof. Maria Rondón, donde llegan los libros por medio de donación privada y dotación oficial de entes gubernamentales y son distribuidos a 13 de los 15 municipios del estado Guárico.

Es trascendental distinguir que, la Biblioteca Pública Central “Rómulo Gallegos”, realiza ferias de lectura, intercambios bibliotecarios, como el efectuado con Cuba, impulsa la Misión Leer y Escribir, como herramienta para fomentar los cambios sociales, teniendo dentro de sus reconocimientos el galardón del séptimo (7mo) Premio Nacional del Libro, logrado en el periodo 2010 –2011.

Para concluir, indudablemente que, la labor de la biblioteca como centro del saber, impulsada por sus trabajadores, es gigantesca en estos momentos de crisis económica, política y social, por lo que, el reconocimiento hacia la institución y el recurso humano incansable no puede solaparse, mereciendo de mi parte, del sanjuanero, del estado Guárico en pleno y de la sociedad misma, un magnánimo aplauso, amplificado e inconmensurable, ya que precisamente, su objetivo y misión encarna un apoyo a la lectura, a la escritura, al intercambio de saberes, al engranaje de los servicios bibliotecarios en el estado Guárico, recibiendo estudiantes sin distinción alguna, con el único propósito de que profundicen sus conocimientos dentro de la Red de Bibliotecas del estado Guárico, lo cual obliga ineludiblemente a peregrinar la senda de la oscuridad a la claridad.-

Referencias utilizadas

Diario “La Antena”. Fecha 24 de abril de 1995. Pág. 12

Diario “El Nacionalista”. Fecha 18 de mayo de 1995.

Diario “El Nacionalista”. Fecha 22 de noviembre de 1995.

Diario “La Antena”. Fecha 13 de octubre de 1996. Pág. 5

Diario “El Nacionalista”. Fecha 16 de octubre de 1996.

Diario “La Prensa”. Fecha 30 de octubre de 1996.

Diario “La Antena”. Fecha 22 de noviembre de 2002

Diario “El Nacionalista”. Fecha 24 de noviembre de 2002. Pág. 5

Decreto N° 31, de fecha 19 de octubre de 1979. Gaceta Oficial del estado Guárico.

https://www.escritores.org/recursos-para-escritores/19593-copias

https://lifeandstyle.expansion.mx/mundo/2017/02/27/conoce-la-historia-de-la-primera-biblioteca-del-mundo

https://www.comprensionlectora.es/index.php/2013-11-27-16-50-54/2013-11-27-17-15-39/historia

Entrevistados e informantes claves:

Ø  Félix Orasma

Ø  María Martínez “MALULA”

Ø  María Reina

Ø  Maritza Turupial

Ø  Pablo Velásquez

*Ensayo escrito para la materia "Historia de lo cotidiano" de la maestría en Historia de Venezuela de la Universidad Rómulo Gallegos.