Oldman Botello*
Terminan de ingresar al Panteón de los Héroes en Caracas los restos mortales de tres próceres de la Guerra Federal, compañeros de Zamora y de Crespo en su accionar por los llanos guariqueños. Fueron ellos: general Zoilo Medrano, oriundo de Parapara, general José de Jesús González, conocido como El Agachado, de El Consejo (Aragua) o de Manuare (Belén, Carabobo) y Donato Rodríguez Silva, natural de San Francisco de Cara (Aragua) y por ende paisano del general Joaquín Crespo.
Los tres tuvieron preponderante actuación en los combates de la Federación y antes, en el caso de El Agachado, en la insurrección campesina y antiesclavista de Ezequiel Zamora que culminó con la batalla de Laguna de Piedra (San José de Tiznados). Sobre El Agachado siempre se ha escrito despectivamente. Inclusive un escritor de color, Ramón Díaz Sánchez habla de él con sarcasmo en la biografía de los guzmanes; otro textos de la historia oficial lo trataron de salteador de caminos y otras lindezas. El Agachado o José de Jesús González sirvió a las órdenes del general Zamora desde 1846 y este lo menciona en el expediente que le abrió la oligarquía villacurana al ser capturado en la sierra al sur de Platillón. Se le consideraba un guerrillero habilísimo, astuto y conocedor de los vericuetos de la Sierra. Murió macheteado después que malherido en una pelea cerca de San Francisco de Tiznados, lo alcanzaron en el suelo, pero antes se llevó por delante a tiros al oficial enemigo Carlos Zerpa. El cadáver atado de pies y manos con bejucos fue llevado al cementerio de dicho pueblo, hoy bajo las aguas de la represa del Tiznados, donde su gran amigo Zoilo Medrano cercó su tumba modestamente y le colocó una cruz. Se le llamó Agachado porque en los asaltos, en la espesura ordenaba a sus hombres: "¡Por aquí, muchachos, agachaditos!" al momento de lanzarse al ataque.
Zoilo Medrano era de Santa Catalina de Siena de Parapara, y al igual que el general Agachado sirvió a las órdenes del general Ezequiel Zamora y del coronel Francisco Esteban Rangel durante la insurrección de 1846 y corrió con mejor suerte que su gran amigo. Estuvo luchando hasta el triunfo de la guerra Federal en 1863 y culminò su actuación militar con el sitio y rendición de Ortiz, defendido por el coronel gobiernista Juan Vicente Rodríguez. Fue Presidente del Guárico en la capital Calabozo. En la batalla de Los Playones de Ortiz en 1858, junto con el parapareño Norberto Lara y bajo las órdenes de Donato Rodríguez Silva, triunfó contra las tropas al mando del comandante calaboceñoJuan Nepomuceno Llamozas que defendía al gobierno centralista. Murió tranquilamente en Parapara, dedicado a su hogar y a la cría en su posesión pecuaria.
El general Donato Rodríguez Silva, era oriundo de San Francisco de Cara e hijo de don Luís Rodríguez y doña María Dolores Silva, modesto hogar formado en esa población también desaparecida bajo la represa del río Guárico. Luego de 1848 se incorporó a la milicia y participó en acciones de la guerra Federal y después de esta. Era arrogante y valeroso en combate. El general José Tadeo Monagas lo designó Gobernador de la provincia del Guárico. Estuvo preso en Caracas y exiliado en Santo Domingo. Posteriormente guardó la espada del guerrero y se dedicó al hogar a y a las labores de su fundo pecuario en el Guárico.
Con la inhumación de las cenizas de los tres personajes en el panteón Nacional se da cumplimiento muy tardíamente al decreto de honores suscrito por el general Joaquín Crespo que lo ordenaba con fecha 29 de enero de 1897.
Los tres tuvieron preponderante actuación en los combates de la Federación y antes, en el caso de El Agachado, en la insurrección campesina y antiesclavista de Ezequiel Zamora que culminó con la batalla de Laguna de Piedra (San José de Tiznados). Sobre El Agachado siempre se ha escrito despectivamente. Inclusive un escritor de color, Ramón Díaz Sánchez habla de él con sarcasmo en la biografía de los guzmanes; otro textos de la historia oficial lo trataron de salteador de caminos y otras lindezas. El Agachado o José de Jesús González sirvió a las órdenes del general Zamora desde 1846 y este lo menciona en el expediente que le abrió la oligarquía villacurana al ser capturado en la sierra al sur de Platillón. Se le consideraba un guerrillero habilísimo, astuto y conocedor de los vericuetos de la Sierra. Murió macheteado después que malherido en una pelea cerca de San Francisco de Tiznados, lo alcanzaron en el suelo, pero antes se llevó por delante a tiros al oficial enemigo Carlos Zerpa. El cadáver atado de pies y manos con bejucos fue llevado al cementerio de dicho pueblo, hoy bajo las aguas de la represa del Tiznados, donde su gran amigo Zoilo Medrano cercó su tumba modestamente y le colocó una cruz. Se le llamó Agachado porque en los asaltos, en la espesura ordenaba a sus hombres: "¡Por aquí, muchachos, agachaditos!" al momento de lanzarse al ataque.
Zoilo Medrano era de Santa Catalina de Siena de Parapara, y al igual que el general Agachado sirvió a las órdenes del general Ezequiel Zamora y del coronel Francisco Esteban Rangel durante la insurrección de 1846 y corrió con mejor suerte que su gran amigo. Estuvo luchando hasta el triunfo de la guerra Federal en 1863 y culminò su actuación militar con el sitio y rendición de Ortiz, defendido por el coronel gobiernista Juan Vicente Rodríguez. Fue Presidente del Guárico en la capital Calabozo. En la batalla de Los Playones de Ortiz en 1858, junto con el parapareño Norberto Lara y bajo las órdenes de Donato Rodríguez Silva, triunfó contra las tropas al mando del comandante calaboceñoJuan Nepomuceno Llamozas que defendía al gobierno centralista. Murió tranquilamente en Parapara, dedicado a su hogar y a la cría en su posesión pecuaria.
El general Donato Rodríguez Silva, era oriundo de San Francisco de Cara e hijo de don Luís Rodríguez y doña María Dolores Silva, modesto hogar formado en esa población también desaparecida bajo la represa del río Guárico. Luego de 1848 se incorporó a la milicia y participó en acciones de la guerra Federal y después de esta. Era arrogante y valeroso en combate. El general José Tadeo Monagas lo designó Gobernador de la provincia del Guárico. Estuvo preso en Caracas y exiliado en Santo Domingo. Posteriormente guardó la espada del guerrero y se dedicó al hogar a y a las labores de su fundo pecuario en el Guárico.
Con la inhumación de las cenizas de los tres personajes en el panteón Nacional se da cumplimiento muy tardíamente al decreto de honores suscrito por el general Joaquín Crespo que lo ordenaba con fecha 29 de enero de 1897.
*Historiador y cronista venezolano.
Ilustraciones tomadas de: http://encontrarte.aporrea.org/expo/e7.html